Gespräche in der Dämmerung 00567
Parte de:
C. (BB) El espíritu [C. (BB) Der Geist] / Capítulo VI: El espíritu [VI. Der Geist] / B. El espíritu extrañado de sí; la formación o Bildung [B. Der sich entfremdete Geist. Die Bildung] / II. La Ilustración [II. Die Aufklärung] / a. La lucha de la Ilustración contra la superstición [a. Der Kampf der Aufklärung mit dem Aberglauben]
[2.g. El poder de la Ilustración sobre la fe; las unilateralidades que la Ilustración achaca a la fe y las correlativas unilateralidades de la Ilustración]
Tabla de contenidos
Gespräche in Jena
[567] Ferner behauptet die Aufklärung gegen das glaubende Bewußtsein darin ein Recht, das es selbst einräumt, wenn sie den Gegenstand seiner Verehrung als Stein und Holz oder sonst als eine endliche anthropomorphische Bestimmtheit betrachtet. Denn da es dies entzweite Bewußtsein ist, ein Jenseits der Wirklichkeit und ein reines Diesseits von jenem Jenseits zu haben, so ist in ihm in der Tat auch diese Ansicht des sinnlichen Dinges vorhanden, nach welcher es an und für sich gilt; es bringt aber diese beiden Gedanken des Anundfürsichseienden, das ihm einmal das reine Wesen, das andere Mal ein gemeines sinnliches Ding ist, nicht zusammen. – Selbst sein reines Bewußtsein ist von der letzteren Ansicht affiziert; denn die Unterschiede seines übersinnlichen Reichs sind, weil es des Begriffs entbehrt, eine Reihe von selbständigen Gestalten und ihre Bewegung ein Geschehen, d.h. sie sind nur in der Vorstellung und haben die Weise des sinnlichen Seins an ihnen. – Die Aufklärung isoliert ihrerseits ebenso die Wirklichkeit als ein vom Geiste verlassenes Wesen, die Bestimmtheit als eine unverrückte Endlichkeit, welche nicht in der geistigen Bewegung des Wesens selbst ein Moment wäre, nicht Nichts, auch nicht ein an und für sich seiendes Etwas, sondern ein Verschwindendes.
Conversaciones en Valencia
[567] La Ilustración hace valer además contra la conciencia creyente un derecho [una razón, un argumento] que ella misma [la conciencia creyente] admite cuando la Ilustración considera el objeto que la fe adora o venera, cuando la Ilustración considera ese objeto, digo, como un bloque de piedra o un trozo de madera, o como cualquier determinidad antropomórfica finita. Pues resulta que como la conciencia creyente es esta conciencia disociada que consiste en tener un más allá de la realidad y también un más-acá de ese más-allá [un aquende de ese allende], en la conciencia creyente se da también efectivamente [se da también de hecho] esa visión de la cosa sensible conforme a la que esa cosa sensible vale en y por sí [o es válida en y para sí, o es válida en y de por sí]; pero esa conciencia creyente no llega a conciliar esas dos ideas de lo-que-es-en-y-para-sí [o en y por sí], que una vez se le aparece como la pura esencia [Wesen], y otra vez como una vulgar cosa sensible. — Incluso su propia conciencia pura [incluso la conciencia creyente, tomada por su lado de conciencia pura] se ve afectada o inficionada por esa visión que acabamos de señalar, pues las diferencias de su reino suprasensible, al estar privada esa conciencia creyente de concepto, no son sino una serie de figuras o formas autónomas [cosas sensibles sueltas, pues; cosas de la percepción] y [671] los movimientos de esas diferencias no son sino un acontecer, un pasar [una historia], es decir: son solamente en la representación y tienen la forma y manera del ser sensible. — Pero por su parte, la Ilustración aísla igualmente la realidad como un ser [Wesen] abandonado [dejado por el espíritu, ajeno al espíritu], y aísla la determinidad como una inamovible finitud, que no sería ya [por tanto] un momento en el movimiento espiritual del ser [Wesen] mismo, [es decir] que [como tal momento] ni sería una nada, ni tampoco un algo que fuese en-y-para-sí [o en-y-de-por-sí], sino algo que desaparece [algo desapareciente] X181X.1Así interpreto estas últimas líneas, cuya redacción en el original dista de estar clara. La traducción, por tanto, es sólo conjetural. Sí el lector quita el añadido «que como tal momento no sería…», se dará cuenta de que no se ve bien qué es lo que quiere decir el autor.
Algunas aclaraciones
X181X = Así interpreto estas últimas líneas, cuya redacción en el original dista de estar clara. La traducción, por tanto, es sólo conjetural. Sí el lector quita el añadido «que como tal momento no sería…», se dará cuenta de que no se ve bien qué es lo que quiere decir el autor.
Conversaciones en Madrid
[567] Además XX*X,2Cf. supra, 00552 la Ilustración afirma, frente a la conciencia creyente, un derecho, que ésta misma concede, cuando considera su objeto de veneración como piedra y madera, o como cualquier otra determinidad antropomórfica finita. Pues, como esa conciencia creyente está escindida por tener un más allá de la realidad efectiva y un puro más acá de ese más allá, dentro de ella está presente, de hecho, también el punto de vista de la cosa sensible, de acuerdo con el cual la cosa vale en y para sí; pero la conciencia creyente no junta estos dos pensamientos de algo que es en y para sí, de lo que ora es a sus ojos esencia pura, ora es una ordinaria cosa sensible. — Incluso su propia conciencia pura se haya afectada por el último punto de vista, pues, dado que carece del concepto, las diferencias de su reino suprasensible son una serie de figuras autónomas, cuyo movimiento es un acontecer, es decir, sólo son en la representación, y tienen en ellas el modo del ser sensible. — La Ilustración, por su parte, aísla igualmente la realidad efectiva como una esencia abandonada por el espíritu, y la determinidad como una finitud no trastornada que no sería un momento en el movimiento espiritual de la esencia misma, no sería la nada, ni tampoco un algo que fuera en y para sí, sino algo evanescente.
Algunas aclaraciones
XX*X = Cf. supra, 00552.
Conversations in Washington
[567] [567]3We kept the numeration given by the editor in the printed edition Furthermore, the Enlightenment asserts a right contra the faithful consciousness that faith itself concedes when the Enlightenment takes the object of the faith’s veneration to be stone and wood, or otherwise regards it as a finite, anthropomorphic determinateness. For since it is this estranged consciousness in that it has an other-worldly realm beyond actuality together with a pure this-worldliness to that other-worldly beyond, so is this point of view on sensuous things in fact also present in it, according to which sensuous things count in and for themselves. However, faith does not bring together these two thoughts of what-is-existing-in-and-for-itself, what to it at one time is the pure essence and at another time an ordinary thing of sense. – Even its pure consciousness is affected by this last point of view, for the differences in its supersensible realm, because it lacks the concept, are a series of self-sufficient shapes, and their movement is an event, which is to say that those shapes only are in representational thought and bear in themselves the mode of sensuous being. – For its part, the Enlightenment isolates as well actuality as an essence forsaken by spirit, the determinateness as an unmoved finitude which would neither be a moment in the spiritual movement of the essence itself, nor would it be not nothing, nor would it also be something existing in and for itself. Rather, it would be a vanishing.