Gespräche in der Dämmerung 00539
Parte de:
C. (BB) El espíritu [C. (BB) Der Geist] / Capítulo VI: El espíritu [VI. Der Geist] / B. El espíritu extrañado de sí; la formación o Bildung [B. Der sich entfremdete Geist. Die Bildung] / II. La Ilustración [II. Die Aufklärung]
[La intelección pura y la Enciclopedia francesa]
Tabla de contenidos
Gespräche in Jena
[539] Sie wird durch dies einfache Mittel die Verwirrung dieser Welt zur Auflösung bringen. Denn es hat sich ergeben, daß nicht die Massen und die bestimmten Begriffe und Individualitäten das Wesen dieser Wirklichkeit sind, sondern daß sie ihre Substanz und Halt allein in dem Geiste hat, der als Urteilen und Besprechen existiert, und daß das Interesse, für dies Räsonieren und Schwatzen einen Inhalt zu haben, allein das Ganze und die Massen seiner Gliederung erhält, In dieser Sprache der Einsicht ist ihr Selbstbewußtsein sich noch ein Fürsichseiendes, dieses Einzelne, aber die Eitelkeit des Inhalts ist zugleich Eitelkeit des ihn eitel wissenden [399] Selbsts. Indem nun das ruhig auffassende Bewußtsein von diesem ganzen geistreichen Geschwätze der Eitelkeit die treffendsten und die Sache durchschneidenden Fassungen in eine Sammlung bringt, geht zu der übrigen Eitelkeit des Daseins die das Ganze noch erhaltende Seele, die Eitelkeit des geistreichen Beurteilens, zugrunde. Die Sammlung zeigt den meisten einen besseren oder allen wenigstens einen vielfacheren Witz, als der ihrige ist, und das Besserwissen und Beurteilen überhaupt als etwas Allgemeines und nun allgemein Bekanntes; damit tilgt sich das einzige Interesse, das noch vorhanden war, und das einzelne Einsehen löst sich in die allgemeine Einsicht auf.
Conversaciones en Valencia
[539] Por este simple medio la intelección pura hará disiparse la confusión de este mundo. Pues ha resultado que no son las masas o esferas, que no son los conceptos determinados y las individualidades [Individualitäten] determinadas las que son la esencia de esta realidad, sino que esa realidad sólo tiene su sustancia y su sostén en el espíritu que existe como un juzgarlo todo y un someter todo a comentario, y que es el interés en tener un contenido para ese razonante dar vueltas y más vueltas a todo y para andar siempre disertando, parlando y parloteando acerca de todo, que es ese interés, digo, lo único que sostiene y conserva al Todo y a las masas en que ese Todo se articula. En este lenguaje de la intelección pura, la autoconciencia de ésta se es todavía un ser-para-sí, es decir, se es todavía un individuo particular que es-para-sí, es decir, se es este individuo particular; pero la vanidad del contenido es a la vez vanidad de ese self que tan [624] vanamente y tan frívolamente lo sabe [es decir, de ese self que tan vana y frívolamente sabe ese contenido]. Pues bien, en cuanto la conciencia de toda esa ingeniosa y chispeante cháchara de la vanidad, de la frivolidad y de la superficialidad [Eitelkeit], abarcando tranquilamente las cosas, pone en una colección [en una enciclopedia, en la Enciclopedia] las intelecciones o concepciones más pertinentes y que, por decirlo así, surcan y articulan la cosa, se va a pique (aparte de la demás vanidad y fatuidad de la existencia), se va a pique, digo, el alma que mantiene todavía al Todo, se va a pique la vanidad [y fatuidad] de aquel ingenioso y chispeante andar siempre enjuiciando todo. Pues la colección [la enciclopedia, la Enciclopedia] muestra y enseña a todos un ingenio y capacidad de ocurrencia mucho mejores, o por lo menos un ingenio, chiste, penetración y agudeza [Witz] mucho más complejos que lo que son los de cada uno de ellos, y el saber más y el poder enjuiciarlo todo se convierten en algo universal, en algo conocido ahora por todos, en algo que ahora es universalmente sabido y conocido [y podido]; pero con eso se extingue el único interés que todavía quedaba, y el inteligir particular [la visión que cada cual se forma, el saber y el saber más] se disuelve en una Einsicht general [en un inteligir que tiene carácter general, que es accesible a todos] [cap. VI, B, II, b, «La verdad de la Ilustración»].
Conversaciones en Madrid
[539] Por este simple medio, disolverá el embrollo de este mundo. Pues lo que ha resultado es que la esencia de esta realidad efectiva no son las masas y los conceptos e individualidades determinadas, sino que esa realidad efectiva tiene su substancia y consistencia en el espíritu —que existe como juzgar y comentar—, y que sólo el interés por tener un contenido para este raciocinar y parlotear conserva el conjunto de todo y las masas de su articulación. En este lenguaje de la intelección, su autoconciencia sigue siéndose algo que es para sí, esto singular; pero la vanidad del contenido es, a la vez, vanidad del sí-mismo que sabe que ese contenido es vano. Ahora bien, en tanto que la conciencia que aprehende en calma, de entre todo ese parloteo ingenioso de la vanidad, elige y junta en una colección las versiones más certeras y penetrantes respecto al asunto, se vienen abajo y sucumben, además de la vanidad usual de la existencia, el alma que todavía conserva el todo, la vanidad del juzgar ingenioso. Esa colección le muestra a la mayoría una agudeza todavía mejor, o cuando menos con más vueltas que la suya, y en general, muestra que hacer de sabelotodo y andar emitiendo juicios es algo universal, y universalmente conocido; con lo cual, se borra el único interés que todavía había, y el inteligir singular se disuelve en la intelección universal.
Conversations in Washington
[539] [539]1We kept the numeration given by the editor in the printed edition Through this simple mediating middle, pure insight will bring this world’s confusion to its dissolution, for it has turned out that those social estates, determinate concepts, and individualities are not the essence of this actuality. Rather, it has turned out that actuality has its substance and support solely in the spirit which exists in judging and reviewing, and it is the interest in providing content to all this clever argumentation and [314] chit-chat which alone sustains the articulation of the whole and the social estates. In this language of insight, its self-consciousness is still something existing-for-itself, which is this singular individual, but the vanity of the content is at the same time the vanity of the self vainly knowing its content. Now, while the motionless consciousness grasping the entirety of this witty and vain chit-chat gathers all of it together into a collection of what is most “to the point” and what is the most “cutting to the quick,” what perishes in addition to the rest of the vanity of existence is the soul still sustaining the whole of that existence, the vanity of the witty assessment. The collection shows most people a better wit, or at least it shows everyone a more varied wit than their own, and it shows that being a “wiseacre” and “appraiser” is something both universal and now universally familiar. The only interest that was still present thereby erases itself, and singular insightfulness dissolves into universal insight.