Gespräche in der Dämmerung 00798
Parte de:
C. (DD.) El saber absoluto [C. (DD.) Das absolute Wissen] / VIII: El saber absoluto [VIII. Das absolute Wessen]
[3. Tercer paso en la argumentación]
[3.1 El saber absoluto, la ciencia]
Tabla de contenidos
Gespräche in Jena
[798] Diese letzte Gestalt des Geistes, der Geist, der seinem vollständigen und wahren Inhalte zugleich die Form des Selbsts gibt und dadurch seinen Begriff ebenso realisiert, als er in dieser Realisierung in seinem Begriffe bleibt, ist das absolute Wissen; es ist der sich in Geistsgestalt wissende Geist oder das begreifende Wissen. Die Wahrheit ist nicht nur an sich vollkommen der Gewißheit gleich, sondern hat auch die Gestalt der Gewißheit seiner selbst, oder sie ist in ihrem Dasein, d.h. für den wissenden Geist in der Form des Wissens [582] seiner selbst. Die Wahrheit ist der Inhalt, der in der Religion seiner Gewißheit noch ungleich ist. Diese Gleichheit aber ist darin, daß der Inhalt die Gestalt des Selbsts erhalten. Dadurch ist dasjenige zum Elemente des Daseins oder zur Form der Gegenständlichkeit für das Bewußtsein geworden, was das Wesen selbst ist, nämlich der Begriff. Der Geist, in diesem Elemente dem Bewußtsein erscheinend oder, was hier dasselbe ist, darin von ihm hervorgebracht, ist die Wissenschaft.
Conversaciones en Valencia
[3. Tercer paso en la argumentación]
[3.1 El saber absoluto, la ciencia]
[798]1Epígrafes: 3. Tercer paso en la argumentación. — 3.1 El saber absoluto, la ciencia. Esta última figura del espíritu [la que acabamos de obtener, la cual resulta de la del final del cap. VI, C, c, convertida en forma, y de la del final del cap. VII, C convertida en contenido], esta última figura del espíritu, digo, la del espíritu que a su contenido completo y verdadero le da a la vez la forma del self, y por medio de ello realiza su concepto a la vez que en esa realización permanece en ese su concepto, es el saber absoluto [que es el punto en que estamos]; es el espíritu que se sabe en forma de espíritu, o el saber concipiente o comprendiente [el saber que conceptualmente penetra hasta el final aquello que sabe]. La verdad [la cosa] es entonces perfectamente igual a la certeza [igual al concepto de la cosa], pero lo es no solamente en sí, sino que tiene también la forma o figura o Gestalt de la certeza de sí misma [es decir, no sólo lo es en sí, sino como cosa sabida], o esa verdad, en su propia existencia, es decir, para el espíritu que sabe [que sabe esa verdad] es en la forma [Form] del saber de sí mismo [esa verdad tiene la forma de un saber de sí mismo]. La verdad [la cosa] es el contenido que en la religión todavía no es igual a su certeza [es decir, que en la religión es todavía desigual a su certeza, esto es, que en esa su certeza se pone como lo absolutamente otro de esa certeza, como el contenido que se presenta como lo distinto del concepto de ese contenido] X33X.2Vide infra Algunas aclaraciones X33X. Y esta igualdad [de certeza y verdad] radica [ahora] en que el contenido ha recibido la forma del self [o ha cobrado la forma de self]. Con lo cual se ha convertido en elemento de la existencia, o se ha convertido en forma de la objetualidad para la conciencia [ha cobrado forma de objeto para la conciencia] aquello que la esencia [Wesen] misma es, a saber: concepto [o el concepto]. El espíritu, apareciendo en este elemento a la conciencia [apareciendo a la conciencia en este elemento de su existencia], o lo que aquí es lo mismo: suscitado o producido [hervorgebracht] en ese elemento por ella, es la ciencia [el espíritu en este elemento de su existencia, en el concepto, he ahí la ciencia] X34X.3Vide infra Algunas aclaraciones X34X.
Algunas aclaraciones
X33X
Y, como vengo indicando, ahora se sabe él como siendo eso absolutamente Otro de sí, lo cual, como digo, puede interpretarse como un punto de exceso y hybris por parte de Hegel o como un punto de extrema modestia y cristiano autorrebajamiento de lo que, aún negándose, se tiene delante a sí mismo como lo Absoluto e Incondicionado, o no tiene más remedio que asumirse como tal en esa su propia enigmaticidad, por más que ese tenerse a sí mismo ahí delante sea un quedar ahí, de antemano suprimido y superado, por la aceptación de la muerte. Lo absolutamente otro es el enigma del mundo, que tiene precisamente por centro el mismo self, siéndose, por tanto, éste el enigma mismo, lo absolutamente otro de sí (son ideas del cap. III). Éste parece que es el modo como Hegel entiende la condición humana moderna y contemporánea.
X34X
Ésta es la nueva figura, y la última a la que el libro alcanza. La Fenomenología del espíritu ha sido una consideración del saber en el presentarse ahí ese saber, en el aparecer de ese saber. — Y ha alcanzado hasta mostrar las estructuras cognoscitivas y prácticas de la conciencia moderna en el carácter necesario que éstas tienen y también en su carácter absoluto, es decir, el libro ha mostrado cómo esas estructuras son ellas mismas el fundamento último de su propia necesidad y les asiste, por tanto, una incondicionada legitimidad. Se han dado ellas alcance a sí mismas a través de su propia experiencia con el objeto de su saber y de su hacer, como siendo ellas ese objeto de su saber y de su hacer. Y en ello o como ingrediente de ello se han visto confirmadas por una representación religiosa que en su culmen se ha vuelto concepto, es decir, se ha vuelto esas mismas estructuras. Eso queda mostrado en el libro; he ahí entonces el concepto existente como concepto. Y de eso se trataba. Por eso el libro se titulaba «Ciencia de la fenomenología del espíritu». El «para la conciencia» y el «para nosotros» se han fundido. O mejor: el libro pone por delante un espejo a cada conciencia moderna, por si quisiera saberse ella a sí misma mediante él (pues no todos somos Hegel).

Este punto final ha podido resultar decepcionante, pues en definitiva se ha reducido a memoria. Pero como enseña Platón en el Menón, el ejercicio del concepto es un hacer memoria (véase también Kant, KrV A 103) y esa memoria introduce y representa una forma de conciencia distinta y definitiva, la cual, prestando todo su dramatismo a la figura del cap. VI, C, c, relativiza las pretensiones tanto de la «religión del arte» como de la «religión revelada». Pero precisamente por consistir en el proceso de memoria en que consiste, esa forma de conciencia que representa el cap. VIII aprende también que no se da alcance a sí misma si no es repensando la Reforma y repensando hasta el final las representaciones teológicas de la religión revelada, repensando la Revolución, repensando la ciencia y la técnica, repensando la contemporánea repetición de la religión del arte, repensándolas y dejándose ilustrar por ellas, si bien ese repensar es ya también un suprimir y superar (un dejar detrás) aquello que se repiensa, por más que para producirse tenga que volver sobre aquello que deja detrás.

En el libro, al igual que al principio de la Metafísica de Aristóteles, se parte de que los hombres se caracterizan por su deseo de ver cosas, de saber y saberse. Llevado a su fundamento ese autodisparado deseo, se revela como el recuerdo que ese deseo ya es en El banquete de Platón, recuerdo que consiste ahora (en el presente cap. VIII) en un darse alcance aristotélicamente a sí mismo el saber como el saber absoluto (o el saber del ser absoluto) que ya era, νόησις νοήσεως. Se trata del concepto que se es para sí como concepto, se trata de la ciencia.

Pero a esa noción de ciencia que acabamos de obtener, hay que aplicarle ahora todo lo dicho en la Introducción. El saber tiene sus propios criterios internos de corrección. Por tanto, lo obtenido en el presente libro, si es correcto, habrá de competir con otros proyectos nacidos del mismo deseo de saber y saberse, que tendrían que revelarse como perteneciendo a lo que en este libro se ha mostrado, es decir, que tendrían que resultar ser momentos de ello.
Conversaciones en Madrid
[798] Esta figura última del espíritu, el espíritu que a su contenido íntegro y verdadero le da, a la vez, la forma del sí-mismo, y al dársela, tanto realiza su concepto cuanto, en el seno de esta realización, sigue permaneciendo en su concepto, es el saber absoluto; éste es el espíritu que se sabe en la figura de espíritu, o el saber concipiente. La verdad no sólo es, en-sí, perfectamente igual a la certeza, sino que también tiene la figura de la certeza de sí misma, o bien, en otros términos, está dentro de su existencia, es decir, que, para el espíritu que sabe, es en forma del saber de sí misma. La verdad es el contenido que, en la religión, todavía es desigual de su certeza. Mas esta igualdad está en el hecho de que el contenido haya adquirido la figura del sí-mismo. Así, ha llegado a ser elemento de la existencia o forma de la objetualidad para la conciencia aquello que es la esencia misma; a saber, el concepto. El espíritu apareciéndosele a la conciencia en el seno de este elemento, o lo que es aquí lo mismo, producido en ese elemento por ella, es la ciencia.
Conversations in Washington
[798] [798]4We kept the numeration given by the editor in the printed edition This last shape of spirit is that of absolute knowing, the spirit which at the same time gives to its complete and true content the form of the self, and as a result realizes its concept as well as remaining within its concept in this realization. It is spirit knowing itself in the shape of spirit, or it is comprehending conceptual knowing.5begreifende Wissen Here truth is not only in itself completely the same as certainty, but it also has the shape of certainty of itself, or it is in its existence, which is to say, for the knowing spirit, in the form of knowing itself. Truth is the content, which in religion is not as yet the same as its certainty. However, this equality consists in the content receiving the shape of the self. As a result, what has come to be the element of existence, or the form of objectivity, is for consciousness what the essence itself is, namely, the concept. Spirit, appearing to consciousness in this element, or, what amounts to the same thing here, what is therein engendered by it, is science.
Conversaciones en el Atrium
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