Gespräche in der Dämmerung 00746
Parte de:
C. (CC.) La religión [C. (CC.) Die Religion] / Cap. VII: La religión [VII. Die Religion] / B. La religión-arte o religión del arte [B. Die Kunstreligion] / c. La obra de arte espiritual [c. Das geistige Kunstwerk]
[La comedia]
Tabla de contenidos
Gespräche in Jena
[746] Das vernünftige Denken enthebt das göttliche Wesen seiner zufälligen Gestalt, und entgegengesetzt der begrifflosen Weisheit des Chors, die mancherlei Sittensprüche vorbringt und eine Menge von Gesetzen und bestimmten Pflicht- und Rechtsbegriffen gelten läßt, hebt es sie in die einfachen Ideen des Schönen und Guten empor. – Die Bewegung dieser Abstraktion ist das Bewußtsein der Dialektik, welche diese Maximen und Gesetze an ihnen haben, und hierdurch des Verschwindens der absoluten Gültigkeit, in der sie vorher erschienen. Indem die zufällige Bestimmung und oberflächliche Individualität, welche die Vorstellung den göttlichen Wesenheiten lieh, verschwindet, haben sie nach ihrer natürlichen Seite nur noch die Nacktheit ihres unmittelbaren Daseins, sie sind Wolken, ein verschwindender Dunst, wie jene Vorstellungen. Nach ihrer gedachten Wesentlichkeit zu den einfachen Gedanken des Schönen und Guten geworden, vertragen diese es, mit jedem beliebigen Inhalt erfüllt zu werden. Die Kraft des dialektischen Wissens gibt die bestimmten Gesetze und Maximen des Handelns der Lust und dem Leichtsinne der – hiermit – verführten Jugend preis und [gibt] der Ängstlichkeit und Sorge des auf die Einzelheit des Lebens beschränkten Alters Waffen zum Betrug an die Hand. Die reinen Gedanken des Schönen und Guten zeigen [543] also das komische Schauspiel, durch die Befreiung von der Meinung, welche sowohl ihre Bestimmtheit als Inhalt wie ihre absolute Bestimmtheit, das Festhalten des Bewußtseins enthält, leer und eben dadurch das Spiel der Meinung und der Willkür der zufälligen Individualität zu werden.
Conversaciones en Valencia
[746] [El autor pasa ahora a hablar de qué ocurre tanto con la esencialidad natural como con la esencialidad ética en el contexto de la ilustración sofística, y de la comedia.] El pensamiento racional remueve del ser divino la forma o figura contingente que éste cobra, y contraponiéndose a esa sabiduría del coro carente de concepto, la cual no hace sino aducir toda clase de refranes éticos, y [y no hace] sino hacer valer todo un conjunto desordenado de leyes y de conceptos sueltos y determinados concernientes al deber y al derecho, el pensamiento racional, digo, eleva esos refranes y conceptos sueltos [o eleva aquella figura, depende de cómo se interprete el pronombre personal sie del texto], los eleva o la eleva, digo, a las ideas simples de lo bello y de lo bueno. — El movimiento de esta abstracción es la conciencia de la dialéctica que estas máximas y leyes encierran en sí, y, por medio de ello, [el movimiento de esa abstracción] es asimismo la conciencia de la desaparición de la validez absoluta [o del desvanecerse la validez absoluta] con que esas máximas empiezan presentándose. Y en cuanto la determinación contingente y la superficial individualidad que la representación prestó a las esencialidades divinas desaparecen, a esas esencialidades sólo les queda ya por su lado natural la desnudez de su existencia inmediata, son nubes, un humo o vaho evanescente, lo mismo que aquellas representaciones [alusión a Las Nubes de Aristófanes]. [Eso en lo que respecta a su lado natural], pero en lo que respecta a su esencialidad pensada, esas ideas [o esos pensamiento del coro], convertidas [por Sócrates y la especulación filosófica] en las ideas simples de lo bello y lo bueno, consienten en quedar llenas con cualquier contenido. La fuerza del saber dialéctico entrega las determinadas leyes y máximas de la acción [la determinidad que caracteriza a las leyes y máximas de la acción] al placer y ligereza de una juventud que queda seducida precisamente por ello [por ese jugar con ellas], y da a los miedos y cuidados de una edad madura reducida a la individualidad o particularidad [Einzelnheit] de la existencia, armas con las que engañar [continúa la alusión a Las Nubes]. Las ideas puras de lo bueno y lo bello ofrecen, pues, el cómico espectáculo de que mediante su liberación de la doxa, la cual doxa contiene tanto su determinidad [de ellas] como contenido, como [también] su determinidad absoluta (que es el haber de atenerse y quedar ligada la conciencia a ellas), la liberación de las ideas de los bueno y de lo bello respecto de la doxa, digo, ofrece el cómico espectáculo de que, mediante esa liberación, esas ideas se vuelven vacías, y, precisamente por ello, se convierten en juguete de la opinión y del arbitrio de la individualidad contingente X103X.1Advierta el lector que de nuevo la conciencia escéptica pasa a ocupar una posición central.
Algunas aclaraciones
X103X = Advierta el lector que de nuevo la conciencia escéptica pasa a ocupar una posición central.
Conversaciones en Madrid
[746] El pensar razonable exime a la esencia divina de su figura contingente, y contrariamente a la sabiduría sin concepto del coro, que produce alguna que otra sentencia moral y hace valer un montón de leyes y de conceptos determinados del derecho y del deber, la eleva hasta la idea simple de lo bello y de lo bueno. — El movimiento de esta abstracción es la conciencia de la dialéctica que tales máximas y leyes llevan consigo, y la conciencia, por tanto, de la desaparición de la absoluta validez en la que anteriormente X*1X2Vide supra 00733. aparecían. Al desaparecer la determinación contingente y la individualidad superficial que la representación le confiere a las esencialidades divinas, éstas, según su lado natural, tienen ya sólo la desnudez de su existencia inmediata, son nubes X*2X,3Vide infra Algunas aclaraciones X*2X. un vapor evanescente, igual que aquellas representaciones. Una vez que han llegado a ser, por su condición esencial pensada, los pensamientos simples de lo bello y de lo bueno, éstos soportan ser rellenados con cualquier contenido que se quiera. La fuerza del saber dialéctico abandona las leyes y máximas determinadas de la acción al placer y a la frivolidad de la juventud, seducida justamente por eso, y pone la armas del engaño en manos de la medrosidad y la preocupación de una vejez limitada a la singularidad de la vida. Los pensamientos puros de lo bello y lo bueno ofrecen, entonces, el espectáculo cómico de, liberando la opinión —que contiene tanto su determinidad en cuanto contenido como su determinidad absoluta, que es sujetar la conciencia—, quedarse vacíos y, por eso mismo, convertirse en juego de la opinión y de la arbitrariedad de la individualidad contingente.
Algunas aclaraciones
X*1X
Vide supra 00733.
X*2X
Alusión a la comedia Las nubes de Aristófanes, en la que Sócrates le enseña a su discípulo que los dioses son como nubes. A continuación, Hegel glosa el argumento de la obra, en la que un padre, Estrepsíades, quiere aprender a tergiversar las leyes para no pagar las deudas, y espera que Sócrates, caricaturizado como Sofista, le enseñe al hijo, Fidípides, a aprovecharse del derecho para realizar sus injusticias.
Conversations in Washington
[746] [746]4We kept the numeration given by the editor in the printed edition Rational thinking removes the contingency of shape from the divine essence. It takes the wisdom of the conceptless chorus, which produces all sorts of ethical adages and which allows for the validity of a multitude of laws and determinate concepts of duty and right, and it elevates them into the simple ideas of the beautiful and the good. – The movement of this abstraction is the consciousness of the dialectic which these maxims and laws have in themselves and is thereby the consciousness of the disappearance of the absolute validity in which they had previously appeared. While the contingent determination and the superficial individuality which representational thought lent to the divine essentialities now vanishes, those essentialities still have according to their natural aspect only the nakedness of their immediate existence; they are clouds, a disappearing vapor, exactly like those representational thoughts themselves. According to their conceived5gedachten essentiality, they have come to be the simple thoughts of the beautiful and the good, thoughts which are suited to being filled out with any kind of content at all. The force of dialectical knowing gives the determinate laws and maxims of action to the pleasure and exuberance of the youth which was – thereby – seduced by such knowing, and it puts weapons of deception into the hands of preoccupied and anxiety-ridden old age, itself restricted to the singularities of life. Through the emancipation from common opinion, which contains their determinateness as content as well as their absolute determinateness, the fixity6das Festhalten of consciousness, the pure thoughts of the beautiful and the good, thus show the comical spectacle to be empty and, as a result, as becoming the game of opinionating and of the arbitrary choices of contingent individuality.
Conversaciones en el Atrium
EN CONSTRVCCION
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