Gespräche in der Dämmerung 00536
Parte de:
C. (BB) El Espíritu [C. (BB). Der Geist] / Capítulo VI: El espíritu [VI. Der Geist] / B. El espíritu extrañado de sí; la formación o Bildung [B. Der sich entfremdete Geist. Die Bildung] / I. El mundo del espíritu extrañado de sí mismo [I. Die Welt des sich entfremdeten Geistes] / b. La fe y la intelección pura [b. Der Glaube und die reine Einsicht]
[La intelección pura considerada en y de por sí]
Tabla de contenidos
Gespräche in Jena
[536] Wie aber der Begriff derselben auftritt, ist er noch nicht realisiert. Sein Bewußtsein erscheint hiernach noch als ein zufälliges, einzelnes, und das, was ihm das Wesen ist, als Zweck, den es zu verwirklichen hat. Es hat erst die Absicht, die reine Einsicht allgemein, d.h. alles, was wirklich ist, zum Begriffe, und zu einem Begriffe in allen Selbstbewußtsein[en] zu machen. Die Absicht ist rein, denn sie hat die reine Einsicht zum Inhalte; und diese Einsicht ist ebenso rein, denn ihr Inhalt ist nur der absolute Begriff, der keinen Gegensatz an einem Gegenstande hat, noch an ihm selbst beschränkt ist. In dem unbeschränkten Begriffe liegen unmittelbar die beiden Seiten, daß alles Gegenständliche nur die Bedeutung des Fürsichseins, des Selbstbewußtseins, und daß dieses die Bedeutung eines Allgemeinen habe, daß die reine Einsicht Eigentum aller Selbstbewußtsein[e] werde. Diese zweite Seite der Absicht ist insofern Resultat der Bildung, als darin wie die Unterschiede des gegenständlichen Geistes, die Teile und Urteilsbestimmungen seiner Welt, so auch die Unterschiede, welche als ursprünglich bestimmte Naturen erscheinen, zugrunde gegangen sind. Genie, Talent, [397] die besonderen Fähigkeiten überhaupt, gehören der Welt der Wirklichkeit an, insofern sie an ihr noch die Seite hat, geistiges Tierreich zu sein, welches in gegenseitiger Gewalttätigkeit und Verwirrung sich um die Wesen der realen Welt bekämpft und betrügt. – Die Unterschiede haben in ihr zwar nicht als ehrliche Espècen Platz; weder begnügt sich die Individualität mit der unwirklichen Sache selbst, noch hat sie besonderen Inhalt und eigene Zwecke. Sondern sie gilt nur als ein Allgemeingültiges, nämlich als Gebildetes; und der Unterschied reduziert sich auf die geringere oder größere Energie, – einen Unterschied der Größe, d.h. den unwesentlichen. Diese letzte Verschiedenheit aber ist darin zugrunde gegangen, daß der Unterschied in der vollkommenen Zerrissenheit des Bewußtseins zum absolut qualitativen umschlug. Was darin dem Ich das Andere ist, ist nur das Ich selbst. In diesem unendlichen Urteile ist alle Einseitigkeit und Eigenheit des ursprünglichen Fürsichseins getilgt; das Selbst weiß sich, als reines Selbst, sein Gegenstand zu sein; und diese absolute Gleichheit beider Seiten ist das Element der reinen Einsicht. – Sie ist daher das einfache in sich ununterschiedene Wesen und ebenso das allgemeine Werk und allgemeiner Besitz. In dieser einfachen geistigen Substanz gibt und erhält sich das Selbstbewußtsein ebenso in allem Gegenstande das Bewußtsein dieser seiner Einzelheit oder des Tuns, als umgekehrt die Individualität desselben darin sich selbst gleich und allgemein ist. – Diese reine Einsicht ist also der Geist, der allem Bewußtsein zuruft: seid für euch selbst, was ihr alle an euch selbst seid, – vernünftig.
Conversaciones en Valencia
[536] Pero tal como el concepto de intelección pura hace aparición, con tal aparición el concepto de intelección pura aún no es algo que se haya realizado [es decir, que se haya convertido en realidad, esto es, aún no lo hemos visto convertirse en realidad]. Su conciencia aparece, por tanto, todavía como una conciencia contingente, particular [einzelnes], y aquello que a la conciencia le es la esencia [Wesen], aparece como un fin que la conciencia tiene que realizar. La conciencia empieza teniendo, pues, la intención [o por de pronto, lo que la conciencia tiene es la intención] de convertir en universal la intelección pura [la intención de generalizar las Luces, la Einsicht, el insight], es decir, de convertir en concepto todo lo que es real, y de convertirlo en concepto en todas las autoconciencias. Esa intención es pura, puesto que esa intención tiene por contenido la intelección pura; y esta intelección es asimismo pura, porque su contenido es sólo el concepto absoluto que no tiene ya contraposición alguna en un objeto [la contraposición que representarla ese objeto], y que tampoco contiene restricción alguna en sí mismo. En este ilimitado o irrestricto concepto tenemos, pues, inmediatamente los dos lados que consisten [el primero] en que todo lo objetivo sólo tiene por significado y sólo tiene por referente el ser-para-sí [es decir, sólo tiene el significado del ser- [639] para-sí], [sólo tiene el significado] de la autoconciencia [sólo tiene el significado de autoconciencia], y [el segundo lado consiste] en que ésta, es decir, la autoconciencia, tiene o tenga el significado de un universal, es decir, de que la intelección pura se convierta en propiedad y posesión de todas las autoconciencias. Esta segunda parte de [la] intención [es decir, esta segunda parte que es intención o que consiste en intención] es resultado de la Bildung, en cuanto en la Bildung, al igual que las diferencias del espíritu objetivo [gegenständlicher Geist], es decir, al igual que las partes y la determinaciones judicativas de ese mundo [esto es, lo bueno y lo malo, y sus cambiantes plasmaciones], se han ido también a pique o se han hundido también las diferencias que aparecen [que más arriba, en el cap. V, C, a, nos aparecieron] como naturalezas originalmente determinadas [es decir, como las dotes que constituyen el punto de partida]. El genio y el talento, las capacidades especiales y las habilidades especiales, pertenecen al mundo de la realidad, en cuanto ese mundo tiene todavía en él el lado de ser «reino animal del espíritu», el cual reino, en recíproca violencia y confusión, se combate y se engaña [y se miente] a sí mismo por (hacerse con) los seres o esencias del mundo real [por hacerse con el poder y la riqueza]. — Las diferencias no tienen, ciertamente, sitio en el mundo de la Bildung como espèces honestas [es decir, en el mundo de la Bildung las diferencias no vienen representadas por aquel «tipo» honesto que era un «buen tipo» es decir, que era la conciencia sincera, honesta, vertida a la cosa misma, cap. V, C, a]; ni tampoco la individualidad se contenta con la irreal «cosa misma» [con «la cosa misma» con la que más arriba nos topamos como figura, que no es, o no era, sino una irrealidad, cap. V, C, a, sobre la que la conciencia honesta se vierte y de la que la «formada» se ríe] X139X,1Recuerde el lector que fue en el cap. V, C, a, a propósito de «la cosa misma» cuando se introdujo la figura de la ehrliches Bewusstseyn (de la conciencia honesta) que a la gebildetes Bewusstseyn (a la conciencia formada) no tiene más remedio que resultarle mono-tona. ni la individualidad propiamente tiene contenido particular y fines propios [cap. VI, A, c]; sino que la individualidad sólo vale [o sólo se la toma en consideración] como algo universalmente válido, es decir, sólo se la toma en consideración como formada [gebildete]; y entonces la diferencia se reduce a una mayor o menor energía, es decir, a una diferencia cuantitativa, es decir, a una diferencia inesencial. Ahora bien, esta última diversidad se fue a pique cuando la diferencia, en el desgarramiento total de la conciencia, se trocó [o se nos trocó] en diferencia absolutamente cualitativa. En ese desgarramiento, lo que para el yo es lo otro, no es sino ese yo mismo [cap. VI, B, I, a]. Y en este juicio infinito [quedó] ha quedado eliminada toda unilateralidad [640] y toda propiedad [todo serse propio] del ser-para-sí original; el self se sabe ser su objeto como puro self, y esta igualdad absoluta de ambos lados es el elemento de la intelección pura [de la reine Einsicht] [es decir, aquello de que la reine Einsicht está hecha]. — Esta intelección pura es, por tanto, el ser o esencia simple, sin distinción o diferencia en sí, y asimismo obra universal y posesión universal [es decir, la obra de todos y posesión de todos]. Y en esta sustancia espiritual simple, la autoconciencia tanto se da ella a sí misma (y mantiene ella en todo objeto) la conciencia de esa su individualidad particular [Einzelneit], o de su hacer, como, a la inversa, [en esa sustancia espiritual simple] la individualidad de la autoconciencia se es igual a sí misma y se es universal. — Esta intelección pura es, por tanto, el espíritu que clama a toda conciencia: Sed para vosotros mismos aquello que todos sois en vosotros mismos, a saber: racionales] X140X.2Vide infra Algunas aclaraciones X140X.
Algunas aclaraciones
X139X
Recuerde el lector que fue en el cap. V, C, a, a propósito de «la cosa misma» cuando se introdujo la figura de la ehrliches Bewusstseyn (de la conciencia honesta) que a la gebildetes Bewusstseyn (a la conciencia formada) no tiene más remedio que resultarle mono-tona.
X140X
O sed para vosotros mismos aquello que en vosotros mismos ya sois, a saber: el ser toda realidad, es decir, ilustraos hasta el fin acerca de vosotros mismos y de todo. O también: haced explícito y efectivo para vosotros mismos aquello que ya todo es, a saber: pensamiento, espíritu. O también: llegad a haceros cabal concepto de la radical vanidad de todo, sed efectivamente el ruah en su transitar por todo y en su consumirlo todo. Observe por lo demás el lector que esta llamada que aquí hace el espíritu a toda conciencia es enteramente análoga a aquello que hacia el espíritu al final de la introducción del cap. V, B: mandar al individuo al mundo a buscar la felicidad. Diríase que una cosa ha tenido que convertirse en la otra.
Conversaciones en Madrid
[536] Pero su concepto, cuando entra en escena, no está todavía realizado. Por eso, su conciencia aparece todavía como algo contingente, singular, y lo que a sus ojos es esencia aparece como un fin que aún tiene que realizar efectivamente. De primeras, tiene la intención de hacer concepto de la intelección pura universalmente, esto es, de todo lo que es efectivamente real, y un concepto que esté en toda autoconciencia. La intención es pura, pues tiene a la intelección pura por contenido; y esta intelección es igualmente pura, pues su contenido es únicamente el concepto absoluto, el cual no tiene oposición en objeto alguno ni tampoco está restringido a él mismo. En el concepto irrestricto residen, de modo inmediato, los dos lados, el de que todo lo objetual tiene únicamente el significado del ser-para-sí, de la autoconciencia, y el de que ésta tiene el significado de algo universal, que la intelección pura llegue a ser patrimonio de toda autoconciencia. Este segundo lado de la intención es resultado de la cultura en la medida en que en él, al igual que las diferencias del espíritu objetual, partes y determinaciones judicativas de su mundo, también se han venido abajo las diferencias que aparecen como naturalezas determinadas originarias. El genio, el talento, las capacidades particulares como tales, pertenecen al mundo de la realidad efectiva en la medida en que éste mundo tiene en él todavía el lado de ser el reino animal del espíritu el cual, en recíproca violencia y desconcierto, se combate y se engaña a sí mismo por las esencias del mundo real. — Las diferencias, ciertamente, no tienen en ese mundo sitio en cuanto espèces X143X3En francés en el texto original. honestas; la individualidad, ni se satisface con la Cosa misma inefectiva, ni tiene contenido particular ni fines propios. Sino que ella vale tan sólo como algo de validez universal, a saber, como algo culto; y la diferencia se reduce a una mayor o menor energía; — a una diferencia de magnitud, esto es, una diferencia inesencial. Mas esta última diversidad se ha venido abajo en que la diferencia que hay en el desgarramiento perfecto de la conciencia se ha tornado de golpe en una dife- [633] /rencia absolutamente cualitativa. Lo que allí es lo otro del yo es el yo mismo. En este juicio infinito ha quedado aniquilada toda unilateralidad y toda característica propia X144X4 del ser-para-sí originario; el sí-mismo, en cuanto sí-mismo puro, sabe que él es su objeto; y esta igualdad absoluta de ambos lados es el elemento de la intelección pura. — Ella es, por tanto, la esencia simple e indiferenciada dentro de sí, e igualmente, la obra universal y el patrimonio universal. Dentro de esta substancia espiritual simple, tanto la autoconciencia se da y conserva en todo objeto la conciencia de esta singularidad suya o de la actividad, cuanto, a la inversa, la individualidad de esa autoconciencia se es igual a sí misma y universal. — Esta intelección pura es, pues, el espíritu que le clama a toda conciencia: sed para vosotros mismos lo que todos vosotros sois en vosotros mismos: racionales.
Algunas aclaraciones
X143X = En francés en el texto original.
X144X = Eigenheit. En algunos escritores místicos, Eigenheit, la característica propia de uno, tenía también el sentido —que no podía escapársele a Hegel— del apego excesivo a uno mismo y el propio provecho, de egoísmo.
Conversations in Washington
[536] [536]5We kept the numeration given by the editor in the printed edition However, as the concept of pure insight comes on the scene, it is not yet realized. Its consciousness of the concept accordingly appears as something still contingent and singularly individual, and what to it is the essence appears as a purpose which it is to realize. This consciousness first of all has the intention of making pure insight universal, which is to say, of making everything that is actual both into concepts and into one concept within every self-consciousness. The intention is pure, for its content is pure insight, and this insight is likewise pure, for its content is just the absolute concept which neither has opposition in an object nor is bounded in its own self. Both aspects are immediately situated within the unlimited concept, namely, that everything objective is only supposed to mean being-for-itself, self-consciousness; and that this is supposed to signify a universal, or that pure insight is supposed to be the possession of all self-consciousnesses. In this respect, this second aspect of the intention is a result of cultural formation inasmuch as in such cultural formation, the differences of objective6gegenständlichen spirit, the parts and judgmental determinations of its world, as well as those differences which appeared as original determinate natures, have all come to ruin. Genius, talent, the particular abilities in general, belong to the world of actuality, inasmuch as this world still contains in it the aspect of the spiritual kingdom of animals, where in mutual forcibleness and confusion they fight and deceive each other over the essence of the real world. – The differences, to be sure, have no place in this world as honest Espèces. Individuality is neither content with the non-actual crux of the matter, nor does it have any particular content and purposes of its own. Rather, it counts only as something universally accepted, namely, as cultured;7 and the difference reduces itself into a matter of more or less energy – a difference of magnitude, which is to say, a non-essential difference. However, this last diversification came to ruin through the difference having been transformed from a difference within the complete disruption of consciousness into an absolutely qualitative difference. What is therein the other to the I is only the I itself. In this infinite judgment, all one-sidedness and idiosyncrasy of the original being-for-itself is erased. As the pure self, the self knows itself as its own object; and this absolute equality of both sides is the element of pure insight. – Pure insight is thus the simple essence with no difference within itself, and is just as much the universal work and universal [313] possession. In this simple spiritual substance, self-consciousness gives itself and sustains for itself the consciousness of its own singular individuality just as much in every object, or the consciousness of its own doing, just as, conversely, the individuality of self-consciousness is therein equal to itself and is universal. – This pure insight is thus the spirit that calls out to every consciousness: Be for yourselves what you all are in yourselves – rational.