Gespräche in der Dämmerung 00701

Parte de:

C. (CC.) La religión [C. (CC.) Die Religion] / Capítulo VII: La religión [VII. Die Religion] / B. La religión-arte o religión del arte [B. Die Kunstreligion]

 

[La religión del Espíritu ético eleva al «Espíritu artista» hasta «Espíritu seguro de sí»; El Espíritu seguro de sí como Aufhebung de la sustancia del pueblo («Nosotros») y el self como individualidad [Einzelnheit] libre]

Gespräche in Jena

[701] Die Religion des sittlichen Geistes ist aber seine Erhebung über seine Wirklichkeit, das Zurückgehen aus seiner Wahrheit in das reine Wissen seiner selbst. Indem das sittliche Volk in der unmittelbaren Einheit mit seiner Substanz lebt und das Prinzip der reinen Einzelheit des Selbstbewußtseins nicht an ihm hat, so tritt seine Religion in ihrer Vollendung erst im Scheiden von seinem Bestehen auf. Denn die Wirklichkeit der sittlichen Substanz beruht teils auf ihrer ruhigen Unwandelbarkeit gegen die absolute Bewegung des Selbstbewußtseins und hiermit darauf, daß dieses noch nicht aus seiner ruhigen Sitte und seinem festen Vertrauen in sich gegangen ist, teils auf seiner Organisation in eine Vielheit von Rechten und Pflichten sowie in die Verteilung in die Massen der Stände und ihres besonderen Tuns, das zum Ganzen zusammenwirkt, – hiermit darauf, daß der Einzelne mit der Beschränkung seines Daseins zufrieden ist und den schrankenlosen Gedanken seines freien Selbsts noch nicht erfaßt hat. Aber jenes ruhige unmittelbare Vertrauen zur Substanz geht in das Vertrauen zu sich und in die Gewißheit seiner selbst zurück, und die Vielheit der Rechte und Pflichten wie das beschränkte Tun ist dieselbe dialektische Bewegung des Sittlichen als die Vielheit der Dinge und ihrer Bestimmungen – eine Bewegung, die nur in der Einfachheit des seiner gewissen Geistes ihre Ruhe und Festigkeit findet. – Die Vollendung der Sittlichkeit zum freien Selbstbewußtsein und das Schicksal der sittlichen Welt ist daher die in sich gegangene Individualität, der absolute Leichtsinn des sittlichen Geistes, der alle festen Unterschiede seines Bestehens und die Massen seiner organischen Gliederung in sich aufgelöst [hat] und vollkommen seiner sicher zur schrankenlosen Freudigkeit und Zum freisten Genüsse seiner selbst gelangt ist. Diese einfache Gewißheit des Geistes in sich ist das Zweideutige, ruhiges Bestehen und feste Wahrheit sowie absolute Unruhe und das Vergehen der Sittlichkeit zu sein. Sie schlägt aber in das [513] letztere um, denn die Wahrheit des sittlichen Geistes ist nur erst noch dies substantielle Wesen und Vertrauen, worin das Selbst sich nicht als freie Einzelheit weiß und das daher in dieser Innerlichkeit oder in dem Freiwerden des Selbsts zugrunde geht. Indem also das Vertrauen gebrochen, die Substanz des Volks in sich geknickt ist, so ist der Geist, der die Mitte von bestandlosen Extremen war, nunmehr in das Extrem des sich als Wesen erfassenden Selbstbewußtseins herausgetreten. Dieses ist der in sich gewisse Geist, der über den Verlust seiner Welt trauert und sein Wesen, über die Wirklichkeit erhoben, nun aus der Reinheit des Selbsts hervorbringt.

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Conversaciones en Valencia

[La religión del Espíritu ético eleva al «Espíritu artista» hasta «Espíritu seguro de sí»; El Espíritu seguro de sí como Aufhebung de la sustancia del pueblo («Nosotros») y el self como individualidad [Einzelnheit] libre]

[701]1Epígrafe: La religión del Espíritu ético eleva al «Espíritu artista» hasta «Espíritu seguro de sí»; El Espíritu seguro de sí como Aufhebung de la sustancia del pueblo («Nosotros») y el self como individualidad [Einzelnheit] libre. Pero la religión del espíritu ético es la elevación de ese espíritu sobre su realidad, el retornar ese espíritu desde su verdad al puro saber de sí mismo [pues en eso consiste la religión en general]. En cuanto el pueblo ético [sittliches Volk] vive en unidad inmediata con su sustancia y no tiene [y no contiene todavía] en él el principio de la pura individualidad [Einzelnheit] de la autoconciencia, resulta que su religión, cuando alcanza su plenitud y consumación [es cuando] aparece en forma de separación respecto del darse ahí de ese pueblo ético [es decir, como una especie de distanciamiento de la autoconciencia respecto del darse ahí esa su sustancia ética, o respecto de esta su sustancia ética en el estar ésta ahí con ese su determinado contenido]. Pues la realidad de la sustancia ética descansa en parte en su propia quiescente inmutabilidad frente al movimiento absoluto de la autoconciencia, y, por tanto, la realidad de la sustancia ética descansa en que la autoconciencia todavía no ha vuelto en sí [no ha vuelto a sí, o no ha venido a sí] desde la quietud de la costumbre y desde su fijo y sólido estar entregada a ella [es decir, desde su confianza en ella]; y en parte esa realidad de la sustancia ética descansa en su propia organización en forma de diversidad de derechos y deberes [en forma de derechos y obligaciones que no son, pues, los mismos para todos], así como en su organización en términos de distribución en las masas [o esferas] que representan los estamentos y el particular hacer de éstos, el cual hacer redunda en la constitución y mantenimiento del todo, y, por tanto, la realidad de la sustancia ética descansa en que el individuo particular se conforme [o se conforma] con esa limitación de su existencia y todavía no haya aprehendido [o no ha aprehendido] la idea [Gedanke] carente de límites que representa su propio self libre [cfr. cap. VI, B, III] X59X.2O naturalmente también el cap. VI, B, II. Pero esa quiescente e inmediata confianza en la sustancia se va reduciendo a confianza en sí y a certeza de sí mismo [es decir, se convierte en ello], y la pluralidad o diversidad de derechos y deberes, así como la acción restringida a un determinado ámbito, no es entonces [o no son entonces] sino el mismo movimiento dialéctico de lo ético que era la pluralidad de cosas y sus determinaciones [del cap. II]: un movimiento [descrito en el cap. VI, A, a, b] que sólo en la simplicidad del espíritu seguro de sí encontraba o encuentra su descanso y fijeza [cap. VI, C]. — La consumación de la eticidad en autoconciencia libre y en el destino del mundo ético [la consumación de la eticidad en autoconciencia libre y, por tanto, lo que más arriba describimos como destino del mundo ético, cap. VI, A, c] X60X3Vide infra Algunas aclaraciones X60X. es, por tanto, la individualidad retornada en sí o vuelta en sí o reducida a sí, es decir, la absoluta ligereza [Leichtsinn] del espíritu ético que disuelve en sí todas las diferencias en que consiste y en que se articula en su existencia, y que disuelve en sí las masas y esferas de su propia configuración orgánica, y, perfectamente seguro de sí, alcanza el contento sin límites y el más libre goce de sí mismo. Esta certeza simple del espíritu en sí mismo, o sencilla certeza del espíritu en sí mismo, tiene, pues, en sí los dos lados, a saber: el de ser una quiescente consistencia y sólida verdad, y el de ser la absoluta inquiescencia y el consumirse y desvanecerse de la eticidad [cap. VI, A, c]. Pues aquella certeza del espíritu ético se trueca en esto último, ya que la verdad del espíritu ético sólo empieza siendo este ser y confianza sustanciales [cap. VI, A, a, b] en los que el self no se sabe como individualidad [Einzelnheit] libre, y, por tanto, ese ser y confianza sustanciales no tiene más remedio que irse a pique en esa interioridad del self, o en ese convertirse el self en libre [o en ese liberarse del self] [cap. VI, A, c]. Por tanto, en cuanto la confianza queda rota y la sustancia del pueblo queda quebrada, resulta que el espíritu que era el término medio entre extremos carentes de consistencia [la sustancia del pueblo y el self] [que no podían sostenerse solos], ha salido ahora él [se ha ido ahora él] al extremo que representa esa autoconciencia que se aprehende como la esencia [como lo que de verdad hay y como lo que de verdad es, cap. VI, A, c] X61X.4Ésta es aquí la diferencia respecto a la universal libertad de la que se hablaba más arriba, y mediante ello se aclara también algo más aquella noción de universal libertad.. Y esta autoconciencia es el espíritu seguro de sí que llora por la pérdida de su mundo, y su esencia [su Wesen, lo que él es de verdad], levantada sobre la realidad o elevada por encima de la realidad, él la produce ahora a partir de la pureza de ese self X62X.5Alusión quizá a La República de Platón.

Aufhebung

Algunas aclaraciones

X59X

O naturalmente también el cap. VI, B, II.

X60X

En esta introducción a la religión-arte se están cruzando varias referencias. La primera es al cap. VI, C, c, que es donde nosotros hemos obtenido el concepto de religión como espíritu seguro de su carácter absoluto. A través del cap. II hay una referencia tanto a la eticidad (cap. VI, A, a, b) como figura a la que corresponde esta religión-arte, como a la Bildung y a la libertad absoluta (cap. VI, B, III) a las que corresponde la evocación moderna de la religión-arte. Y es muy importante la referencia a disolución del mundo ético (cap. VI, A, c) y a la parte final del presente cap. VII, B, c, en que alude a la Sofística, y a Sócrates y Platón, que no serían sino varias caras de lo mismo; ya que es en el medio del distanciamiento de la conciencia de la sustancia ética respecto de sí misma cuando la religión-arte llega a su consumación.

X61X

Ésta es aquí la diferencia respecto a la universal libertad de la que se hablaba más arriba, y mediante ello se aclara también algo más aquella noción de universal libertad.

X62X

Alusión quizá a La República de Platón.

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Conversaciones en Madrid

[701] Pero la religión del espíritu ético es la elevación de éste por encima de su realidad efectiva, el retorno desde su verdad al puro saber de sí mismo. En tanto que el pueblo ético vive en unidad inmediata con su substancia y no tiene en él el principio de la singularidad pura de la autoconciencia, su religión sólo llega a entrar en escena completa y acabada al escindirse la consistencia del pueblo ético. Pues la realidad efectiva de la substancia ética reposa, por una parte, en su inmutabilidad tranquila frente al movimiento absoluto de la autoconciencia, y por ende, en que ésta no ha ido todavía desde su ethos tranquilo y su firme confianza hacia dentro de sí; por otra parte, reposa en que está organizada en una pluralidad de derechos y deberes, así como en la distribución en masas de los estamentos y de su actividad particular, la cual produce de manera conjunta el todo: reposa, por tanto, en que el individuo singular está satisfecho con la limitación de su existencia y no ha captado todavía el pensamiento sin límites de su sí-mismo libre. Pero aquella confianza tranquila e inmediata en la substancia regresa a la confianza en sí y a la certeza de sí mismo, y la pluralidad de los derechos y deberes, así como la actividad limitada, son el mismo movimiento dialéctico por parte de lo ético en cuanto pluralidad de las cosas y de sus determinaciones: movimiento que sólo encuentra su calma y solidez en la simplicidad de su espíritu cierto de sí. — Por eso, la compleción de la eticidad en la autoconciencia libre y el destino del mundo ético son la individualidad que ha entrado dentro de sí, la ligereza absoluta del espíritu ético X*X6Hegel establece un paralelo entre la destrucción de la eticidad ingenua de la polis por el individualismo socrático y la comedia. que ha disuelto dentro de sí todas las diferencias sólidas de su subsistir y las masas de su articulación orgánica y que, perfectamente seguro de sí mismo, ha alcanzado un júbilo sin límites y el más libre disfrute de sí mismo. Esta certeza simple del espíritu dentro de sí es lo ambiguo: ser tanto un subsistir tranquilo y verdad firme, como inquietud absoluta y perecer de la eticidad. Pero ella se muda en lo contrario, pues la verdad del espíritu ético sólo es todavía, de momento, esta esencia y confianza substanciales en las que el sí-mismo no se sabe como singularidad libre, y que, por eso, se hunde en esta interioridad o en el hacerse-libre del sí-mismo. Al romperse, pues, la confianza y doblegarse la substancia del pueblo que se repliega dentro de sí, el espíritu, que era el término medio de los extremos sin consistencia, ha salido, a partir de ahora, al extremo de la autoconciencia que se capta como esencia. Esta autoconciencia es el espíritu cierto de sí mismo que hace el duelo por la pérdida de su mundo y que ahora, elevado por encima de la realidad efectiva, produce su esencia a partir de la pureza del sí-mismo.

Aufhebung

Algunas aclaraciones

X*X = Hegel establece un paralelo entre la destrucción de la eticidad ingenua de la polis por el individualismo socrático y la comedia.

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Conversations in Washington

[701] [701]7We kept the numeration given by the editor in the printed edition However, the religion of ethical spirit is its elevation above its actuality; it is the return from its truth into the pure knowing of itself. While an ethical people lives in immediate unity with its substance and does not have the principle of the pure singular individuality of self-consciousness in themselves, their religion initially comes on the scene in its consummation in its divorce from its stable existence. This is so because the actuality of the ethical substance rests in part on its motionless unchangeableness as opposed to the absolute movement of self-consciousness, and it is thus based on this self-consciousness not yet having taken the inward turn from out of its motionless ethos and its firm trust in that ethos. In part, that actuality rests on its organization into a plurality of rights and duties, as well as the actuality being distributed into the mass of the estates8 and various particular doings all of which collaborate to form the whole – hence it rests on the singular individual’s contentedness with the limitation of his existence and with his not yet having grasped the unbounded thought of his free self. However, that immediate motionless trust in the substance recedes back into self-trust and self-certainty, and the diversity of rights and duties, as well as the bounded act, is the same dialectical movement of the ethical as it is of the plurality of things and their determinations – a movement which only finds its rest and cohesion in the simplicity of spirit certain of itself. The consummation of ethical life in free self-consciousness and the fate of the ethical world is therefore the individuality that has taken the inward turn, the absolute levity of ethical spirit which has dissolved within itself all of the fixed differences of its stable existence and the social estates of its own organic structure, and, now possessed of self-certainty, has arrived at a boundless joyfulness and the freest enjoyment of itself. This simple certainty of spirit within itself has a double meaning, that of motionless stable existence and solid truth, as well as that of absolute unrest and the passing of ethical life. However, it turns around into the latter, for the truth of ethical spirit is only this substantial essence and trust, within which the self does not know itself as free singular individuality, and which thus in this inwardness, or within the self ’s coming to be free, meets its downfall. While its trust is therefore broken, and while the substance of the people is therefore shattered, spirit, which was the mediating middle of the two unstably existing extremes, henceforth stands out as the extreme of self-consciousness grasping itself as essence. This is spirit certain within itself, which mourns over the loss of its world, and now, from out of the purity of the self, engenders its own essence, elevated above actuality.

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Conversaciones en el Atrium

EN CONSTRVCCION

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