Gespräche in der Dämmerung 00494

Parte de:

C. (BB) El espíritu [C. (BB) Der Geist] / Capítulo VI: El espíritu [VI. Der Geist] / B. El espíritu extrañado de sí; la formación o Bildung [B. Der sich entfremdete Geist. Die Bildung] / I. El mundo del espíritu extrañado de sí mismo [I. Die Welt des sich entfremdeten Geistes] / a. La formación (Bildung) y su reino de la realidad (o la Bildung y su reino de realidad frente al más-allá ideal) [a. Die Bildung und ihr Reich der Wirklichkeit]

 

[Las ideas de lo bueno y lo malo extrañadas de sí en su existencia real; el dinero, el poder, y la autoconciencia como unidad negativa; doble relación de la autoconciencia con ambos poderes]

Gespräche in Jena

[494] In diesen beiden geistigen Mächten erkennt also das Selbstbewußtsein seine Substanz, Inhalt und Zweck; es schaut sein Doppelwesen darin an, in der einen sein Ansichsein, in der anderen sein Fürsichsein. – Es ist aber zugleich, als der Geist, die negative Einheit ihres Bestehens und der Trennung der Individualität und des Allgemeinen oder der Wirklichkeit und des Selbsts. Herrschaft und Reichtum sind daher für das [368] Individuum als Gegenstände vorhanden, d.h. als solche, von denen es sich frei weiß und zwischen denen und selbst keines von beiden [es] wählen zu können meint. Es tritt als dieses freie und reine Bewußtsein dem Wesen als einem solchen gegenüber, das nur für es ist. Es hat alsdann das Wesen als Wesen in sich. – In diesem reinen Bewußtsein sind ihm die Momente der Substanz nicht Staatsmacht und Reichtum, sondern die Gedanken von Gut und Schlecht. – Das Selbstbewußtsein ist aber ferner die Beziehung seines reinen Bewußtseins auf sein wirkliches, des Gedachten auf das gegenständliche Wesen, es ist wesentlich das Urteil. – Es hat sich zwar schon für die beiden Selten des wirklichen Wesens durch ihre unmittelbaren Bestimmungen ergeben, welche das Gute und welche das Schlechte sei; jenes die Staatsmacht, dies der Reichtum. Allein dies erste Urteil kann nicht als ein geistiges Urteil angesehen werden; denn in ihm ist die eine Seite nur als das Ansichseiende oder Positive, die andere nur als das Fürsichseiende und Negative bestimmt worden. Aber sie sind, als geistige Wesen, jedes die Durchdringung beider Momente, also in jenen Bestimmungen nicht erschöpft, und das Selbstbewußtsein, das sich auf sie bezieht, ist an und für sich, es muß daher sich auf jedes auf die gedoppelte Weise beziehen, wodurch sich ihre Natur, sich selbst entfremdete Bestimmungen zu sein, herauskehren wird.

Siguiente párrafo

Párrafo anterior

Ir al índice

Conversaciones en Valencia

[Las ideas de lo bueno y lo malo extrañadas de sí en su existencia real; el dinero, el poder, y la autoconciencia como unidad negativa; doble relación de la autoconciencia con ambos poderes]

[494]1Epígrafe: Las ideas de lo bueno y lo malo extrañadas de sí en su existencia real; el dinero, el poder, y la autoconciencia como unidad negativa; doble relación de la autoconciencia con ambos poderes. En estos dos poderes espirituales X96X2Vide infra Algunas aclaraciones X96X. la autoconciencia conoce o reconoce, por tanto, su sustancia, su contenido y su fin; la autoconciencia mira en ellos su doble esencia, en el primero su ser-en-sí, y en el otro su ser-para-sí. — Pero la autoconciencia es a la vez, en cuanto espíritu [por ser espiritual], la unidad negativa que forman la consistencia de esos momentos [el estar ahí esos dos momentos] y la separación de la individualidad y de lo universal, o la separación de la realidad y del self. Dominio [Herrschaft, dominio político] y riqueza [Reichthum] están, por tanto, ahí para el individuo como objetos, es decir, como objetos de los que él se sabe libre [precisamente porque no son sino objetos], y él se imagina [o supone, o pretende, meynt] no poder hacer entre ellos y él mismo ninguna elección. Pues, como esta conciencia libre y pura, el individuo queda [600] frente al ser [Wesen] como un ser que sólo es para él [o que no es sino para él, para la conciencia, y que queda, por tanto, fuera de ésta]. Pero resulta que el individuo, a ese ser [Wesen] en cuanto ser, lo tiene él dentro de sí. En la conciencia pura [en la pura conciencia], ciertamente, estos dos momentos de la sustancia no son para él el poder del Estado y la riqueza, sino las ideas [Gedanken] de lo bueno y lo malo. — Pero [aunque en la conciencia pura esos dos momentos no sean sino las ideas de lo bueno y lo malo] la autoconciencia es [también] [allende esa conciencia pura] la relación de su conciencia pura con su conciencia real, es decir, de lo pensado con el ser objetivo, la autoconciencia es esencialmente juicio [que dice, por ejemplo, «Esto es blanco», poniendo en relación esto que está ahí, con el universal «blanco»]. — Y en lo que respecta a cada uno de los dos lados [o masas o esferas] del ser real ha resultado, ciertamente, ya por esas su propias determinaciones inmediatas (y precisamente por ese su carácter de inmediatez de ellas) cuál de esos lados es lo bueno y cuál es lo malo; lo bueno, el poder del Estado; y lo malo, la riqueza. Sólo que este primer juicio no puede considerarse un juicio espiritual; pues en él el primer lado ha quedado determinado sólo como lo que es en-sí o lo positivo, y el segundo lado ha quedado determinado sólo como lo que es-para-sí o lo negativo X97X.3Esta caracterización de lo en-sí como obviamente lo positivo y de lo para-sí como obviamente lo negativo, es, naturalmente, la que está a la base de la caracterización que está haciendo Hegel de lo en-sí como lo bueno y de lo para-sí como lo malo. Estos motivos que a partir de ahora aparecerán insistentemente y que se van a convertir incluso en motivos centrales del libro los desarrolla más detenidamente el autor en el cap. VII, C. Ahora bien, esos lados, en cuanto seres espirituales o en cuanto momentos espirituales, son cada uno de ellos la compenetración de ambos momentos, es decir, no se agotan, por tanto, en aquellas determinaciones inmediatas; y además la autoconciencia que se refiere a ellas [a esas determinaciones] es en y para sí; por tanto, habrá de relacionarse con cada una de ellas de esa doble manera [como en-sí y como para-sí], por medio de lo cual saldrá a la luz [o se pondrá de manifiesto o se volverá hacia fuera] la naturaleza de esas determinaciones, a saber: la de consistir en determinaciones extrañadas de sí mismas.

Algunas aclaraciones

X96X

El poder y la riqueza son, por tanto, los dos poderes espirituales que constituyen el mundo extrañado de la autoconciencia, el mundo proyectado por ésta en la que ésta no se reconoce, quedando, por tanto, también extrañada la autoconciencia respecto de sí misma. El dinero y el poder son los poderes espirituales-eje de una objetualidad social moderna, que en cierto modo se desliga de la subjetividad de la que es producto y que sigue su propia lógica (en lo que respecta a la riqueza, la ciencia económica pone palmariamente ello a la vista). El mundo del espíritu extrañado de sí es el mundo del que los propios implicados hacen sociología política y economía, es decir, lo pueden convertir en objeto de tal consideración objetivante porque se ofrece como tal objetualidad social independizada del sujeto y ajena a él.

Por lo demás, pese a que Hegel esté pensando aquí principalmente en la rebelión de la burguesía contra el Antiguo Régimen, la consideración de la riqueza y el poder como los dos poderes espirituales-eje de la objetualidad social moderna ha tenido por influencia de Hegel tan buena fortuna en la filosofía política alemana, que llega hasta Habermas. Véase J. Habermas, Teoría de la acción comunicativa, op. cit., tomo II, VI.

X97X

Esta caracterización de lo en-sí como obviamente lo positivo y de lo para-sí como obviamente lo negativo, es, naturalmente, la que está a la base de la caracterización que está haciendo Hegel de lo en-sí como lo bueno y de lo para-sí como lo malo. Estos motivos que a partir de ahora aparecerán insistentemente y que se van a convertir incluso en motivos centrales del libro los desarrolla más detenidamente el autor en el cap. VII, C.

Siguiente párrafo

Párrafo anterior

Ir al índice

Conversaciones en Madrid

[494] Es en estas dos potencias espirituales, entonces, donde la autoconciencia reconoce su substancia, su contenido y su fin; contempla su esencia doble, en la una su ser-en-sí, en la otra su ser-para-sí. — Pero, a la vez, en cuanto espíritu, ella es la unidad negativa de la subsistencia de ambas y de la separación de la individualidad de lo universal, o de la realidad efectiva del sí-mismo. Por eso, [589] el dominio y la riqueza están presentes para el individuo como objetos, es decir, como cosas tales de las que se sabe libre y cree poder elegir entre ellas, e incluso no elegir ninguna de las dos. En cuanto tal conciencia libre y pura, se enfrenta a la esencia en cuanto esencia tal que sólo es para él. Tiene, por consiguiente, a la esencia en cuanto esencia dentro de sí. — En el seno de esta conciencia pura, los momentos de la substancia no son, a sus ojos, el poder estatal y la riqueza, sino los pensamientos de bueno y malo. — Pero la autoconciencia es, además, la referencia de su conciencia pura a su conciencia realmente efectiva, de lo pensado a la esencia objetual, es, esencialmente, juicio. — Ciertamente, ya ha resultado, para ambos lados de la esencia efectivamente real, por sus determinaciones inmediatas, cuál es lo bueno y cuál es lo malo; aquél, el poder estatal, y éste, la riqueza. Mas este primer juicio no puede ser considerado como un juicio espiritual; pues, en él, un lado está determinado solamente como lo que-es-en-, o lo positivo, y el otro solamente como lo que-es-para-sí y negativo. Pero, en cuanto esencias espirituales, cada una es la compenetración de ambos momentos y no se agotan, por tanto, en esas determinaciones; y la autoconciencia que se refiere a ellas es en y para sí; de ahí que tenga que referirse de las dos maneras a cada una, con lo que se sacará y mostrará su naturaleza, que consiste en ser determinaciones extrañadas de sí.

Siguiente párrafo

Párrafo anterior

Ir al índice

Conversations in Washington

[494] [494]4We kept the numeration given by the editor in the printed edition In both of these spiritual powers self-consciousness thus takes cognizance5erkennt of its substance, its content, and its purpose. It intuits its dual essence within them, seeing in one of them its being-in-itself and seeing in the other its being-for-itself. – At the same time, as spirit it is the negative unity of its stable existence and the separation of individuality from the universal, or of actuality from the self. Mastery and wealth are thus present for the individual as objects, i.e., as the kind of objects which he knows himself to be free from, and, between them and himself, he presumes that [289] he is able to choose neither of them. As this free and pure consciousness, the individual confronts the essence as an essence that is only for him. He then has the essence as essence within himself. – Within this pure consciousness the moments of the substance are to himself neither state power nor wealth, but rather the thoughts of the good and the bad. – However, self-consciousness is furthermore the relation of his pure consciousness to his actual consciousness, or the relation between what has been thought6des Gedachten and the objective essence. Self-consciousness is essentially judgment. – Through the immediate determinations of both aspects of the actual essence, it has already been made clear what is supposed to be good and what is supposed to be bad, namely, that the good is state power, and the bad is wealth. Yet this first judgment cannot be regarded as a spiritual judgment, for within the first judgment the one aspect has been determined as only existing-in-itself, or as the positive, and the other aspect as only existing-for-itself, or as the negative. However, as a spiritual essence, each of them is the permeation of both moments, and thus they are not exhausted in those determinations. In relating itself to itself, self-consciousness is in and for itself, and thus it must relate itself to each of them in a twofold manner with the result that their nature, which is to that of being self-alienated determinations, will draw attention to itself.

Siguiente párrafo

Párrafo anterior

Ir al índice

Conversaciones en el Atrium

Siguiente párrafo

Párrafo anterior

Ir al índice

Sidebar



error: Content is protected !!