Gespräche in der Dämmerung 00520
Parte de:
C. (BB) El espíritu [C. (BB) Der Geist] / Capítulo VI: El espíritu [VI. Der Geist] / B. El espíritu extrañado de sí; la formación o Bildung [B. Der sich entfremdete Geist. Die Bildung] / I. El mundo del espíritu extrañado de sí mismo [I. Die Welt des sich entfremdeten Geistes] / a. La formación (Bildung) y su reino de la realidad (o la Bildung y su reino de realidad frente al más-allá ideal) [a. Die Bildung und ihr Reich der Wirklichkeit]
[De nuevo el lenguaje como existencia del espíritu, ahora en lo que respecta a la relación de la autoconciencia con la riqueza; de la existencia del espíritu de la Bildung como un universal hablar; El sobrino de Rameau de Diderot como un perfecto darse lenguaje el espíritu de la Bildung; el mundo de la Bildung como «mundo del revés»]
Tabla de contenidos
Gespräche in Jena
[520] Er ist diese absolute und allgemeine Verkehrung und Entfremdung der Wirklichkeit und des Gedankens; die reine Bildung. Was in dieser Welt erfahren wird, ist, daß weder die wirklichen Wesen der Macht und des Reichtums noch ihre bestimmten Begriffe, Gut und Schlecht, oder das Bewußtsein des Guten und Schlechten, das edelmütige und niederträchtige, Wahrheit haben; sondern alle diese Momente verkehren sich vielmehr eins im ändern, und jedes ist das Gegenteil seiner selbst. – Die allgemeine Macht, welche die Substanz ist, indem sie durch das Prinzip der Individualität zur eigenen Geistigkeit gelangt, empfängt das eigene Selbst nur als den Namen an ihr und ist, indem sie wirkliche Macht ist, vielmehr das ohnmächtige Wesen, das sich selbst aufopfert. – Aber dies preisgegebene selbstlose Wesen oder das zum Dinge gewordene Selbst ist vielmehr die Rückkehr des Wesens in sich selbst; es ist das fürsichseiende Fürsichsein, die Existenz des Geistes. – Die Gedanken dieser Wesen, des Guten und Schlechten, verkehren sich ebenso in dieser Bewegung; was als gut bestimmt ist, ist schlecht; was als [385] schlecht, ist gut. Das Bewußtsein eines jeden dieser Momente, als das edle und niederträchtige Bewußtsein beurteilt, sind in ihrer Wahrheit vielmehr ebensosehr das Verkehrte dessen, was diese Bestimmungen sein sollen, das edelmütige ebenso niederträchtig und verworfen, als die Verworfenheit zum Adel der gebildetsten Freiheit des Selbstbewußtseins umschlägt. – Alles ist ebenso, formell betrachtet, nach außen das Verkehrte dessen, was es für sich ist; und wieder was es für sich ist, ist es nicht in Wahrheit, sondern etwas anderes, als es sein will, das Fürsichsein vielmehr der Verlust seiner selbst und die Entfremdung seiner vielmehr die Selbsterhaltung. – Was vorhanden ist, ist also dies, daß alle Momente eine allgemeine Gerechtigkeit gegeneinander ausüben, jedes ebensosehr an sich selbst sich entfremdet, als es sich in sein Gegenteil einbildet und es auf diese Weise verkehrt. – Der wahre Geist aber ist eben diese Einheit der absolut Getrennten, und zwar kommt er eben durch die freie Wirklichkeit dieser selbstlosen Extreme selbst als ihre Mitte zur Existenz. Sein Dasein ist das allgemeine Sprechen und zerreißende Urteilen, welchem alle jene Momente, die als Wesen und wirkliche Glieder des Ganzen gelten sollen, sich auflösen und welches ebenso dies sich auflösende Spiel mit sich selbst ist. Dies Urteilen und Sprechen ist daher das Wahre und Unbezwingbare, während es alles überwältigt; dasjenige, um welches es in dieser realen Welt allein wahrhaft zu tun ist. Jeder Teil dieser Welt kommt darin dazu, daß sein Geist ausgesprochen oder daß mit Geist von ihm gesprochen und von ihm gesagt wird, was er ist. – Das ehrliche Bewußtsein nimmt jedes Moment als eine bleibende Wesenheit und ist die ungebildete Gedankenlosigkeit, nicht zu wissen, daß es ebenso das Verkehrte tut. Das zerrissene Bewußtsein aber ist das Bewußtsein der Verkehrung, und zwar der absoluten Verkehrung; der Begriff ist das Herrschende in ihm, der die Gedanken zusammenbringt, welche der Ehrlichkeit weit auseinanderliegen, und dessen Sprache daher geistreich ist.
Conversaciones en Valencia
[520] Ese espíritu es la perversión, dislocación [Verkehrung] y el extrañamiento absolutos y universales de la realidad y del pensamiento; la pura formación [la reine Bildung, el puro estar formado]. Aquello de lo que en este mundo se hace experiencia es de que ni el ser real [wirkliches Wesen] del poder y la riqueza [ni el ser real que son el poder y la riqueza], ni tampoco sus conceptos determinados [las nociones determinadas] de lo bueno y lo malo, o la conciencia de lo bueno y lo malo, es decir, la conciencia noble y generosa y la conciencia infame y vil, tienen verdad ninguna; sino que todos los momentos se pervierten y dislocan y se invierten más bien el uno en el otro, y cada uno de ellos es lo contrario de sí mismo. — El poder universal que es la sustancia, al no alcanzar su propia espiritualidad sino mediante el principio de la individualidad [Individualität[, cobra su propio self sólo como nombre [monarca] en él [en ese poder universal] y por eso es más bien (precisamente en cuanto es poder real) el ser [Wesen] impotente que se sacrifica o cede a sí mismo [es decir, que es riqueza o dinero]. — Ahora bien, esta esencia abandonada o dejada, este ser o esencia carente de yo, este self convertido en cosa, es más bien el retorno del ser o esencia a sí misma; es el ser-para-sí que es para sí; es la existencia del espíritu. —Las ideas de estos seres o esencias [Wesen], es de- [623] /cir, las ideas de lo bueno y lo malo [los pensamientos o el pensamiento o las nociones que representan lo bueno y lo malo] se invierten o se dislocan asimismo en este movimiento; y lo que viene definido como bueno, es malo; y lo que viene definido como malo, es bueno. La conciencia de cada uno de estos momentos, en cuanto conciencia noble, o en cuanto conciencia vil e infame, son en su verdad más bien lo contrario e inverso asimismo de aquello que esas determinaciones habrían de ser, la conciencia noble es tan vil y abyecta, como la abyección se mueve y transforma en la nobleza de la libertad más formada y culta de la autoconciencia—. Asimismo, todo, cuando se lo considera formalmente, es hacia fuera lo contrario de aquello que es para sí; y de nuevo (o a su vez) lo que ello es para sí, no lo es en verdad, sino que es una cosa distinta de aquello que ello quiere ser, el ser-para-sí es más bien la pérdida de sí mismo, y el extrañamiento de sí mismo es más bien la autoconservación [o su autoconservación]. — Y lo que queda ahí delante es, por tanto, que todos los momentos ejercen los unos contra los otros su justicia o justeza universal y que cada uno se extraña a sí mismo tanto como él logra darse forma en su contrario [es decir, «imaginarse» en él, convertir al contrario en imagen de él, «formarse» en él], y de este modo lo pervierte. — El verdadero espíritu es precisamente esta unidad de lo absolutamente separado, y, ciertamente, ese espíritu viene a la existencia precisamente a través de la libre realidad de esos sus extremos carentes de self [sin sí-mismo, que en sí mismos se dan al otro, que se dan a sí mismos por otro, por tanto sin sí-mismo, sin self, desprendidos, desinteresados, carentes de self, selbstlose], y [el verdadero espíritu es precisamente esta unidad] como medio de ellos, o como término medio de ellos X109X.1He tratado de reflejar como he podido el juego del autor con el doble significado del término alemán selbstlos, «carente de self», y «desinteresado», «desprendido». Su existencia es el universal hablar X110X2Este universal hablar en que consiste la existencia del espíritu extrañado de sí se corresponde con el universal hablar, con el discurso universal, en que consiste el espíritu reconciliado en el cap. VI, C, c. y el desgarrante o desgarrador enjuiciar, al que se le disuelven todos aquellos momentos que habrían de considerarse ser [Wesen] y miembros reales del Todo, y [el hablar y enjuiciar] que no consiste sino en este juego consigo mismo [en ese jugar consigo mismo], que insistentemente se hace trizas a sí mismo, se disuelve a sí mismo. Este hablar y enjuiciar es, por tanto, lo verdadero e insojuzgable, mientras que él se impone a todo, se sobrepone a todo y acaba dominando todo; este hablar y enjuiciar es aquello, sólo de lo cual verdaderamente se trata en este mundo real [lo único de lo que verdaderamente se trata en este mundo real]. A cada parte de este mundo le sucede, por tanto, que en tal contexto [inexorablemente] llegue o llegará a expresarse [a volverse explíci- [624] /to] su espíritu, o que se hable de ella [de esa parte] con espíritu [con ingenio, ocurrentemente] X111X,3Mit Geist, «con espíritu», es decir, «con ingenio», «ocurrentemente». Geist en alemán puede significar ambas cosas, y el autor está diciendo ambas. o que se diga de ella qué es lo que esa parte es —. La conciencia honesta [ehrliches] X112X4La sátira El sobrino de Rameau de Diderot está escrita básicamente en forma de un diálogo entre Diderot, le philosophe (la conciencia honesta), y el sobrino de Rameau el músico. y que se quiere veraz toma cada momento como una esencialidad [Wesenheit] estable, y en ello esa conciencia no consiste sino en la inculta y desinformada ausencia de pensamiento, al no saber que ese momento hace asimismo lo contrario, actúa al revés. La conciencia desgarrada, en cambio, es la conciencia de esa inversión y, por cierto, de la inversión absoluta; el concepto es lo dominante en ella, pero un concepto que pone juntos aquellos pensamientos (o representaciones o ideas) que para la conciencia honesta y veraz [ehrliches] no tendrían nada que ver entre sí, y cuyo lenguaje es, por tanto, incomparablemente más ocurrente, ingenioso y vivaz.
Algunas aclaraciones
X109X = He tratado de reflejar como he podido el juego del autor con el doble significado del término alemán selbstlos, «carente de self», y «desinteresado», «desprendido».
X110X = Este universal hablar en que consiste la existencia del espíritu extrañado de sí se corresponde con el universal hablar, con el discurso universal, en que consiste el espíritu reconciliado en el cap. VI, C, c.
X111X = Mit Geist, «con espíritu», es decir, «con ingenio», «ocurrentemente». Geist en alemán puede significar ambas cosas, y el autor está diciendo ambas.
X112X = La sátira El sobrino de Rameau de Diderot está escrita básicamente en forma de un diálogo entre Diderot, le philosophe (la conciencia honesta), y el sobrino de Rameau el músico.
Conversaciones en Madrid
[520] Tal espíritu es esta inversión y extrañamiento, absolutos y universales, de la realidad efectiva y del pensamiento: la cultura pura. La experiencia que se hace en este mundo es que ni la esencia realmente efectiva del poder y de la riqueza, ni sus conceptos determinados, bueno y malo, o la conciencia del bien y del mal, lo noble y lo vil, tienen verdad: sino que, antes bien, todos estos momentos se invierten uno en otro, y cada uno es lo contrario de sí mismo. — El poder universal que es la substancia, al llegar a la espiritualidad propia por el principio de la individualidad, acoge al sí-mismo propio sólo como el nombre que hay en él, y en tanto que es poder efectivamente real, es más bien la esencia impotente que se sacrifica a sí misma. — Pero esta esencia carente de sí-mismo y abandonada, o bien, el sí-mismo convertido en cosa, es, antes bien, el retorno a la esencia hacia dentro de sí misma; es el ser-para-sí siendo-para-sí, la existencia del espíritu. — Los pensamientos de estas esencias, de lo bueno y de lo malo, también se invierten en este movimiento; lo que está determinado como lo bueno, es malo; y lo que está como malo, es bueno. Las conciencias de [615] cada uno de estos momentos, juzgadas como la conciencia noble y la vil, son ambas, en su verdad, más bien, y en la misma medida, lo inverso de lo que estas determinaciones supuestamente son, la noble es tan vil y abyecta como la abyección se da la vuelta en la nobleza de la más culta y formada libertad de la autoconciencia. — Considerado formalmente, todo es, en esta medida, hacia fuera lo inverso de lo que es para sí; y a su vez, lo que es para sí, no lo es en verdad, sino que es otra cosa distinta de lo que pretende ser, el ser-para-sí es más bien la pérdida de sí mismo, y el extrañamiento de sí es más bien una autoconservación. — Lo que hay, entonces, es esto: que todos los momentos ejercen recíprocamente una justicia universal, cada uno se extraña a sí mismo en sí tanto como se imagina a sí en su contrario, y de esta manera lo invierte. — Mas el espíritu verdadero es justamente esta unidad de los absolutamente separados, y por cierto, él alcanza la existencia por la realidad efectiva libre de estos extremos sin sí-mismo en cuanto término medio de ellos. Su existencia, su modo de estar ahí, es el hablar universal y el juzgar que desgarra, ante los cuales se disuelven todos esos momentos que debían supuestamente valer como esencias y miembros efectivos del todo, y que son igualmente este juego consigo mismo de disolverse. De ahí que este hablar y juzgar sean lo verdadero y lo inexorable mientras que lo someten todo; aquello que es de lo único que de verdad se trata en este mundo real. En ellos, cada parte de este mundo llega a que su espíritu sea enunciado, o a que se hable de ella con ingenio X141X5 y se diga de ella lo que es. — La conciencia honesta toma cada momento como una esencialidad permanente, y no debe saber de la ausencia inculta de pensamiento que consiste en que hace también lo inverso. Pero la conciencia desgarrada es la conciencia de la inversión, y por cierto, de la inversión absoluta; el concepto es lo que domina en ella, es el que pone juntos los pensamientos que yacen desparramados ante la honestidad, y por eso, su lenguaje es ingenioso y rico de espíritu.
Algunas aclaraciones
X141X = Geist tiene también el significado de «ingenio», además de «espíritu», un poco como el francés « espirit ». Con este doble sentido juega Hegel en estas líneas. También juega Hegel con «enunciar» (aussprechen) y «hablar» (sprechen).
Conversations in Washington
[520] [520]6We kept the numeration given by the editor in the printed edition This spirit is the absolute and universal inversion and alienation of actuality and of thought; it is pure cultural formation. In this world, what is experienced is that it is neither the actual essence of power and wealth, nor their determinate concepts, the good and the bad, or the consciousness of the noble and the base, which are in possession of the truth. Rather, all these moments invert themselves into other moments, and each is the opposite of itself. – While the universal power, which is the substance, arrives at its own spirituality through the principle of individuality, it receives its own self only as a name in itself, and while it is actual power, it is instead the powerless essence which sacrifices itself. – However, this relinquished selfless essence, or the self that has become a thing, is instead the return of the essence into itself. It is being-for-itself existing-for-itself, the existence of spirit. – Just as much, the thoughts of this essence, of the good and the bad, invert themselves in this movement. What is determined as good is bad, and what is determined as bad is good. The consciousness of one of each of these moments, assessed as the noble and the base consciousness, turn out in their truth to be instead just as much the inversion of what these determinations are supposed to be, and the noble consciousness turns out to be just as base and abject as the abjection that transformed itself into the nobility of the most culturally matured freedom of self-consciousness. – Taken formally, everything is, when viewed externally, just as much the inversion of what it is for itself; and, again, what it is for itself is not what it is in truth but is rather something other than it wants to be; its being-for-itself [303] is instead the loss of its own self, and its alienation from itself is instead its self-preservation. – What is now present is the following. All moments execute a universal justice against each other; each in itself alienates itself from itself just as much as it imagines itself to be in its opposite, and in this manner each inverts its opposite. – But the true spirit is this very unity itself of the absolutely separated extremes, and, to be sure, as their mediating middle it just comes into existence through the free-standing actuality of these selfless extremes. Its existence consists in a universal speaking and in this turmoil-ridden judging, for which all those moments, which are supposed to count as the essence and to count as the actual members of the whole, dissolve themselves, and its existence is just as much a game of self-dissolution which it plays with itself. Hence, this judging and speaking are the indomitable truth which overwhelms everything; in this real world, this and this alone is what is truly at work. Each part of this world therein reaches the point where his spirit is expressed, or where what is spoken about him is spoken with wit7Geist and what is said of him is just what he is. – The honest consciousness takes each moment to be a lasting essentiality and is the uncultured thoughtlessness which does not know that it is just as much the inverse. However, the disrupted consciousness is the consciousness of inversion, namely, of the absolute inversion. The concept is the ruling power within it. It is that which brings together the thoughts which, to honesty, are separated from each other, and it is that whose language is thus rich in spirit and wit.