Gespräche in der Dämmerung 00533
Parte de:
C. (BB) El Espíritu [C. (BB). Der Geist] / Capítulo VI: El espíritu [VI. Der Geist] / B. El espíritu extrañado de sí; la formación o Bildung [B. Der sich entfremdete Geist. Die Bildung] / I. El mundo del espíritu extrañado de sí mismo [I. Die Welt des sich entfremdeten Geistes] / b. La fe y la intelección pura [b. Der Glaube und die reine Einsicht]
[La fe considerada en su referencia a la realidad, la conciencia de la fe]
Tabla de contenidos
Gespräche in Jena
[533] Nach diesem zweiten Verhältnisse hat das glaubende Bewußtsein teils selbst seine Wirklichkeit in der realen Welt der Bildung und macht ihren Geist und ihr Dasein aus, das betrachtet worden ist; teils aber tritt es dieser seiner Wirklichkeit als dem Eitlen gegenüber und ist die Bewegung, sie aufzuheben. Diese Bewegung besteht nicht darin, daß es ein geistreiches Bewußtsein über ihre Verkehrung hätte; denn es ist das einfache Bewußtsein, welches das Geistreiche zum Eitlen zählt, weil dieses noch die reale Welt zu seinem Zwecke hat. Sondern dem ruhigen Reiche seines Denkens steht die Wirklichkeit als ein geistloses Dasein gegenüber, das daher auf eine äußerliche Weise zu überwinden ist. Dieser Gehorsam des Dienstes und des Preises bringt durch das Aufheben des sinnlichen Wissens und Tuns das Bewußtsein der Einheit mit dem anundfürsichseienden Wesen hervor, doch nicht als angeschaute wirkliche Einheit, sondern dieser Dienst ist nur das fortwährende Hervorbringen, das sein Ziel in der Gegenwart nicht vollkommen erreicht. Die Gemeinde gelangt zwar dazu, denn sie ist das allgemeine Selbstbewußtsein; aber dem einzelnen Selbstbewußtsein bleibt notwendig das Reich des reinen Denkens ein Jenseits seiner Wirklichkeit, oder indem dieses durch die Entäußerung des ewigen Wesens in die Wirklichkeit getreten, ist sie eine unbegriffene sinnliche Wirklichkeit; eine sinnliche Wirklichkeit aber bleibt gleichgültig gegen die andere, und das Jenseits hat nur die Bestimmung der Entfernung in Raum und Zeit noch dazuerhalten. – Der Begriff aber, die sich selbst gegenwärtige Wirklichkeit des Geistes, bleibt im glaubenden Bewußtsein das innere, welches alles ist und wirkt, aber nicht selbst hervortritt.
Conversaciones en Valencia
[La fe considerada en su referencia a la realidad, la conciencia de la fe]
[533]1Epígrafe: La fe considerada en su referencia a la realidad, la conciencia de la fe. Conforme a esta segunda relación [relación de la fe como conciencia pura con el mundo real que se le contrapone], la conciencia creyente tiene en parte su realidad en el mundo real de la Bildung, y constituye el espíritu de ese mundo, y constituye la existencia de ese mundo, existencia que nosotros acabamos de considerar; pero en parte la conciencia creyente se enfrenta a la realidad de ese mundo como lo vano [eitel] X136X,2Vide infra Algunas aclaraciones X136X. y la conciencia creyente es el movimiento de suprimir y superar3sie aufzuheben; es importante considerar el empleo aquí del verbo aufheben. ese mundo. Ese movimiento no consiste en que la existencia creyente estuviese dotada de una conciencia ingeniosa, chispeante y ocurrente acerca de la perversión y depravación de ese mundo; pues la conciencia creyente es la conciencia simple [la conciencia simplona], que a lo ingenioso y chispeante lo tiene por retorcimiento y vanidad, porque eso ingenioso y chispeante tiene todavía por objeto al mundo real. Sino que frente al tranquilo reino de su pensamiento [al tranquilo reino del pensamiento de esa conciencia] la realidad queda como una existencia carente de espíritu, que, por tanto, hay que superar de una forma externa. [Pasa a describir la conciencia de la fe:] Esta obediencia del servicio y de la alabanza [en que tal forma externa de superación consiste], mediante la supresión y superación del saber sensible y del hacer sensible, produce la conciencia de la unidad con el Ser [Wesen] que es en y para sí, pero no como una unidad real que pudiera verse ahí [no como una unidad a la que se pudiera mirar como estando ahí], sino que ese servicio es sólo un incesante o ininterrumpido producir esa unidad, y no puede alcanzar del todo su meta en la actualidad. La comunidad consigue ciertamente tal cosa, pues ella es la autoconciencia universal X137X;4Vide infra Algunas aclaraciones X137X. pero para la autoconciencia particular [para la autoconciencia del individuo particular], el mundo del pensamiento puro no tiene más remedio que seguir siendo [no tiene más remedio que ser, o que permanecer, o que quedarse en] un más allá de la realidad, o en cuanto ese reino entra en la realidad mediante extrañamiento del Ser eterno, resulta que esa realidad [en la que el más-allá se ha convertido en más-acá] es una realidad sensible no transida por el concepto [a la que el concepto no da o no ha dado alcance]; ahora bien, una realidad sensible permanece indiferente respecto a las otras, y [precisamente por eso, por haberse trocado en realidad sensible] el más-allá ha cobrado además de eso [es decir, además de ser una realidad unbegriffene, no entendida, a la que el concepto no da alcance] ha cobrado, digo, la determinación de la lejanía o de lo lejano en el espacio y en el tiempo. — De ahí que el concepto, es decir, la realidad del espíritu presente a sí misma, o la realidad del espíritu presente y actual a sí misma, en la conciencia creyente se queda en algo interior que lo es todo y lo obra todo, pero que no se deja ver ella misma [pero que no sale ella misma a la luz].
Algunas aclaraciones
X136X
Como ya he dicho más arriba (véase nota X122X en 00525), este término eitel, Eitelkeit, que ya ha aparecido en varias ocasiones a lo largo de la Fenomenología del espíritu es la vanitas (en hebreo habel) del הבל הבלים, הכל הבל vanitas vanitatum et omne vanitas, del «vanidad de vanidades y todo vanidad» del Eclesiastés. Ese término puede ayudarnos a entender por qué en Hegel van siempre juntos (1) la fe bíblica, (2) la idea de Einscht y de la completa negatividad de la pura Einsicht (de la intelección pura), (3) la conciencia escéptica y (4) el concepto de espíritu. Espíritu significa siempre también en Hegel una cierta radicalización de la conciencia escéptica, y el concepto de espíritu siempre tiene en Hegel por condición de posibilidad tal radicalización. En el texto del Eclesiastés se asocian sistemática y machaconamente el concepto de habel, vanitas y el concepto de negatividad, pneurna, spiritus, ruah. «Y dí mi corazón al conocimiento de la sabiduria, y de las locuras y necedades, y conocí que también esto no era sino persecución del del viento» (Ecles. 1, 17). Ruah, spiritus, pneuma, el espíritu, no es sino la negatividad de la que la conciencia hace experiencia al tratar de encontrar algo fijo, sólido y estable (aun tratándose de determinaciones ideales), y verse remitida ella desde todo ello a sí misma como no consistiendo ella sino en tal negatividad, a la que todo lo supuestamente estable se muestra como siendo nulo y vano, eitel.

X137X


Se trata de una idea que desde aquí, pasando por La esencia del Cristianismo de Ludwig Feuerbach, alcanza a todo el hegelianismo de izquierdas, sea de forma implícita o explícita, y llega hasta la noción de «comunidad ideal de comunicación» de J. Habermas, en este último caso no sin recurso a formulaciones o quizá reformulaciones de Ch. S. Peirce. Esta idea de Hegel se volverá más clara a lo largo de este cap. VI, y sobre todo en el cap. VII, C, que Hegel pone directamente en conexión con el cap. VI, C, c.
Conversaciones en Madrid
[533] Conforme a esta segunda relación, la conciencia creyente, en parte tiene ella misma su realidad efectiva en el mundo real de la cultura, y constituye su espíritu y su existencia, que ya ha sido examinada; en parte, sin embargo, también, se enfrenta a esta realidad efectiva suya como a lo vano, y es el movimiento de cancelarla XX*X.5sie aufzuheben; es importante considerar el empleo aquí del verbo aufheben. Este movimiento no consiste en que tenga una conciencia ingeniosa acerca las inversiones de tal mundo; pues es la conciencia simple la que cuenta el ingenio entre las cosas vanas, ya que éste todavía tiene al mundo real por fin y propósito suyo. Sino que frente al reino tranquilo de su pensar está la realidad efectiva como una existencia sin espíritu, la cual, por eso, habrá de ser sobrepasada de una manera exterior. Esa obediencia del servicio y del elogio produce, al cancelar el saber y la actividad sensoriales, la conciencia de la unidad con la esencia que es en-y-para-sí, mas no en cuanto unidad efectivamente real contemplada, si no que este servicio es sólo el producir continuado y permanente, que no alcanza perfectamente su su meta en el presente. Es cierto que la comunidad lo alcanza, pues es la autoconciencia universal; pero, a ojos de la autoconciencia singular, el reino del pensar puro sigue siendo necesariamente un más allá de su realidad efectiva, o bien, en otros términos, en tanto que este más allá, despojándose de la esencia eterna, se exterioriza para entrar en la realidad efectiva, es ésta última una efectividad sensible e inconcebida; pero una efectividad sensible sigue siendo indiferente frente a la otra, y el más allá tan sólo ha adquirido, por añadidura, la determinación del alejamiento en el tiempo y en el espacio. — Por el concepto, la realidad efectiva presente a sí misma del espíritu, sigue siendo, en la conciencia creyente, lo interior que lo es todo y todo lo causa, pero sin salir a la luz él mismo.
Conversations in Washington
[533] [533]6We kept the numeration given by the editor in the printed edition According to this second relationship, the faithful consciousness in part has its actuality in the real world of cultural formation, and it constitutes what has already been considered, that world’s spirit and existence. However, in part faith confronts its own actuality as being that of vanity itself, and it is the movement of sublating that actuality. This movement does not consist in its supposedly having a spirited, witty consciousness about its own invertedness, for it is the simple consciousness that reckons wit to be vanity because wit still has the real world for its purpose. Rather, confronting the motionless realm of its thinking is actuality as a spiritless existence, which consequently is to be overcome in an external manner. Through the sublation of both doing and sensuous knowing, this obedience of service and praise brings forth the consciousness of unity with the essence existing in and for itself, although not as an intuited, actual unity. Rather, this service is only that incessant engendering [of the unity], a doing which never completely reaches its goal in the present. To be sure, the religious community7Gemeine; “parish” arrives at that, for that community is universal self-consciousness. However, for singular self-consciousness, the realm of pure thinking necessarily remains an other-worldly beyond of its actuality; or, while, through the self-relinquishing of the eternal essence, this other-worldly beyond has become actual, the religious community is a sensuous, unconceptualized actuality. However, one sensuous actuality remains indifferent to another sensuous actuality, and the other-worldly beyond thus has only received the determination of remoteness in space and time. – However, the concept, the current actuality of spirit to itself, remains for the faithful consciousness the inner, which is both all that is and which is efficacious, but which never itself comes to light.
Conversaciones en el Atrium
Aufheben, como «Desengaño» y el camino hacia la Fe
(véase nota en 00534)
EN CONSTRVCCION
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