Gespräche in der Dämmerung 00816

Parte de:

Apéndices [Beilage] / Tres fragmentos preparatorios para el texto [Drei Fragmente aus Vorarbeiten] / C. La ciencia [C. Die Wissenschafft]

 

[Fragmento C]

Gespräche in Jena

[816] Von den angezeigten Momenten, welche den Begriff des Wissens ausmachen, scheint eines noch in uns zu fallen, und noch nicht für den selbstbewußten Geist selbst geworden zu seyn, was doch nothwendig ist, w enn diß seine ihm vollkommen durchsichtige von allem Fremden unbefleckte Rükkehr in sich seyn soll. Es ist nemlich der Geist sich als dem Bewußtseyn gegenständliches in seinem ganzen Inhalte vorgestelltes Wesen geworden; ausser diesem Momente, worin der Geist für ihn ist, ist das Moment seines Fürsichseyns in seinem Andersseyn, sein reines Selbstbewußtseyn an diesem selbst geworden; aber diß Andre, worin er für sich ist, hat nur die Bedeutung des in ihn eingeschlossenen Wesens, nicht [439] zugleich diese wesentliche, daß es ein Wirkliches, das Negative des Sclbstbewußtseyns ist. Diß Moment, daß der Geist in dem Gegenstande als solchem, in dem Seyn, das dem Fürsichseyn entgegengesetzt ist, in sich zurükgckehrt, und für sich wäre, diß Moment scheint nur für uns zu seyn, indem wir es wissen, daß das Ich = Ich, oder das reine Fürsichseyn, die Sichselbstgleichheit, oder das Seyn ist. Es ist diß dasjenige, von welchem oben erinnert, daß in ihm die einfache Reflexion des Geistes in sich, sich zum Bewußtseyn so aufschließt, daß das negative des Selbsts ihm auch sein Fürsichseyn ist. Diß Moment darf aber unsere Reflexion nicht seyn, wenn die hier betrachtete Gestalt des Geistes sein vollkommenes Wissen von ihm selbst [seyn soll].

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Conversaciones en Valencia

[816] De los momentos que hemos señalado que constituyen el concepto de saber, sólo uno parece todavía caer en nosotros, y no haberse convertido todavía en momento para el espíritu autoconsciente mismo, lo cual es necesario, si ello [si ese momento] ha de ser el retorno del espíritu a sí mismo, pero un retorno que sea enteramente transparente y no manchado por nada extraño. Pues el espíritu, en cuanto convertido en espíritu de la conciencia, se ha vuelto un ser [Wesen] representado en su entero contenido [ello ha sucedido en la religión absoluta]; y aparte de este momento en que el espíritu es para él, está el momento del ser-para-sí en su ser-otro, convertido en su pura autoconciencia en él [o en ese mismo ser otro]; pero esto otro donde el espíritu es para sí sólo tiene el significado de un ser [Wesen] encerrado en él [o comprendido en él, o incluido en él, en el espíritu], pero no tiene a la vez este significado esencial, a saber: el significado de que ese ser es algo real, de que ese ser es lo negativo de la autoconciencia [la negación de la autoconciencia, lo que no es ya autoconciencia]. Este momento, a saber, el momento de que el espíritu retorna como tal a sí mismo (y de que el espíritu sería para sí) en el objeto como tal, en el ser [Seyn] que se contrapone al ser-para-sí, este momento, digo, sólo parece ser para nosotros, pues que somos nosotros quienes sabemos que el yo = yo (o lo que es lo mismo: que el puro ser-para-sí) es la igualdad consigo mismo o es el ser. — Y esto es aquello de lo que más arriba dijimos (o de lo que más arriba recordamos) que en ello la reflexión simple del espíritu en sí mismo se abre a la conciencia o se abre para la conciencia [o se abre en términos de conciencia, o amanece a la conciencia], de manera que lo negativo del self le es también a éste su ser-para-sí. Pero este momento no puede consistir [sólo] en una reflexión nuestra si es que la figura del espíritu que aquí estamos considerando tiene que constituir su completo saber de sí mismo.

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Conversaciones en Madrid

[816] De los momentos anunciados que constituyen el concepto de saber, parece que hay uno que cae dentro de nosotros, y que, él mismo, todavía no ha llegado a ser para el espíritu consciente de sí, lo cual, sin embargo, es necesario si este ha de ser su retorno dentro de sí, lo cual, sin embargo, es necesario si este ha de ser su retorno dentro de sí, perfectamente transparente a él y sin mancha de nada extraño. Y es que el espíritu ha llegado a serse en cuanto esencia objetual representada ante la conciencia en todo su contenido; fuera de este momento donde el espíritu es para él, el momento de su ser para sí ha llegado a ser en su ser-otro, y su autoconciencia pura ha llegado a ser ante éste mismo; pero esto otro donde él [el espíritu] es para sí, sólo tiene el significado de la esencia encerrada dentro de él, y no tiene, a la vez, este significado esencial de que algo efectivamente real, lo negativo de la autoconciencia, sea. Este momento de que el espíritu retorne dentro de sí en este objeto como tal, en el ser que está contrapuesto al ser-para-sí, y de que él, el espíritu, fuera para sí, este momento parece que es sólo para nosotros, toda vez que nosotros sabemos que el yo = yo, o el puro ser-para-sí, la seipseigualdad, o el ser, es. — Esto es lo que se recordaba más arriba: que, dentro de él, la reflexión simple del espíritu hacia dentro de sí se abre hasta ser conciencia de tal manera que lo negativo del sí-mismo también le es a él su ser-para-sí. — Pero este momento no puede ser nuestra reflexión si la figura que aquí consideramos del espíritu [ha de ser] su perfecto saber acerca de él mismo.

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Conversations in Washington

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Conversaciones en el Atrium

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