Gespräche in der Dämmerung 00665

Parte de:

C. (BB) El espíritu [C. (BB) Der Geist] / Capítulo VI: El espíritu [VI. Der Geist] / C. El espíritu seguro de sí mismo. La moralidad [C. Der seiner selbst gewisse Geist. Die Moralität] / c. La conciencia moral [Gewissen], y el alma bella, el mal y su perdón [c. Das Gewissen. Die schöne Seele, das Böse und seine Verzeihung]

 

[El malévolo hacer de la conciencia enjuiciadora; la conciencia enjuiciadora como el ayuda de cámara de la moralidad]

Gespräche in Jena

[665] Das Urteilen ist aber auch als positive Handlung des Gedankens zu betrachten und hat einen positiven Inhalt; durch diese Seite wird der Widerspruch, der in dem auffassenden Bewußtsein vorhanden ist, und seine Gleichheit mit dem ersten noch vollständiger. – Das handelnde Bewußtsein spricht dies sein bestimmtes Tun als Pflicht aus, und das beurteilende kann ihm dies nicht ableugnen; denn die Pflicht selbst ist die jeden Inhalts fähige, inhaltlose Form, – oder die konkrete Handlung, in ihrer Vielseitigkeit an ihr selbst verschieden, hat die allgemeine Seite, welche die ist, die als Pflicht genommen wird, ebensosehr an ihr als die besondere, die den Anteil und das Interesse des Individuums ausmacht. Das beurteilende Bewußtsein bleibt nun nicht bei jener Seite der Pflicht und bei dem Wissen des Handelnden davon, daß dies seine Pflicht, das Verhältnis und der Stand seiner Wirklichkeit sei, stehen. Sondern es hält sich an die andere Seite, spielt die Handlung in das Innere hinein und erklärt sie aus ihrer von ihr selbst verschiedenen Absicht und eigennützigen Triebfeder. Wie jede Handlung der Betrachtung ihrer Pflichtgemäßheit fähig ist, ebenso dieser anderen Betrachtung der Besonderheit; denn als Handlung ist sie die Wirklichkeit des Individuums. – Dieses Beurteilen setzt also die Handlung aus ihrem Dasein heraus und reflektiert sie in das Innere oder in die Form der eigenen Besonderheit. – Ist sie von Ruhm begleitet, so weiß es dies Innere als Ruhmsucht, – ist sie dem Stande des Individuums überhaupt angemessen, ohne über diesen hinauszugehen, und so beschaffen, daß die Individualität den Stand nicht als eine äußere Bestimmung an ihr hängen hat, sondern diese Allgemeinheit durch sich selbst ausfüllt und eben dadurch sich als eines Höheren fähig zeigt, so weiß das Urteil ihr Inneres als Ehrbegierde usf. Indem in der Handlung überhaupt das Handelnde [488] zur Anschauung seiner selbst in der Gegenständlichkeit oder zum Selbstgefühl seiner in seinem Dasein und also zum Genusse gelangt, so weiß das Urteil das Innere als Trieb nach eigener Glückseligkeit, bestünde sie auch nur in der inneren moralischen Eitelkeit, dem Genüsse des Bewußtseins der eigenen Vortrefflichkeit und dem Vorschmacke der Hoffnung einer künftigen Glückseligkeit. – Es kann sich keine Handlung solchem Beurteilen entziehen, denn die Pflicht um der Pflicht willen, dieser reine Zweck, ist das Unwirkliche; seine Wirklichkeit hat er in dem Tun der Individualität und die Handlung dadurch die Seite der Besonderheit an ihr. – Es gibt keinen Helden für den Kammerdiener; nicht aber weil jener nicht ein Held, sondern weil dieser – der Kammerdiener ist, mit welchem jener nicht als Held, sondern als Essender, Trinkender, sich Kleidender, überhaupt in der Einzelheit des Bedürfnisses und der Vorstellung zu tun hat. So gibt es für das Beurteilen keine Handlung, in welcher es nicht die Seite der Einzelheit der Individualität der allgemeinen Seite der Handlung entgegensetzen und gegen den Handelnden den Kammerdiener der Moralität machen könnte.

Siguiente párrafo

Párrafo anterior

Ir al índice

Conversaciones en Valencia

[El malévolo hacer de la conciencia enjuiciadora; la conciencia enjuiciadora como el ayuda de cámara de la moralidad]

[665]1Epígrafe: El malévolo hacer de la conciencia enjuiciadora; la conciencia enjuiciadora como el ayuda de cámara de la moralidad. Ahora bien, el juicio puede considerarse también una acción positiva del pensamiento y tiene un contenido positivo; pero mediante este lado, la contradicción presente en la conciencia meramente aprehendiente [o contemplativa], y su igualdad con la primera, se hacen todavía más completas. — La conciencia agente expresa (o explica) ese su determinado hacer como deber, y la conciencia solamente enjuician te [la conciencia sólo aprehendiente, o sólo contemplativa] no puede negar eso; pues el deber mismo no es sino la forma carente de contenido, y susceptible de cualquier contenido, o lo que es igual: la acción concreta, diversa en sí misma por la multiplicidad de sus caras, tiene en sí misma tanto el lado universal, que es el que se toma como deber, como el lado particular, que es el que constituye la cuota y el interés del individuo. Ahora bien, la conciencia enjuiciadora [la conciencia contemplativa] no se queda en ese lado de deber [en ese lado que la acción particular tiene de deber, de universal], y en el saber que el agente tiene de que ése es su deber, y [en el saber que, por tanto, el agente tiene] de que ésa es su situación en lo que concierne a ese deber y de que ése es el estado de su realidad en lo que respecta a ese deber, sino que la conciencia enjuiciadora, se atiene [se agarra] también al otro lado [al lado de interés, aliado de particularidad de la acción], proyecta la acción en el interior [es decir en el interior de ella, en el interior de la acción, en su lado de intención] y la explica por su intención, distinta de esa acción misma, y por móviles egoístas y utilitarios [distintos también de esa acción misma]. Y cada acción, así como es susceptible de consideración en lo que respecta a su conformidad con el deber, así también es susceptible de este otro tipo de consideración, referido a la particularidad [Besonderheit] X289X;2Recuerde el lector todo lo dicho varias veces más arriba acerca del empleo que hace Hegel de los términos Einzelnheit y Besonderheit y todo lo dicho también acerca de su traducción, pues vuelve a resultar relevante en el presente contexto. pues, en cuanto acción, esa acción es la realidad del individuo [es decir, el quedar el individuo puesto ahí fuera, o el ponerse el individuo ahí fuera]. — Ese enjuiciamiento saca, pues, a la acción, la saca, digo, de la propia existencia de ésta [de ese su quedar ahí fuera], y la reflicte o proyecta en su interior y en la forma de su propia particularidad [es decir, de la propia particularidad de la acción] [reflicte la acción en sus móviles, en su intención]. — Y si la acción se ve acompañada por la fama, si la acción se vuelve famosa, entonces ese enjuiciamiento sabe ese interior [interpreta ese interior] como puro afán de prestigio, como puras ganas de cobrar fama; y si la acción se acomoda a la posición, esta tus o estamento del individuo en general, sin ir más allá de él, pero está hecha de suerte que se ve que esa determinación suya [la que representa esa su posición o ese su estamento] no es algo que el individuo lleve colgado [como una medalla o como una adherencia que le aconteció pegársele] sino que el individuo se muestra capaz de llenar por sí solo esa universalidad [la que representa la posición o estamento], mostrándose con ello capaz de un estamento o estatus más alto, entonces el juicio [la conciencia general] sabe ya ese interior [califica ya al interior de esa acción] como puro afán de honores y obsesión por ellos, etc. Y en cuanto la acción puede llevar a que el agente se tenga él ahí delante a sí mismo y se vea él ahí delante a sí mismo y, por tanto, puede llevar al agente a cobrar un genuino sentimiento de sí [un sentirse él a su propia altura] en esa su existencia, y, por consiguiente, a sentirse bien o a sentirse feliz, entonces el juicio ya sabe ese interior [el interior de la acción] como puro afán de felicidad, de eudaimonía, de modo que la acción se reduciría a pura vanidad moral interior, al placer que la conciencia siente por su propia excelencia y a ese abrir boca que representa la esperanza de una completa felicidad futura; ninguna acción puede escapar a tal enjuiciamiento, pues el deber por el deber mismo, ese fin puro [que ya no estaría sometido a tales juicios], es precisamente lo irreal, lo carente de realidad; pues su realidad sólo puede tenerla en el hacer de la individualidad, y la acción precisamente por ello [por ser la acción de una individualidad] no puede menos de llevar consigo [no tiene más remedio que ofrecer siempre] un lado de particularidad [Besonderheit]. — No hay ningún héroe para su ayuda de cámara; pero no porque aquél no sea un héroe, sino porque el ayuda de cámara es su ayuda de cámara, con el cual el héroe nada tiene que ver como héroe, sino sólo como alguien que come, que bebe, que se viste, y en general sólo en lo que respecta a la particularidad [Einzelnheit] de la necesidad y de la representación X290X;3En estas famosas líneas el autor está empleando, pues, Einzelnheit y Besonderheit casi como sinónimos. y así también, para el enjuiciamiento de que venimos hablando, no hay acción alguna, en la que el lado de la particularidad individual no pudiera contraponerse al lado general o universal de la acción, y, contra el agente, ese enjuiciamiento no pudiera hacer de ayuda de cámara de la moralidad.

Algunas aclaraciones

X289X = Recuerde el lector todo lo dicho varias veces más arriba acerca del empleo que hace Hegel de los términos Einzelnheit y Besonderheit y todo lo dicho también acerca de su traducción, pues vuelve a resultar relevante en el presente contexto.

X290X = En estas famosas líneas el autor está empleando, pues, Einzelnheit y Besonderheit casi como sinónimos.

Siguiente párrafo

Párrafo anterior

Ir al índice

Conversaciones en Madrid

[665] Pero la práctica de juzgar hay que examinarla también como acción positiva del pensamiento, y tiene un contenido positivo; gracias a este lado, se hace más completa la contradicción presente en la conciencia que aprehende, así como su igualdad con la primera conciencia. — La conciencia que actúa enuncia que este hacer determinado suyo es un deber, y la conciencia que juzga no puede negárselo; pues el deber es forma susceptible de cualquier contenido, sin contenido ella misma; o bien, la acción concreta, diversa en ella misma y poliédrica, tiene en ella el lado universal —que es el que se toma como deber— tanto como el lado particular, que constituye la participación y el interés del individuo. Ahora bien, la conciencia que juzga no se queda parada en ese lado del deber y en el saber que el que actúa tenga de lo que sean su deber, la relación y el estado de su realidad efectiva. Sino que se atiene al otro lado, conjuga la acción en lo interior, y la explica a partir de su intención, que es diversa de aquélla, y de los resortes egoístas. Toda acción, así como es susceptible de que se examine si es conforme al deber, también lo es de que se haga este otro examen de la particularidad; pues, en tanto que acción, es la realidad efectiva del individuo. — Esta práctica de juzgar, entonces, saca la acción fuera de su existencia, y la reflexiona hacia lo interior, o hacia la forma de la particularidad propia. — Si la acción va acompañada de fama, el juzgar sabe que eso interior es adicción a la fama; si se adecúa a la posición social el individuo, sin ir más allá de ella, y si está hecha de tal manera que la individualidad no lleva esa posición colgando de ella, como una determinación externa, sino que esta universalidad se colma totalmente por sí misma y precisamente por eso se muestra como capaz de algo más alto, entonces, el juzgar sabe lo interno de la acción como apetito de honores, etc. En tanto que, en la acción en general, el que actúa llega a la contemplación de sí mismo en la objetualidad, o llega al autosentimiento de sí en su existencia, y por tanto, al placer, el juzgar sabe lo interior como pulsión hacia una felicidad propia, aunque esta consistiera únicamente en la vanidad moral interior, en el placer de ser consciente de la propia excelencia y en el aperitivo de la esperanza de una felicidad futura. — Ninguna acción puede sustraerse a un juicio de este género, pues el deber por el deber, este fin puro, es lo inefectivo; su realidad efectiva la tiene en el obrar de la individualidad, y por ello, la acción tiene en ella el lado de la particularidad. — No hay héroe para el ayuda de cámara X*X;4Alude a un conocido proverbio francés de la época. pero no porque aquél no sea héroe, sino porque éste es… el ayuda de cámara, con el cual el héroe no trata como héroe, sino como alguien que come, bebe, se viste y, en general, en la singularidad de las necesidades y de la representación. Con lo que para la práctica de enjuiciar no hay ninguna acción en la que ella no pueda contraponer el lado de la singularidad de la individualidad al lado universal de la acción, y en la que, frente al que actúa, no pueda hacer de ayuda de cámara de la moralidad.

Algunas aclaraciones

X*X = Alude a un conocido proverbio francés de la época.

Siguiente párrafo

Párrafo anterior

Ir al índice

Conversations in Washington

[665] [665]5We kept the numeration given by the editor in the printed edition However, judging is also to be regarded as a positive action on the part of thought, and it has a positive content, and through this aspect, the contradiction which is present in the apprehending consciousness and its equality with the first consciousness become even more complete. – The acting consciousness pronounces its determinate doing to be duty, and the judgmental consciousness cannot deny it this, for duty itself is the form capable of all content, contentless form – or, it is concrete action which is in its own self diverse in its many-sidedness. It has both the universal aspect, which is the aspect taken as duty, and just as much in it as the particular aspect, which constitutes the individual’s share and interest. Now, the judging consciousness stops short neither at the former aspect of duty nor the agent’s knowing that this is his duty, the relationship and the standing of his actuality. Rather, it holds on to the other aspect, spins the action off into the inward realm, and explains the action according to an intention and a self-serving motive which is different from the action itself. As every action is capable of being considered from the point of view of dutifulness, equally so can every action be considered from the point of view of particularity, for as an action it is the actuality of an individual. – This assessment thus puts the action outside of its existence and reflects it into the inner, or into the form of its own particularity. If the action is accompanied by fame, then it knows this inwardness to be a craving for fame. – If the action is wholly in conformity with the social estate of the individual, if it does not go beyond that status, and if this individuality’s social estate is not an external determination tacked onto him but is the very conduit by which this universality fills itself out, and if as a result the individuality shows himself to be fitting for an even higher social estate, then the judgment knows his inwardness as ambition for honor, and so forth. While in the action itself, the agent achieves an intuition of himself in [the realm of] objectivity, or he arrives at a feeling for his own self in his existence and thus obtains gratification, the judgment knows his inwardness to be a drive towards his own happiness, even if this happiness were to consist only in inner moral vanity, in the enjoyment of a consciousness of his own excellence, and in the foretaste of a hope for a future happiness. – No action can escape being judged in such a way, for duty for duty’s sake, this pure purpose, is the non-actual. It has its actuality in what individuality does, and as a result, the action has the aspect of particularity in itself. – No man is a hero to his valet, but not because that man is not a hero, but rather because the latter is – a valet, a person with whom the hero deals not as a hero but as someone who eats, drinks, gets dressed, in general in the singularity of the hero’s needs and ideas.6Vorstellung For that kind of judgmental assessment, there is no action for which such judgmental assessment cannot oppose the aspect of the singularity of individuality to the action’s universal aspect, and there is no action in which it cannot play the part of the moral valet towards the actor.

Siguiente párrafo

Párrafo anterior

Ir al índice

Conversaciones en el Atrium

EN CONSTRVCCION

EN CONSTRVCCION

Siguiente párrafo

Párrafo anterior

Ir al índice

Sidebar



error: Content is protected !!