Gespräche in der Dämmerung 00683
Parte de:
C. (CC.) La religión [C. (CC.) Die Religion] / VII: La religión [Die Religion]
[Pasos de este devenir; división del capítulo]
Tabla de contenidos
Gespräche in Jena
[683] Die erste Wirklichkeit desselben ist der Begriff der Religion selbst oder sie als unmittelbare und also natürliche Religion; in ihr weiß der Geist sich als seinen Gegenstand in natürlicher oder unmittelbarer Gestalt. Die zweite aber ist notwendig diese, sich in der Gestalt der aufgehobenen Natürlichkeit oder des Selbsts zu wissen. Sie ist also die künstliche Religion, denn zur Form des Selbsts erhebt sich die Gestalt durch das Hervorbringen des Bewußtseins, wodurch dieses in seinem Gegenstande sein Tun oder das Selbst anschaut. Die dritte endlich hebt die Einseitigkeit der beiden ersten auf; das Selbst ist ebensowohl ein unmittelbares, als die Unmittelbarkeit Selbst ist. Wenn in der ersten der Geist überhaupt in der Form des Bewußtseins, in der zweiten des Selbstbewußtseins ist, so ist er in der dritten in der Form der Einheit beider; er hat die Gestalt des Anundfürsichseins; und indem er also vorgestellt ist, wie er an und für sich ist, so ist dies die offenbare Religion. Ob er aber in ihr wohl zu seiner wahren Gestalt gelangt, so ist eben die Gestalt selbst [502] und die Vorstellung noch die unüberwundene Seite, von der er in den Begriff übergehen muß, um die Form der Gegenständlichkeit in ihm ganz aufzulösen, in ihm, der ebenso dies sein Gegenteil in sich schließt. Alsdann hat der Geist den Begriff seiner selbst erfaßt, wie wir nur erst ihn erfaßt haben, und seine Gestalt oder das Element seines Daseins, indem sie der Begriff ist, ist er selbst.
Conversaciones en Valencia
[Pasos de este devenir; división del capítulo]
[683]1Epígrafe: Pasos de este devenir; división del capítulo. La primera realidad del espíritu es el concepto mismo de religión X31X,2O el tenerse ahí delante el espíritu en su inmediatez, pero como espíritu. o es la religión en cuanto religión inmediata, y, por tanto, en cuanto religión natural; en ella el espíritu se sabe como objeto suyo [como objeto de él mismo] en forma o figura [Gestalt] natural o inmediata [cap. VII, A]. Pero la segunda realidad del espíritu es necesariamente la de saberse en la forma de la naturalidad suprimida y superada, es decir, la de saberse en la forma del self [del sí-mismo]. Esa forma o figura es, por tanto, la religión del arte [o la religión-arte], pues esa figura se eleva a la forma del self [o se levanta a la forma de self] mediante la producción u obra de una conciencia, mediante la cual producción u obra esta conciencia no ve o no mira o no contempla en su objeto [no contempla en esa su producción o producto] sino a su propio hacer y a su propio self [cap. VII, B]. Y la tercera realidad [y por tanto Gestalt], finalmente, suprime y supera la unilateralidad de las dos anteriores; el self es tanto self inmediato como la inmediatez es self. Y así, si en la primera forma o figura el espíritu es en la forma de conciencia, y en la segunda lo es en la forma [Form] de autoconciencia, en la tercera el espíritu es o lo es en la forma de la unidad de ambas, es decir, de conciencia y autoconciencia. Y en esta forma o figura [Gestalt], el espíritu tiene la forma [Gestalt] del ser en y para sí; y en cuanto el espíritu queda así representado [es decir, se vuelve manifiesto o se revela tal como él es en y para sí], resulta que esta religión es la religión manifiesta o religión revelada [offenbare Religion] [cap. VII, C]. Y respecto a la cuestión de si con ello el espíritu ha alcanzado su verdadera forma [Gestalt], resulta que precisamente es la Gestalt misma y la representación [Vorstellung] [en cuanto la Gestalt es Vorstellung], las que todavía representan el lado no superado a partir del cual el espíritu [superando ese lado no superado] ha de transitar al concepto [Begriff] [cap. VIII], a fin de disolver enteramente en él [en el concepto] X32X3Vide infra Algunas aclaraciones X32X. la forma de la objetualidad, de disolverla en él [en el concepto], que incluye asimismo en sí a ese su contrario X33X.4Vide infra Algunas aclaraciones X33X. Es entonces [o será entonces] cuando el espíritu haya entendido o aprehendido [o dado alcance a] el concepto de sí mismo, tal como nosotros hemos empezado aprehendiéndolo X34X,5Vide infra Algunas aclaraciones X34X. y su forma o figura o el elemento de su existencia (en cuanto esa forma o figura sea o es el concepto), no es otra o no será otra que el espíritu mismo X15X.6Vide infra Algunas aclaraciones X35X.
Algunas aclaraciones
X31X
O el tenerse ahí delante el espíritu en su inmediatez, pero como espíritu.
X32X
Si el pronombre personal de la frase se interpreta no como concepto sino como espíritu, otra traducción posible es: disolver enteramente en él [en el espíritu] la forma de la objetualidad, en él [en el espíritu], que incluye a sí mismo en sí a ese su contrario. Ello también sería correcto. Pero me parece que el autor quiere contraponer representación y concepto, no representación y espíritu.
X33X
Con lo cual se está diciendo también que, mientras se mantenga la forma de la objetualidad y, por tanto, la forma de la representación, como no podría ser de otra manera, ni se ve cómo podría evitarse, la lectura que se está haciendo de la presente obra no es sino inevitablemente de tipo religioso o teológico. Es decir, de tipo puramente representativo. Para que no fuera así, habría de resultar que el saber del Absoluto, es decir, el saber que tiene por objeto el Absoluto, tendría que acabar sabiéndose como saber del Absoluto, es decir, como saber que tiene por sujeto el Absoluto, es decir, que es cosa del Absoluto, y cabe preguntarse si tal cosa puede producirse en el saber de algún mortal. A veces sí lo han pretendido los místicos. Ahora bien, cuando el filósofo atrapa conceptualmente aquello que Rumi, San Juan de la Cruz o Juan Ramón Jiménez (por indicar algunos nombres) están diciendo, resulta que propiamente sólo se trataba de la memoria de ello, como aun veremos en el cap. VIII, y que de lo que en realidad se está hablando es otra vez de lo tratado en el cap. I, es decir, de lo Inefable inmediato.
Después de haber empleado muchas horas en dar vueltas a este libro de Hegel, aconsejo al lector lo siguiente: si después de haber entendido bien el libro, y sólo entonces, el lector llega a la conclusión de tener la noción de Absoluto como algo fijo y bien atado, referible a algo, convénzase de no haber entendido ni una palabra de lo dicho en este libro. De ahí que las lecturas y las exposiciones que suelen hacerse de él se muevan en el terreno de la representación religiosa vulgar y corriente (sin que, en lo que se refiere a cercanía a Hegel, alcancen ni mucho menos la altura de la mejor teología protestante o católica).
X34X
Y así resulta que nuestro punto de vista ha sido siempre ya el del Nous, que finalmente se da alcance a sí mismo sabiéndose como su propio autodespliegue. Solamente que en tal forma de hablar hay un último punto de desasosiego, pues al hablar así, el Nous queda convertido en un objeto del que se habla, contra lo supuesto.
X35X
Es como lo Incondicionado llegará a saberse él tal como nosotros lo sabemos, y ello no consistirá sino en un retornar de nuestro saber al fundamento de ese nuestro saber como saberse de lo Incondicionado. Si ello fuera así, pocas dudas cabría concebir entonces tanto acerca del carácter realísimo como acerca de la absoluta legitimad que asiste a tal autotransparente actualidad de la existencia moderna.
Conversaciones en Madrid
[683] La primera realidad efectiva de este espíritu es el concepto de la religión misma, o bien, ésta en cuanto religión inmediata y, por tanto, natural; en ella, el espíritu se sabe como su propio objeto en figura natural o inmediata. Pero la segunda realidad efectiva es necesariamente ésta: saberse en la figura de la naturalidad cancelada o del sí-mismo. Es, entonces, la religión artificial X168X;7künstliche Religion. En adelante, Hegel hablará sólo de Kunst-Religion, de religión del arte, o que tiene lugar por el arte. Dado que aquí, y sólo aquí, utiliza künstlich, traduzco «artificial», que mantiene el contraste con religión «natural». pues, la figura se eleva hasta la forma del sí-mismo por el producir de la conciencia, con lo que ésta contempla en su objeto su actividad, o el sí-mismo. La tercera, finalmente, cancela y asume el carácter unilateral de las dos primeras; el sí-mismo es tanto un sí-mismo inmediato como la inmediatez es sí-mismo. Si en la primera el espíritu está, como tal, en forma de conciencia y en la segunda en forma de autoconciencia, en la tercera está en forma de la unidad de ambas; tiene la figura de lo en y para-sí; y estando él representado tal como él es en y para sí, eso es la religión puesta de manifiesto. Pero aunque sea dentro de ella como él llega, sin duda, a su figura verdadera, la figura misma, precisamente, y la representación, son todavía el lado no superado desde el cual el espíritu tiene que pasar al concepto para disolver plenamente dentro de él la forma de la objetualidad. dentro de él, que encierra también dentro de sí a este contrario suyo. Entonces, el espíritu ha captado el concepto de sí mismo, igual que nosotros sólo entonces lo captamos por primera vez a él, y su figura o el elemento de su existencia, en tanto que es concepto, es el espíritu mismo.
Algunas aclaraciones
X168X = künstliche Religion. En adelante, Hegel hablará sólo de Kunst-Religion, de religión del arte, o que tiene lugar por el arte. Dado que aquí, y sólo aquí, utiliza künstlich, traduzco «artificial», que mantiene el contraste con religión «natural».
Conversations in Washington
[683] [683]8We kept the numeration given by the editor in the printed edition The first actuality of spirit is the concept of religion itself, or religion as immediate and thus as natural religion; within it, spirit knows itself as its object in a natural, or immediate shape. However, the second actuality is necessarily that of spirit knowing itself in the shape of sublated naturalness, or the naturalness of the self. This is therefore religion as art, for the shape elevates itself into the form of the self through the engendering of consciousness, the result of which is that this consciousness intuits in its object its own doing, or the self. Finally, the third actuality sublates the one-sidedness of the first two; the self is an immediate self just as much as immediacy is the self. However much in the first case, spirit is in the form of consciousness and in the second in the form of self-consciousness, still in the third case, it is in the form of the unity of both. It has the shape of being-in-and-for-itself, and while it is therefore represented as it is in and for itself, this is the revealed religion. However, although spirit indeed arrives at its true shape in revealed religion, the very shape itself and the representational thought9Vorstellung of it are still the aspect which has not been overcome. Spirit must pass over from that aspect into the concept in order to fully dissolve the form of objectivity in the concept, the concept which likewise includes its opposite within itself. At that point, spirit has grasped the concept of itself as we have just grasped it, and its shape, or the element of its existence, is, because it is the concept, spirit itself.
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