Gespräche in der Dämmerung 00591

Parte de:

C. (BB) El espíritu [C. (BB) Der Geist] / Capítulo VI: El espíritu [VI. Der Geist] / B. El espíritu extrañado de sí; la formación o Bildung [B. Der sich entfremdete Geist. Die Bildung] / III. La libertad absoluta y el terror [III. Die absolute Freiheit und der Schrecken]

 

[Sobre el gobierno y la voluntad general; el ser-culpable y el ser-sospechoso]

Gespräche in Jena

[591] In der Plattheit dieser Silbe besteht die Weisheit der Regierung, der Verstand des allgemeinen Willens, sich zu vollbringen. Die Regierung ist selbst nichts anderes als der sich festsetzende Punkt oder die Individualität des allgemeinen [436] Willens. Sie, ein Wollen und Vollbringen, das aus einem Punkte ausgeht, will und vollbringt zugleich eine bestimmte Anordnung und Handlung. Sie schließt damit einerseits die übrigen Individuen aus ihrer Tat aus, andererseits konstituiert sie sich dadurch als eine solche, die ein bestimmter Wille und dadurch dem allgemeinen Willen entgegengesetzt ist; sie kann daher schlechterdings nicht anders denn als eine Faktion sich darstellen. Die siegende Faktion nur heißt Regierung, und eben darin, daß sie Faktion ist, liegt unmittelbar die Notwendigkeit ihres Untergangs; und daß sie Regierung ist, dies macht sie umgekehrt zur Faktion und schuldig. Wenn der allgemeine Wille sich an ihr wirkliches Handeln als an das Verbrechen hält, das sie gegen ihn begeht, so hat sie dagegen nichts Bestimmtes und Äußeres, wodurch die Schuld des ihr entgegengesetzten Willens sich darstellte; denn ihr als dem wirklichen allgemeinen Willen steht nur der unwirkliche reine Wille, die Absicht, gegenüber. Verdächtigwerden tritt daher an die Stelle oder hat die Bedeutung und Wirkung des Schuldigseins, und die äußerliche Reaktion gegen diese Wirklichkeit, die in dem einfachen Innern der Absicht liegt, besteht in dem trockenen Vertilgen dieses seienden Selbsts, an dem nichts sonst wegzunehmen ist als nur sein Sein selbst.

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Conversaciones en Valencia

[Sobre el gobierno y la voluntad general; el ser-culpable y el ser-sospechoso]

[591] [696]1Epígrafe: Sobre el gobierno y la voluntad general; el ser-culpable y el ser-sospechoso. Y en la banalidad y trivialidad y prosaísmo de este monosílabo [Tod, death, mors, la muerte] consiste la sabiduría del gobierno, el arreglárselas la voluntad general para hacerse valer e imponerse X218X.2Vide infra Algunas aclaraciones X218X. Pues el gobierno mismo no es otra cosa que un punto que se consolida y fija, o es la individualidad de la voluntad general [es la voluntad general concentrada en individualidad, o hecha individualidad]. El gobierno, [que es] un querer y ejecutar que parte de un punto, quiere y ejecuta a la vez una determinada disposición y no otra y una determinada acción y no otra. Por tanto, excluye, por un lado, a los demás individuos de ese su acto o acción de gobierno, y, por otra parte, se constituye mediante ello como un gobierno que representa una determinada voluntad [es decir, una voluntad determinada] y que por eso se contrapone en definitiva a la voluntad general; de ahí que no pueda presentarse sino simplemente como una facción. Lo que se llama gobierno es sólo la facción vencedora, y precisamente en ello, es decir, en no ser sino simplemente una facción, es donde reside la necesidad de su ocaso y ruina; y a la inversa, el que esa facción sea gobierno es lo que la convierte en facción y en culpable [schuldig]. Y si la voluntad general puede atenerse a la acción real de la facción gobernante [es decir, si la voluntad general puede señalar esa acción de la facción gobernante] como el delito o como el crimen que la facción gobernante [o gobierno] comete contra la voluntad general, resulta que, en cambio, la facción gobernante no tiene nada determinado y externo [no hay nada determinado y externo a ella] mediante lo que [o en que] se expusiese [quedase determinadamente a la vista] la culpa de la voluntad que se opone al gobierno; pues al gobierno [o a la facción gobernante], en cuanto el gobierno es la voluntad general real, sólo puede quedarle enfrente la pura voluntad irreal, la intención. De ahí que el convertirse-en-sospechoso pase a sustituir al ser-culpable, o tenga el significado y el efecto de ser-culpable, y [de ahí que] la reacción externa contra esa realidad que no puede sino quedar encerrada en el interior simple de la intención, consista en la seca eliminación de ese self existente, al que no hay ya otra cosa que quitarle sino sólo su ser mismo [es decir, esa su propia existencia].

Algunas aclaraciones

X218X = Es, pues, en el contexto de lo que el autor está exponiendo donde queda traída a su fundamento la idea de que tanto el vínculo social o convención social en general, como el «proceso de civilización» como asimismo el «pacto social» reflexivo moderno, como ya indica Hobbes en el cap. XIV de Leviatán, tienen su base en la esencial referencia de la existencia humana al «amo absoluto» y «enemigo último» y el terror a él, referencia y terror que ahora emergen en el centro de la libertad absoluta. Es una idea que, en distintas versiones, el autor ha venido desgranando o sugiriendo en el cap. IV, A, al hablar del miedo de la conciencia servil al «amo absoluto», en el cap. VI, A, a, b, al hablar del poder de lo subterráneo, y en el en el cap. VI, A, c, al hablar de la persona jurídica, de la libertad abstracta convertida en principio y del Estado de derecho como destino de la eticidad.

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Conversaciones en Madrid

[591] En la trivialidad de esas dos sílabas consiste toda la sabiduría del gobierno, el entendimiento de cumplirse la voluntad general. El gobierno mismo no es otra cosa que el punto firmemente asentado, o la individualidad de la voluntad general. Él, siendo un querer y un cumplir que parte de un punto, quiere y cumple, a la vez, un ordenamiento y una acción determinados. Con ello, de un lado, excluye a los demás individuos de su acto, y por otro lado, se constituye por esta vía como tal, como un gobierno que es una voluntad determinada, y opuesto así a la voluntad general; con lo que no puede sino presentarse como una facción. Sólo la facción vencedora se llama gobierno, y precisamente en el hecho de que sea una facción reside inmediatamente la necesidad de su caída; y el hecho de que sea gobierno, a la inversa, hace de él una facción, y lo hace culpable. Si la voluntad general puede muy bien fijarse en el obrar efectivo del gobierno como el crimen que éste comete contra ella, el gobierno, en cambio, no tiene nada determinado y exterior por medio de lo cual se presentara la culpa de la voluntad contrapuesta a él; pues frente a él, en cuanto que es la voluntad general efectivamente real, está únicamente la voluntad pura sin realidad efectiva, la intención. Por eso, hacerse sospechoso ocupa el lugar de ser-culpable, o tiene el mismo significado y efecto, y la reacción exterior frente a esa realidad efectiva que reside en el simple interior de la intención consiste en la seca aniquilación de este sí-mismo que es, al cual, por otra parte, lo único que se le puede quitar es su ser mismo.

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Conversations in Washington

[591] [591]3We kept the numeration given by the editor in the printed edition In its self-achievement, the wisdom of the government, the intellect4der Verstand of the universal will, resides in the banality of this syllable. The government is itself nothing but a self-appointing point, or the individuality of the universal will. The government, willing and achieving, starts out from a single point and which at the same time wills and accomplishes a determinate order of things and a determinate action. It thereby excludes, on the one hand, the remaining individuals from its deed, and, on the other [344] hand, as a result, it constitutes itself as the kind of government which is a determinate will and which is opposed as a result to the universal will. It therefore cannot present itself as anything other than a faction. It is only the victorious faction which is called the government, and exactly because it is a faction, there is the immediate necessity of its overthrow; and that it is the government, conversely, makes it into a faction and makes it guilty. However much the universal will puts on record that the government’s actual action is the crime that the government has committed against the universal will, still the government for its part has nothing determinate and outwardly apparent through which the will opposing the government would prove to be guilty; for what stands opposed to the government as the actual universal will is only the non-actual pure will, the intention. Becoming a suspect thus takes the place of being guilty, or it has the same significance and effect as being guilty, and the outward reaction against this actuality, which lies in the simple innerness of the intention, consists in the arid destruction of this existing self in which there is nothing left to take away except for its existence itself.

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Conversaciones en el Atrium

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