Gespräche in der Dämmerung 00509
Parte de:
C. (BB) El espíritu [C. (BB) Der Geist] / Capítulo VI: El espíritu [VI. Der Geist] / B. El espíritu extrañado de sí; la formación o Bildung [B. Der sich entfremdete Geist. Die Bildung] / I. El mundo del espíritu extrañado de sí mismo [I. Die Welt des sich entfremdeten Geistes] / a. La formación (Bildung) y su reino de la realidad (o la Bildung y su reino de realidad frente al más-allá ideal) [a. Die Bildung und ihr Reich der Wirklichkeit]
[Poder del Estado, y conciencia vil y conciencia noble, continuación; de nuevo sobre el lenguaje como término medio]
Tabla de contenidos
Gespräche in Jena
[509] Die beiden Extreme, die Staatsmacht und das edelmütige Bewußtsein, sind durch dieses zersetzt, jene in das abstrakte Allgemeine, dem gehorcht wird, und in den fürsichseienden Willen, welcher ihm aber noch nicht selbst zukommt, – dieses in den Gehorsam des aufgehobenen Daseins oder in das Ansichsein der Selbstachtung und der Ehre und in das noch nicht aufgehobene reine Fürsichsein, den im Hinterhalte noch bleibenden Willen. Die beiden Momente, zu welchen beide Seiten gereinigt und die daher Momente der Sprache [377] sind, sind das abstrakte Allgemeine, welches das allgemeine Beste heißt, und das reine Selbst, das im Dienste seinem ins vielfache Dasein versenkten Bewußtsein absagte. Beide sind im Begriffe dasselbe; denn reines Selbst ist eben das abstrakt Allgemeine, und daher ist ihre Einheit als ihre Mitte gesetzt. Aber das Selbst ist nur erst am Extreme des Bewußtseins wirklich, – das Ansich aber erst am Extreme der Staatsmacht; dem Bewußtsein fehlt dies, daß die Staatsmacht nicht nur als Ehre, sondern wirklich an es übergegangen wäre, der Staatsmacht, daß ihr nicht nur als dem sogenannten allgemeinen Besten gehorcht würde, sondern als Willen, oder daß sie das entscheidende Selbst ist. Die Einheit des Begriffs, in welchem die Staatsmacht noch steht und zu dem das Bewußtsein sich geläutert hat, wird in dieser vermittelnden Bewegung wirklich, deren einfaches Dasein, als Mitte, die Sprache ist. – Sie hat jedoch zu ihren Seiten noch nicht zwei als Selbst vorhandene Selbst; denn die Staatsmacht wird erst zum Selbst begeistet; diese Sprache ist daher noch nicht der Geist, wie er sich vollkommen weiß und ausspricht.
Conversaciones en Valencia
[Poder del Estado, y conciencia vil y conciencia noble, continuación; de nuevo sobre el lenguaje como término medio]
[509] [612]1Epígrafe: Poder del Estado, y conciencia vil y conciencia noble, continuación; de nuevo sobre el lenguaje como término medio. Los dos extremos, es decir, el poder del Estado y la conciencia noble, quedan descompuestos por la conciencia noble, el primero [el poder del Estado] en lo universal abstracto al que se obedece y en la voluntad que es-para-sí pero que todavía no conviene ella misma a aquel universal [es decir, no es ella atributo de él]; y el segundo [es decir, el segundo extremo, esto es, la conciencia noble] queda descompuesto por la conciencia noble en la obediencia practicada por la existencia que hace entrega de sí misma incluso hasta quedar suprimida y superada [o quedar cancelada en la muerte] (o lo que es lo mismo: en el en ser-en-sí del autorrespeto, de la buena fama, de los honores y del prestigio), y en el ser-para-sí todavía no suprimido y superado de una voluntad particular que aún se mantiene calladamente a sí misma en reserva [la de los estamentos o grupos de intereses]. Los dos momentos a los que ambas partes [es decir, el poder del Estado y la conciencia noble] se han alzado purificándose y que, por tanto, son momentos del lenguaje, son el universal abstracto al que suele denominarse «lo mejor para todos» o lo universalmente mejor [das allgemeine Beste], y el self puro que en el servido hace renuncia a su conciencia sumida en la pluralidad o diversidad de la existencia. Ambos momentos son lo mismo en el concepto, pues el puro self o el self puro es lo abstractamente universal [y otro tanto le pasa a «lo mejor para todos»] y, por tanto, la unidad de esos momentos viene puesta como término medio de ellos. Pero el self sólo empieza siendo real o sólo puede ser real en el extremo de la conciencia, y el en-sí sólo puede serlo o sólo puede empezar a serlo en el extremo del Estado. A la conciencia le falta aquí que el poder del Estado no solamente le sea honor, prestigio, honra, buena fama, alta posición, sino que el poder del Estado pase realmente a ella, y al poder del Estado le falta que no sólo se le obedezca en cuanto lo mejor universal, sino también como voluntad, es decir, que ese poder del Estado sea el self decidiente [que ese poder del Estado sea el self en cuanto decidiendo]. La unidad del concepto en el que el poder del Estado todavía está, y elevándose al cual la conciencia se ha depurado, se hace real en este movimiento mediador, cuya existencia simple, en cuanto medio o en cuanto término medio, es el lenguaje. Pero esa unidad no tiene todavía por lados dos selves [dos sí-mismos] presentes [613] como selves [como sí-mismos]; pues al poder del Estado no es sino este movimiento el que lo anima y convierte en self [todavía no tiene él un self]. Este lenguaje no es, por tanto, todavía el espíritu tal como el espíritu se sabe y se expresa [ha de saberse y expresarse] perfectamente a sí mismo.
Conversaciones en Madrid
[509] Los dos extremos, el poder estatal y la conciencia noble, han quedado descompuestos por esta última, aquél en lo universal abstracto que es obedecido, y en la voluntad que es-para-sí, pero que aún no corresponde ella misma a ese universal; ésta, la conciencia noble, en la obediencia de la existencia cancelada, o en el ser-en-sí del respeto de sí y del honor, y en el puro ser-para-sí todavía no cancelado, en la voluntad que aún permanece dentro de la argucia. Ambos momentos, en los que se limpian y purifican ambos lados, y que son por eso momentos del lenguaje, son lo universal abstracto: el que se llama el mayor bien general, y el sí-mismo puro que, estando de servicio, hacía renuncia de su con- [603] /ciencia, hundida en la existencia múltiple. Ambos son lo mismo en el concepto, pues sí-mismo puro es justamente lo universal abstracto, y por eso su unidad está puesta como su término medio. Pero el sí-mismo, por ahora, sólo es efectivamente real en el extremo de la conciencia, mientras que lo en-sí sólo lo es en el extremo del poder estatal; a la conciencia le falta que el poder estatal hubiera pasado a ella no sólo como honor, sino también efectivamente, y al poder estatal, que no sólo se le obedeciera en cuanto el llamado mayor bien general, sino en cuanto voluntad, o que él sea el sí-mismo que decide. La unidad del concepto, en el seno del cual todavía está el poder estatal, y para el que se ha purificado la conciencia, llega a ser efectivamente real en este movimiento mediador cuya existencia simple, en cuanto término medio, es el lenguaje. — Sin embargo, los lados de esta unidad no son todavía dos sí-mismos presentes en cuanto sí-mismos; pues el poder estatal, por ahora, sólo ha llegado al sí-mismo espiritualizándose; por eso, este lenguaje no es todavía el espíritu tal como él se sabe y se enuncia de manera perfecta.
Conversations in Washington
[509] [502]2We kept the numeration given by the editor in the printed edition Both extremes, state-power and the noble consciousness, have been subverted through the latter. State-power is subverted into the abstract universal to which an obedient response is given and into the individual will existing-for-itself, but which does not yet itself measure up to the universal. The noble consciousness is subverted into the obedience of sublated existence, or into the being-in-itself of self-respect and honor, and into the pure being-for-itself which is not yet sublated, into the will still lying in ambush. The two moments into which the extremes are purified and are thus moments of language are the abstract universal, which goes by the name of the common good, and the pure self, which in its service repudiated its consciousness which was absorbed within a manifold existence. In the concept, both are the same, for the pure self is just the abstract universal and therefore their unity is posited as their mediating middle. However, the self is only actual in the extreme of consciousness – but the in-itself is only actual in the extreme of state-authority. What is lacking in consciousness is that state-power should actually have passed over into consciousness not only as honor – what is lacking in state-power is that it should be obeyed not only as the so-called common good but also obeyed as the will, in other words, obeyed as the self that makes the decision. The unity of the concept in which state-power still stands and into which consciousness has distilled itself becomes actual in this mediating movement, whose simple existence as the mediating middle is language. – Nonetheless, it does not yet have for its aspects two selves present as selves, for state-power is yet to be spiritualized into a self. This language is hence not yet spirit in the way that spirit completely knows itself and expresses itself.