Gespräche in der Dämmerung 00476

C. (BB) Der Geist / C. (BB) El espíritu

VI. Der Geist / VI: El espíritu

A. Der wahre Geist. Die Sittlichkeit / A. El espíritu verdadero, la eticidad

c. Der Rechtszustand / c. El Estado de derecho

 

[La persona jurídica]

Gespräche in Jena

[476] [355] Die allgemeine Einheit, in welche die lebendige unmittelbare Einheit der Individualität und der Substanz zurückgeht, ist das geistlose Gemeinwesen, das aufgehört hat, die selbst bewußtlose Substanz der Individuen zu sein, und worin sie jetzt nach ihrem einzelnen Fürsichsein als Selbstwesen und Substanzen gelten. Das Allgemeine, in die Atome der absolut vielen Individuen zersplittert, dieser gestorbene Geist ist eine Gleichheit, worin Alle als Jede, als Personen gelten. Was in der Welt der Sittlichkeit das verborgene göttliche Gesetz genannt wurde, ist in der Tat aus seinem Innern in die Wirklichkeit getreten; in jener galt und war der Einzelne wirklich nur als das allgemeine Blut der Familie. Als dieser Einzelne war er der selbstlose abgeschiedene Geist; nun aber ist er aus seiner Unwirklichkeit hervorgetreten. Weil die sittliche Substanz nur der wahre Geist ist, darum geht er in die Gewißheit seiner selbst zurück; jene ist er als das positive Allgemeine, aber seine Wirklichkeit ist, negatives allgemeines Selbst zu sein. – Wir sahen die Mächte und die Gestalten der sittlichen Welt in der einfachen Notwendigkeit des leeren Schicksals versinken. Diese ihre Macht ist die in ihre Einfachheit sich reflektierende Substanz; aber das in sich reflektierende absolute Wesen, eben jene Notwendigkeit des leeren Schicksals, ist nichts anderes als das Ich des Selbstbewußtseins.

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Conversaciones en Valencia

[La persona jurídica]

[476] [579] X57X1(Nota al apartado del Autor [«c. El Estado de derecho»], vide infra Algunas aclaraciones X57X. XX*X2Epígrage: La persona jurídica. La unidad universal a la que se reduce (o a la que retorna) la viva unidad inmediata que formaban la individualidad y la sustancia es la comunidad [Gemeinwesen, res publica] carente de espíritu, que ha cesado de ser aquella sustancia de los individuos carente de autoconciencia, aquella sustancia de los individuos desprendida y olvidada de sí [selbstbewusstlose], y en la que esos individuos se consideran ahora (conforme a su ser-para-sí particular, o conforme a su particular ser-para-sí de ellos), se consideran ahora, digo, autoentidades y sustancias [es decir, Selbstwesen, esto es, seres que son de por sí, que consisten en ese su ser-para sí, que son ese su Selbst, y sustancias]. Lo universal, hecho astillas en los átomos que representan [o que son] individuos absolutamente múltiples o absolutamente muchos [o sueltamente múltiples o sueltamente muchos], o lo que es lo mismo: este espíritu muerto, es una igualdad en la que todos se consideran como siendo cada-cual, como siendo cada-uno [es decir, en la que todos y cada uno se consideran cada-cual precisamente en esa cada-cualidad de cada uno], es decir, en la que todos se consideran personas. — Lo que en el mundo de la eticidad llamábamos la oculta ley divina, ha salido ahora en verdad de ese su interior [de ese interior en que esa ley consistía] y ha entrado en la realidad; en aquel mundo el particular [el individuo, el Einzelner] se consideraba (y era realmente) sólo la sangre universal de la familia, y en cuanto este particular [es decir, en cuanto el particular este, en tanto que el particular considerado en esa su abstracción] no era sino un espíritu separado [difunto] carente de self; pero ahora, por decirlo así, ha surgido, se ha levantado de esa su irrealidad X58X;3Vide infra Algunas aclaraciones X58X. y porque sólo la sustancia ética es el espíritu verdadero, precisamente por eso a lo que ese individuo particular retorna [o regresa, o vuelve, zurückgeht] ahora es a la certeza de sí mismo; pues esa sustancia es él como el universal positivo, pero su realidad es [o su realidad, la realidad del individuo consiste] en ser self universal negativo [por tanto lo positivo consiste en la oquedad de lo negativo, en la verdad reducida a certeza]. — Vimos los poderes y figuras del mundo ético hundirse en la [580] necesidad simple o en la simple necesidad del vacuo destino. Este poder que rige o regía sobre ellos [el poder del destino] es [o era] la sustancia reflectida en su propia simplicidad [en la simplicidad de la sustancia]; pues bien, ese ser absoluto que se reflicte en sí, es decir, precisamente esa necesidad del vacío destino, no es otra cosa que el yo de la autoconciencia X59X.4Vide infra Algunas aclaraciones X59X.

Algunas aclaraciones

X57X

(Nota al apartado del Autor [«c. El Estado de derecho»]), Este cap. VI, A, c, debe leerse como una estricta «repetición» del cap. IV. Incluso la figura del amo del cap. IV, A, pasa a ocuparla la «eticidad simple» del cap. VI, A, a, b. Por lo demás en relación con el tema de este cap. VI, A, c, el lector haría bien en releer los primeros títulos de los libros primero (del derecho de personas) y segundo (del derecho de cosas) de las Institutiones de Justiniano. En el § 186 de la Filosofía del Derecho Hegel deja claro que, sobre el trasfondo de Grecia, hay que apelar al derecho romano y al cristianismo para entender las estructuras de la conciencia jurídica y política moderna. Esta convicción de Hegel se hace igualmente patente en el presente cap. VI de la Fenomenología del espíritu.

X58X

Es decir, lo que cobra realidad y se vuelve principio dominante es, pues, algo que, ciertamente, en el mundo ético simple, el cual se ha hecho astillas, no pertenecía ni a la res publica, ni propiamente tampoco a la familia, y no es sino una abstracción. Y, por tanto, si la sustancia ética simple era el espíritu verdadero, el cobrar realidad tal abstracción representa un especie de «retroceso» a la certeza (si bien con una potente capacidad de estructuración sobre el mundo), es decir, un retroceso a un para-sí que no tiene ahí delante un en-sí (como siendo él ese en-sí), sino al que sólo vuelve a quedarle insistentemente delante el para-sí vacío y hueco. (En relación con la dialéctica del deseo, algo de esto vimos ya también en el cap. V, B, a, el cual era una «repetición» del cap. IV, A).

X59X

Por tanto, es el principio de subjetividad el que a la propia conciencia moderna y a la propia existencia moderna se le convierte en destino. Sin embargo, lo que acabo de decir, sin ser falso, quizá no sea del todo e:exacto. Hegel no está hablando aquí sin más de la conciencia moderna, aunque de ésta sea de la que en definitiva se trata en todo el libro, sino que se mantiene aquí por el momento en ese espacio de transición conceptual en el que la conciencia estoica, la conciencia escéptica y la conciencia desgraciada se convierten en supuestos de la conciencia moderna, o se revelan como supuestos de la conciencia moderna. Se trata, sí, del helenismo y de Roma, pero mirados en cuanto supuestos de la conciencia moderna, o se trata, sí, de la conciencia moderna, pero sólo en cuanto nos resulta comprensible desde el helenismo y Roma. Y es que para Hegel la conciencia moderna se convierte hasta tal punto en un explicandum, que muchas veces resulta indiferente decir si estamos hablando del explicandum o de los supuestos de él. Ambas cosas son en parte lo mismo; pero, por otro lado, ambas cosas no son ni mucho menos lo mismo. En ello radica la gracia del concepto de Aufhebung. Valga de todos modos este aviso para todo el presente cap. VI, A, c. Lo iniciado cap. VI, A, c, sólo tiene un cierre provisional en el cap. VI, B, III, y en la Fenomenología del espíritu tiene su cierre último en el cap. VI, C, c. Me parece que eso tres apartados habrían de leerse como constituyendo tres fases de lo mismo.

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Conversaciones en Madrid

c. El Estado jurídico X128X.5Rechtszustand. No se trata del Estado de Derecho como entidad política, sino de la situación, la condición determinada por el derecho abstracto de las personas, que Hegel ve en el Imperio Romano, a continuación de la polis griega.

[476] La unidad universal a la que regresa la unidad inmediata viviente de individualidad y substancia es la cosa pública carente de espíritu, la cual ha cesado de ser la substancia sin autoconciencia de los individuos, y en la cual éstos, conforme a su ser-para-sí singular, valen ahora como esencias autónomas y substancias. Disgregado lo universal en los átomos de una multiplicidad absoluta de individuos, este espíritu muerto es una igualdad en la que todos valen en cuanto cada uno, en cuanto personas. — Lo que en el mundo de la eticidad se denominaba la ley divina oculta ha salido, en efecto, desde su interior hacia la realidad efectiva; en aquel mundo, el individuo singular valía efectivamente y era efectivamente real sólo como la sangre universal de la familia. En cuanto este individuo singular, era el espíritu separado y carente de sí-mismo; pero ahora ha salido de su irrealidad. Sólo la substancia ética es el espíritu verdadero, y por eso regresa él a la certeza de sí mismo; él es aquélla en cuanto lo universal positivo, pero su realidad efectiva es ser sí mismo universal negativo. — Veíamos los poderes y las figuras del mundo ético hundirse en la pura y simple necesidad del destino vacío. Este poder suyo es la substancia que se refleja hacia dentro de su simplicidad; pero la esencia absoluta que se refleja hacia dentro de sí, justamente aquella necesidad del destino vacío, no es otra cosa que el yo de la autoconciencia.

Algunas aclaraciones

X128X = (Nota al apartado del autor): Rechtszustand. No se trata del Estado de Derecho como entidad política, sino de la situación, la condición determinada por el derecho abstracto de las personas, que Hegel ve en el Imperio Romano, a continuación de la polis griega.

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Conversations in Washington

C. (BB) Spirit

VI. Spirit

A. True Spirit, Ethical Life

c. The State of Legality

[476] [476]6We kept the numeration given by the editor in the printed edition The universal unity into which the living immediate unity of individuality and substance returns is the spiritless polity, a polity which has ceased to be the un-self-aware substance of individuals, and within which those individuals, according to their singular being-for-itself now each count as independent beings7Selbstwesen and as substance. The universal is splintered into the atoms of absolutely multiple individuals; this spirit, having died, is an equality in which all count for as much as each and where each and all count as persons.8Personen. In this context, this means something more like “legal persons” or “normative persons.” – What in the ethical world was called the hidden divine law has in fact emerged out of its innerness into actuality. In the former the singular individual was and counted as actual only as the universal blood of the family. As this singular individual, he was the selfless departed9abgeschiedene spirit, but now he has emerged from out of his non-actuality. Because it is only ethical [278] substance which is true spirit, the singular individual returns into the immediate certainty of himself. He is that substance as the positive universal, but his actuality is to be a negative, universal self. – We saw the powers and shapes of the ethical world immersed into the simple necessity of an empty fate. This power of the ethical world is the substance reflecting itself into its simplicity, but the absolute essence reflecting itself into itself, the very necessity of empty fate, is nothing but the I of self-consciousness.

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Conversaciones en el Atrium

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