Gespräche in der Dämmerung 00556
Parte de:
C. (BB) El espíritu [C. (BB) Der Geist] / Capítulo VI: El espíritu [VI. Der Geist] / B. El espíritu extrañado de sí; la formación o Bildung [B. Der sich entfremdete Geist. Die Bildung] / II. La Ilustración [II. Die Aufklärung] / a. La lucha de la Ilustración contra la superstición [a. Der Kampf der Aufklärung mit dem Aberglauben]
[I.g. De cómo la Ilustración condena en las representaciones de la fe lo que ella misma es; tercer momento: la intelección pura sobre la relación de la fe con el Ser absoluto]
Tabla de contenidos
Gespräche in Jena
[556] Hiernach sehen wir in Ansehung der Zweckmäßigkeit die Aufklärung es töricht finden, wenn das glaubende Individuum [411] sich das höhere Bewußtsein, nicht an den natürlichen Genuß und Vergnügen gefesselt zu sein, dadurch gibt, daß es sich natürlichen Genuß und Vergnügen wirklich versagt und durch die Tat erweist, daß es die Verachtung derselben nicht lügt, sondern daß sie wahr ist. – Ebenso findet sie es töricht, daß das Individuum von seiner Bestimmtheit, absolut einzelnes, alle anderen ausschließendes und Eigentum besitzendes zu sein, sich dadurch absolviert, daß es von seinem Eigentum selbst abläßt; womit es in Wahrheit zeigt, daß es mit seinem Isolieren nicht Ernst, sondern daß es über die Naturnotwendigkeit, sich zu vereinzeln und in dieser absoluten Vereinzelung des Fürsichseins die anderen als dasselbe mit sich zu verleugnen, erhaben ist. – Die reine Einsicht findet beides sowohl unzweckmäßig als unrecht, – unzweckmäßig, um von Vergnügen und Besitz sich frei zu erweisen, sich Vergnügen zu versagen und einen Besitz wegzugeben; sie wird also im Gegenteil den für einen Toren erklären, der, um zu essen, das Mittel ergreift, wirklich zu essen. – Sie findet es auch unrecht, sich eine Mahlzeit zu versagen und Butter, Eier nicht gegen Geld oder Geld nicht gegen Butter und Eier, sondern geradezu, ohne so was dafür zurückzuerhalten, wegzugeben; sie erklärt eine Mahlzeit oder den Besitz von dergleichen Dingen für einen Selbstzweck und sich damit in der Tat für eine sehr unreine Absicht, der es um solchen Genuß und Besitz ganz wesentlich zu tun ist. Sie behauptet als reine Absicht auch wieder die Notwendigkeit der Erhebung über die natürliche Existenz und über die Habsucht um ihre Mittel; nur findet sie es töricht und unrecht, daß diese Erhebung durch die Tat bewiesen werden soll, oder diese reine Absicht ist in Wahrheit Betrug, welcher eine innerliche Erhebung vorgibt und fordert, aber Ernst daraus zu machen, sie wirklich ins Werk zu richten und ihre Wahrheit zu erweisen für überflüssig, töricht und selbst für unrecht ausgibt. – Sie verleugnet sich also sowohl als reine Einsicht, denn sie verleugnet das unmittelbar zweckmäßige Tun, wie als reine Absicht, denn sie verleugnet [412] die Absicht, sich von den Zwecken der Einzelheit befreit zu erweisen.
Conversaciones en Valencia
[556] En lo que respecta, pues, a la conformidad de medios y fines [Zweckmässigkeit] vemos, pues, que la Ilustración encuentra una locura o una tontería que el individuo creyente se dé la superior conciencia de no estar atado al goce y a la satisfacción naturales por la vía de negarse realmente a sí mismo ese goce y satisfacción naturales, demostrando mediante tal acto que no está sólo fingiendo tal desprecio del goce y de la satisfacción naturales, sino que ese desprecio es verdadero, es de veras. — Asimismo la Ilustración encuentra una tontería que el individuo trate de declararse libre [trate de absolverse] de su determinidad de ser absolutamente singular [de ser absolutamente einzelnes], de su determinidad de excluir a los demás y de poseer propiedad, trate, digo, de absolverse de ello o de declararse libre de ello cediendo él mismo su propiedad [sus bienes]; con lo cual lo que de verdad estaría mostrando el individuo es que no puede tomarse en serio ese su quedar aislado [de los demás por la propiedad], sino que él está por encima de la necesidad natural de tener que particularizarse [vereinzeln], y de la necesidad de (en esa absoluta particularización que representa el ser para sí) tener que negar a los otros como siendo lo mismo o la misma cosa que él. — La intelección pura encuentra ambas cosas, tanto no conformes con el fin como injustas [como cosas que no están bien]: no encuentra conforme con el fin que, para mostrarse libre de los placeres y de la propiedad, uno rehúse los placeres y ceda su propiedad; y, por tanto, a la inversa, habría de declarar loco a aquel que para comer tome los medios que le permitan realmente comer. — La pura intelección considera también injusto [unrecht, no considera que esté bien] renunciar a una comida o privarse de una comida, y no cambiar por dinero la mantequilla o los huevos [que se iban a comer], o no cambiar el dinero por mantequilla y por huevos [en vez de no comer], sino simplemente dar el dinero directamente o dar la mantequilla y los huevos directamente sin recibir nada a cambio; de modo que lo que la pura intelección hace es declarar la comida o la posesión de tales cosas [de la mantequilla y los huevos o del dinero] un fin en sí y, por tanto, lo que a la vez está haciendo es declararse como una muy impura intención [659] o presentarse a sí misma como una muy impura intención, para la cual de lo que realmente se trata, y ello de forma muy esencial, es de tales goces y de tal posesión. La intelección pura afirma ella también como pura intención o como intención pura la necesidad de elevarse por encima de la existencia natural y de elevarse sobre la avaricia o codicia en lo que se refiere a los medios de esa existencia natural; sólo que encuentra una tontería y una injusticia [algo que no está bien] que tal elevación haya de demostrarse mediante hechos, es decir, mediante la práctica, con lo cual resulta que esa pura intención es en verdad una mentira que empieza pretendiendo, afirmando y exigiendo una elevación interior, pero que no se la toma en serio, sino que tiene por superfluo, por una tontería e incluso por una injusticia o por algo incorrecto [por algo que está mal] el ponerla realmente por obra y el demostrar su verdad [el demostrar que es de veras]. La intelección pura se está negando, pues, tanto a sí misma como intelección pura, pues niega el hacer que es inmediatamente conducente al fin y adecuado al fin, como también [se está negando a sí misma] como intención pura, pues niega la intención [pone en solfa la intención] de demostrarse [esa intención] liberada de los fines de la particularidad [Einzelnheit].
Conversaciones en Madrid
[556] En consecuencia, vemos que, por lo que respecta a la adecuación a fines, la Ilustración encuentra insensato que el individuo creyente se de a sí la concien- [653] /cia superior de no estar atado al goce y al disfrute naturales negándose efectivamente el goce y disfrute naturales, y demuestre por sus actos que su desprecio por ellos no miente, sino que es verdadero. —Y también encuentra insensato que el individuo se absuelva de su determinidad de ser absolutamente singular, de ser algo que excluye todo lo otro y que posee propiedades, abandonando las suyas; con lo que, en verdad, muestra que no va en serio al aislarse, sino que está muy por encima de la necesidad natural de singularizarse y, de negar, en esta singularización absoluta del ser-para-sí, que los otros sean lo mismo que uno XX*X.1Esta crítica de las prácticas religiosas se halla en D’Holbach, en Theologie portative, Londres, 1767. La intelección pura encuentra ambas cosas tanto inadecuadas a los fines como injustas: es inadecuado renunciar al placer y abandonar una posesión para demostrar que se está libre del placer y de la posesión; declarará, entonces, por el contrario, que es un insensato quien, a fin de comer, recurre a los medios para comer efectivamente. —Y también encuentra injusto prohibirse una comida, o cambiar mantequilla y huevos por dinero, o dinero por huevos y mantequilla, en lugar de entregarlos directamente sin obtener nada a cambio; declara que una comida o la posesión de cosas de ese género es un fin en sí mismo, y al hacerlo declara, de hecho, ser ella una intención muy impura, para la que lo más esencial es semejante disfrute y posesión. A su vez, afirma también que es intención pura la necesidad de elevarse por encima de la existencia natural y de la avaricia por tener los medios para ello; sólo que encuentra insensato e injusto que esta elevación deba ser demostrada por las obras, o bien, esta intención pura es, en verdad, un engaño que finge una elevación interior y la exige, pero hace pasar por superfluo, insensato e incluso injusto tomarla por algo serio, ponerla efectivamente en obra y demostrar su verdad. —Se niega a sí, entonces, tanto en cuanto intelección pura, pues niega la práctica inmediatamente adecuada a fines, como en cuanto intención pura, pues niega la intención de mostrarse liberada de los fines de la singularidad.
Algunas aclaraciones
XX*X = Esta crítica de las prácticas religiosas se halla en D’Holbach, en Theologie portative, Londres, 1767.
Conversations in Washington
[556] [556]2We kept the numeration given by the editor in the printed edition Accordingly we see that with regard to purposiveness, the Enlightenment finds it simply fatuous when the believing individual seeks to give himself the higher consciousness of not being fettered to natural consumption and gratification by actually denying himself natural consumption and gratification, and by proving through his deed that in his contempt for those things, he is not lying but that his contempt for them is true. – Likewise, the Enlightenment finds it fatuous for the individual to absolve himself of his determinateness (of his being absolutely singular, of his excluding all others, and of his possessing property) by giving up his property. What he shows in truth is that he is not really serious about thinning himself out. Instead, he shows that he is so lofty that he rises above the natural necessity of thinning himself and in this absolutely thinned out being-for-itself, he shows that he denies that the others are the same as himself. – Pure insight [324] finds both of these things to be purposeless3unzweckmäßig as well as wrong – that is, it is purposeless to deny oneself pleasures and give away a possession in order to prove that one is free from pleasure and possession of property. On the contrary, insight will therefore declare him to be a fool, who in order to eat employs the means for actually eating. Insight also thinks it is wrong to deny oneself a meal and to give away butter and eggs not for money, or even to give away money for butter and eggs; what is wrong is just to give them away and get nothing in return at all. It declares a meal, or the possession of things of that sort, to be an end in itself; as a result, it in fact declares itself to be a very impure intention since what essentially matters to it are such possessions and acts of consumption. As pure intention, it again asserts the necessity of rising above natural existence and rising above any covetousness over the means for such existence. It only finds it both foolish and wrong that this elevation should be demonstrated through the deed, or that this pure intention is in truth a deception which both pretends and demands to be an inner elevation but which takes on the affectation that it is gratuitous, foolish, and even wrong to be serious about actually putting this into practice and demonstrating its truth. – Pure insight thus disowns itself as pure insight, for it disowns the immediately purposive doing as pure intention; and it disowns itself as pure intention, for it disowns the intention to prove itself to be liberated from the purposes of singular individuality.