Gespräche in der Dämmerung 00511
Parte de:
C. (BB) El espíritu [C. (BB) Der Geist] / Capítulo VI: El espíritu [VI. Der Geist] / B. El espíritu extrañado de sí; la formación o Bildung [B. Der sich entfremdete Geist. Die Bildung] / I. El mundo del espíritu extrañado de sí mismo [I. Die Welt des sich entfremdeten Geistes] / a. La formación (Bildung) y su reino de la realidad (o la Bildung y su reino de realidad frente al más-allá ideal) [a. Die Bildung und ihr Reich der Wirklichkeit]
[El vasallo y el monarca; el nombre de monarca y el monarca como nombre; el poder del Estado como autonomía extrañada; el para-sí del poder o el poder convertido en riqueza]
Tabla de contenidos
Gespräche in Jena
[511] Die Sprache ihres Preises ist auf diese Weise der Geist, der in der Staatsmacht selbst die beiden Extreme zusammenschließt; sie reflektiert die abstrakte Macht in sich und gibt ihr das Moment des anderen Extrems, das wollende und entscheidende Fürsichsein, und hierdurch selbstbewußte Existenz; oder dadurch kommt dies einzelne wirkliche Selbstbewußtsein dazu, sich als die Macht gewiß zu wissen. Sie ist der Punkt des Selbsts, in den durch die Entäußerung der inneren Gewißheit die vielen Punkte zusammengeflossen sind. – Indem aber dieser eigene Geist der Staatsmacht darin besteht, seine Wirklichkeit und Nahrung an dem Opfer des Tuns und des Denkens des edelmütigen Bewußtseins zu haben, ist sie die sich entfremdete Selbständigkeit; das edelmütige Bewußtsein, das Extrem des Fürsichseins, [379] erhält das Extrem der wirklichen Allgemeinheit für die Allgemeinheit des Denkens, der es sich entäußerte, zurück; die Macht des Staats ist auf es übergegangen. An ihm wird die Staatsgewalt erst wahrhaft betätigt; in seinem Fürsichsein hört sie auf, das träge Wesen, wie sie als Extrem des abstrakten Ansichseins erschien, zu sein. – An sich betrachtet heißt die in sich reflektierte Staatsmacht oder dies, daß sie Geist geworden, nichts anderes, als daß sie Moment des Selbstbewußtseins geworden, d.h. nur als aufgehobene ist. Hiermit ist sie nun das Wesen als ein solches, dessen Geist es ist, aufgeopfert und preisgegeben zu sein, oder sie existiert als Reichtum. – Sie bleibt zwar dem Reichtume, zu welchem sie dem Begriffe nach immer wird, gegenüber zugleich als eine Wirklichkeit bestehen, aber eine solche, deren Begriff eben diese Bewegung ist, durch den Dienst und die Verehrung, wodurch sie wird, in ihr Gegenteil, in die Entäußerung der Macht, überzugehen. Für sich wird also das eigentümliche Selbst, das ihr Wille ist, durch die Wegwerfung des edelmütigen Bewußtseins zur sich entäußernden Allgemeinheit, zu einer vollkommenen Einzelheit und Zufälligkeit, die jedem mächtigeren Willen preisgegeben ist; was ihm an allgemein anerkannter und nicht mitteilbarer Selbständigkeit bleibt, ist der leere Name.
Conversaciones en Valencia
[511] El lenguaje de tal loor por parte de los nobles es de este modo el espíritu que en el poder del Estado mismo pone en relación o vincula ambos extremos [el poder estatal y el self]; ese lenguaje reflicte el poder abstracto sobre sí [o reflicte el poder abstracto en sí mismo], y le da [así] el momento del otro extremo, es decir, le da el ser-para-sí volente y resolvente [es decir, el ser-para-sí que quiere y decide], y por medio de ello le da existencia autoconsciente; o lo que es lo mismo: por medio de ello la autoconciencia real individual [einzelne] llega a estar segura de sí misma (a saberse segura a sí misma) como tal poder [el monarca como poder irrestricto, como poder no recortado, como poder absoluto]. Pues ese poder es el punto del self [o el punto de self o el punto que representa el self] en el que mediante alienación o enajenación de la certeza interna [615] han confluido los múltiples puntos X107X.1Vide infra Algunas aclaraciones X107X. —Ahora bien, en cuanto el espíritu propio del poder del Estado consiste en que tiene su realidad y su nutrimento en el sacrificio del hacer y del pensamiento de la conciencia noble [en el sacrificio que efectúan el hacer y el pensamiento de la conciencia noble], ese poder del Estado es la autonomía extrañada de sí misma; la conciencia noble, el extremo del ser-para-sí, recibe en devolución [recibe a cambio] el extremo de la universalidad real, lo recibe o cobra, digo, a cambio de la universalidad del pensamiento de la que esa conciencia noble se enajenó [o sea recibe lo mismo a cambio de lo mismo]; pues el poder del Estado [si bien se miran las cosas] ha pasado a ella. En ella es donde el poder del Estado está por primera vez verdaderamente activo; en su ser-para-sí [en el ser-para-sí de esa autoconciencia] el poder del Estado cesa de ser ese ser inerte tal como ese poder del Estado aparecía como el extremo que era el ser-en-sí abstracto. — Considerado en sí mismo, este poder del Estado reflectido en sí (o lo que es lo mismo: que el poder del Estado se haya convertido en espíritu), no significa otra cosa sino que el poder del Estado se ha convertido en momento de la autoconciencia [se ha convertido en autoconciencia], es decir, que el poder del Estado sólo es en cuanto suprimido y superado. Ahora bien, con ello el poder del Estado es el ser [Wesen] como tal, cuyo espíritu consiste en ser sacrificado y cedido, o lo que es lo mismo: el poder del Estado existe como riqueza [como poder donante]. — Ciertamente, el poder del Estado, frente a la riqueza, en la cual el poder del Estado se convierte siempre conforme al concepto, frente a la riqueza, digo, el poder del Estado permanece, ciertamente, como una realidad; pero como una realidad cuyo concepto consiste precisamente en este movimiento, a saber: en el movimiento de transitar a través del servicio, la adulación y la reverencia, mediante los que ese poder se constituye, de transitar, digo, a su contrario, es decir, a lo contrario de ese poder, es decir, a la enajenación del poder. Para sí, por tanto, el peculiar self que es su voluntad, es decir, que es la voluntad de ese poder, tirando por la borda a la conciencia noble y despojándose de ella, se convierte en una universalidad se-enajenante [en una universalidad que a sí misma se enajena], se convierte en una perfecta particularidad [Einzelnheit] y contingencia que queda abandonada a toda voluntad más poderosa y fuerte y que se entrega a toda voluntad más poderosa y fuerte; lo que a ese self le queda de autonomía universalmente reconocida y no entregable o comunicable o rendible es el puro nombre.
Algunas aclaraciones
X107X = Si bien se mira, esta formulación está ya, pues, a un paso de la idea de soberanía resultante del pacto social, tal como se la formula en el cap. VI del libro primero de El contrato social de Rousseau. Pero ese paso de la interpretación monárquica del cap. XII de la parte II de Leviatán de Th. Hobbes (que no es necesariamente la de Hobbes mismo) al libro primero de El contrato social de Rousseau habrá de ser revolucionario (cap. VI, B, III). En todo caso hay que tener presente que la subjetividad que efectúa ese paso, es la persona libre abstracta del cap. VI, A, c, la de «El Estado de derecho» generalizado, la nacida de la reclamación de que iure naturali omnes homines ab initio liberi nascebantur; así se entiende que la idea de soberanía sea ajena a la polis antigua.
Conversaciones en Madrid
[511] De este modo, el lenguaje de su alabanza es el espíritu que conecta ambos extremos en el poder estatal mismo; refleja hacia dentro de sí el poder abstracto y le da a éste el momento del otro extremo, el ser-para-sí que quiere y decide, y, así, le da una existencia consciente de sí; o bien, dicho en otros términos, así llega esta autoconciencia efectiva individual a saberse con certeza como el poder. Él, el lenguaje, es el punto del sí-mismo en el que, por la exteriorización que se despoja de la certeza interna, han convergido los puntos plurales. — Sin embargo, en tanto que este espíritu propio del poder estatal consiste en tener su efectividad y su alimento en que la conciencia noble sacrifique su actividad y su pensar, este poder es una autonomía extrañada; la conciencia noble, extremo del ser-para-sí, recupera el extremo de la universalidad efectiva para la universalidad del pensar, de la que se había despojado; el poder del Estado ha pasado a ella. Es en ella donde de verdad llega a activarse el poder estatal; en su ser-para-sí deja de ser la esencia indolente, tal como aparecía en cuanto extremo del ser-en-sí abstracto. — Examinado en sí, el poder estatal reflexionado hacia dentro de sí, o el que haya llegado a ser espíritu, no significa sino que ha llegado a ser momento de la autoconciencia, esto es, que sólo es en cuanto cancelado.2nur als aufgehobene ist Con lo que, entonces, es la esencia en cuanto algo cuyo espíritu consiste en ser sacrificado y abandonado, en otros términos, existe como riqueza. — Es cierto que, a la vez, subsiste todavía como una realidad efectiva enfrentada a la riqueza en la que se convierte siempre conforme al concepto, pero una realidad efectiva tal que su concepto es precisamente este movimiento de pasar por el servicio y la veneración —por medio de los cuales llega a ser— a su contrario, al despojamiento del poder. Para sí, entonces, el sí-mismo característico y peculiar que es su voluntad, al desechar la conciencia noble, se convierte en la universalidad que se despoja de sí y se exterioriza, en una singularidad y contingencia perfectas, abandonada a merced de [607] cualquier voluntad poderosa; lo que le queda de autonomía universalmente reconocida y no comunicable es el el nombre vacío.
Conversations in Washington
[511] [511]3We kept the numeration given by the editor in the printed edition In this way, the language of their praise is the spirit which merges together both extremes within state-power itself. This language reflects the abstract power into itself and gives that power the moment of the other extreme, that of the willing and deciding being-for-itself, and it thereby gives it a self-conscious existence.4Existenz Or, as a result this singular individual actual self-consciousness comes around to knowing itself with certainty as power. This power is the self sharpened to a point into which the many points of selfhood, through the relinquishing of their inner certainty, are blended together. – However, while this ownmost spirit of state-power itself consists in having its actuality and its nourishment in the sacrifices of the deeds and thoughts of the noble consciousness, it is a self-alienated self-sufficiency. The noble consciousness, the extreme of being-for-itself, relinquished itself of the universality of thinking, and in exchange the noble consciousness itself receives back the extreme of actual universality; the [298] power of the state has been transferred to him. State-authority is initially only truly activated in the noble consciousness; in his being-for-itself, state-power ceases to be the inert essence which, as the extreme of abstract being-in-itself, it appeared to be. – Regarded in-itself, state-power reflected into itself, or state-power as having become spirit, means nothing other than that state-power has come to be a moment of self-consciousness, i.e., it is only as sublated. It is thereby now the essence as such an essence whose spirit consists in being sacrificed and relinquished, or it exists as wealth. – State-power, which according to its concept is always in the process of becoming wealth, nonetheless continues to remain as an actuality in its confrontation with wealth. However, it is an actuality whose concept is this very movement of passing over into its contrary, the self-relinquishing of power, through the service and reverence through which it itself arises. For itself the distinctive self, which is its will, becomes thus a self-relinquishing universality in casting aside the noble consciousness, or it becomes a consummated singular individuality and a contingency at the mercy of any stronger will. All that remains to it of universally recognized and non-mediated self-sufficiency is the empty name.