Gespräche in der Dämmerung 00731
Parte de:
C. (CC.) La religión [C. (CC.) Die Religion] / Cap. VII: La religión [VII. Die Religion] / B. La religión-arte o religión del arte [B. Die Kunstreligion] / c. La obra de arte espiritual [c. Das geistige Kunstwerk]
[El epos]
Tabla de contenidos
Gespräche in Jena
[731] Wie sie mit der entgegenstehenden selbstischen Natur in diese widersprechende Beziehung fallen, ebenso gerät ihre Allgemeinheit mit ihrer eigenen Bestimmung und deren Verhältnis zu anderen in Widerstreit. Sie sind die ewigen schönen Individuen, die, in ihrem eigenen Dasein ruhend, der Vergänglichkeit und fremder Gewalt enthoben sind. – [532] Aber sie sind zugleich bestimmte Elemente, besondere Götter, die sich also zu anderen verhalten. Aber das Verhältnis zu anderen, das nach seiner Entgegensetzung ein Streit mit ihnen ist, ist eine komische Selbstvergessenheit ihrer ewigen Natur. – Die Bestimmtheit ist in das göttliche Bestehen eingewurzelt und hat in seiner Begrenzung die Selbständigkeit der ganzen Individualität; durch diese verlieren ihre Charaktere zugleich die Schärfe der Eigentümlichkeit und vermischen sich in ihrer Vieldeutigkeit. – Ein Zweck der Tätigkeit und ihre Tätigkeit selbst, da sie gegen ein Anderes und somit gegen eine unbesiegbare göttliche Kraft gerichtet ist, ist ein zufälliges leeres Aufspreizen, das ebenso zerfließt und den anscheinenden Ernst der Handlung in ein gefahrloses, seiner selbstsicheres Spiel ohne Resultat und Erfolg verwandelt. Wenn aber an der Natur ihrer Göttlichkeit das Negative oder die Bestimmtheit derselben nur als die Inkonsequenz ihrer Tätigkeit und der Widerspruch des Zwecks und des Erfolgs erscheint und jene selbständige Sicherheit über das Bestimmte das Übergewicht behält, so tritt ihr eben dadurch die reine Kraft des Negativen gegenüber, und zwar als ihre letzte Macht, über welche sie nichts vermögen. Sie sind das Allgemeine und Positive gegen das einzelne Selbst der Sterblichen, das nicht gegen ihre Macht aushält; aber das allgemeine Selbst schwebt darum über ihnen und über dieser ganzen Welt der Vorstellung, welcher der ganze Inhalt angehört, als die begrifflose Leere der Notwendigkeit, – ein Geschehen, gegen das sie sich selbstlos und trauernd verhalten, denn diese bestimmten Naturen finden sich nicht in dieser Reinheit.
Conversaciones en Valencia
[731] Y al igual que [los dioses o las universalidades que los dioses representan] caen en esta relación de contradicción o en esta relación contradictoria con el lado del self, que se les contrapone, su universalidad [la universalidad que los dioses representan] cae asimismo en pugna [o entra en relaciones de tensión] con su propia determinación [con la propia determinación de los dioses] y con su relación con los otros [con los otros dioses]. Los dioses son los bellos individuos eternos que, descansando sobre su propia existencia [que descansando en su propio estar ahí y nada más, que siendo porque sí y nada más], quedan por encima de la capacidad y del poder o violencia extraños. — Pero son a la vez elementos determinados, dioses particulares que, por tanto, guardan relación con otros dioses y se comportan respecto a ellos. Pero esta relación con los otros que, por tratarse de una relación de contrapuesta reciprocidad, es una disputa y pelea con ellos, viene a quedar en un cómico autoolvido [por parte de los dioses] de su naturaleza eterna. — La determinidad está enraizada en la misma consistencia de los dioses [en aquello mismo en que consisten, en aquello en que, estando ahí porque sí, consisten], y, por tanto, esa consistencia tiene en su propia delimitación [en la limitación que la consistencia representa] la autonomía de toda la individualidad, de la individualidad entera; pero precisamente a causa de esa autonomía [de los dioses], los caracteres de la determinidad pierden a la vez la precisa definición de su peculiaridad y se mezclan unos con otros en esa su multivocidad. — Una meta de la actividad o su actividad misma [la actividad misma de los dioses], al estar dirigida esa actividad contra otro [contra otro dios], y, por tanto, contra una fuerza divina invencible, no es sino una vacua arrogancia contingente, un excederse contingente y vacío, que se deshace en nada y que convierte la aparente seriedad de la acción en un juego inocuo, seguro de sí mismo, sin resultado ninguno y sin éxito ninguno. Pero si en la naturaleza de su divinidad [de la divinidad de los dioses] lo negativo o la determinidad [de los dioses] aparece sólo como la inconsecuencia [o como lo que acaba no siendo la inconsecuencia] de la actividad de los dioses y como la contradicción entre el fin y el resultado, con lo cual aquella seguridad autónoma [la que les da el tratarse de fuerzas divinas invencibles] mantiene la primacía sobre lo determinado, resulta también que, precisamente por ello, a esa autónoma seguridad se le opone la pura fuerza de lo negativo X94X,1Vide infra Algunas aclaraciones X94X. y, por cierto, como su último poder [como el poder último sobre los dioses] contra el cual y sobre el cual los dioses nada pueden. Ellos [ciertamente] son lo universal y positivo frente al self individual o particular de los mortales, que no se sostiene frente al poder de los dioses; pero, precisamente, un self universal se cierne sobre los dioses y sobre todo este mundo de la representación [mundo de representaciones], a la cual representación [al cual mundo] pertenece todo el contenido; [y se cierne] como el vacío de la ananké, el vacío de la necesidad, carente de concepto: un acontecer [éste de la necesidad] respecto al que los propios dioses se comportan de forma carente de self y lo convierten en objeto de sus lamentos, pues esas sus determinadas naturalezas no pueden encontrarse [no pueden verse reflejadas a sí mismas] en esa pureza [en la pureza de la necesidad].
Algunas aclaraciones
X94X = Recuerde el lector que (ya en varias ocasiones a lo largo de este cap. VII, B) esta fuerza de lo negativo, del destino, viene siendo interpretada por el autor como siendo en definitiva la negatividad del self en el serse éste su propia sustancia. Y así en el contexto del análisis de la comedia, la negatividad del self quedará finalmente puesta directamente en relación con aquella noción de destino.
Conversaciones en Madrid
[731] Igual que caen en esta referencia contradictoria con esta naturaleza dotada de sí-mismo y opuesta a ellas, también, en la misma medida, su universalidad entra en conflicto con su propia determinación y su relación hacia los otros. Son los individuos eternos y bellos que, descansando en su propia existencia, están eximidos de la caducidad y de la violencia ajena. — Pero, a la vez, son elementos determinados, dioses particulares que, por tanto, se relacionan unos con otros. Mas esa relación con otros, la cual, conforme a su posición contraria, es una disputa con ellos, resulta un cómico autoolvido de su naturaleza eterna. — La condición de ser algo determinado ha echado raíces en la subsistencia divina, y tiene en la limitación de ésta la autonomía de toda la individualidad; por ésta, sus caracteres pierden, a la vez, la nitidez de lo peculiarmente propio y se mezclan en su pluralidad de significados. — Un fin de la actividad, y su actividad misma, puesto que está dirigida contra otro, y por tanto, contra una fuerza divina invencible, es un pavoneo vacío y contingente que también acaba por disiparse, y transforma la aparente seriedad de la acción en un juego sin peligro, seguro de sí mismo, sin éxito ni resultado. Pero, si en la naturaleza de su divinidad lo negativo, o la determinidad de ésta, aparece sólo como la inconsecuencia de su actividad o la contradicción entre los fines y el éxito, y aquella seguridad autónoma sigue pesando más que lo determinado, entonces, justo por eso, se le enfrenta la fuerza pura de lo negativo, y por cierto, como su poder último, frente al cual ellos, los dioses, no pueden hacer nada. Ellos son lo universal y positivo frente al sí-mismo singular de los mortales, que no resiste frente a su poder; pero, por eso, el sí-mismo universal flota por encima de ellos y por encima de todo este mundo de la representación al que pertenece el contenido todo como vaciedad sin concepto de la necesidad X*X:2Se trata de Ananké y sus hijas, las Moiras, que se situaban por encima de los mortales y también de los dioses mismos, a los que también podían limitar en caso de hybris. un acontecer frente al cual ellos se comportan sin sí-mismo, lamentándose, pues estas naturalezas determinadas no se encuentran en esta pureza.
Algunas aclaraciones
X*X = Se trata de Ananké y sus hijas, las Moiras, que se situaban por encima de los mortales y también de los dioses mismos, a los que también podían limitar en caso de hybris.
Conversations in Washington
[731] [731]3We kept the numeration given by the editor in the printed edition Just as the gods fall into this contradictory relation with the self-like nature confronting them, their universality just as much comes into conflict with their own determination and its relations to others. They are the eternal beautiful individuals, motionless in their own existence, removed from all transience and from alien power. – However, they are at the same time determinate elements, particular gods, who stand in relation to others. However, according to the opposition it involves, that relationship to others is a battle with those others, a comic self-forgetfulness about their own eternal nature. – That determinateness is rooted in the stable existence of the divine, and in its limitation it has the self-sufficiency of the whole individuality, through which their characters at the same time lose the sharpness of their very distinctiveness, and in their multiple meanings, they blend together with each other. – One purpose of activity, and their activity itself, since their activities are directed against an other and, as a result, against an unconquerable divine force, is a contingent and empty bravado, which itself likewise dissipates into nothing and transforms the apparent seriousness of action into a harmless, self-assured game without result and with no success. However much in the nature of their divinity, the negative, or determinateness, only appears as the inconsistency of their activity and as the contradiction between purpose and success, and however much that former self-sufficient self-assurance outweighs that determinateness, as a result the pure force of the negative confronts them as their final power, namely, as that against which they are without recourse. They are the universal and the positive with regard to the singular self of mortals, which cannot hold out against their power, but for that reason, the universal self, as the conceptless void of necessity, hovers over them and over this whole world of representational thought to which the entire content belongs – an event to which they relate selflessly and in sorrow, for these determinate natures are not to be found within this purity.
Conversaciones en el Atrium
EN CONSTRVCCION
EN CONSTRVCCION