Gespräche in der Dämmerung 00611
Parte de:
C. (BB) El espíritu [C. (BB) Der Geist] / Capítulo VI: El espíritu [VI. Der Geist] / C. El espíritu seguro de sí mismo. La moralidad [C. Der seiner selbst gewisse Geist. Die Moralität] / a. La visión moral del mundo [a. Die moralische Weltanschauung]
[Que en la cosmovisión moral la conciencia moral no se es ella su concepto; «La vida es sueño»]
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Gespräche in Jena

[611] Für das moralische Bewußtsein selbst hat jedoch seine moralische Weltanschauung nicht die Bedeutung, daß es in ihr seinen eigenen Begriff entwickelt und ihn sich zum Gegenstande macht; es hat weder ein Bewußtsein über diesen Gegensatz der Form noch auch über den Gegensatz dem Inhalte nach, dessen Teile es nicht untereinander bezieht und vergleicht, sondern in seiner Entwicklung sich, ohne der zusammenhaltende [450] Begriff der Momente zu sein, fortwälzt. Denn es weiß nur das reine Wesen oder den Gegenstand, insofern er Pflicht, insofern er abstrakter Gegenstand seines reinen Bewußtseins ist, als reines Wissen oder als sich selbst. Es verhält sich also nur denkend, nicht begreifend. Daher ist ihm der Gegenstand seines wirklichen Bewußtseins noch nicht durchsichtig; es ist nicht der absolute Begriff, der allein das Anderssein als solches oder sein absolutes Gegenteil als sich selbst erfaßt. Seine eigene Wirklichkeit sowie alle gegenständliche Wirklichkeit gilt ihm zwar als das Unwesentliche; aber seine Freiheit ist die Freiheit des reinen Denkens, welcher darum zugleich die Natur gegenüber als ein ebenso Freies entstanden ist. Weil beides auf gleiche Weise in ihm ist, die Freiheit des Seins und das Eingeschlossensein desselben in das Bewußtsein, so wird sein Gegenstand als ein seiender, der zugleich nur gedacht [ist]; in dem letzten Teile seiner Anschauung wird der Inhalt wesentlich so gesetzt, daß sein Sein ein vorgestelltes ist, und diese Verbindung des Seins und des Denkens als das ausgesprochen, was sie in der Tat ist, das Vorstellen.
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[Que en la cosmovisión moral la conciencia moral no se es ella su concepto; «La vida es sueño»]
[611]1Epígrafe: Que en la cosmovisión moral la conciencia moral no se es ella su concepto; «La vida es sueño». Pero para la conciencia moral misma, esta su visión moral del mundo no tiene el significado de que en ella la conciencia moral desarrolle su propio concepto, y ella misma convierta [para sí misma] ese su concepto en objeto; pues ni en lo que respecta a esa [indicada] contraposición por el lado de la forma [la contraposición entre deber y realidad], ni en lo que respecta a la [indicada] contraposición por el lado del contenido [la contraposición entre deber y deberes], tiene la conciencia moral una conciencia de esa contraposición cuyas partes la conciencia moral no pone en relación ni compara una con otra [o unas con otras], sino que la conciencia moral [simplemente] se ve arrastrada hacia delante en ese su propio desenvolvimiento [es decir, en el desenvolvimiento de esa contraposición o contraposiciones], pero sin ser ella el concepto que mantenga juntos los momentos. Pues la conciencia moral sólo sabe la pura esencia [sólo sabe ese ser puro], o lo que es lo mismo: la conciencia sólo sabe el objeto en cuanto ese objeto es deber, es decir, en cuanto ese objeto es objeto abstracto de su conciencia pura [esto es, como una idealidad], es decir, como puro saber o como a sí misma [es decir, como conciencia pura también]; así pues, la conciencia sólo se comporta respecto a él pensantemente [denkend] [sólo pensando] [se comporta respecto a él como respecto a una idealidad, a un cogitatum], pero no concipientemente [begreifend] [es decir, no trayendo a concepto los ingredientes contrapuestos de aquello que ella piensa y convirtiéndolos en momentos desparecientes]. De ahí que a la conciencia moral el objeto de su conciencia real no le sea todavía transparente [a nosotros sí]; la conciencia moral no es el concepto absoluto que es el único que al ser otro como tal, es decir, que es el único que a su contrario absoluto, lo aprehende como a sí mismo. Su propia realidad, al igual que toda realidad objetiva, la conciencia moral la aprehende, ciertamente, como lo inesencial; pero su libertad [la libertad de la conciencia moral] [frente a esa su realidad inesencial] es la libertad del puro pensamiento, a la cual, precisamente por eso, le surge a la vez enfrente la naturaleza como algo igualmente libre. Y porque ambas cosas están por igual en esa conciencia moral, es decir, porque en ella están por igual la libertad del ser y el estar incluido o comprendido ese ser en la conciencia [en la conciencia santa, que representa la fuente de ese ser], resulta que el objeto de esa conciencia moral es un objeto existente, un objeto que está ahí, y a la vez un objeto sólo pensado; y en la última parte de la visión que la conciencia moral se hace de las cosas, ese contenido queda puesto esencialmente de manera que su ser (el ser de ese contenido) es un ser representado, y esa conexión de ser y pensamiento queda declarada como lo que esa conexión efectivamente es, como un representar, como un representársela X242X.2Vide infra Algunas aclaraciones X242X.

Algunas aclaraciones
X242X = Creo que las líneas inmediatamente precedentes acerca de la última parte de la visión que la conciencia moral se hace de las cosas deben entenderse como un brevísimo resumen de la posición de Fichte en Die Bestimmung des Menschen (1800) [El destino del hombre]. Conforme a esa visión, ante la desesperación escéptica, la afirmación de la realidad, la cual afirmación sería en principio lo contrapuesto a lo moral, no sería posible sino como implicación del propio principio moral, que, conforme a las explicaciones que el autor viene dando desde el inicio de cap. VI, C, a, es lo que la conciencia moral empieza poniendo como la esencia. Ésa es también la posición subyacente en el drama de Calderón de la Barca, La vida es sueño, o al menos la posición de Calderón se deja entender bien desde aquélla.
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[611] Para la conciencia moral misma, sin embargo, su visión moral del mundo no tiene el significado de que, en esa visión, ella desarrolle su propio concepto, y se haga de él un objeto; no tiene una conciencia acerca de esta oposición según la forma, ni tampoco acerca de esta oposición según el contenido, cuyas partes ni refiere unas a otras ni compara entre sí, sino que, en su desarrollo, va avanzando lentamente sin ser el concepto que mantiene cohesionados los momentos. Pues la esencia pura, o el objeto, en la medida en que éste es deber, en la medida en que es objeto abstracto de su conciencia pura, sólo los sabe como saber puro o como sí misma. Se comporta, entonces, sólo pensando, no concibiendo. Por eso, el objeto de su conciencia efectiva no le es todavía transparente; no es el concepto absoluto, único que capta al ser-otro como tal, o a su contrario absoluto como sí mismo. Su propia realidad efectiva, así como toda realidad efectiva objetual, tienen, a sus ojos, ciertamente, la validez de lo inesencial; pero su libertad es la libertad del pensar puro, frente a la cual, por eso, y al mismo tiempo, se ha originado la naturaleza como algo igualmente libre. Dado que ambas cosas están dentro de ella del mismo modo, la libertad del ser y el estar éste encerrado dentro de la conciencia, el objeto de ésta llegará a ser en cuanto algo que es, que, a la vez, es sólo pensado; en la última parte de su visión, el contenido queda puesto, esencialmente, de tal manera que el ser es algo representado, y esta vinculación del ser y del pensar queda enunciada como lo que de hecho es: representar.
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[611] [611]3We kept the numeration given by the editor in the printed edition However, for the moral consciousness itself, its moral worldview does not mean that moral consciousness develops its own concept within that worldview and makes that concept its object to itself. It neither has a consciousness concerning this opposition of form nor a consciousness concerning this opposition, whose parts, according to their content, it neither relates nor compares with each other. Rather, it rolls onward in its development without being the concept holding those moments together. This is so because it only knows the pure essence, or the object insofar as the object is duty and insofar as it is the abstract object of its pure consciousness, as pure knowing or as itself. It therefore conducts itself only thinkingly, not comprehensively.4Es verhält sich also nur denkend, nicht begreifend Hence, the object of its actual consciousness is, to itself, not yet transparent; it is not the absolute concept, which alone grasps otherness as such, or which grasps its absolute opposite as itself. To be sure, its own actuality as well as that of all objective actuality counts, to itself, as the inessential, but its freedom is the freedom of pure thinking, which for that reason has at the same time emerged as confronting nature as something which is itself just as free-standing. Because both are in the same way within it, the free-standing character of being and the inclusion of this being within consciousness, its object comes to be an existing object which at the same time is only [an object of] thought. In the last part of its intuition, the content is essentially posited in such a way that its being is something represented, and this combination of being and thinking, expressed as what it in fact is, is representing.
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