Gespräche in der Dämmerung 00794
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C. (DD.) El saber absoluto [C. (DD.) Das absolute Wissen] / VIII: El saber absoluto [VIII. Das absolute Wessen]
[1.5. El deshacerse del objeto en self se ha mostrado, pues, en el libro por dos vías: la reconciliación en la forma del en-sí y la reconciliación en la forma del para-sí; que en lo que dice el autor a continuación se contiene toda la Fenomenología del espíritu]
Tabla de contenidos
Gespräche in Jena
[794] Diese Versöhnung des Bewußtseins mit dem Selbstbewußtsein zeigt sich hiermit von der gedoppelten Seite zustande gebracht: das eine Mal im religiösen Geiste, das andere Mal im Bewußtsein selbst als solchem. Sie unterscheiden sich beide so voneinander, daß jene diese Versöhnung in der Form des Ansichseins, diese in der Form des Fürsichseins ist. Wie sie betrachtet worden, fallen sie zunächst auseinander; das Bewußtsein ist in der Ordnung, in der uns seine Gestalten vorkamen, teils zu den einzelnen Momenten derselben, teils zu ihrer Vereinigung längst gekommen, ehe auch die Religion ihrem Gegenstande die Gestalt des wirklichen Selbstbewußtseins gab. Die Vereinigung beider Selten ist noch nicht aufgezeigt; sie ist es, welche diese Reihe der Gestaltungen des Geistes beschließt; denn in ihr kommt der Geist dazu, sich zu wissen, nicht nur wie er an sich oder nach seinem absoluten Inhalte, noch nur wie er für sich nach seiner inhaltslosen Form oder nach der Seite des Selbstbewußtseins, sondern wie er an und für sich ist.
Conversaciones en Valencia
[1.5. El deshacerse del objeto en self se ha mostrado, pues, en el libro por dos vías: la reconciliación en la forma del en-sí y la reconciliación en la forma del para-sí; que en lo que dice el autor a continuación se contiene toda la Fenomenología del espíritu]
[794]1Epígrafe: 1.5. El deshacerse del objeto en self se ha mostrado, pues, en el libro por dos vías: la reconciliación en la forma del en-sí y la reconciliación en la forma del para-sí; que en lo que dice el autor a continuación se contiene toda la Fenomenología del espíritu. Esta reconciliación de la conciencia con la autoconciencia [es decir, este resultar que el objeto no es nada extraño al self, sino que el objeto no es sino self] se muestra [o se ha mostrado], por tanto, producida desde un doble lado, por una parte en el espíritu religioso [cap. VII], y por otra parte, en la conciencia X15X2Tenga presente el lector que unas veces el autor utiliza el término conciencia contraponiéndolo a autoconciencia, y otras lo utiliza en sentido genérico, abarcando conciencia y autoconciencia. misma como tal [cap. VI] X16X.3Vide infra Algunas aclaraciones X16X. Esos lados se distinguen el uno del otro en que el primero [la religión] es esa reconciliación en la forma del ser-en-sí, y el segundo [la conciencia misma como tal] es esa reconciliación en la forma del ser-para-sí. Tal como se ha considerado esos lados [el de la religión, cap. VII, y el de la conciencia como tal, cap. VI] empiezan siendo lados que de entrada están bien lejos de coincidir; la conciencia, en el orden en que han ido presentándose sus figuras, había llegado en parte a los momentos sueltos de esas figuras [caps. I, II, II] X17X4O si se quiere, caps. I, II, III, IV. y en parte a la unión de esos momentos [caps. V y VI] X18X,5O, si se quiere, también cap. IV, V, VI.5 mucho antes de que también la religión diese a su objeto la forma o figura de la autoconciencia real [es decir, convirtiese a Dios en Dios hecho hombre, convirtiese a Dios en una conciencia individual, cap. VII, C, o también cap. VII, B]. La unión de ambos lados todavía está por mostrar X19X;6No se ha mostrado, aún hay que mostrarlo, todavía no lo hemos mostrado. es ella, es decir, es esa unión la que pone el cierre a esta serie de configuraciones del espíritu X20X;7Vide infra Algunas aclaraciones X120X. pues en esa unión el espíritu llega a saberse a sí mismo no sólo como él es en sí o conforme a su contenido absoluto [no solamente como él es en sí habiéndose convertido ello en contenido de su conciencia, cap. VII, C], y tampoco sólo como él es para sí conforme a su forma abstrayendo del contenido [es decir, conforme a su lado de autoconciencia] [cap. VI], sino que en esa unión el espíritu llega a saberse tal como el espíritu es en y para sí.
Algunas aclaraciones
X15X
Tenga presente el lector que unas veces el autor utiliza el término conciencia contraponiéndolo a autoconciencia, y otras lo utiliza en sentido genérico, abarcando conciencia y autoconciencia.
X16X
Basta esta somera indicación del autor pan darse cuenta de que mucha de la literatura que versa sobre el concepto de reconocimiento en Hegel, se caracteriza a veces por un notable diletantismo cuando se la mide con los estándares de rigor conceptual que el propio Hegel establece. Advierta el lector que, conforme a lo que está diciendo, es entonces en este punto donde se cierra para Hegel el concepto de reconocimiento, que en el cap. IV no hizo sino abrirse. Se cierra, digo, en el presente punto, en cuanto el punto en que nos encontramos aquí es el mismo que el considerado en el cap. VI, C, c. No podía ser antes, ni tampoco exactamente en el cap. VI, C, c, porque el momento de incondicionalidad que la idea de reconocimiento implica para Hegel, necesitaba la confirmación de la religión, de la conciencia de lo Incondicionado (es decir, necesitaba el tránsito por el cap. VII). Y tenía que cerrarse en el presente punto, porque es en el presente punto donde se está produciendo para Hegel el dar conceptualmente alcance a la garantía de absolutez e incondicionalidad, que la religión suministra. Es decir, es en este punto cuando la certeza del espíritu seguro de sí se vuelve concepto en ese su carácter incondicionado (en el carácter incondicionado de esa certeza).
Al mismo tiempo es en los pasajes aquí rememorados donde concluye el autor el análisis del movimiento del deseo y del movimiento de aquella implicación del concepto de autoconciencia, conforme al que una autoconciencia es siempre «una autoconciencia para una autoconciencia». El análisis del deseo ha tenido como hitos el cap. IV, A, el cap. V, B, a, (la experiencia fáustica), y el final del cap. VII, C, (el culmen de la representación religiosa, el eros trinitario). Y el análisis de la idea de «una autoconciencia para una autoconciencia» ha tenido como hitos el cap. IV, A, el cap. VI, C, c, y tiene su última confirmación en el punto en que nos encontramos.
X17X
O si se quiere, caps. I, II, III, IV.
X18X
O, si se quiere, también cap. IV, V, VI.
X19X
No se ha mostrado, aún hay que mostrarlo, todavía no lo hemos mostrado.
X20X
Es decir, sólo cuando lo que pasa en el cap. I, en el cap. II y en el cap. III nos lo encontramos hecho autoconciencia (cap. IV, cap. V, y cap. VI) porque resulta que lo Absoluto se ha vuelto él autoconciencia (cap. VII), y tengamos eso no ya en el terreno de la representación sino del concepto, tendremos completa la serie de las configuraciones del espíritu.
Conversaciones en Madrid
[794] Esta reconciliación de la conciencia con la autoconciencia se muestra, por ende, llevada a cabo desde dos lados; uno, en el espíritu religioso, y otro, en la conciencia misma como tal. Ambos lados se diferencian de esta manera: aquél es esta reconciliación en la forma del ser-en-sí, éste lo es en la forma del ser-para-sí. Tal como han sido examinados, empiezan, por de pronto, disgregándose; en el orden en que se nos iban apareciendo sus figuras, la conciencia llegó, por una parte, a los momentos singulares de ellas, y por otra parte, a su unificación, y lo hizo mucho antes de que también la religión le diera a su objeto la figura de la autoconciencia efectiva. La unificación de ambos lados no ha sido hecha patente todavía; será ella la que concluya esta serie de configuraciones del espíritu; pues en ella llega el espíritu a saberse, no solamente tal como él es en sí, o según su contenido absoluto, ni solamente tal como él es para sí, según su forma carente de contenido, o según el lado de la autoconciencia, sino tal como él es en y para sí.
Conversations in Washington
[794] [794]8We kept the numeration given by the editor in the printed edition This reconciliation of consciousness with self-consciousness is thereby shown to have been brought about from two sides; at one time in the religious spirit and again in consciousness itself as such. They are differentiated from each other in that the former is this reconciliation in the form of being-in-itself, the latter in the form of being-for-itself. As they have been examined, they initially come undone from each other. In the order in which the shapes of consciousness came before us, consciousness had partly come around to the singular moments of that order and their unification long before religion had given its object the shape of actual self-consciousness. The unification of both aspects has not yet been shown; that unification wraps up this series of shapes of spirit, for in it spirit arrives at the point where it knows itself not only as it is in itself, or according to its absolute content, and not only as it is for itself according to its contentless form, or according to the aspect of self-consciousness. Rather, it knows itself as it is in and for itself.
Conversaciones en el Atrium
EN CONSTRVCCION
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