Gespräche in der Dämmerung 00542

Parte de:

C. (BB) El espíritu [C. (BB) Der Geist] / Capítulo VI: El espíritu [VI. Der Geist] / B. El espíritu extrañado de sí; la formación o Bildung [B. Der sich entfremdete Geist. Die Bildung] / II. La Ilustración [II. Die Aufklärung] / a. La lucha de la Ilustración contra la superstición [a. Der Kampf der Aufklärung mit dem Aberglauben]

 

[I. La realidad negativa de la Ilustración]

[I.a. La fe como lo contrapuesto a la razón y a la verdad]

Gespräche in Jena

[542] Sie weiß den Glauben als das ihr, der Vernunft und Wahrheit, Entgegengesetzte. Wie er ihr im allgemeinen ein Gewebe von Aberglauben, Vorurteilen und Irrtümern ist, so organisiert sich ihr weiter das Bewußtsein dieses Inhalts in ein Reich des Irrtums, worin die falsche Einsicht einmal als die allgemeine Masse des Bewußtseins unmittelbar, unbefangen und ohne Reflexion in sich selbst ist, aber das Moment der Reflexion-in-sich oder des Selbstbewußtseins, getrennt von der Unbefangenheit, auch an ihr hat als eine im Hintergrunde für sich bleibende Einsicht und böse Absicht, von welcher jenes betört wird. Jene Masse ist das Opfer des Betrugs einer Priesterschaft, die ihre neidische Eitelkeit, allein im Besitze der Einsicht zu bleiben, sowie ihren sonstigen Eigennutz ausführt und zugleich mit dem Despotismus sich verschwört, der als die synthetische begrifflose Einheit des realen und dieses idealen Reichs – ein seltsam inkonsequentes Wesen – über der schlechten Einsicht der Menge und der schlechten Absicht der Priester steht und beides auch in sich vereinigt, aus der Dummheit und Verwirrung des Volks durch das Mittel der betrügenden Priesterschaft, beide verachtend, den Vorteil der ruhigen Beherrschung und der Vollführung seiner Lüste und Willkür zieht, zugleich aber dieselbe Dumpfheit der Einsicht, der gleiche Aberglaube und Irrtum ist.

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Conversaciones en Valencia

[I. La realidad negativa de la Ilustración]

[I.a. La fe como lo contrapuesto a la razón y a la verdad]

[542]1Epígrafe(s): I. La realidad negativa de la Ilustración I.a. La fe como lo contrapuesto a la razón y a la verdad. La intelección pura sabe a la fe como lo contrapuesto a ella, es decir, como lo contrapuesto a la razón y a la verdad. Y así como para la intelección pura la fe no consiste sino en un tejido de supersticiones, prejuicios y errores, así también esa fe, es decir, la conciencia de ese contenido, se organiza además para esa intelección pura como un reino del error, en el que la falsa inteligencia, el falso entender las cosas, es, por un lado, la masa general de la conciencia [la conciencia de la masa o de las masas], y ello de forma inmediata, despreocupada y sin reflexión de la con- [644] /ciencia sobre sí misma [o sin reflexión de esa falsa inteligencia sobre sí misma]; pero, por otro lado, [esa falsa inteligencia] tiene también en sí o tiene también en ella el momento de la reflexión o de la autoconciencia, separado y distinto de aquella despreocupación, y lo tiene como una intelección aviesa y como una mala intención que se quedan para sí en el trasfondo [que se quedan para sí en segundo plano, en la trastienda], por las que aquella masa de la conciencia [o aquella conciencia-masa] queda engañada. Esa masa es víctima de los engaños de una casta sacerdotal que pone su celosa vanidad en seguir en posesión exclusiva de la intelección, y que pone en ejecución todas sus demás artimañas a fin de asegurarse su propio provecho, y que a la vez se conjura con el despotismo, el cual, como unidad sintética (carente de todo concepto) del reino real y de este reino ideal X147X2El despotismo es poder real que en ese su ser poder real apela al mundo ideal para legitimarse y, por tanto, es la unidad sintética de ambos mundos, aun de forma ajena a toda posibilidad de quedar ello comprensiblemente a la vista. Sintético suele significar en la Fenomenología del espíritu: unidad efectuada de forma ajena a la copertenencia de momentos del concepto. — y por tanto, como un ser extrañamente inconsecuente—, se pone por encima y queda por encima de la mala inteligencia de la multitud y de la mala intención de los curas, y une también ambas cosas en sí, es decir: del entontecimiento y de la confusión que las mentiras de los curas causan en el pueblo (y despreciando tanto a aquél como a éstos) extrae la ventaja de dominarlos tranquilamente a todos y de poder realizar todos sus gustos y todos sus caprichos, pero representando a la vez la misma cerrazón de la inteligencia, la misma superstición y el mismo error X148X.3Vide infra Algunas aclaraciones X148X.

Algunas aclaraciones

X147X

El despotismo es poder real que en ese su ser poder real apela al mundo ideal para legitimarse y, por tanto, es la unidad sintética de ambos mundos, aun de forma ajena a toda posibilidad de quedar ello comprensiblemente a la vista. Sintético suele significar en la Fenomenología del espíritu: unidad efectuada de forma ajena a la copertenencia de momentos del concepto.

X148X

El autor se está refiriendo y se va a referir principalmente a los escritos de crítica de la religión y de crítica anticlerical de Paul Henri Thiry, barón D’Holbach. Me parece que el texto del barón D’Holbach que el autor tiene delante es un diccionario que D’Holbach publicó bajo el pseudónimo de Abbé Bernier y que lleva por titulo Théologie portative, ou Dictionnaire abrégé de la religion chrétienne (¿Londres, 1768?). Me extraña que este escrito haya sido objeto de tan poca atención en medios hispanos, incluso por parte de las posiciones anticlericales. Al original francés puede accederse en el sitio Gallica (Fondos digitalizados de la Biblioteca Nacional de Francia).

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Conversaciones en Madrid

[542] La intelección pura sabe a la fe XX*X4Vide infra Algunas aclaraciones XX*X. como lo contrapuesto a ella, que es la razón y la verdad. A sus ojos, igual que la fe es, en general, un tejido de supersticiones, prejuicios y errores, la conciencia de este contenido estará también organizada en un reino del error, en el que la intelección equivocada, por un lado, en cuanto que masa universal de la conciencia, es inmediata, ingenua y sin reflexión hacia dentro de sí misma; pero también tiene en ella el momento de la reflexión hacia dentro de sí, o de la autoconciencia, separado de la ingenuidad, y lo tiene como una intelección que permanece para sí en segundo plano y como una mala intención que tiene a la primera atontada. Esa masa es víctima del engaño de un clero que despliega su celosa vanidad de seguir siendo poseedor único de la intelección, así como sus otros intereses propios, y se conjura a la vez con el despotismo, el cual, en cuanto unidad sintética y sin concepto del reino real y de este reino ideal —una esencia curiosamente inconsecuente—, está por encima de la mala intelección de la multitud y de la mala intención de los clérigos, y reuniendo también a ambos dentro de sí, de la estulticia y desconcierto del pueblo, usando como medio al clero engañador, despreciándolos a ambos, saca la ventaja de la dominación tranquila y de dar cumplimiento a su lujuria y su arbitrio, pero es, a la vez, el mismo embotamiento de la inteligencia, la misma superstición y el mismo error.

Algunas aclaraciones

XX*X = La crítica a la religión que expone Hegel a continuación extrae casi todos sus motivos de la Ilustración francesa. y en concreto, del Barón D’Holbach y su Le christianisme dévoilé, ou examen des principes et des effects de la religion chrétienne, Londres, 1767 [vide en Gallica], pp. 4 y sigs., pp. 56 y sigs., pp 156-163, y especialmente p. 188: « Ainsi, dans la religion Romaine, le sacerdoce regna sur les Rois : il fut par conséquent assuré de regner sur le sujets. La superstition & le despotisme firent donc une alliance éternelle, & réunirent leurs effort, pour rendre les peuples esclaves & malheureux. Le prêtre subjuga les sujets, par des terreurs religieuses, pour que le Souverain pût les dévorer », y la p. 190: « Tout ce quia été dit jusqu’ici, prouve, de la façon la plus claire, que la religion Chrétienne est contraire à la saine politique & au bien être des nations. Elle ne peut etre avantageuse que pour des Princes dépourvus de lumieres & de vertus qui se croiront obligés de regner sur des esclaves, & qui, pour les dépouiller & les tyrannisier impunément, se ligueront avec le sacerdoce, dont la fonction fut toujours de les tromper au nom de ciel ».

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Conversations in Washington

[542] [542]5We kept the numeration given by the editor in the printed edition It knows faith to be opposed to itself and thus opposed to reason and truth. Just as, to the Enlightenment, faith is on the whole a tissue of superstitions, prejudices, and errors, the consciousness of this content is, to the Enlightenment, further organized into a realm of errors in which false [315] insight, as the universal social estate of consciousness, is immediate, naive, and completely lacking in any reflective turn into itself.6ohne Reflexion in sich selbst However, the Enlightenment also has in it the moment of a reflective turn into itself,7Moment der Reflexion in sich or, also in it, of self-consciousness separated from naiveté, as an insight remaining for itself in the background, and an evil intention by which the naive consciousness is tricked. That social estate is the victim of deception by a priesthood, which remains entrenched in its envious conceit that it and it alone remains in possession of insight and which puts into practice its various and sundry forms of self-interest. At the same time, this priesthood conspires with despotism, which, as the synthetic, conceptless unity of the real and of this ideal realm – an oddly inconsistent essence – stands above the bad insight of the multitude and the bad intention of the priests and unites both of these within itself. Drawing on the stupidity and disorientation brought about among the people by the deceitful priesthood, despotism, which despises both, draws on both of them to gain the advantage of its own undisturbed control and of the fulfillment of its own pleasures and its whims, while it is at the same time this very same dullness of insight, this very same superstition and error.

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Conversaciones en el Atrium

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