Gespräche in der Dämmerung 00553
Parte de:
C. (BB) El espíritu [C. (BB) Der Geist] / Capítulo VI: El espíritu [VI. Der Geist] / B. El espíritu extrañado de sí; la formación o Bildung [B. Der sich entfremdete Geist. Die Bildung] / II. La Ilustración [II. Die Aufklärung] / a. La lucha de la Ilustración contra la superstición [a. Der Kampf der Aufklärung mit dem Aberglauben]
[1.e. De cómo la Ilustración condena en las representaciones de la fe lo que ella misma es; primer momento: la intelección pura y el Ser absoluto]
Tabla de contenidos
Gespräche in Jena
[553] Die Aufklärung, die sich für das Reine ausgibt, macht hier das, was dem Geiste ewiges Leben und heiliger Geist ist, zu einem wirklichen vergänglichen Dinge und besudelt es mit der an sich nichtigen Ansicht der sinnlichen Gewißheit – mit einer Ansicht, welche dem anbetenden Glauben gar nicht vorhanden ist, so daß sie ihm dieselbe rein anlügt. Was er verehrt, ist ihm durchaus weder Stein oder Holz oder Brotteig noch sonst ein zeitliches sinnliches Ding. Wenn es der Aufklärung einfällt zu sagen, sein Gegenstand sei doch dies auch, oder gar, er sei dieses an sich und in Wahrheit, so kennt teils der Glaube ebensowohl jenes Auch, aber es ist ihm außer seiner Anbetung; teils aber ist ihm überhaupt nicht so etwas wie ein Stein usf. an sich, sondern an sich ist ihm allein das Wesen des reinen Denkens.[409]
Conversaciones en Valencia
[553] La Ilustración, que se da por lo puro, convierte aquí aquello que para el espíritu es vida eterna, aquello que para el espíritu es espíritu santo [o Espíritu Santo], lo convierte, digo, en una cosa real pasajera, ensuciándolo así con esa manera vana y superficial [nichtig] de ver las cosas, propio de la certeza sensible, con esa forma de ver las cosas que es completamente ajena a la fe que adora a aquel Ser absoluto, de modo que la Ilustración no está haciendo sino lisa y llanamente mentir al colgar a la fe tal sambenito o tal perspectiva (la de la certeza sensible) que [como vimos más arriba, cap. I] acaba cancelándose y anulándose a sí misma. Porque [655] lo que la fe adora no es en absoluto para ella ni piedra, ni madera, ni un trozo de pan, ni ninguna otra cosa sensible, sujeta al tiempo. Y si a la Ilustración se le ocurre decir que su objeto [es decir, el objeto de la fe] es, ciertamente, también ése [es decir, las piedras, la madera, el trozo de pan], e incluso que ese objeto (en sí y en verdad) no es sino eso, resulta que en parte la fe conoce, por supuesto, ese «también», sólo que aquello a lo que ese «también» se refiere, cae fuera de su adoración; pero, en parte, resulta que para la fe cosas así como una piedra, etc., no son en sí, sino que en sí solamente es [de verdad] para ella el Ser del puro pensamiento o del pensamiento puro [las idealidades sobre las que versa el pensamiento puro].
Conversaciones en Madrid
[553] La Ilustración, que se las da de ser lo puro, hace aquí, de lo que para el espíritu es vida eterna y espíritu santo, una cosa efectivamente efímera, y la contamina con la perspectiva, en sí nula, de la certeza sensorial: con una perspectiva que en absoluto está dada para la fe que reza, de modo que se la imputa a la fe de manera puramente mendaz. Lo que la fe venera, no es para ella piedra, ni madera, ni masa de hacer pan, ni ninguna otra cosa temporal y sensible. Si a la Ilustración se le ocurre decir que el objeto de la fe es también eso, o incluso, que es eso en sí y en verdad, hay que decir que la fe, por una parte, se sabe igualmente ese también, desde luego, pero que queda fuera de su oración; pero, por otra parte, a sus ojos, no es algo así como una piedra, etc. en sí, sino que lo único que es en sí, a sus ojos, es la esencia del pensar puro.
Conversations in Washington
[553] [553]1We kept the numeration given by the editor in the printed edition In passing itself off for what is pure, the Enlightenment here turns into a transitory thing just what to spirit is eternal life and the holy spirit, and it besmirches it with the point of view of sensuous-certainty, which is initself negative – with a point of view which is simply not present to faith in its acts of worship, so that the Enlightenment is simply lying to faith about it. What faith reveres is, to faith, without question neither stone nor wood, nor bread-dough, nor any other sort of temporal, sensuous thing. However much it occurs to the Enlightenment to say that its object is nevertheless also this, or even that this is what it is in itself and in truth, still faith is in [322] part just as well acquainted with that “also,” but, to itself, that “also” lies outside of its worship. However, to faith, things such as a stone, etc., are not the in itself, but rather, to faith, what is in itself is solely the essence of pure thinking.