Gespräche in der Dämmerung 00686

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C. (CC.) La religión [C. (CC.) Die Religion] / VII: La religión [VII. Die Religion] / A. La religión natural / a. La luz (La esencia luminosa) [a. Das Lichtwesen]

 

[La esencia luminosa]

Gespräche in Jena

[686] In der unmittelbaren ersten Entzweiung des sich wissenden absoluten Geistes hat seine Gestalt diejenige Bestimmung, welche dem unmittelbaren Bewußtsein oder der sinnlichen Gewißheit zukommt. Er schaut sich in der Form des Seins an, jedoch nicht des geistlosen, mit zufälligen Bestimmungen [505] der Empfindung erfüllten Seins, das der sinnlichen Gewißheit angehört, sondern es ist das mit dem Geiste erfüllte Sein. Es schließt ebenso die Form in sich, welche an dem unmittelbaren Selbstbewußtsein vorkam, die Form des Herrn gegen das von seinem Gegenstande zurücktretende Selbstbewußtsein des Geistes. – Dies mit dem Begriffe des Geistes erfüllte Sein ist also die Gestalt der einfachen Beziehung des Geistes auf sich selbst oder die Gestalt der Gestaltlosigkeit. Sie ist vermöge dieser Bestimmung das reine, alles enthaltende und erfüllende Lichtwesen des Aufgangs, das – sich in seiner formlosen Substantialität erhält. Sein Anderssein ist das ebenso einfache Negative, die Finsternis; die Bewegungen seiner eigenen Entäußerung, seine Schöpfungen in dem widerstandslosen Elemente seines Andersseins sind Lichtgüsse; sie sind in ihrer Einfachheit zugleich sein Fürsichwerden und Rückkehr aus seinem Dasein, die Gestaltung verzehrende Feuerströme. Der Unterschied, den es sich gibt, wuchert zwar in der Substanz des Daseins fort und gestaltet sich zu den Formen der Natur; aber die wesentliche Einfachheit seines Denkens schweift bestandlos und unverständig in ihnen umher, erweitert ihre Grenzen zum Maßlosen und löst ihre zur Pracht gesteigerte Schönheit in ihrer Erhabenheit auf.

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Conversaciones en Valencia

[686] En esa primera disociación inmediata del espíritu absoluto que se sabe a sí mismo, su figura [Gestalt] tiene la determinación que conviene a la conciencia inmediata o a la certeza sensible [cap. I] X45X.1Como ya he dicho reiteradamente más arriba, precisamente este punto no queda conceptualmente claro, y, por tanto, lo que inmediatamente sigue dista de estar claro. Quizá por eso el autor empiece a apelar enseguida a figuras del cap. VI. El espíritu se mira a sí mismo en la forma del ser [Seyn], pero no del ser carente de espíritu, lleno de determinaciones contingentes de la sensación, que pertenece a la certeza sensible, sino que es el ser lleno o repleto [erfülltes] de espíritu. Ese ser incluye asimismo en sí la forma [Form] que aparecía en la autoconciencia inmediata, la forma del señor frente a aquella otra autoconciencia del espíritu que retrocede ante su objeto [cap. IV, A] X46X.2Recuerde el lector que en el cap. VI, A, c, incluso el tipo de eticidad descrito en el cap. VI, A, a y b, es entendido por Hegel como una repetición de la figura del señor. — Este ser lleno con el concepto de espíritu [y no más que con ello] es, por tanto, la forma o figura de la relación simple del espíritu consigo mismo, o la forma y figura de la ausencia de forma y figura. Y, precisamente en virtud de esta determinación, [ese ser] es la luz pura del amanecer que todo lo contiene y lo llena, que se mantiene en esa su sustancialidad carente de forma. Su ser-otro es asimismo lo negativo simple, la tiniebla; los movimientos de su propio extrañamiento [de su propia Entäusserung, de su propio enajenarse, de su propio venir fuera de sí], sus creaciones en el elemento sin resistencia que representa su ser-otro, son efusiones de luz, son a la vez en su simplicidad el devenir-para-sí de la luz y el retorno de ella desde su existencia, corrientes de fuego que consumen y en que se consume toda configuración. Ciertamente, la diferencia [o las diferencias] que esa luz se da, continúan ese su bullente proliferar, lo continúan, digo, en la sustancia de la existencia [en esa sustancia que es la existencia, en el elemento de la existencia] dándose configuración o cobrando configuración en lo que son las formas de la naturaleza; pero la simplicidad esencial de su pensamiento [de ese pensamiento de la luz, o de la luz como pensamiento] anda vagando en ellas sin permanencia y estabilidad [bestandlos] y sin proporción ni medida ni consideración [unverständig], amplía los límites de ellas hasta lo desmesurado y disuelve en su sublimidad [en la sublimidad de esa su simplicidad] esa belleza de ellas que bien puede elevarse a magnificencia X47X.]mfn]O en otra traducción gramaticalmente posible: «[…] la belleza de ellas elevada a magnificencia la disuelve en lo sublime que resultan en su simplicidad».[/mfn]

Algunas aclaraciones

X45X = Como ya he dicho reiteradamente más arriba, precisamente este punto no queda conceptualmente claro, y, por tanto, lo que inmediatamente sigue dista de estar claro. Quizá por eso el autor empiece a apelar enseguida a figuras del cap. VI.

X46X = Recuerde el lector que en el cap. VI, A, c, incluso el tipo de eticidad descrito en el cap. VI, A, a y b, es entendido por Hegel como una repetición de la figura del señor.

X47X = O en otra traducción gramaticalmente posible: «[…] la belleza de ellas elevada a magnificencia la disuelve en lo sublime que resultan en su simplicidad».

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Conversaciones en Madrid

[686] En la primera escisión inmediata del espíritu absoluto que se sabe, la figura de éste tiene la determinación que corresponde a la conciencia inmediata, o a la certeza sensorial. Él se contempla en la forma del ser, pero no del ser sin espíritu colmado con las determinaciones contingentes de la sensación, ser que pertenece a la certeza sensorial, sino del ser colmado, cumplido, del espíritu. Tal ser encierra dentro de sí, igualmente, la forma que ocurría en la autoconciencia inmediata, la forma del señor frente a la autoconciencia del espíritu retirándose de su objeto. — Este ser colmado con el concepto del espíritu es, pues, la figura de la referencia simple del espíritu a sí mismo, o la figura de la ausencia de figura. Tal figura, en virtud de esta determinación, es la pura esencia luminosa del amanecer, la que todo lo contiene y todo lo llena, y se preserva en su substancialidad sin forma. Su ser-otro es lo negativo igualmente simple, las tinieblas; los movimientos de su propia exteriorización, sus creaciones dentro del elemento sin resistencia de su ser-otro son ríos de luz X*1X3En las Lecciones de 1824 sobre Filosofía de la Religión, Hegel se referirá al relato bíblico de la creación en Salmos 104,2 («arropado de luz como de un manto, tú despliegas los cielos lo mismo que una tienda») como «un chorro infinito de luz». En VPR, II, 333. Hay traducción de Ricardo Ferrara, Lecciones de Filosofía de la Religión, Madrid: Alianza Editorial. en su simplicidad, son, a la vez, su ser-para-sí y su regreso desde su existencia, ríos de fuego X*2X4Probablemente, Hegel se refiere a que el zoroastrismo adoraba el fuego sagrado. En las Lecciones sobre estética dirá que «La religión de Zoroastro considera la luz, en su existencia natural, el sol, las estrellas, el fuego y las llamas como lo absoluto». En VA, I, 204. que devoran la configuración. La diferencia que esta esencia luminosa se da prolifera, por cierto, en la substancia de la existencia, y se configura en las formas de la naturaleza; pero la simplicidad esencial de su pensar anda errabunda dentro de ella, sin consistencia ni entendimiento, expande sus fronteras hasta la desmesura, y a su belleza, aumentada hasta la magnificencia, la disuelve en su sublimidad.

Algunas aclaraciones

X*1X = En las Lecciones de 1824 sobre Filosofía de la Religión, Hegel se referirá al relato bíblico de la creación en Salmos 104,2 («arropado de luz como de un manto, tú despliegas los cielos lo mismo que una tienda») como «un chorro infinito de luz». En VPR, II, 333. Hay traducción de Ricardo Ferrara, Lecciones de Filosofía de la Religión, Madrid: Alianza Editorial.

X*2X = Probablemente, Hegel se refiere a que el zoroastrismo adoraba el fuego sagrado. En las Lecciones sobre estética dirá que «La religión de Zoroastro considera la luz, en su existencia natural, el sol, las estrellas, el fuego y las llamas como lo absoluto». En VA, I, 204.

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Conversations in Washington

[686] [686]5We kept the numeration given by the editor in the printed edition In the first, immediate estrangement of self-knowing absolute spirit, its shape has the determination that corresponds to immediate consciousness, or to sensuous-certainty. It intuits itself in the form of being, but not that of the spiritless being suffused with contingent determinations of sensation; rather, it is the being suffused with spirit. It likewise includes within itself the form which was to be found in immediate self-consciousness, the form of the master in contrast to the self-consciousness of spirit retreating from its object. – This being suffused with the concept of spirit, is therefore the shape of the simple relation of spirit to itself, or the shape of shapelessness. In virtue of this determination, this shape is the pure, all-containing, luminous essence of the sunrise, which suffuses everything and which preserves itself in its formless substantiality. Its otherness is the equally simple negative, darkness; the movements of its own self-relinquishing, its creations in the unresisting elements of its otherness, are all effusions of light, and in their simplicity they are at the same time both its coming-to-be-for-itself and its return out of its existence, or the shapes of consuming streams of fire. The difference that it gives itself no doubt thrives and proliferates in the substance of existence, and it shapes itself into the forms of nature; however, the essential simplicity of its thinking wanders here and there without any constancy, sometimes enlarging its boundaries to a measureless extent, and then, in its own sublimity, it brings its own beauty, which it has heightened into splendor, into dissolution.

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Conversaciones en el Atrium

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