Gespräche in der Dämmerung 00804
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C. (DD.) El saber absoluto [C. (DD.) Das absolute Wissen] / VIII: El saber absoluto [VIII. Das absolute Wessen]
[3.6. El espíritu: sustancia y sujeto]
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Gespräche in Jena
[804] Der Geist aber hat sich uns gezeigt, weder nur das Zurückziehen des Selbstbewußtseins in seine reine Innerlichkeit zu sein noch die bloße Versenkung desselben in die Substanz und das Nichtsein seines Unterschiedes, sondern diese Bewegung des Selbsts, das sich seiner selbst entäußert und sich in seine Substanz versenkt und ebenso als Subjekt aus ihr in sich gegangen ist und sie zum Gegenstande und Inhalte [587] macht, als es diesen Unterschied der Gegenständlichkeit und des Inhalts aufhebt. Jene erste Reflexion aus der Unmittelbarkeit ist das Sichunterscheiden des Subjekts von seiner Substanz oder der sich entzweiende Begriff, das Insichgehen und Werden des reinen Ich. Indem dieser Unterschied das reine Tun des Ich = Ich ist, ist der Begriff die Notwendigkeit und das Aufgehen des Daseins, das die Substanz zu seinem Wesen hat und für sich besteht. Aber das Bestehen des Daseins für sich ist der in der Bestimmtheit gesetzte Begriff und dadurch ebenso seine Bewegung an ihm selbst, nieder in die einfache Substanz zu gehen, welche erst als diese Negativität und Bewegung Subjekt ist. – Weder hat Ich sich in der Form des Selbstbewußtseins gegen die Form der Substantialität und Gegenständlichkeit festzuhalten, als ob es Angst vor seiner Entäußerung hätte – die Kraft des Geistes ist vielmehr, in seiner Entäußerung sich selbst gleich zu bleiben und als das Anundfürsichseiende das Fürsichsein ebensosehr nur als Moment zu setzen wie das Ansichsein –, noch ist es ein Drittes, das die Unterschiede in den Abgrund des Absoluten zurückwirft und ihre Gleichheit in demselben ausspricht, sondern das Wissen besteht vielmehr in dieser scheinbaren Untätigkeit, welche nur betrachtet, wie das Unterschiedene sich an ihm selbst bewegt und in seine Einheit zurückkehrt.
Conversaciones en Valencia
[3.6. El espíritu: sustancia y sujeto]
[804]1Epígrafe: 3.6. El espíritu: sustancia y sujeto. El espíritu se nos ha mostrado como no siendo ni el retraerse de la autoconciencia a su pura interioridad X52X,2Referencia a Fichte. ni tampoco el simple abismarse la autoconciencia en la sustancia y en el no-ser de su diferencia X53X,3Es decir, el no-ser de lo que (en referencia a Schelling) acaba de describir como «lo allende-sí que ya no se reflicte en sí», como «el vacío abismo del Absoluto». sino que ese movimiento del self que se enajena de sí mismo y se abisma en su sustancia, tanto retorna a sí como sujeto a partir de ella, y convierte esa sustancia en objeto y contenido, como suprime y supera esa diferencia de la objetualidad y del contenido [esa diferencia que la objetualidad y el contenido representan]. Esa primera reflexión a partir de la inmediatez consiste en distinguirse el sujeto respecto de su sustancia, o [esa reflexión] es el concepto que se disocia de sí mismo [o es el concepto que se escinde. a sí mismo], el recogerse en sí [el volver en sí, el Inschgehen] y el producirse o devenir el puro yo. En cuanto esta diferencia es el puro hacer del yo = yo [es decir, es el puro hacer en que el yo = yo consiste, el puro hacer en que el concepto consiste] X54X,4Vide infra Algunas aclaraciones X54X. el concepto es la necesidad y el producirse o amanecer de la existencia [el quedar ahí el yo para sí mismo en su distinguirse de sí] que tiene por esencia suya a la sustancia y que queda ahí de por sí [es decir, que es existencia autónoma]. Pero este darse ahí para si la existencia, no es sino el concepto puesto en la determinidad, y mediante ello [ese darse ahí para sí la existencia] no es también sino el movimiento del concepto en el concepto mismo, [su movimiento] de descenso a sustancia simple, la cual sólo como tal negatividad o movimiento es precisamente sujeto X55X.5Sólo rebajándose el concepto a no más que la existencia que el concepto pone, es decir, a no más que simple sustancia, es él lo que es, a la vez que es otro de sí; es decir, sólo mediante tal negatividad y movimiento, deviene el concepto sujeto. — Ni [el] yo tiene que aferrarse a la forma de la autoconciencia [a la forma de autoconciencia] contra la forma de sustancialidad y de objetualidad como si tuviese miedo de su propia enajenación o sintiese angustia ante ella X56X;6Parece aludir a la posición de la filosofía trascendental. pues la fuerza del espíritu consiste más bien en mantenerse igual a sí mismo en su enajenación, y, siendo en y para sí, poner el ser-para-sí sólo como un momento, al igual que el ser-en-sí; ni el yo es tampoco un tercero, que lance y devuelva y tire las diferencias al abismo del absoluto X57X7Parece aludir a las posiciones del «idealismo objetivo». y que en ese abismo declare la igualdad de ellas [las declare a todas iguales, las declare no-yo], sino que el sabe consiste más bien en esta aparente inactividad que se limita a contemplar cómo lo diverso se mueve en él mismo [en sí mismo] [en lo diverso mismo, es decir, queda él mismo en movimiento] y retorna a su unidad [y acaba retornando a su unidad].
Algunas aclaraciones
X52X
Referencia a Fichte.
X53X
Es decir, el no-ser de lo que (en referencia a Schelling) acaba de describir como «lo allende-sí que ya no se reflicte en sí», como «el vacío abismo del Absoluto».
X54X
El pienso, soy de Descartes, o el yo = yo de Fichte. Por lo demás, Hegel alude a esta formula de Fichte en el cap. III y se refiere por primera vez a ella en el cap. IV, en el que queda introducido el concepto de espíritu. Y esta misma fórmula se repite al final del cap. VI, al final del cap. VII y al final de la parte central de la argumentación del presente cap. VIII. Es claro que esas partes finales de estos tres capítulos se solapan entre sí. Un buen modo de hacerse cargo de la estructura de la Fenomenología del espíritu es analizar ese solapamiento de las últimas partes de los capítulos VI, VII y VIII, poniéndolo en relación con aquella referencia a Fichte en los capítulos III y IV y considerándolo sobre el trasfondo de ella.
X55X
Sólo rebajándose el concepto a no más que la existencia que el concepto pone, es decir, a no más que simple sustancia, es él lo que es, a la vez que es otro de sí; es decir, sólo mediante tal negatividad y movimiento, deviene el concepto sujeto.
X56X
Parece aludir a la posición de la filosofía trascendental.
X57X
Parece aludir a las posiciones del «idealismo objetivo».
Conversaciones en Madrid
[804] Pero el espíritu nos ha mostrado que él no es ni el retirarse de la autoconciencia dentro de su interioridad pura X*X,8El destinatario es aquí, seguramente, la filosofía de la identidad de Schelling. ni tampoco el mero sumergirse de ella en la substancia y el no-ser de su diferencia, sino que es este movimiento del sí-mismo que se exterioriza despojándose de sí mismo y se sumerge en su substancia, y que, en cuanto sujeto, tanto ha ido desde ella hasta dentro de sí, haciendo de ella objeto y contenido, cuanto cancela y asume esta diferencia de la objetualidad y del contenido. Aquella primera reflexión a partir de la inmediatez es el diferenciarse del sujeto respecto a su substancia, o el concepto que se escinde en dos, el ir-dentro-de sí y llegar a ser del yo puro. Siendo esta diferencia la pura actividad del yo = yo, el concepto es la necesidad y la eclosión de la existencia que tiene a la substancia como su esencia, y que persiste para sí. Pero la persistencia para sí de la existencia es el concepto puesto en la determinidad, y por eso es igualmente su movimiento en ella misma, movimiento de descender a la substancia simple que sólo en cuanto esta negatividad y movimiento es, por primera vez, sujeto. — Ni tiene el yo que mantenerse férreamente dentro de la forma de la autoconciencia frente a la forma de la substancialidad y la objetualidad, como si tuviera angustia de su exteriorización y despojamiento —antes bien, la fuerza del espíritu consiste en permanecer igual a sí mismo en su despojamiento, y, siendo como es lo-que-es-en-y-para-sí, en poner el ser-para-sí como sólo un momento, tanto como el ser-en-sí—; ni tampoco hay un tercero que vuelva a arrojar las diferencias en el abismo de lo absoluto y enuncie que allí las diferencias se igualan, sino que el saber consiste más bien en esta inactividad aparente que se limita a contemplar cómo lo diferenciado se mueve en ello mismo y regresa a su unidad.
Algunas aclamaciones
X*X = El destinatario es aquí, seguramente, la filosofía de la identidad de Schelling.
Conversations in Washington
[804] [804]9We kept the numeration given by the editor in the printed edition However, spirit has shown itself to us to be neither the mere withdrawal of self-consciousness into its pure inwardness, nor the mere immersion of self-consciousness into substance and the non-being of its difference. Rather, it has shown itself to be this movement of the self which relinquishes itself of itself and immerses itself in its substance, and which likewise, as subject, has both taken the inward turn into itself from out of that substance and has made its substance into an object and a content, just as it has sublated this difference between objectivity and content. That first reflection from out of immediacy is the subject’s differentiating itself from its substance, or it is the concept estranging itself, taking-the-inward-turn, and is the coming-to-be of the pure I. While this difference is the pure doing of the “I = I,” the concept is both the necessity and the sunrise of existence which has that substance for its essence and which stably is for itself. However, the stability of existence10das Bestehen des Daseins for itself is the concept posited into determinateness, and as a result is likewise the concept’s movement in its own self, downwards into the simple substance, which, as this negativity and this movement, is initially subject. – Nor does the I have to obstinately hold onto itself in the form of self-consciousness against the form of substantiality and objectivity, as if it were afraid of its self-relinquishing; the force of spirit lies instead in remaining equal to itself in its self-relinquishing, and as what is existing-in and existing-for-itself, being-for-itself is equally as well only to be posited as a moment just like being-in-itself. – Nor is the I a mediating third, which tosses the differences back into the abyss of the absolute difference and in this abyss declares them all to be equal. On the contrary, knowing consists in this seeming inactivity which only examines how the differentiated in its own self moves itself and how it returns back into its unity.
Conversaciones en el Atrium
EN CONSTRVCCION
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