Gespräche in der Dämmerung 00549

Parte de:

C. (BB) El espíritu [C. (BB) Der Geist] / Capítulo VI: El espíritu [VI. Der Geist] / B. El espíritu extrañado de sí; la formación o Bildung [B. Der sich entfremdete Geist. Die Bildung] / II. La Ilustración [II. Die Aufklärung] / a. La lucha de la Ilustración contra la superstición [a. Der Kampf der Aufklärung mit dem Aberglauben]

 

[1.c. La fe como lo otro en que la intelección pura se tiene a sí misma, o la fe como intelección pura que se ignora a sí misma; la categoría; lo que la Ilustración y su lucha son en sí, con un excurso acerca de la confianza y del reconocerse en el otro]

Gespräche in Jena

[549] Die Aufklärung faßt also ihren Gegenstand zuerst und allgemein so auf, daß sie ihn als reine Einsicht nimmt und ihn so, sich selbst nicht erkennend, für Irrtum erklärt. In der Einsicht als solcher faßt das Bewußtsein einen Gegenstand [405] so, daß er ihm zum Wesen des Bewußtseins oder zu einem Gegenstande wird, den es durchdringt, worin es sich erhält, bei sich selbst und sich gegenwärtig bleibt und, indem es hiermit seine Bewegung ist, ihn hervorbringt. Als eben dieses spricht die Aufklärung den Glauben richtig aus, indem sie von ihm sagt, daß das, was ihm das absolute Wesen ist, ein Sein seines eigenen Bewußtseins, sein eigener Gedanke, ein vom Bewußtsein Hervorgebrachtes sei. Sie erklärt ihn hiermit für Irrtum und Erdichtung über dasselbe, was sie ist. – Sie, die den Glauben die neue Weisheit lehren will, sagt ihm damit nichts Neues; denn sein Gegenstand ist ihm auch gerade dieses, nämlich reines Wesen seines eigenen Bewußtseins, so daß dieses darin sich nicht verloren und negiert setzt, sondern ihm vielmehr vertraut, das heißt eben in ihm sich als dieses Bewußtsein oder als Selbstbewußtsein findet. Wem ich vertraue, dessen Gewißheit seiner selbst ist mir die Gewißheit meiner selbst; ich erkenne mein Fürmichsein in ihm, daß er es anerkennt und es ihm Zweck und Wesen ist. Vertrauen ist aber der Glaube, weil sein Bewußtsein sich unmittelbar auf seinen Gegenstand bezieht und also auch dies anschaut, daß es eins mit ihm, in ihm ist. – Ferner, indem dasjenige mir Gegenstand ist, worin ich mich selbst erkenne, bin ich mir darin zugleich überhaupt als anderes Selbstbewußtsein, d.h. als ein solches, welches darin seiner besonderen Einzelheit, nämlich seiner Natürlichkeit und Zufälligkeit entfremdet worden, aber teils darin Selbstbewußtsein bleibt, teils eben darin wesentliches Bewußtsein wie die reine Einsicht ist. – In dem Begriffe der Einsicht liegt nicht nur dies, daß das Bewußtsein in seinem eingesehenen Gegenstande sich selbst erkennt und, ohne das Gedachte zu verlassen und daraus in sich erst zurückzugehen, sich unmittelbar darin hat, sondern es ist seiner selbst als auch der vermittelnden Bewegung oder seiner als des Tuns oder Hervorbringens bewußt; dadurch ist in dem Gedanken für es diese Einheit seiner als des Selbsts und des Gegenstandes. – Eben dies Bewußtsein ist auch der Glaube; der Gehorsam [406] und das Tun ist ein notwendiges Moment, durch welches die Gewißheit des Seins in dem absoluten Wesen zustande kommt. Dies Tun des Glaubens erscheint zwar nicht so, daß das absolute Wesen selbst dadurch hervorgebracht werde. Aber das absolute Wesen des Glaubens ist wesentlich nicht das abstrakte Wesen, das jenseits des glauben den Bewußtseins sei, sondern es ist der Geist der Gemeinde, es ist die Einheit des abstrakten Wesens und des Selbstbewußtseins. Daß es dieser Geist der Gemeine sei, darin ist das Tun der Gemeine ein wesentliches Moment; er ist es nur durch das Hervorbringen des Bewußtseins, – oder vielmehr nicht ohne vorn Bewußtsein hervorgebracht zu sein; denn so wesentlich das Hervorbringen ist, so wesentlich ist es auch nicht der einzige Grund des Wesens, sondern es ist nur ein Moment. Das Wesen ist zugleich an und für sich selbst.

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Conversaciones en Valencia

[549] La Ilustración [al ponerse a criticar a la fe] empieza, pues, aprehendiendo su objeto por lo general en términos tales que lo toma por intelección pura [es decir, lo toma por lo que el objeto es], pero lo hace de forma que no reconociéndose ella a sí misma en él [en ese objeto de la fe, el cual no es sino intelección pura], declara a ese objeto un error. En esa intelección como tal, la conciencia aprehende un objeto, y lo hace de suerte que ese objeto se le convierte en esencia de la conciencia [en ser de la conciencia], o lo que es lo mismo: se le convierte en un objeto que ella penetra, en el que ella se recibe, en el que ella permanece junto a sí misma y permanece presente a sí misma en cuanto ella, por tanto, es el movimiento de ese objeto, es decir, es ella quien lo está suscitando. Justamente en tales términos, la Ilustración está interpretando correctamente a la fe cuando dice de ella que aquello que para la fe es el Ser absoluto es un ser de su propia conciencia [es decir, de la propia conciencia de la fe], su propio invento y pensamiento, algo producido por la conciencia. La Ilustración declara, por tanto, la fe como un error e invento acerca de aquello mismo que la Ilustración misma es [acerca de aquello mismo en que la Ilustración misma consiste]. — La Ilustración, que quiere enseñar a la fe la nueva sabiduría, no le está diciendo nada nuevo; pues el objeto de la fe le es también a la fe precisamente ése, a saber: la pura esencia [el puro ser] de su propia conciencia, de suerte que la conciencia no se pone en ese objeto como una conciencia perdida o como una conciencia negada, sino que más bien confia en él, lo cual significa precisamente: se encuentra en él como esta conciencia, o como autoconciencia. [Lo que inmediatamente sigue puede entenderse como un excurso sobre la confianza y el reconocerse en otro]. Cuando pongo mi confianza [y mi fe] en alguien, la certeza que él tiene de sí es para mí la certeza que yo tengo de mí; mi ser-para-mí yo lo conozco en que él lo reconoce, en el habérsele convertido a él en fin y esencia. Y la fe es confianza porque su conciencia [la conciencia de la fe, o la conciencia que es la fe] se refiere inmediatamente a su objeto [se relaciona en términos inmediatos con él], quedándote, por tanto, también a la vista que ella es uno con él, que ella es en él. — Además, cuando se me convierte en objeto aquello en lo que yo me reconozco, yo me soy a la vez en ello como otra autoconciencia, es decir, me [651] soy como una autoconciencia que se ha extrañado en ello de su especial individualidad particular [besondere Einzelnheit], es decir, de su carácter natural y de su contingencia, pero que en parte sigue siendo en ello autoconciencia y en parte conciencia esencial [conciencia de un ser, de algo que está ahí] como ocurre con la intelección pura. [Podemos dar por acabado aquí el aludido excurso sobre la confianza.] — Pues en el concepto de esta intelección o de esta Einsicht, no sólo se incluye el que la conciencia se reconozca a sí misma en este su objeto inteligido y, sin dejar lo pensado y retornando a sí misma precisamente desde él, se tenga inmediatamente a sí misma, sino que [también se incluye el que] ella es consciente tanto de si misma como también del movimiento mediador, o lo que es lo mismo: es consciente de sí misma como el hacer o el producir [de ese su objeto]; es por medio de ello como en el pensamiento [en lo que ella piensa, en lo cogitatum] está para ella esta unidad de sí misma como self y del objeto. — Pero precisamente esta conciencia es también la fe [o precisamente la fe es también esta conciencia]; la obediencia y el hacer son un momento necesario por el que en el Ser [Wesen] absoluto [o respecto al Ser absoluto, o acerca del Ser absoluto] se produce la certeza del Ser [Seyn] [es decir, de que existe el Ser absoluto y del estar o existir en el Ser absoluto]. Este hacer de la fe no aparece, ciertamente, en la forma de que el Ser absoluto mismo fuese producido por ese hacer. Pero el Ser absoluto de la fe no es esencialmente el Ser abstracto que quede más allá de la conciencia creyente, sino que es el espíritu de la comunidad, es la unidad del Ser abstracto y de la autoconciencia [y, por tanto, también de un Ser que en su abstracción abarca muchas autoconciencias, sabiéndose a sí mismo ello, es decir, se trata del espíritu de una comunidad]. Y que ese Ser sea este espíritu de la comunidad, en ello es un momento esencial el hacer de esa comunidad; ese espíritu no es sino mediante el producirlo o el suscitarlo la conciencia; o mejor: no es sin venir suscitado o producido por la conciencia; pues por esencial que sea ese producir, igual de esencial es que ese producir no es él el único fundamento de ese Ser, sino que él es sólo un momento; la esencia [Wesen] es a la vez en y para sí misma [en y por sí misma] X159X.1Vide infra Algunas aclaraciones X159X.

Algunas aclaraciones

X159X = Estas últimas afirmaciones, aunque hechas de paso, me parece que son de interés en lo que respecta a cómo entiende el autor la reducción de la objetualidad al self, esto es, en lo que respecta a cómo entiende el autor la estructura del concepto o Begriff en este su volverse fenómeno y, por tanto, respecto a cómo hay que entender aquello de que se trata en el presente libro.

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Conversaciones en Madrid

[549] Así, pues, la Ilustración aprehende de primeras y generalmente su objeto de tal manera que lo toma como intelección pura y, sin reconocerse a sí misma, declara de él que es un error. En la intelección como tal, la conciencia aprehende un objeto de tal manera que, a sus ojos, tal objeto llega a ser esencia de la conciencia, o un objeto que ella penetra totalmente, en el que ella se mantiene, permanece cabe sí misma y presente a sí, y al que ella produce en tanto que se trata de su movimiento. Precisamente en cuanto tal conciencia, la Ilustración enuncia correctamente en qué consiste la fe al decir de ella que lo que para ella es la esencia absoluta, es un ser de su propia conciencia, su propio pensamiento, algo producido por la conciencia. Al decir eso, la Ilustración declara que la fe es un error y una invención ficticia acerca de lo mismo que ella, la Ilustración, es. — Ella, que quiere enseñarle a la fe la nueva sabiduría, tampoco le dice nada nuevo con eso; pues para la fe, su objeto también es precisamente ésto: pura esencia de su propia conciencia, de tal manera que ésta no se pierde en él ni se pone en él negada, sino que, más bien, se confía a él, es decir, justamente, se encuentra dentro él como esta conciencia, o como autoconciencia. Aquel a quien me confío, su certeza de sí mismo me es a mí la certeza de mí mismo; reconozco mi ser-para-mí en él, conozco que él lo reconoce, y ello le es a él fin y esencia. Pero la confianza es la fe, porque su conciencia se refiere inmediatamente a su objeto,y entonces intuye también esto: que es uno con él. — Además, al serme objeto aquello en lo que me reconozco a mi mismo, me soy a mi a la vez, en cuanto otro, autoconciencia, es decir, en cuanto algo tal que se ha hecho allí extraño a su singularidad particular, esto es, a su naturali- [645] /dad y contingencia, pero que, por una parte, sigue siendo autoconciencia, y por otra parte, es conciencia esencial justamente igual que la intelección pura. — En el concepto de intelección no reside únicamente que la conciencia se conoce a sí misma en el objeto suyo que ha inteligido, y que la conciencia se tenga en ello a sí inmediatamente sin abandonar lo pensado para sólo entonces retornar desde él hacia dentro de sí, sino, además, que la conciencia es consciente de sí misma también en cuanto movimiento mediador, o es consciente de sí en cuanto actuar y producir; por eso, dentro del pensamiento, es para ella esta unidad de sí en cuanto sí-mismo y en cuanto objeto. — Precisamente esta conciencia lo es también la fe; la obediencia y la práctica X145X2Tun, que vengo traduciendo como «actividad» o «hacer», es aquí, en sentido de la vida religiosa, la práctica de ésta. es un momento necesario por medio del cual llega a tener lugar la certeza del ser que hay dentro de la esencia absoluta. Ciertamente, esta práctica de la fe no aparece de tal manera que la esencia absoluta misma sea producida por ella. Pero la esencia absoluta de la fe es, esencialmente, no la esencia abstracta que estaría más allá de la conciencia creyente, sino que es el espíritu de la comunidad, es la unidad de la esencia abstracta y de la autoconciencia. En el hecho de que la esencia absoluta sea este espíritu de la comunidad X146X3Gemeine, todavía en uso en el siglo XVIII, era sinónimo de Gemeinde, la palabra que ha usado unas líneas más arriba. Hegel realiza aquí un cambio terminológico que denota que se está refiriendo a los pietistas. Véase siguiente nota. XX*X4Hegel realiza un sutilísimo cambio terminológico al pasar, en una línea, de Gemeinde a Gemeine. Ambos términos designan la comunidad religiosa —la parroquia, diríamos en el mundo hispanohablante—. Gemeinde es el más reciente, y es el usado hoy en día. Por la época de Hegel, Gemeine, en sentido religioso, casi había caído en desuso, y era utilizado ya casi exclusivamente por los pietistas de Zinzendorf (1700-1760), que es en quien seguramente está pensando en este pasaje, como hace suponer el cambio terminológico. es donde la actividad de la comunidad es un momento esencial; el espíritu es solamente por medio del producir de la conciencia; —o más bien, no es sin estar producido por la conciencia; pues por esencial que sea el producir, tampoco es el único fundamento de la esencia, sino que es sólo un momento. La esencia es, a la vez, en y para sí misma.

Algunas aclaraciones

X145X = Tun, que vengo traduciendo como «actividad» o «hacer», es aquí, en sentido de la vida religiosa, la práctica de ésta.

X146X = Gemeine, todavía en uso en el siglo XVIII, era sinónimo de Gemeinde, la palabra que ha usado unas líneas más arriba. Hegel realiza aquí un cambio terminológico que denota que se está refiriendo a los pietistas. Véase siguiente nota.

XX*X = Hegel realiza un sutilísimo cambio terminológico al pasar, en una línea, de Gemeinde a Gemeine. Ambos términos designan la comunidad religiosa —la parroquia, diríamos en el mundo hispanohablante—. Gemeinde es el más reciente, y es el usado hoy en día. Por la época de Hegel, Gemeine, en sentido religioso, casi había caído en desuso, y era utilizado ya casi exclusivamente por los pietistas de Zinzendorf (1700-1760), que es en quien seguramente está pensando en este pasaje, como hace suponer el cambio terminológico.

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Conversations in Washington

[549] [549]5We kept the numeration given by the editor in the printed edition The Enlightenment therefore grasps its object universally in such a way that it at first takes it to be pure insight, and so that, while not cognizing itself, it declares it to be error. In insight as such insight, consciousness grasps an object so that the object becomes, to consciousness, the essence of consciousness, or becomes an object which consciousness permeates and within which consciousness sustains itself, remains at one with itself,6bei sich selbst and remains currently present to itself, and, while it is thereby the object’s movement, engenders the object itself. This is what the Enlightenment correctly expresses as faith, as when it says that what faith takes to [319] be the absolute essence is a being of faith’s own consciousness, is its own thought, is something brought out by consciousness. The Enlightenment thereby declares faith to be in error and to be a fiction about the same thing that the Enlightenment itself is about. – The Enlightenment, which wishes to teach faith this new wisdom, does not tell it anything new when it does so, for the object of faith is to faith also only this, namely, the pure essence of faith’s own consciousness such that this consciousness does not posit itself as lost and negated in the object but instead places its trust in it, which just means that as this consciousness precisely within that object, it comes across itself, or comes across itself as self-consciousness. The certainty of self whom I trust, is, to me, my own certainty of itself. I cognize my being-for-myself in that certainty of itself, I know that my being-for-myself bestows recognition on it, and I know it is purpose and essence. However, faith is trust because the faithful consciousness relates itself immediately to its object and thus intuits that it is at one with the object, that it is in the object. – Furthermore, while what is the object for me is that within which I cognize myself, at the same time, to myself, I am therein as an other self-consciousness, which means that I am as the kind of self-consciousness which has become alienated therein from his own particular singularity, namely, from his naturalness and contingency, but which remains therein in part self-consciousness and in part essential consciousness, like pure insight. – It lies not only in the concept of insight that consciousness recognizes7erkennt itself in the object into which its insight goes and that has itself immediately in that object, and that not only does it do this without abandoning what has been thought8Gedachte9 and then returning into itself from out of that abandonment. It also lies in the concept of insight that it is conscious of itself as the mediating movement, or it is aware of itself as doing, as engendering. As a result, its unity is for it in thought as the unity of the self and the object. – It is precisely this very consciousness which is also that of faith. Obedience and doing are a necessary moment through which the certainty of existence within the absolute essence comes about. To be sure, this doing by faith does not indeed appear in such a way so that the absolute essence is itself generated as a result. However, the absolute essence of faith is essentially not the abstract essence which is supposed to lie in an other-worldly beyond of that of the faithful consciousness; rather, it is the spirit of the religious community, the unity of that abstract essence and self-consciousness. For it to be the spirit of the religious community, an essential moment is the doing of the community itself. It is only by being [320] engendered by consciousness – or, instead, it is not without being engendered by consciousness, for as essential as this engendering is, it is equally essentially not the only ground of the essence, but is only a moment of it. At the same time, the essence is in and for itself.

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Conversaciones en el Atrium

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