Gespräche in der Dämmerung 00501

Parte de:

C. (BB) El espíritu [C. (BB) Der Geist] / Capítulo VI: El espíritu [VI. Der Geist] / B. El espíritu extrañado de sí; la formación o Bildung [B. Der sich entfremdete Geist. Die Bildung] / I. El mundo del espíritu extrañado de sí mismo [I. Die Welt des sich entfremdeten Geistes] / a. La formación (Bildung) y su reino de la realidad (o la Bildung y su reino de realidad frente al más-allá ideal) [a. Die Bildung und ihr Reich der Wirklichkeit]

 

[Lo bueno y lo malo considerados en su reflexión eh sí; el poder del Estado y la conciencia noble y la vil; la muerte como lo «contrario irreconciliado»]

Gespräche in Jena

[501] Diese Beziehungen drücken nun erst das Urteil aus, die Bestimmung dessen, was die beiden Wesen als Gegenstände für das Bewußtsein sind, noch nicht an und für sich. Die Reflexion, die im Urteil vorgestellt ist, ist teils erst für uns ein Setzen der einen sowie der anderen Bestimmung und daher [372] ein gleiches Aufheben beider, noch nicht die Reflexion derselben für das Bewußtsein selbst. Teils sind sie erst unmittelbar Wesen, weder dies geworden noch an ihnen Selbstbewußtsein; dasjenige, für welches sie sind, ist noch nicht ihre Belebung; sie sind Prädikate, die noch nicht selbst Subjekt sind. Um dieser Trennung willen fällt auch das Ganze des geistigen Urteilens noch an zwei Bewußtsein[e] auseinander, deren jedes unter einer einseitigen Bestimmung liegt. – Wie sich nun zuerst die Gleichgültigkeit der beiden Seiten der Entfremdung – der einen, des Ansich des reinen Bewußtseins, nämlich der bestimmten Gedanken von Gut und Schlecht; der ändern, ihres Daseins als Staatsmacht und Reichtum – zur Beziehung beider, zum Urteil erhob, so hat sich diese äußere Beziehung zur inneren Einheit oder als Beziehung des Denkens zur Wirklichkeit zu erheben und der Geist der beiden Gestalten des Urteils hervorzutreten. Dies geschieht, indem das Urteil zum Schlüsse wird, zur vermittelnden Bewegung, worin die Notwendigkeit und Mitte der beiden Seiten des Urteils hervortritt.

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Conversaciones en Valencia

[Lo bueno y lo malo considerados en su reflexión eh sí; el poder del Estado y la conciencia noble y la vil; la muerte como lo «contrario irreconciliado»]

[501]1Epígrafe: Lo bueno y lo malo considerados en su reflexión eh sí; el poder del Estado y la conciencia noble y la vil; la muerte como lo «contrario irreconciliado». Pero estas relaciones no hacen por de pronto sino expresar el juicio, es decir, la determinación de aquello que estas dos esencias [o entidades o esencialidades, o seres, o esferas, Wesen], son en cuanto objetos para la conciencia, pero todavía no lo que ellas son en y para sí, o [lo que ellas son] en y por sí. La reflexión que en el juicio se representa [lo que en el juicio viene representado] es en parte por de pronto para nosotros el poner tanto de una de las determinaciones como también de la otra, y, por tanto, un igual suprimir y superar ambas, pero todavía no es ]a reflexión [en sí] de ellas mismas para la conciencia. Y en parte lo que ellas empiezan siendo es inmediatamente seres o esencialidades, es decir, seres o esen- [605] /cialidades inmediatamente, es decir, ello [seres y esencialidades] no en el sentido de haber devenido o haber llegado a ser, ni tampoco ello como consistiendo esos seres o esencialidades en autoconciencia; aquello para lo que esos seres o esencialidades son, todavía no es aquello que los anima; son predicados que todavía no son sujetos ellos mismos [es decir, no están vistos desde dentro de ellos mismos]. A causa de esta separación, también el todo del juicio espiritual [o el todo del juicio en que el espíritu consiste], está separado todavía en dos conciencias, cada una de las cuales queda bajo una determinación unilateral. — Pues bien, así como en primer lugar la indiferencia [o la igual validez, o el valer igual, la Gleichgültigkeit] de ambas partes o de ambos lados del extrañamiento (del primero que era el en sí de la conciencia pura, a saber: los pensamientos, ideas, o representaciones determinados de lo bueno y lo malo, y del segundo que era la existencia de esos determinados pensamientos como poder del Estado y como riqueza), así como primero, digo, la indiferencia de ambos lados del extrañamiento se elevó a relación de ambos, es decir, a juicio [con la conclusión de que el poder del Estado era lo bueno y la riqueza lo malo] X99X,2Es decir, con la conclusión de que lo que en definitiva tiene valor es lo que el poder del Estado representa, y de que la riqueza no lo tiene. Es lo que descubre la conciencia en 00497, en contraposición a lo diferenciado en 00496. De cualquier modo, es importante considerar todo lo dicho desde 00496 a 00498, pues esta diferenciación un tanto paradójica no está aún superada ahí. así también esta relación externa tiene que elevarse a unidad interna, o lo que es lo mismo: tiene que elevarse a realidad [tiene que cobrar realidad] como relación del pensamiento [o como relación de pensamiento, como cosa interna], y quedar de relieve y salir a la luz el espíritu de ambas formas del juicio. Y ello sucederá convirtiéndose el juicio en raciocinio o silogismo, en movimiento mediador, en el que se ponga de relieve y salga a la luz y resalte la necesidad y el término medio de ambos lados del juicio.

Algunas aclaraciones

X99X = Es decir, con la conclusión de que lo que en definitiva tiene valor es lo que el poder del Estado representa, y de que la riqueza no lo tiene. Es lo que descubre la conciencia en 00497, en contraposición a lo diferenciado en 00496. De cualquier modo, es importante considerar todo lo dicho desde 00496 a 00498, pues esta diferenciación un tanto paradójica no está aún superada ahí.

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Conversaciones en Madrid

[501] Ahora bien, de primeras, estas referencias no expresan nada más que el juicio, la determinación de lo que ambas esencias son para la conciencia en cuanto objetos, todavía no en y para sí. La reflexión que está representada en el juicio es, por una parte, de primeras, para nosotros, un poner tanto una como otra determinación, y es por ello un cancelar por igual a ambas, no es todavía la reflexión de ellas para la conciencia misma. Por otra parte, ellas, de primeras, son esencias sólo de manera inmediata, no han pasado por el proceso de llegar a ser tales ni son auto-conciencia, conciencias de sí mismas, en ellas; aquello para lo que son no es todavía lo que las vivifica; son predicados que aún no son sujeto ellas mismas. En virtud de esta separación, también todo el juzgar espiritual cae separándose en dos conciencias más, cada una de las cuales está bajo una determinación unilateral. — Ahora bien, así como la indiferencia de los dos [595] lados del extrañamiento —uno, lo en-sí de la conciencia pura del pensamiento determinado de lo bueno y lo malo, otro, su existencia como poder estatal y riqueza— se elevaba primero XX*X3Vide 00496, 00497 y 00498. hasta ser la referencia de ambos, hasta el juicio, del mismo modo, la referencia externa tiene que elevarse hasta la unidad interna, o bien, en cuanto referencia del pensar, tiene que elevarse hasta la realidad efectiva, y tiene que emerger el espíritu de ambas figuras del juicio. Esto ocurre al convertirse el juicio en silogismo, en movimiento mediador en el que emerge la necesidad y el término medio de ambos lados del juicio.

Algunas aclaraciones

XX*X = Vide 00496, 00497 y 00498.

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Conversations in Washington

[501] [501]4We kept the numeration given by the editor in the printed edition Now these relations initially express the judgment, the determination of what both the essences are as objects for consciousness, not yet as what [292] they are in and for themselves. On the one hand, the reflection represented in the judgment is initially for us that of a positing of one determination as well as the other, and it is thus an equal sublation of both but not yet the reflection of them for consciousness itself. On the other hand, they are initially immediate essences; they neither have come to be these immediate essences, nor in themselves are they self-consciousness. That for which they are does not yet animate them; they are predicates which are not yet themselves subjects. On account of this separation, the whole of the spiritual judging also falls apart into two consciousnesses, each of which is subject to a one-sided determination. – Now, at first as the indifference of both aspects of alienation – one of which is the in-itself of pure consciousness, namely, the determinate thoughts of the good and the bad, and the other is their existence as state-power and wealth – elevated itself into the relation of both, into a judgment, so is this external relation to be elevated to inner unity, or to a relation of thinking to actuality, and the spirit of both shapes of judgment is to come forth. This takes place because judgment becomes inference; it becomes the mediating movement within which the mediating middle and the necessity of both aspects of the judgment come forward.

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Conversaciones en el Atrium

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