Gespräche in der Dämmerung 00643
Parte de:
C. (BB) El espíritu [C. (BB) Der Geist] / Capítulo VI: El espíritu [VI. Der Geist] / C. El espíritu seguro de sí mismo. La moralidad [C. Der seiner selbst gewisse Geist. Die Moralität] / c. La conciencia moral [Gewissen], y el alma bella, el mal y su perdón [c. Das Gewissen. Die schöne Seele, das Böse und seine Verzeihung]
[b. Gewissen y acción: Gewissen y lo esencial del caso]
Tabla de contenidos
Gespräche in Jena
[643] Auf gleiche Weise verhält es sich mit der Allgemeinheit des Wesens oder der Bestimmung des Inhalts durchs reine Bewußtsein. – Das zum Handeln schreitende Gewissen bezieht sich auf die vielen Seiten des Falles. Dieser schlägt sich auseinander und ebenso die Beziehung des reinen Bewußtseins auf ihn, wodurch die Mannigfaltigkeit des Falles eine Mannigfaltigkeit von Pflichten ist. – Das Gewissen weiß, daß es unter ihnen zu wählen und zu entscheiden hat; denn keine ist in ihrer Bestimmtheit oder in ihrem Inhalte absolut, sondern nur die reine Pflicht. Aber dies Abstraktum hat in seiner Realität die Bedeutung des selbstbewußten Ich erlangt. Der seiner selbst gewisse Geist ruht als Gewissen in sich, und seine reale Allgemeinheit oder seine Pflicht liegt in seiner reinen Überzeugung von der Pflicht. Diese reine Überzeugung ist als solche so leer als die reine Pflicht, rein in dem Sinne, daß nichts in ihr, kein bestimmter Inhalt Pflicht ist. Es soll aber gehandelt, es muß von dem Individuum bestimmt werden; und der seiner selbst gewisse Geist, in dem das Ansich die Bedeutung des selbstbewußten Ich erlangt hat, weiß diese Bestimmung und Inhalt in der unmittelbaren Gewißheit seiner selbst zu haben. Diese ist als Bestimmung [472] und Inhalt das natürliche Bewußtsein, d.h. die Triebe und Neigungen. – Das Gewissen erkennt keinen Inhalt für es als absolut, denn es ist absolute Negativität alles Bestimmten. Es bestimmt aus sich selbst; der Kreis des Selbsts aber, worein die Bestimmtheit als solche fällt, ist die sogenannte Sinnlichkeit; einen Inhalt aus der unmittelbaren Gewißheit seiner selbst zu haben, findet sich nichts bei der Hand als sie. – Alles, was in früheren Gestalten als Gut oder Schlecht, als Gesetz und Recht sich darstellte, ist ein Anderes als die unmittelbare Gewißheit seiner selbst; es ist ein Allgemeines, das jetzt ein Sein für Anderes ist; oder anders betrachtet, ein Gegenstand, welcher, das Bewußtsein mit sich selbst vermittelnd, zwischen es und seine eigene Wahrheit tritt und es vielmehr von sich absondert, als daß er seine Unmittelbarkeit wäre. – Dem Gewissen aber ist die Gewißheit seiner selbst die reine unmittelbare Wahrheit; und diese Wahrheit ist also seine als Inhalt vorgestellte unmittelbare Gewißheit seiner selbst, d.h. überhaupt die Willkür des Einzelnen und die Zufälligkeit seines bewußtlosen natürlichen Seins.
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[b. Gewissen y acción: Gewissen y lo esencial del caso]
[643]1Epígrafe: b. Gewissen y acción: Gewissen y lo esencial del caso. De la misma manera ocurre [o de la misma manera se comporta la conciencia, Gewissen] con la universalidad de la esencia [Wesen], o con la determinación del contenido por la conciencia pura [o con la determinación que del contenido hace la conciencia pura; reines Bewusstseyn]. — La conciencia [Gewissen] que se endereza a la acción se relaciona con las múltiples caras o lados del caso. Éste se hace pedazos, se divide en mil lados, y asimismo se hace pedazos y se divide en mil cosas la referencia de la conciencia pura a él, con lo cual la diversidad del caso resulta ser [o se convierte en] una diversidad de deberes. — La conciencia moral [Gewissen] sabe que ha de elegir entre ellos y que ha de decidirse por uno o por otro; pues ninguno de ellos es absoluto en su determinidad o en su contenido, sino que absoluto sólo lo es el puro deber. Pero este abstractum, al obtener realidad, ha cobrado el significado de yo autoconsciente [es decir, no significa otra cosa que yo autoconsciente]. El espíritu seguro de si mismo estriba en sí como Gewissen [es decir, estriba en sí en cuanto siendo él Gewissen], y su universalidad real o su deber radican en la pura convicción que él tiene de ese deber. Pero esta convicción pura es como tal tan vacía como el puro deber, puro en el sentido de que nada en él, es decir, ningún contenido determinado es deber en él. Pero no hay más remedio que actuar [o debe actuarse], el individuo ha de determinarse [ha de tomar una determinación]. Y el espíritu seguro de sí mismo, en el que el en-sí ha cobrado el significado de yo autoconsciente, sabe procurarse esta determinación y contenido [la que necesita para la concreta opción en ese su tener él que actuar], sabe procurarse, digo, esta determinación y contenido en la certeza inmediata de sí mismo [es decir, buscándolo y encontrándolo en ella]. Y la tal certeza inmediata de sí mismo, en lo que se refiere a determinación y contenido, no es sino la conciencia natural, es decir, los impulsos y las inclinaciones. La conciencia moral [Gewissen] no reconoce para ella ningún contenido como absoluto, pues ella es la absoluta negatividad de todo lo determinado. Ella se determina por sí misma; ahora bien, el círculo del self dentro del que cae la determinidad como tal, es lo que llamamos sensibilidad; a la hora de tener un contenido proveniente de la certeza inmediata de sí mismo, o para tener ese contenido, no queda, pues, a mano otra cosa que ella. — Todo lo que en las figuras anteriores se presentaba como bueno o como malo, como ley y como derecho, es algo distinto que la certeza inmediata de sí mismo; pues todo ello es [o era] un universal que ahora resulta ser un ser para otro; o consideradas las cosas de otro modo: todo ello es [o era] un objeto que, mediando a la conciencia [Bewusstseyn] consigo misma, se interpone entre ella y su propia verdad, y separa a la conciencia de sí misma más que constituir [o que ser] la inmediatez de esa conciencia X268X.2Todo lo anterior (incluyendo lo relacionado con el deber en el sentido de Kant, tras la contradictoria experiencia que hace la visión moral del mundo) se convierte para la conciencia moral como Gewissen en momento desapareciente, por encima del cual está de antemano ella. — Pero para la conciencia moral [Gewissen] la certeza de sí misma es la pura verdad inmediata; y esta verdad es, pues, la certeza inmediata de sí misma representada como contenido, es decir: [esta verdad no es otra cosa que] el arbitrio del individuo particular [Einzelner] y la contingencia de su ser [Seyn] natural inconsciente [es decir, la contingencia del ser [Seyn] natural inconsciente de ese individuo particular].
Algunas aclaraciones
X268X = Todo lo anterior (incluyendo lo relacionado con el deber en el sentido de Kant, tras la contradictoria experiencia que hace la visión moral del mundo) se convierte para la conciencia moral como Gewissen en momento desapareciente, por encima del cual está de antemano ella.
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[643] Lo mismo pasa con la universalidad de la esencia, o con la determinación del contenido por medio de la conciencia pura. — La certeza moral que pasa a la acción está en referencia con los múltiples aspectos del caso. Éste se desintegra, así como la referencia a él de la conciencia pura, con lo que la multiplicidad del caso es una multiplicidad de deberes. — La certeza moral sabe que tiene que elegir y decidir entre ellos; pues ninguno es absoluto en su determinidad o en su contenido, sino que sólo el deber puro lo es. Pero este abstractum ha alcanzado en su realidad, la de la certeza moral, el significado del yo autoconsciente. El espíritu cierto de sí mismo, en cuanto certeza moral, descansa sobre sí, y su universalidad real, o su deber, reside en su convicción pura del deber. Esta convicción pura, en cuanto tal, es tan vacía como el deber puro, puro en el sentido de que nada dentro de ella, ningún contenido determinado, es deber. Pero hay que actuar, y el individuo tiene que determinar; y el espíritu cierto de sí mismo, en el cual lo en-sí ha alcanzado el significado del yo autoconsciente, sabe que tiene esta determinación y contenido en la certeza inmediata de sí mismo. Ésta, en cuanto determinación y contenido, es la conciencia natural, es decir,las pulsiones y las inclinaciones. — La certeza moral no reconoce ningún contenido como absoluto para ella, pues es negatividad absoluta de todo lo determinado. Ella determina a partir de sí misma; pero el círculo del sí-mismo en el que cae la determinidad como tal es lo que se llama sensibilidad; no se encontrará a mano otra cosa que ésta para tener un contenido a partir de la certeza inmediata de sí mismo. Todo lo que en las figuras anteriores se presentaba como bueno o malo, como ley y derecho, es algo otro que la certeza inmediata de sí mismo; es un universal que ahora es un ser para otro; o bien, examinado de otra manera, es un objeto que, mediando a la conciencia consigo misma, se interpone entre ella y su propia verdad, y más bien la separaría de sí misma que sería su inmediatez. — Mientras que, a los ojos de la certeza moral, la certeza de sí misma es la verdad inmediata pura; y esta verdad, entonces, es su certeza inmediata de sí misma representada en cuanto contenido, es decir, es, nada más y nada menos que el arbitrio del individuo singular y la azarosidad de su ser natural carente de conciencia.
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[643] [643]3We kept the numeration given by the editor in the printed edition It conducts itself in the same way with the universality of the essence, or with the determination of the content through pure consciousness – Conscience, striding forth into action, relates itself to the various aspects of the case. The case breaks up into separate elements, just as does the relation of pure consciousness to it, whereby the multiplicity of the case is a multiplicity of duties – Conscience knows that it has to choose among them and to decide, for none of them are absolute in their determinateness or in their content. Rather, only pure duty is absolute. However, in its reality, this abstractum has arrived at the point of signifying the self-conscious I. As conscience, spirit certain of itself is motionless within itself, and its real universality, or its duty, lies in its pure conviction of duty. This pure conviction as such is just as empty as pure duty; it is pure in the sense that there is nothing in it, that no determinate content is a duty. But action is supposed to occur, and it must be determined by the individual. Moreover, spirit certain of itself, in which the in-itself has arrived at the significance of the self-conscious I, knows that it has this determination, this content, in the immediate certainty of its own self. As determination and content, this certainty is natural consciousness, i.e., the impulses and inclinations. – Conscience cognizes no content as absolute for it because conscience is the absolute negativity of everything determinate. It makes its determination from itself alone, but the circle of the self into which determinateness as such falls is that of so-called sensibility, and in order to have a content provided by its immediate certainty of itself, it finds nothing else present but sensibility itself. – Everything which in previous shapes had exhibited itself as good or bad, or as law and right, is an other than the immediate certainty of itself. It is a universal which is now a being for an other, or, looked at otherwise, it is an object which, mediating consciousness with itself, comes between consciousness and its own truth and dissociates consciousness from itself instead of it, the object, being the immediacy of consciousness – However, to conscience, the certainty of itself is the pure immediate truth, and this truth is thus its immediate certainty of itself represented as content, i.e., the arbitrary free choice of the singular individual and the contingency of his unconscious natural being.
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