Gespräche in der Dämmerung 00564

Parte de:

C. (BB) El espíritu [C. (BB) Der Geist] / Capítulo VI: El espíritu [VI. Der Geist] / B. El espíritu extrañado de sí; la formación o Bildung [B. Der sich entfremdete Geist. Die Bildung] / II. La Ilustración [II. Die Aufklärung] / a. La lucha de la Ilustración contra la superstición [a. Der Kampf der Aufklärung mit dem Aberglauben]

 

[2.f. Polémica de la Ilustración contra la fe, la Ilustración por encima de la fe, dialéctica de la Ilustración; en qué consiste la realización de la intelección pura]

Gespräche in Jena

[564] Denn die Aufklärung verhält sich gegen das glaubende Bewußtsein nicht mit eigentümlichen Prinzipien, sondern mit solchen, welche dieses selbst an ihm hat. Sie bringt ihm nur seine eigenen Gedanken zusammen, die ihm bewußtlos auseinanderfallen; sie erinnert es nur bei der einen seiner Weisen an die anderen, die es auch hat, aber deren eine es immer bei der anderen vergißt. Sie erweist sich eben dadurch gegen [417] es als reine Einsicht, daß sie bei einem bestimmten Momente das Ganze sieht, also das auf jenes Moment sich beziehende Entgegengesetzte herbeibringt und eins im ändern verkehrend das negative Wesen beider Gedanken, den Begriff, hervortreibt. Sie erscheint dem Glauben darum als Verdrehung und Lüge, weil sie das Anderssein seiner Momente aufzeigt; sie scheint ihm damit unmittelbar etwas anderes aus ihnen zu machen, als sie in ihrer Einzelheit sind; aber dies Andere ist ebenso wesentlich, und es ist in Wahrheit in dem glaubenden Bewußtsein selbst vorhanden, nur daß dieses daran nicht denkt, sondern es sonstwo hat; daher ist es ihm weder fremd, noch kann es von ihm abgeleugnet werden.

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Conversaciones en Valencia

[564] Pues la Ilustración se comporta respecto a la conciencia creyente [o contra la conciencia creyente] no con principios peculiares sino con principios que esa misma conciencia creyente tiene en ella. La Ilustración no hace sino ponerle a la fe juntos y articulados sus propios pensamientos [Gedanken], que a ella [a la fe] se le desarticulan y separan de forma inconsciente; cuando la conciencia creyente está en uno de sus modos, la Ilustración no hace sino recordarle los otros, que la conciencia creyente también tiene, pero de los que la conciencia creyente se olvida siempre o se olvida una y otra vez cuando está en uno. Precisamente la Ilustración se revela como pura intelección frente a la conciencia creyente porque la Ilustración en uno de esos determinados momentos o en cada uno de esos determinados momentos ve el todo, y trae, por tanto, a colación lo contrapuesto a aquel momento que esté considerando, y así dando la vuelta al uno por contraposición con el otro y convirtiéndolo en él, la Ilustración saca a la luz el ser negativo [o esencia negativa, das negative Wesen] [667] de ambos pensamientos [Gedanken] [es decir, el ser que consiste en el estarse negando ambos], es decir, saca a la luz el concepto [Begriff], o empuja a la luz el concepto X178X.1Repare el lector en esta bien precisa definición de concepto. Y, por eso, la Ilustración le parece a la fe un liar todo, y le parece una mentira, porque la Ilustración saca a la luz y muestra el ser-otro de los momentos de la fe; a la fe le parece, pues, que la Ilustración hace de ellos inmediatamente otra cosa que lo que esos momentos son en la particularidad de ellos [es decir considerándolos en lo que es cada uno por separado]; pero eso otro es asimismo esencial, y [eso otro] está en verdad presente en la conciencia creyente misma, sólo que ésta no piensa en ello [o no se percata de ello], sino que lo tiene situado o colocado separadamente en cualquier otro sitio; por eso, ello ni le es extraño a la conciencia creyente, ni tampoco puede ser negado por ella.

Algunas aclaraciones

X178X = Repare el lector en esta bien precisa definición de concepto.

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Conversaciones en Madrid

[564] Pues la Ilustración se comporta para con la conciencia creyente no con principios propios suyos, sino con los principios que ésta misma tiene en sí. Lo único que hace la Ilustración es juntarle a esa conciencia sus propios pensamientos, que a ésta se le caen y disocian sin que se de cuenta; lo único que hace la Ilustración es, en uno de los modos de la conciencia creyente, recordarle a ésta los otros que también tiene, pero olvidándose siempre de uno cuando está con el otro. La Ilustración se revela frente a la conciencia creyente como intelección pura precisamente en que en un momento determinado lo ve todo, en que aporta lo contrapuesto que se refiere a ese momento e, invirtiendo lo uno en lo otro, hace surgir la esencia negativa de ambas esencias, el concepto. Ante la fe, ella aparece como tergiversación y mentira, porque señala el ser-otro de sus momentos; con ello, parece estar haciendo de ellos inmediatamente algo otro de lo que son en su singularidad; pero esto otro es igual de esencial, y está en verdad presente en la conciencia creyente misma, sólo que ésta no piensa en ello, sino que lo tiene en alguna otra parte; de ahí que ni le resulte extraño ni pueda ser negado por ella.

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Conversations in Washington

[564] [564]2We kept the numeration given by the editor in the printed edition For the Enlightenment does not conduct itself with regard to the faithful consciousness in terms of any distinctive principles of its own, but rather does so with the principles which faith has in itself. The Enlightenment only brings together faith’s own thoughts, which, to the faithful consciousness, come undone without its being aware of it. The Enlightenment only reminds faith that in one of its thoughts, there are others that it also has, but that it is always forgetting one of those thoughts when it has the other one. Contra faith, the Enlightenment proves precisely as a result that as pure insight, the Enlightenment sees the whole in one determinate moment, and it thus brings the self-relating opposition to that moment; in inverting one moment into the other, the Enlightenment then brings out the negative essence of both thoughts, namely, the concept. For that reason, it appears to faith as distortion and lies because it points out the otherness of faith’s moments. For this reason, to faith, the Enlightenment immediately seems to make of those moments something other than they are in their singularity. However, this other is just as essential, and it is in truth present in the faithful consciousness itself, but only in that faith does not think about it but has the other somewhere else. Hence, that other is neither alien to faith nor can it be denied by faith.

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Conversaciones en el Atrium

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