Gespräche in der Dämmerung 00632

C. (BB) Der Geist / C. (BB) El espíritu

VI. Der Geist / Capítulo VI: El espíritu

C. Der seiner selbst gewisse Geist. Die Moralität / C. El espíritu seguro de sí mismo. La moralidad

c. Das Gewissen. Die schöne Seele, das Böse und seine Verzeihung / c. La conciencia moral [Gewissen], y el alma bella, el mal y su perdón

 

[De cómo el resultado de lo anterior es que la conciencia sabe su individualidad inmediata como puro saber y pura acción, como la verdadera realidad y la verdadera armonía]

Gespräche in Jena

[632] [464] Die Antinomie der moralischen Weltanschauung, daß es ein moralisches Bewußtsein gibt und daß es keines gibt, – oder daß das Gelten der Pflicht ein Jenseits des Bewußtseins ist und umgekehrt nur in ihm stattfindet, war in die Vorstellung zusammengefaßt worden, worin das nichtmoralische Bewußtsein für moralisch gelte, sein zufälliges Wissen und Wollen für vollwichtig angenommen und die Glückseligkeit ihm aus Gnade zuteil werde. Diese sich selbst widersprechende Vorstellung nahm das moralische Selbstbewußtsein nicht über sich, sondern verlegte sie in ein ihm anderes Wesen. Aber dies Hinaussetzen dessen, was es als notwendig denken muß, außer sich selbst ist ebenso der Widerspruch der Form nach, wie jener es dem Inhalte nach ist. Weil aber an sich eben das, was als widersprechend erscheint und in dessen Trennung und Wiederauflösung die moralische Weltanschauung [464] sich herumtreibt, dasselbe ist, die reine Pflicht nämlich als das reine Wissen nichts anderes als das Selbst des Bewußtseins und das Selbst des Bewußtseins das Sein und Wirklichkeit [ist], – ebenso, was Jenseits des wirklichen Bewußtseins sein soll, nichts anderes als das reine Denken, also in der Tat das Selbst ist, so geht für uns oder an sich das Selbstbewußtsein in sich zurück und weiß dasjenige Wesen als sich selbst, worin das Wirkliche zugleich reines Wissen und reine Pflicht ist. Es selbst ist sich das in seiner Zufälligkeit Vollgültige, das seine unmittelbare Einzelheit als das reine Wissen und Handeln, als die wahre Wirklichkeit und Harmonie weiß.

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Conversaciones en Valencia

[De cómo el resultado de lo anterior es que la conciencia sabe su individualidad inmediata como puro saber y pura acción, como la verdadera realidad y la verdadera armonía]

[632]1Epígrafe: De cómo el resultado de lo anterior es que la conciencia sabe su individualidad inmediata como puro saber y pura acción, como la verdadera realidad y la verdadera armonía. X259X2Nota al epígrafe: El problema de traducción que a partir de este momento plantea el empleo de las expresiones moralisches Bewusstseyn y Gewissen, que han de traducirse ambas en castellano por conciencia moral, lo resolveré indicando siempre cuál de ellas emplea el autor. La antinomia de la visión moral del mundo de que hay una conciencia moral y de que no hay ninguna, o de que la validez del deber es un más allá de la conciencia y, al revés, de que la validez del deber sólo tiene lugar en la conciencia, quedó finalmente resumida en la representación [Vorstellung] conforme a la que [o en la que] a la conciencia no-moral se la consideraba moral, y su saber y su querer contingentes se los tomaba como siendo de plena [de absoluta] importancia, y [sin embargo, sólo] por gracia se la hacía partícipe de la felicidad. Esta representación contradictoria en sí misma no es algo que la conciencia moral tomara sobre sí [no es algo que la conciencia moral hiciera recaer en sí], sino que la ponía en un ser distinto de ella. Pero este tener que poner fuera [es decir, este tener que poner fuera de ella] aquello que ella necesariamente tiene que pensar [como consistiendo ella en ello], es asimismo una contradicción en lo que respecta a la forma, así como aquella primera contradicción [la de que hay una conciencia moral y que no hay ninguna] lo era en lo que respecta al contenido. Ahora bien, como resulta [primera premisa] que, en sí, precisamente lo que aparece como contradiciéndose y en cuya separación (y en el volver a disolver esa separación) la visión moral del mundo anda dando vueltas, no es sino una y la misma cosa (a saber: el puro deber en cuanto puro saber), y por tanto no otra cosa que el self de la conciencia, y el self de la conciencia [es] el ser [Seyn] y la realidad [recuérdese el final del cap. VI, B, III], y como resulta asimismo [segunda premisa] que aquello que habría de quedar más allá de la conciencia real, no es otra cosa que pensamiento puro o que el puro pensamiento, y [que, por tanto,] no es de hecho sino el self, tenemos [conclusión de ambas premisas] que, para nosotros o en-sí [es decir, no para ella o no del todo para ella], la autoconciencia retorna a sí y sabe como a sí misma [es decir, sabe como consistiendo en ella misma] aquel ser en el que lo real es a la vez puro saber y puro deber [o en el que lo real es a la vez saber puro y deber puro] X260X.3Vide infra Algunas aclaraciones X260X. La autoconciencia misma se es en su contingencia lo plenamente válido, que sabe su individualidad inmediata [unmittelbare Einzelnheit] como el saber puro y la acción pura, como la realidad verdadera y la armonía verdadera X261X.[mfm]Vide infra Algunas aclaraciones X261X.[/mfn]

Algunas aclaraciones

X259X

El problema de traducción que a partir de este momento plantea el empleo de las expresiones moralisches Bewusstseyn y Gewissen, que han de traducirse ambas en castellano por conciencia moral, lo resolveré indicando siempre cuál de ellas emplea el autor.

X260X

Las contradicciones en esta identidad de realidad, saber puro y deber puro parece que surgían cuando la conciencia moral se ponía a hacerse representaciones de ello, o querría reducir ello a representaciones. Precisamente huyendo de ese contradictorio desarrollo en términos representativos, la moralisches Bewusstseyn se acoge ella a sí misma en sí misma corno Gewissen. Recuerde el lector lo que he dicho más arriba (en 00601) acerca de a qué se está refiriendo el autor con esta noción de Gewissen en el parágrafo 552 de la Enciclopedia de las ciencias filosóficas.

X261X

Es, pues, la autoconciencia siéndose ella la cosa misma como su ergon y su sustancia, siéndose ella su ser absoluto corno obra. ¡No sigue, pues, intacto el «nido de contradicciones»? Sí, si se, insiste en desarrollarlas en términos representativos, parece responder Hegel. Me remito a lo que he dicho sobre esta importante cuestión en nota en el cap VI, C, b (en 00617).

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Conversaciones en Madrid

c. La certeza moral, el alma bella, el mal y su perdón

[632] La antinomia de la visión moral del mundo, de que hay y no hay una conciencia moral —o de que la vigencia del deber es un más allá de la conciencia y, a la inversa, sólo tiene lugar dentro de ella—, se resumía en esa representación en la que la conciencia no moral vale como moral, se acepta que su saber y su querer contingentes tienen toda su importancia, y la felicidad le es otorgada por gracia. Esta representación que se contradice a sí misma, la autoconciencia moral no la tomaba sobre sí, sino que la desplazaba a otra esencia distinta de ella. Pero este poner fuera de sí misma lo que ella tiene que pensar como necesario es una contradicción según la forma, igual que la primera lo era según el contenido. Mas, como lo que aparece como contradictorio y en cuya separación y redisolución anda dando vueltas la visión moral del mundo es en sí lo mismo, o sea. el puro deber en cuanto saber puro no es otra cosa que el sí-mismo de la conciencia, y el sí-mismo de la conciencia es el ser y realidad efectiva; —y como, igualmente, lo que debe estar más allá de la conciencia efectiva no es otra cosa que el pensar puro, esto es, de hecho, el sí-mismo, entonces, para nosotros o en sí, la autoconciencia retorna hacia dentro de sí, y sabe como a sí misma a aquella esencia en la que lo realmente efectivo es, a la vez, saber puro y deber puro. Ella misma se es, a sus ojos, lo plenamente válido en su contingencia, que sabe su singularidad inmediata como el saber y el actuar puro, como la verdadera efectividad y armonía.

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Conversations in Washington

C. (BB) Spirit

VI. Spirit

C. Spirit Certain of Itself: Morality

c. Conscience; the Beautiful Soul, Evil, and its Forgiveness

[632] [632]4We kept the numeration given by the editor in the printed edition The antinomy of the moral worldview, that there is a moral consciousness and that there is none – or that the validity of duty is an other-worldly beyond of consciousness, and conversely that this validity only comes about in consciousness – was summarized in the representation of non-moral consciousness counting as moral, its contingent knowing and willing being accepted as sufficiently important, and in the idea of happiness being granted to it as a matter of grace. Moral self-consciousness did not put this self-contradictory representation onto itself; rather, it shifted it off into a being5Wesen which, to itself, is other than itself. However, taking what it must think to be necessary and then positing it outside of itself is just as much a contradiction according to the form as the former was a contradiction according to the content. However, because in itself it is what appears to be contradictory and within whose separation and its ever reoccurring dissolution the moral worldview meanders around, it is in itself the same pure duty as pure knowing. It is nothing but the self of consciousness, and the self of consciousness is being and actuality – likewise, what is supposed to be the other-worldly beyond of actual consciousness is nothing but pure thinking and therefore is in fact the self, so self-consciousness for us, or in itself, returns back into itself, and it knows that being6Wesen to be itself and to be that in which the actual is at the same time pure knowing and pure duty. It itself is to itself what is fully valid in its contingency and which knows its immediate singular individuality as pure knowing and action, as true actuality and harmony.

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Conversaciones en el Atrium

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