Gespräche in der Dämmerung 00631

Parte de:

C. (BB) El espíritu [C. (BB) Der Geist] / VI: El espíritu [VI. Der Geist] / C. El espíritu seguro de sí mismo. La moralidad [C. Der seiner selbst gewisse Geist. Die Moralität] / b. El trastrueque, o todo cambiado de sitio [b. Die Verstellung]

 

[En qué se cifran las contradicciones de la cosmovisión moral; el huir de ellas con menosprecio, y retorno a una verdad que ya se tiene; de cómo su objetivación no sería sino precisamente la Verstellung]

Gespräche in Jena

[631] Der Synkretismus dieser Widersprüche, der in der moralischen Weltanschauung auseinandergelegt ist, fällt in sich zusammen, indem der Unterschied, worauf er beruht, von solchem, das notwendig gedacht und gesetzt werden müsse und doch zugleich unwesentlich sei, zu einem Unterschiede wird, der nicht einmal mehr in den Worten liegt. Was am Ende als ein Verschiedenes gesetzt wird, sowohl als das Nichtige wie als das Reelle, ist ein und ebendasselbe, das Dasein und die Wirklichkeit; und was absolut nur als das Jenseits des wirklichen Seins und Bewußtseins und ebensowohl nur in ihm und als ein Jenseits das Nichtige sein soll, ist die reine Pflicht und das Wissen derselben als des Wesens. Das Bewußtsein, das diesen Unterschied macht, der keiner ist, die Wirklichkeit für das Nichtige und das Reale zugleich, die reine Moralität ebenso für das wahre Wesen sowie für das Wesenlose aussagt, spricht die Gedanken, die es vorher trennte, zusammen aus, spricht es selbst aus, daß es ihm mit dieser Bestimmung und der Auseinanderstellung der Momente des Selbsts und des Ansichs nicht Ernst ist, sondern daß es das, was es als das absolute, außer dem Bewußtsein Seiende aussagt, vielmehr in dem Selbst des Selbstbewußtseins eingeschlossen behält, und was es als das absolut Gedachte oder das absolute Ansich aussagt, eben darum für ein nicht Wahrheit Habendes nimmt. – Es wird für das Bewußtsein, daß das Auseinanderstellen dieser Momente eine Verstellung ist, und es wäre Heuchelei, wenn es sie doch beibehielte. Aber als moralisches reines Selbstbewußtsein flieht es aus dieser Ungleichheit seines Vorstellen; mit dem, was sein Wesen ist, aus dieser Unwahrheit, welche das für wahr [463] aussagt, was ihm für unwahr gilt, mit Abscheu in sich zurück. Es ist reines Gewissen, welches eine solche moralische Weltvorstellung verschmäht; es ist in sich selbst der einfache, seiner gewisse Geist, der ohne die Vermittlung jener Vorstellungen unmittelbar gewissenhaft handelt und in dieser Unmittelbarkeit seine Wahrheit hat. – Wenn aber diese Welt der Verstellung nichts anderes als die Entwicklung des moralischen Selbstbewußtseins in seinen Momenten und hiermit seine Realität ist, so wird es durch sein Zurückgehen1In der Ausgabe von W. Bonsiepien und R. Heede gibt es ein Komma, das in anderen Ausgaben nicht vorkommt. in sich seinem Wesen nach nichts anderes werden; sein Zurückgehen in sich ist vielmehr nur das erlangte Bewußtsein, daß seine Wahrheit eine vorgegebene ist. Es müßte sie noch immer für seine Wahrheit ausgeben, denn2wenn? es müßte sich als gegenständliche Vorstellung aussprechen und darstellen, aber wüßte, daß dies nur eine Verstellung ist; es3In den meisten Ausgaben lesen wir „er“, aber seit den kritischen Ausgaben des 20. Jahrhunderts lesen wir „es“. wäre hiermit in der Tat die Heuchelei und jenes Verschmähen jener Verstellung schon die erste Äußerung der Heuchelei.

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[En qué se cifran las contradicciones de la cosmovisión moral; el huir de ellas con menosprecio, y retorno a una verdad que ya se tiene; de cómo su objetivación no sería sino precisamente la Verstellung]

[631]4Epígrafe: En qué se cifran las contradicciones de la cosmovisión moral; el huir de ellas con menosprecio, y retorno a una verdad que ya se tiene; de cómo su objetivación no sería sino precisamente la Verstellung. El sincretismo de estas contradicciones, que vemos desarrollarse en la cosmovísión moral [o que vemos desplegarse en forma de cosmovisión moral], acaba viniéndose abajo, en cuanto la diferencia en la que descansa, es decir, la diferencia entre aquello que necesariamente ha de pensarse y ponerse (necesariamente, digo), y que, sin embargo, a la vez ha de considerarse inesencial, se convierte en una diferencia o distinción que ni siquiera radica ya en las palabras [pues incluso las palabras con las que esa supuesta diferencia se describe son las mismas]. Lo que al final es puesto como distinto y diferente, lo mismo cuando se lo pone como nulo, que cuando se lo pone como real, no es sino una y la misma cosa, a saber: la existencia y la realidad [de nuevo tenemos, pues, que la moraleja es la Aufhebung de la realidad y el puro deber, una en el otro y el otro en la una]; y lo que absolutamente sólo habría de ser como el más-allá del ser real y de la conciencia real, pero a la vez sólo en él [sólo en ellos], de suerte que, en cuanto más-allá, no habría de ser sino lo nulo, es el puro deber, y [es] el saber de ese deber como siendo ese deber la esencia [o ser real]. La conciencia, que hace esta diferencia que acaba no siendo diferencia ninguna, que declara la realidad [Wirklichkeit] lo nulo a la vez que lo tangiblemente real [reale], y que declara la moralidad la verdadera esencia a la vez que [la declara] lo carente y exento de esencia, esa conciencia, digo, está expresando juntos [o está juntando] esos pensamientos [Gedanken] que ella antes dividía y separaba, y está expresando a la vez que no se está tomando en serio esta distinción y separación que la conciencia hace (y esta determinación que la conciencia establece) entre los momentos del self y del en-sí [es decir, entre los momentos de lo referido a la acción y del En-sí], sino que la conciencia, aquello que ella declara el Ser absoluto fuera de la conciencia, ella lo retiene más bien encerrado en el self de la autoconciencia, y aquello que [entonces] la conciencia declara lo absolutamente pensado o lo absolutamente en-sí, (precisamente por ello) ella lo toma por algo que no tiene ni puede tener verdad. — A la conciencia le resulta [es decir, ello se le vuelve consciente] que el separar esos momentos [el desplegarlos por separado] no es sino un trastocar las cosas [y un sistemático desplazar las cosas de su sitio], y que sería [por tanto] hipocresía el mantenerlos así. Y así, como autoconciencia pura moral [preocupada sólo del deber], la conciencia se retrae sobre sí huyendo con asco y repugnancia de esa desigualdad entre su representación [la representación que la conciencia moral se hace] y aquello que es su esencia X252X5Ésta es la cuestión principal en las líneas que siguen hasta el final del presente cap. VI, C, b. [la esencia de la conciencia moral, la mutua Aufhebung de deber y realidad], de esa no verdad que declara verdadero aquello que la conciencia ha de considerar no verdadero. Es pura conciencia [reines Gewissen] [el autor emplea esta expresión por primera vez] la que acaba menospreciando tal representación moral del mundo; es en sí mismo [in sich selbst] el espíritu simple o el simple espíritu seguro de sí, el que sin la mediación de aquellas representaciones actúa inmediatamente a conciencia y con conciencia [gewissenhaft], y tiene su verdad en esa inmediatez X253X.6Vide infra Algunas aclaraciones X253X. — Ahora bien X254X,7La traducción de las líneas que siguen es sólo conjetural. Es uno de los pasajes más oscuros con que me he encontrado en la traducción del presente libro. si ese mundo de la Verstellung no es [en definitiva] otra cosa que el desenvolvimiento de la autoconciencia moral en sus propios momentos, y, por tanto, no es otra cosa que la realidad de esa autoconciencia, resulta que, porque esa autoconciencia retorne a sí, esa autoconciencia no se convertirá en otra cosa en lo que se refiere a su propia esencia; pero entonces ese su retorno X255X8Vide infra Algunas aclaraciones X255X. a sí [o también: su retorno, in sich, es decir, considerado ese retorno en el aspecto que ese retorno internamente ofrece] no será sino más bien la alcanzada o conseguida conciencia de que [es decir, no será sino el haber conseguido percatarse de que] su verdad es una verdad que le viene ya dada, que ya la tiene ahí [es decir, vorgegebene, que ahí la tiene, sin necesidad de darle ya más vueltas, que esa verdad ya lo es ella]. La conciencia tendría que seguir dando esa verdad por su verdad [por verdad de ella, por una verdad que le queda a ella ahí delante], pues X256X9El texto dice denn, y. por tanto, la traducción es «Pues no tendría más remedio». Pero me temo que en el original de 1807 hay una errata y que debe decir wenn, en cuyo caso la traducción sería: «Si no tuviera más remedio». En el texto hay otra errata, la de un er por un es, que corrigen Hoffmeister, Moldenhauer y Michel, y Wessels y Clairmont. no tendría más remedio [si no tuviera más remedio] que expresarse y exponerse ella a sí misma como representación objetiva [desplegando sus momentos por vía de representación como si éstos fuesen objetos], pero sabría [por ser conciencia retornada a sí, y en esto consiste la novedad de esta figura] que esa representación, es decir, que esa Vorstellung, es una Verstellung [una desfiguración, un mentirse] [es decir, que ese representarse las cosas, ese querérselas poner delante, no sería sino un trastocar las cosas, un sacarlas de su sitio]; por tanto, esa conciencia [representativa] X257X,10En el original aparece aquí el pronombre er, masculino, que no podría referirse a conciencia [Bewusstseyn] que en alemán es neutro (a no ser que se trate de un uso gramatical atípico), pero seguramente se trata simplemente de una errata, por es, pues gramaticalmente ese pronombre no tiene en la frase otro antecedente posible. no sería en realidad sino la hipocresía, y aquel desprecio de ese trastrueque o de ese cambiar las cosas de sitio [ese desprecio con que se inició el retorno a sí] sería ya [no sería entonces sino] la primera manifestación de hipocresía X258X.11Vide infra Algunas aclaraciones X258X.

Algunas aclaraciones

X252X

Ésta es la cuestión principal en las líneas que siguen hasta el final del presente cap. VI, C, b.

X253X

Donde volvemos a estar después de esta demoledora crítica de la cosmovisión moral es entonces de nuevo al final del cap. VI, B, III, sólo que, tal como se está expresando el autor, esta crítica debe entenderse como «experiencia de la conciencia». El habernos quedado a la vista lo insostenible del sistema de representaciones de la cosmovisión moral es ponernos de nuevo «sabientemente» o «sabedoramente» en aquel final. Digo que el habernos quedado ello a la vista es un retorno de aquel final, porque la asimetría entre «nosotros» y la «conciencia» que es nuestro protagonista es cada vez menor. Si el final del cap. VI, C, c, el final del cap. VII, C, y el cap. VIII tienen que quedar casi en un mismo plano, esa asimetría tiene que ser ya (o tiene que irse haciendo ya) casi nula.

X254X

La traducción de las líneas que siguen es sólo conjetural. Es uno de los pasajes más oscuros con que me he encontrado en la traducción del presente libro.

X255X

Sein Zurückgehen[,] in sich […] En el original alemán de la Fenomenología del Espíritu, editado por W. Bonsiepen y R. Heede, hay en este lugar (pág. 340, línea 20) una coma [la señalada entre corchetes], que no aparece ni en la edición de G. Lasson ni en la edición de Hoffmeister en la Philosophische Bibliothek, ni en la edición de E. Moldelhauer y K. M. Michel en Suhrkamp, ni tampoco en la reedición que en 1988 en la Philosophische Bibliotek hicieron H. P. Wessels y H. Claimont del texto establecido por Bonsiepen y Heede, ediciones todas ellas que el traductor también ha tenido a mano. Creo que se trata de una errata de la edición de 1807 o de la de Bonsiepen y Heede. Pero de pertenecer al original, o de suponer que hay que incluirla en el original, el sentido de lo que querría decir Hegel es: «Ese retorno, considerado en sí, es decir, considerado en el aspecto que internamente ofrece…».

X256X

El texto dice denn, y. por tanto, la traducción es «Pues no tendría más remedio». Pero me temo que en el original de 1807 hay una errata y que debe decir wenn, en cuyo caso la traducción sería: «Si no tuviera más remedio». En el texto hay otra errata, la de un er por un es, que corrigen Hoffmeister, Moldenhauer y Michel, y Wessels y Clairmont.

X257X

En el original aparece aquí el pronombre er, masculino, que no podría referirse a conciencia [Bewusstseyn] que en alemán es neutro (a no ser que se trate de un uso gramatical atípico), pero seguramente se trata simplemente de una errata, por es, pues gramaticalmente ese pronombre no tiene en la frase otro antecedente posible.

X258X

En resumen, el despreciar aquello de donde la Gewissen viene huyendo, no sería sino la primera manifestación de Verstellung o hipocresía. Pues el retorno no es sino la alcanzada conciencia de que su verdad es una verdad que le viene dada de antemano, que ya la tiene ahí sin darle más vueltas (una verdad vorgegebene), una verdad que ya la es ella, que la es el propio Gewissen, el propio Gewissen se es esa verdad. La forma de la objetualidad ha desaparecido aquí; tenga presente el lector que ésta es la importante moraleja que está sacando el autor. Si la conciencia tuviera que considerar esa verdad como verdad suya, es decir, si la conciencia tuviera que entender ello como objeto (y creo que éste es el paso importante en la argumentación), tendría que proceder por la vía de representaciones objetivas. Y por tanto, de seguirse entendiendo así, ella tendría que expresarlo como lo ha hecho en la Verstellung. Y en tal caso, despreciar la Verstellung, a causa de sus contradicciones, no sería sino una manifestación de hipocresía, no sería sino una Verstellung más. Y el huir de aquello que la Verstellung se trae entre manos, en vez de convertirlo en objeto de representaciones a las que se procure dar más coherencia, si es que ello fuese tal objeto, no sería entonces sino la primera señal de hipocresía. Pero es que no hay tal objeto que el Gewissen tuviera que considerar objeto suyo, él se es su misma verdad. Tenga el lector muy presente esto, pues a ello se va a hacer referencia, y muy importante, en el cap. VIII. Y al final del cap. VII. La figura del Gewissen es el tema del cap. VI, C, c.

En resumen, tenemos, primero, como «experiencia de la conciencia» la experiencia del venirse conceptualmente abajo la cosmovisión moral kantiana (es posible que el lector no esté dispuesto a admitir a Hegel tal supuesta experiencia; en tal caso, según Hegel, la lectura del libro habría acabado aquí, en la conceptuación kantiana del Ser absoluto de la libertad, del ser absoluto del serse la autoconciencia moderna su propia sustancia, de la ley moral en el sentido de Kant).

Tenemos, segundo, que con ello nos vemos devueltos al principio del cap. VI, C, es decir, a allí de donde hemos partido en el presente cap. VI, C, aunque, eso sí, después de la experiencia del venirse abajo la cosmovisión moral de Kant.

Tenemos, tercero, que donde estábamos era en la «libertad absoluta» (cap. VI, B, III), que por tanto, en su sustancia no puede ser nada distinto de aquello a lo que hemos llegado.

Tenemos, cuarto, que la «libertad absoluta» era el resultado de la «mediación absoluta» (cap. VI, B, I y cap. VI, B, II) por la que en lo absolutamente otro (en lo Otro absoluto) la autoconciencia no acababa teniéndose sino a sí misma, siéndose ella ese su Ser absoluto; entre su Ser absoluto y ella no hay relación de sujeto-objeto; o mejor: aquí se vuelve problemática la forma misma de la objetualidad.

Tenemos, quinto, que tras el «asco» que puede llegar a producir la cosmovisión moral kantiana, el retorno al punto en que estábamos al principio del cap. VI, C, es el Gewissen, que es la figura que vamos a pasar a considerar en el cap. CI, C, c. Éste es el punto en que ahora mismo estamos.

Y tendremos, sexto, que, en vez de la «religión moral» de Kant, en el cap. VII vamos a pasar a considerar el serse la autoconciencia el Ser absoluto, es decir, en el cap. VII vamos a pasar a considerar el Ser absoluto como autoconciencia y a ver dónde estaba ya representativamente eso en las religiones, pues las religiones entienden el Ser absoluto como autoconciencia (al menos las religiones que Hegel considera).

Tendremos, séptimo, que el nuevo repaso a la «religión revelada» en el cap. VII, C se convierte para Hegel en una consumación de la reine Einsicht, de la crítica ilustrada de la religión y de la teología, que en los ilustrados franceses y alemanes, incluso en Kant, se quedó a medias, no se hizo adecuado concepto de sí, aún tiene obscuridades sobre aquello que ella es, como ha demostrado la interpretación del Ser Absoluto de la libertad en la cosmovisión moral de Kant.

Repito que, en lo que respecta al presente cap. VI, el ser absoluto de la libertad ha tenido por hitos lo descrito el cap. VI, A, c, es decir «el Estado de derecho» y después la mediación absoluta de la reine Einsicht (cap. VI, B, I y cap. VI, B, II) y su resultado, es decir, el resultado de la crítica ilustrada de la religión, la libertad absoluta. Es donde estamos tras la crítica de la cosmovisión moral. Y es a este punto, como ya he dicho, al que Hegel llama Gewissen. A la conciencia moral kantiana Hegel la ha llamado moralisches Bewsusstseyn, como ya he explicado también. Del Gewissen se va a tratar en el cap. VI, C, c.

Éste es a mi juicio el sentido de estas endiabladaas líneas finales del cap. VI, C, b, capaces de conducir a la desesperación incluso al traductor más aguerrido, por lo menos en etapas previas a la de la memorización casi completa de todos los rincones del texto.

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Conversaciones en Madrid

[631] El sincretismo de estas contradicciones, que ha quedado explicitado en la visión moral del mundo, acaba por derrumbarse en tanto que la diferencia en que se basa —diferencia de algo que tiene necesariamente que ser pensado y asentado y que, a la vez, sin embargo, es inesencial— se convierte en una diferencia que ya ni siquiera reside en las palabras. Lo que, al final, se pone como algo diverso, tanto como lo nulo cuanto como lo real, es justo una y la misma cosa, la existencia y la realidad efectiva; y lo que, de modo absoluto, debe ser lo nulo sólo como el más allá del ser efectivo y de la conciencia, e igualmente, sólo dentro de ella y como un más allá, es el deber puro, y el saber del mismo en cuanto saber de la esencia. La conciencia que hace esta diferencia que no es tal, y declara la realidad efectiva, a la vez, como lo nulo y lo real —la moralidad pura tanto para la esencia verdadera como para lo que no tiene esencia—, esa conciencia enuncia conjuntamente los pensamientos que antes ella separaba, enuncia ella misma que no se toma en serio esa determinación que emplaza como separados los momentos del sí-mismo y de lo en-sí, sino que, más bien, lo que ella declara como lo ente absoluto fuera de la conciencia, ella misma lo retiene encerrado en el sí-mismo de la autoconciencia, y que eso que declara como lo absolutamente pensado o lo en-sí absoluto, precisamente por eso, lo toma como algo que no tiene verdad. — Para la conciencia adviene que emplazar como separados esos momentos es un desplazamiento que los disimula, y sería una hipocresía que ella los conservara. Pero, en cuanto autoconciencia moral pura, se refugia asustada dentro de sí, huyendo de esta desigualdad entre su representar y lo que es su esencia, huye de esta no-verdad que declara como verdadero lo que a sus ojos vale como no verdadero. Es certeza moral pura que desprecia semejante representación moral del mundo; dentro de sí misma, es el espíritu simple cierto de sí, que actúa concienzuda X162X12gewissenhaft, esto es, «a conciencia», pero más en el sentido de lo que vengo traduciendo como certeza moral que como sólo conciencia. e inmediatamente, sin la mediación de esas representaciones, y que tiene su verdad en esta inmediatez. — Pero si este mundo del disimulo no es otra cosa que el desarrollo de la autoconciencia moral en sus momentos, y por tanto, su realidad, entonces, no por regresar dentro de sí se va a convertir en otra cosa conforme a su esencia; antes bien, su retorno dentro de sí es sólo la conciencia que ella alcanza de que su verdad es una verdad previamente dada. La conciencia tendría que hacerla pasar por su verdad, pues tendría que enunciarse y exponerse como representación objetual, pero sabría que esto es sólo un disimulo; con lo que el espíritu X163X13En todas las otras ediciones, también en la de Bonsiepen de 1988, se lee es, en lugar de er. Con lo que er podría ser una errata en la edición crítica que vengo siguiendo. La hipocresía, entonces, sería la conciencia, en lugar del espíritu, lo que concuerda mucho mejor con el texto. sería, de hecho,la hipocresía, y ese desprecio del disimulo sería ya la primera manifestación de hipocresía.

Algunas aclaraciones

X162X = gewissenhaft, esto es, «a conciencia», pero más en el sentido de lo que vengo traduciendo como certeza moral que como sólo conciencia.

X163X = En todas las otras ediciones, también en la de Bonsiepen de 1988, se lee es, en lugar de er. Con lo que er podría ser una errata en la edición crítica que vengo siguiendo. La hipocresía, entonces, sería la conciencia, en lugar del espíritu, lo que concuerda mucho mejor con el texto.

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[631] [631]14We kept the numeration given by the editor in the printed edition The syncretism of these contradictions, which lie side by side in the moral worldview, collapses into themselves as the difference on which such syncretism rests, namely, that between what would be necessarily thought and posited, and what at the same time would also be inessential, becomes itself a difference that no longer even resides in the words themselves. In the end, what is posited as diverse, or is posited as being both a nullity and as real, is one and the same, namely, existence and actuality. And what is absolutely supposed to be only as the other-worldly beyond of actual being and of actual consciousness, and is equally supposed to be in consciousness and, as an other-worldly beyond, the utterly null, is pure duty and the knowing of it as that of essence. The consciousness which makes this distinction which is no distinction, the consciousness which at the same time states that actuality is both nullity itself and the real, which also states that pure morality is both the true essence and is utterly essence-less, now declares that the thoughts which it had previously separated are linked together, and it declares its own lack of seriousness about this determination and expression of the moments of the self and the in-itself. Instead, what it declares to be absolutely outside of consciousness is what it keeps enclosed within the self of self-consciousness, and, it states that the absolutely thought,15Gedachte or, the absolute in-itself, is for that very reason what has no truth at all. – It becomes clear to consciousness that when it assembles all these moments so that they are separate from each other, it is really dissembling, and that if it were to keep on doing this, it would be hypocrisy. However, as pure moral self-consciousness, it flees from this inequality between its representational thinking and its essence, flees from this untruth which declares that what counts to it as untrue is in fact true, and with abhorrence, it flees back into itself. It is a pure conscience that spurns such a moral worldview. It is, as turned inwardly into itself, the simple self-certain spirit which, without the mediation of those representations, immediately and conscientiously acts and has its truth in this immediacy. – However much this world of dissemblance is nothing but the development of moral self-consciousness in its moments, and however much it is thus the reality of that moral self-consciousness, still through its retreat inward into itself, moral self-consciousness will, according to its essence, not become anything else. This inward return into itself is instead only the consciousness that has arrived at this, that its truth is a feigned truth. It would always have to pretend that this feigned truth is its truth, for it would have to express itself and exhibit itself as an objective representation, but it would know that this is only dissemblance. It would thus in fact be hypocrisy, and that disdain for such dissemblance would itself already be the first expression of hypocrisy.

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