Gespräche in der Dämmerung 00662
Parte de:
C. (BB) El espíritu [C. (BB) Der Geist] / Capítulo VI: El espíritu [VI. Der Geist] / C. El espíritu seguro de sí mismo. La moralidad [C. Der seiner selbst gewisse Geist. Die Moralität] / c. La conciencia moral [Gewissen], y el alma bella, el mal y su perdón [c. Das Gewissen. Die schöne Seele, das Böse und seine Verzeihung]
[Empecinamientos unilaterales; que la igualdad no se produce ni por la atenencia de la conciencia mala a sí misma, ni por el juicio de condena por parte del deber]
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Gespräche in Jena
[662] Auch kommt diese Gleichheit weder durch das einseitige Beharren des bösen Bewußtseins auf sich noch durch das Urteil des Allgemeinen zustande. – Wenn jenes sich gegen das Bewußtsein der Pflicht verleugnet und, was dieses für Schlechtigkeit, für absolute Ungleichheit mit dem Allgemeinen aussagt, als ein Handeln nach dem inneren Gesetze und Gewissen behauptet, so bleibt in dieser einseitigen Versicherung der Gleichheit seine Ungleichheit mit dem Anderen, da ja dieses sie nicht glaubt und nicht anerkennt. – Oder da das einseitige Beharren auf einem Extreme sich selbst auflöst, so würde das Böse sich zwar dadurch als Böses eingestehen, aber darin sich unmittelbar aufheben und nicht Heuchelei sein, noch als solche sich entlarven. Es gesteht sich in der Tat als Böses durch die Behauptung ein, daß es, dem anerkannten Allgemeinen entgegengesetzt, nach seinem inneren Gesetze und Gewissen handle. Denn wäre dies Gesetz und Gewissen nicht das Gesetz seiner Einzelheit und Willkür, so wäre es nicht etwas Inneres, Eigenes, sondern das allgemein Anerkannte. Wer darum sagt, daß er nach seinem Gesetze und Gewissen gegen die anderen handle, sagt in der Tat, daß er sie mißhandle. Aber das wirkliche Gewissen ist nicht dieses Beharren auf dem Wissen und Willen, der dem Allgemeinen sich entgegensetzt, sondern das Allgemeine ist das Element seines Daseins, und seine Sprache sagt sein Tun als die anerkannte Pflicht aus. [486]
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[Empecinamientos unilaterales; que la igualdad no se produce ni por la atenencia de la conciencia mala a sí misma, ni por el juicio de condena por parte del deber]
[662]1Epígrafe: Empecinamientos unilaterales; que la igualdad no se produce ni por la atenencia de la conciencia mala a sí misma, ni por el juicio de condena por parte del deber. Y tampoco puede producirse dicha igualdad ni mediante un empecinamiento [Beharren] unilateral de la conciencia [Bewusstseyn] mala en sí [es decir, un empecinarse ella en ella misma, o mediante un aferrarse ella a ella misma], ni mediante juicio de lo universal [mediante juicio emitido por lo universal]. — Si aquella conciencia [la conciencia mala] se cierra frente a la conciencia del deber, y lo que el juicio general tiene por cosa mala, es decir, lo que el juicio general declara una desigualdad absoluta con lo universal, aquélla [la conciencia mala] lo tiene por una acción conforme a sus leyes internas y a su conciencia [Gewissen], y lo afirma así, resulta que en tal aseguramiento [Versicherung] o aseveración unilaterales de la igualdad sigue en pie la desigualdad con el otro, ya que éste no cree tales aseguramientos y garantías, ni los reconoce. — O lo que es lo mismo [o dicho de otra manera]: como el empecinamiento unilateral en un extremo [como el empecinamiento unilateral en un extremo Uno], acaba disolviéndose a sí mismo [pues ese extremo Uno tiene que pretender estar abarcando los dos extremos], resultaría que lo malo acabaría, ciertamente, confesándose por medio de ello como lo malo [pues al empecinarse en sí como extremo, como un extremo, como un extremo Uno, acabaría negando al otro, en vez de abarcarlo], pero en ello se suprimiría y superaría a la vez inmediatamente a sí mismo, con lo cual no sería ya hipocresía ni podría desenmascararse como tal [se está declarando ella misma mala al prescindir del otro extremo, del extremo de lo Universal]. Pues lo malo se confiesa, efectivamente, como malo, precisamente afirmando que se opone a lo universal reconocido y que está actuando conforme a su ley interior y a su conciencia [Gewissen]. Pues si esa ley y esa conciencia [Gewissen] [conforme a las que está actuando] no fueran la ley de su particularidad [de su individualidad, Einzelnheit] y de su arbitrio, entonces no serían algo interno, no serían algo propio, sino que serían lo generalmente o universalmente reconocido. Por tanto, quien dice que está actuando conforme a sus propias leyes [conforme a su ley] y conforme a su propia conciencia [Gewissen] en contra de todos los demás, lo que efectivamente está diciendo es que está obrando mal. Ahora bien, la conciencia [Gewissen] real [es decir, el Gewissen, que efectivamente es tal] no es este empecinarse en el saber y en la voluntad que se contrapone [o que es opuesta] a lo universal, sino que lo universal es el elemento de su existencia [es decir, constitutivamente el Gewissen tiene que pretender abarcar ambos extremos], y su lenguaje es una explicación de su hacer [es una explicación de lo que está haciendo] como cumplimiento del deber reconocido [es decir, un explicar cómo lo que se está haciendo es deber reconocido].
Conversaciones en Madrid
[662] Además, esta igualdad no llega a producirse por que la conciencia malvada se obstine unilateralmente e sí, ni por el juicio de la conciencia universal. — Si aquélla se niega a sí frente a sí frente a la conciencia del deber y afirma que eso que ésta última declara como maldad, como absoluta desigualdad con lo universal, es un actuar de acuerdo con la ley y la certeza moral interna, entonces, dentro de esta aseveración unilateral de la igualdad, permanece su desigualdad con el otro, puesto que éste no la cree ni tampoco la reconoce. — O bien, dado que el obstinarse unilateral en uno único extremo se disuelve a sí mismo, el mal confesaría entonces, ciertamente, ser un mal, pero al hacerlo, se cancelaría inmediatamente y ni sería hipocresía ni se desenmascararía como tal. De hecho, se confiesa como mal por la afirmación de que, contrapuesto como está a lo reconocido como universal, actúa según su ley y certeza moral internas. Pues, si esta ley y certeza moral no fueran la ley de su singularidad y de su arbitrio, no serían algo interno, propio, sino lo universalmente reconocido. Por eso, quien dice que actúa frente a los otros según su propia ley y certeza moral, está diciendo, de hecho, que los maltrata. Pero la certeza moral efectiva no es este obstinarse en el saber y la voluntad que se contrapone a lo universal, sino que lo universal es el elemento de su existencia, y su lenguaje declara que su actividad es el deber reconocido.
Conversations in Washington
[662] [662]2We kept the numeration given by the editor in the printed edition This equality is also brought about neither by the evil consciousness in its one-sided insistence on itself nor by the judgment of the universal. – However much the former denies itself vis-à-vis the consciousness of duty, and however much it asserts that what the latter pronounces to be wickedness, absolute inequality with the universal, is instead as an action according to inner law and conscience, still there remains in this one-sided assurance of equality its inequality with the other, for this other neither believes his assurance nor does it give it any recognition. Or, since the one-sided insistence on one extreme dissolves itself, evil would as a result confess to being evil, but in so doing would immediately sublate itself and thus would not be hypocrisy, nor would it have unmasked itself as such hypocrisy. It in fact confesses to being evil through its assertion that it acts according to its own inner law and conscience in opposition to what is recognized as universal. If this law and conscience were not the law of its singular individuality and its own arbitrary free choice, then it would not be something inward, not be something its own, but instead be what is universally recognized. Whoever for that reason says that he acts with regard to others according to his own law and his own conscience is saying in fact that he is mistreating them. However, actual conscience is not this insistence on knowing and willing which opposes itself to the universal; rather, the universal is the element of its existence, and its language pronounces its doing as a recognized duty.
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