Gespräche in der Dämmerung 00493

Parte de:

C. (BB) El espíritu [C. (BB) Der Geist] / Capítulo VI: El espíritu [VI. Der Geist] / B. El espíritu extrañado de sí; la formación o Bildung [B. Der sich entfremdete Geist. Die Bildung] / I. El mundo del espíritu extrañado de sí mismo [I. Die Welt des sich entfremdeten Geistes] / a. La formación (Bildung) y su reino de la realidad (o la Bildung y su reino de realidad frente al más-allá ideal) [a. Die Bildung und ihr Reich der Wirklichkeit]

 

[Los momentos de la perichoresis en su carácter de en-sí abstracto y en su existencia real; el Estado y la riqueza]

Gespräche in Jena

[493] Aber diese einfachen Gedanken des Guten und Schlechten sind ebenso unmittelbar sich entfremdet; sie sind wirklich und im wirklichen Bewußtsein als gegenständliche Momente. So ist das erste Wesen die Staatsmacht, das andere der Reichtum. – Die Staatsmacht ist wie die einfache Substanz so [367] das allgemeine Werk, die absolute Sache selbst, worin den Individuen ihr Wesen ausgesprochen und ihre Einzelheit schlechthin nur Bewußtsein ihrer Allgemeinheit ist; sie ist ebenso das Werk und einfache Resultat, aus welchem dies, daß es aus ihrem Tun herkommt, verschwindet; es bleibt die absolute Grundlage und Bestehen alles ihres Tuns. – Diese einfache ätherische Substanz ihres Lebens ist durch diese Bestimmung ihrer unwandelbaren Sichselbstgleichheit Sein und damit nur Sein für Anderes. Sie ist also an sich unmittelbar das Entgegengesetzte ihrer selbst, Reichtum. Ob er zwar das Passive oder Nichtige ist, ist er ebenfalls allgemeines geistiges Wesen, ebenso das beständig werdende Resultat der Arbeit und des Tuns Aller, wie es sich wieder in den Genuß Aller auflöst. In dem Genusse wird die Individualität zwar für sich oder als einzelne, aber dieser Genuß selbst ist Resultat des allgemeinen Tuns, so wie er gegenseitig die allgemeine Arbeit und den Genuß aller hervorbringt. Das Wirkliche hat schlechthin die geistige Bedeutung, unmittelbar allgemein zu sein. Es meint wohl in diesem Momente jeder Einzelne eigennützig zu handeln; denn es ist das Moment, worin er sich das Bewußtsein gibt, für sich zu sein, und er nimmt es deswegen nicht für etwas Geistiges; allein auch nur äußerlich angesehen zeigt es sich, daß in seinem Genüsse jeder allen zu genießen gibt, in seiner Arbeit ebenso für alle arbeitet als für sich und alle für ihn. Sein Fürsichsein ist daher an sich allgemein und der Eigennutz etwas nur Gemeintes, das nicht dazu kommen kann, dasjenige wirklich zu machen, was es meint, nämlich etwas zu tun, das nicht allen zugut käme.

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Conversaciones en Valencia

[493] Pero estas ideas simples de lo bueno y lo malo [estas ideas de lo bueno y lo malo en esta su simplicidad], están asimismo inmediatamente extraídas de sí mismas; es decir, son reales y están en la conciencia real como elementos objetivos. Así el primer ser [o masa, o esfera, o miembro], es decir, el bien [o «el bueno»], es el poder del Estado, y el segundo , es decir, lo malo [o «el malo»], es la riqueza. — El poder del Estado, al igual que la sustancia simple [la del cap. VI, A, a, b], es la obra general o la obra universal; — «la cosa misma» absoluta [cap. V, C, a] en la que a los individuos les viene explicitada su esencia, y en la que la individualidad [Eizelnheit] de ellos [el ser ellos individuos sueltos] no es sino simpliciter conciencia de su propia universalidad [es decir, de la universalidad de ellos]; el poder del Estado es asimismo la obra y resultado simple del que precisamente eso, es decir, el ser resultado del hacer de los individuos, desaparece o acaba desapareciendo; y de ese modo, se convierte en el fundamento absoluto y en la consistencia de todo ese hacer de los individuos. — Ahora bien, esta sustancia etérea y simple de las vidas de los individuos [«la cosa misma»], precisamente mediante esa su determinación de [de su venir determinada como] inmutable e incambiable igualdad consigo misma es ser [Seyn], y, por tanto, ser-para-otro. Y por eso [por esa su forma] es en sí inmediatamente lo contrario de sí misma, es decir, es riqueza. Pues, aunque la riqueza sea, ciertamente, lo pasivo, o aquello que es nihilidad [o que es nihilidad y nulidad, nichtig] X94X,1Vide infra Algunas aclaraciones X94X. la riqueza es asimismo ser [Wesen] espiritual de tipo universal, pues la riqueza es asimismo el resultado del trabajo y del hacer de todos, un resultado que se convierte en constante y estable [beständig], al igual que otra vez se disuelve en el gozarlo todos. En el goce [Genuss], ciertamente, la indivi- [599] /dualidad se vuelve para sí, o en el goce la individualidad sólo es en cuanto [individualidad] particular [einzeln], pero este goce mismo es resultado del hacer universal, es decir, del hacer de todos; y a su vez, ese goce suscita en términos de mutua suscitación el trabajo universal y el goce y disfrute de todos. Lo real tiene absolutamente [lo real tiene simpliciter] el significado espiritual de ser inmediatamente universal. Pues en este momento que aquí estamos considerando, eso real significa, ciertamente, que cada individuo particular actúa egoístamente, es decir, en su propio provecho; pues se trata del momento en el que cada individuo particular [Einzelner] se da la conciencia de ser-para-sí, y, por tanto, ese individuo particular está bien lejos de tomarse ese momento por algo espiritual; sólo que, aun considerando las cosas solamente de manera externa, se muestra que cada particular, en su goce, da a gozar a todos, y en su trabajo trabaja tanto para todos como para sí y todos para él X95X.2Sobre esto véanse los parágrafos 189 ss. y 196 ss. de la Filosofía del Derecho de Hegel. Su ser-para- es, por tanto, en sí universal, y el provecho particular sólo puede ser algo supuesto o pretendido [gemeyntes], algo en lo que cada cual puede estar pensando, pero sin poder llegar a hacer real aquello en que está pensando, a saber: hacer algo que no sea en bien de todos [que sea en bien sólo mío, como yo busco y supongo].

Algunas aclaraciones

X94X

En todo lo que sigue, el autor va a dar múltiples vueltas a este tipo de caracterizaciones de la riqueza, que, ciertamente, pueden resultar extrañas. Va a hablar de la riqueza como el ser [Wesen] nulo, el ser que se abandona a sí mismo, que se cede a sí mismo, que se da a sí mismo, etc., caracterizaciones que, como digo, pueden sonar muy raras. Y sin embargo, todas ellas tienen que ver con una idea muy simple, que conviene que el lector tenga presente desde el principio en todo lo que sigue. La riqueza es algo cuyo ser consiste en estar ahí para que uno la use y goce de ella. La riqueza es, por tanto, un ser, cuya esencia consiste en estar ahí sólo para que otro ser use de ella y goce de ella. Por tanto, es un ser que consiste en cederse, en ser para otro, y que él, por tanto, cuando se lo considera en sí, no es propiamente nada, sino que él es sólo este cederse, este quedar ahí para que otro se sirva de él y goce de él. La riqueza es, por tanto, un ser o Wesen o esencia que como tal ser o Wesen o esencia consiste en cederse, en abandonarse, en donarse, en sacrificarse, en no ser él en sí nada, consiste sólo en estar ahí no más que para ser empleada o ser gozada por otro ser, para donar para-sí a ese otro ser mediante ese goce; la riqueza es un ser que, desde sí mismo, no consiste sino en estar para otra cosa, en estar para otro, en donar para-sí a ese otro con tal desasimiento y desprendimiento [Selbst-losigkeit].

Selbst-los significa en alemán corriente desprendido, desinteresado; precisamente siendo selbstlos, la riqueza es el ser dador de self, de para-sí. Muy generosa y desprendida [selbstlos] es, pues, la riqueza y también la acumulación de riqueza (que no son sino puro para-otro, donador de para-sí a ese otro que usa de ella). Este desprendimiento y desinterés [Selbst-losigkeit] de la riqueza y de la acumulación de riqueza es el contrasentido que con toda intención hace resonar el autor (evidentemente un suabo, dirían los alemanes) en esos calificativos, y es lo que suena raro en ellos.

X95X

Sobre esto véanse los parágrafos 189 ss. y 196 ss. de la Filosofía del Derecho de Hegel.

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Conversaciones en Madrid

[493] Pero estos pensamientos simples de bueno y malo están. en la misma medida, inmediatamente extrañados de sí; son efectivamente reales, y están en la conciencia realmente efectiva como momentos objetuales. Así, la primera esencia es el poder estatal, la segunda, la riqueza. — El poder estatal, al igual que la substancia simple, es también la obra universal, general; la Cosa misma absoluta, en la que los individuos tienen enunciada su esencia y donde su singularidad no es más que, simplemente, conciencia de su universalidad; es, asimismo, la obra y el resultado simple del que desaparece el que la obra provenga de su actividad; permanece como el fundamento absoluto y subsistir de toda su actividad. — Esta substancia etérea simple de su vida, por esta determinación de su inmutable igualdad a sí misma, es ser, y por ende, únicamente Ser para otro. Es, pues, en sí, inmediatamente, lo opuesto de sí misma, riqueza. Aunque la riqueza, ciertamente, es lo pasivo o lo nulo, es también la esencia espiritual universal, así como el resultado que deviene constantemente del trabajo y de la actividad de todos, igual que vuelve luego a disolverse en el disfrute de todos. Es cierto que, en el disfrute, la individualidad llega a ser para sí, o a ser como individuo singular, pero este disfrute mismo es resultado de la actividad general; del mismo modo que, recíprocamente, él produce el trabajo universal y el disfrute de todos. Lo efectivamente real tiene, simplemente, el significado espiritual de ser inmediatamente universal. Sin duda, en este momento, cada individuo singular opina que está actuando en su propio provecho; pues es el momento en el que él se da la conciencia de ser para sí, y por esa razón no lo toma por algo espiritual; mas, con sólo verlo de manera externa, se muestra que en su disfrute le proporciona disfrute a todos y cada uno, en su trabajo también trabaja para todos tanto como para sí, y todos para él. Por eso, su ser-para-sí es en sí universal, y el egoísmo del provecho propio es sólo algo que él se cree, que no puede llegar a hacer efectivamente aquello que se cree hacer, a saber, actuar en algo que no fuera bueno para todos.

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Conversations in Washington

[493] [493]3We kept the numeration given by the editor in the printed edition [288] However, these simple thoughts of the good and the bad are just as immediately alienated from themselves. They are actual and are as objective moments in actual consciousness. That way the first essence is state power and the other is wealth. – State power is like the simple substance as well as the universal work – the absolute crux of the matter in which individuals find their essence expressed and within which their singular individuality is only the very consciousness of their universality. – The crux of the matter is likewise the work and the simple result, and, because it is a result, the fact that it emerges from their own doings itself disappears. The work remains the absolute foundation and stable existence of all of their acts. – This simple ether-like substance of their life is, through this determination of their unchangeable self-equality, being, and for that reason, it is being for others. It is thus in itself the opposite of itself, namely, wealth. Whether wealth is the passive or the null, it is in any case a universal spiritual essence; it is the result which is continuously coming to be, just as it is the work and the doings of all, as it again dissolves within everyone’s consumption of it. In consumption, individuality comes to be for itself, or as a singular individual. However, this consumption itself is the result of the universal doing just as it reciprocally engenders both universal work and everyone’s consumption, and the actual has the utterly spiritual significance of being immediately universal. In this moment, each singular individual surely thinks he is acting in his own interest, since it is the moment in which he gives himself the consciousness of being for himself, and for that very reason he does not take it to be something spiritual. Yet even viewed only externally, it is evident that each in his own consumption benefits everyone else, and that in his labor each likewise works for everyone else as well as for himself, and in turn everyone else works for him. His being-for-itself is thus in itself universal, and self-interest is only something fancied that cannot even come close to making actual what it intends to do, namely, to do something that would not be to the benefit of all.

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Conversaciones en el Atrium

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