Gespräche in der Dämmerung 00467

Parte de:

C. (BB) El espíritu [C. (BB) Der Geist] / VI: El espíritu [VI. Der Geist] / A. El espíritu verdadero, la eticidad [A. Der wahre Geist. Die Sittlichkeit] / b. La acción ética, el saber humano y el saber divino, la culpa y el destino [b. Die sittliche Handlung. Das menschliche und göttliche Wissen, die Schuld und das Schicksal]

 

[Lo sabido y lo no sabido, la acción y la culpa, el delito y la inocencia, el sujeto de la acción]

Gespräche in Jena

[467] Aber das sittliche Wesen hat sich selbst in zwei Gesetze gespalten, und das Bewußtsein, als unentzweites Verhalten zum Gesetze, ist nur einem zugeteilt. Wie dies einfache Bewußtsein auf dem absoluten Rechte besteht, daß ihm als sittlichem das Wesen erschienen sei, wie es an sich ist, so besteht dieses Wesen auf dem Rechte seiner Realität oder darauf, gedoppeltes zu sein. Dies Recht des Wesens steht aber zugleich dem Selbstbewußtsein nicht gegenüber, daß es irgendwo anders wäre, sondern es ist das eigene Wesen des Selbstbewußtseins; es hat darin allein sein Dasein und seine Macht, und sein Gegensatz ist die Tat des letzteren. Denn dieses, eben indem es sich als Selbst ist und zur Tat schreitet, erhebt sich aus der einfachen Unmittelbarkeit und setzt selbst die Entzweiung. Es gibt durch die Tat die Bestimmtheit der Sittlichkeit auf, die einfache Gewißheit der unmittelbaren Wahrheit zu sein, und setzt die Trennung seiner [345] selbst in sich als das Tätige und in die gegenüberstehende, für es negative Wirklichkeit. Es wird also durch die Tat zur Schuld. Denn sie ist sein Tun und das Tun sein eigenstes Wesen; und die Schuld erhält auch die Bedeutung des Verbrechens: denn als einfaches sittliches Bewußtsein hat es sich dem einen Gesetze zugewandt, dem anderen aber abgesagt und verletzt dieses durch seine Tat. – Die Schuld ist nicht das gleichgültige doppelsinnige Wesen, daß die Tat, wie sie wirklich am Tage liegt, Tun ihres Selbsts sein könne oder auch nicht, als ob mit dem Tun sich etwas Äußerliches und Zufälliges verknüpfen könnte, das dem Tun nicht angehörte, von welcher Seite das Tun also unschuldig wäre. Sondern das Tun ist selbst diese Entzweiung, sich für sich und diesem gegenüber eine fremde äußerliche Wirklichkeit zu setzen; daß eine solche ist, gehört dem Tun selbst an und ist durch dasselbe. Unschuldig ist daher nur das Nichttun wie das Sein eines Steines, nicht einmal eines Kindes. – Dem Inhalte nach aber hat die sittliche Handlung das Moment des Verbrechens an ihr, weil sie die natürliche Verteilung der beiden Gesetze an die beiden Geschlechter nicht aufhebt, sondern vielmehr als unentzweite Richtung auf das Gesetz innerhalb der natürlichen Unmittelbarkeit bleibt und als Tun diese Einseitigkeit zur Schuld macht, nur die eine der Seiten des Wesens zu ergreifen und gegen die andere sich negativ zu verhalten, d.h. sie zu verletzen. Wohin in dem allgemeinen sittlichen Leben Schuld und Verbrechen, Tun und Handeln fällt, wird nachher bestimmter ausgedrückt werden; es erhellt unmittelbar soviel, daß es nicht dieser Einzelne ist, der handelt und schuldig ist; denn er, als dieses Selbst, ist nur der unwirkliche Schatten, oder er ist nur als allgemeines Selbst und die Individualität rein das formale Moment des Tuns überhaupt, und der Inhalt [sind] die Gesetze und Sitten und, bestimmt für den Einzelnen, die seines Standes; [346] er ist die Substanz als Gattung, die durch ihre Bestimmtheit zwar zur Art wird, aber die Art bleibt zugleich das Allgemeine der Gattung. Das Selbstbewußtsein steigt innerhalb des Volkes vom Allgemeinen nur bis zur Besonderheit, nicht bis zur einzelnen Individualität herab, welche ein ausschließendes Selbst, eine sich negative Wirklichkeit in seinem Tun setzt; sondern seinem Handeln liegt das sichere Vertrauen zum Ganzen zugrunde, worin sich nichts Fremdes, keine Furcht noch Feindschaft einmischt.

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Conversaciones en Valencia

[467] Pero el ser ético se ha escindido en dos leyes, y la conciencia, en cuanto indisociado comportamiento respecto a una ley [en cuanto resuelta atenencia a una ley], sólo queda atribuida o asignada [o ha quedado atri- [566] /buida y asignada] a una de esas leyes. Y así como esta conciencia simple se aferra [o se atiene a] al absoluto derecho de que a ella, en cuanto conciencia ética, le es manifiesto el ser [Wesen] tal como ese ser es en sí, así también este ser se aferra [este ser o esta esencia se atiene] al derecho de su realidad, es decir, se atiene a ser un doble ser [Wesen], una doble esfera. Pero este derecho del ser [Wesen] ético [este derecho de la esencia ética] no es algo que a la vez se enfrente a la autoconciencia, es decir, no es algo que a la vez quede enfrente de ella, de suerte que estuviese en algún otro sitio [que la autoconciencia], sino que es el propio ser o la propia esencia o la propia entidad de la autoconciencia; sólo en la autoconciencia tiene ese ser o esencia su existencia y su poder, y su contraposición [la contraposición entre el ser y la autoconciencia, que acabamos de describir] no es sino el acto o la acción de ésta última, es decir, de la autoconciencia. Pues ésta, precisamente en cuanto se es como self y pasa a la acción [y procede a actuar], se levanta de la inmediatez simple y pone [e introduce] ella misma la escisión o disociación. Pues por la acción o por, el acto [es decir, haciendo], la autoconciencia abandona la determinidad de la eticidad de ser la certeza simple de la verdad inmediata [es decir, la autoconciencia abandona esa determinidad de la eticidad por la que ésta se es la certeza simple de una verdad sin mediaciones], y pone ella misma una separación o división de sí: una división de sí [ella misma es la que a sí misma se divide] en sí misma en tanto que activa [primer término de la división] y en la realidad negativa para ella que se le opone o le queda enfrente [segundo término de la separación o división] [pero ambos términos son resultado de la división de sí misma que la autoconciencia produce con su acción o acto al romper con él la inmediatez]. La autoconciencia, pues, mediante la acción se vuelve culpa [Schuld, término que en alemán significa tanto culpa como deuda]. Pues ese acto es su hacer y su hacer es su propia esencia [la propia esencia de la autoconciencia]; y la culpa [Schuld] cobra también el significado de delito [Verbrechen]; pues en cuanto conciencia ética simple se ha vuelto [se ha apuntado] a una de las leyes, pero ha dicho que no a la otra [ha desmentido a la otra] y vulnera a ésta mediante esa su acción. — La culpa no es algo así como un indiferente ser de doble sentido que consistiese en que el acto o el hecho [Tat], tal como realmente queda a la luz del día, pueda ser la acción de su self [del self autor de esa acción] pero pudiera también no serlo, como si al hacer le pudiese quedar conectado algo ex- [567] /terno y contingente que en realidad no fuese parte del hacer mismo, y por este lado [por el lado en que el acto le queda conectado al self pero sólo como algo externo] el hacer fuese, pues, inocente [pues eso externo que se ha enganchado contingentemente no sería propiamente él, sino algo en definitiva externo a él]. Sino que el hacer consiste él mismo en esta escisión de ponerse él para sí, y frente a este para-sí poner una realidad externa extraña [que no es él]; el que tal realidad extraña sea, es algo que pertenece al hacer mismo y [esa realidad] es por medio de ese hacer. Inocente es, por tanto, sólo el no-hacer, como el ser [Seyn] de una piedra, pero ni siquiera como el ser del niño. — Por su contenido la acción ética tiene en ella el momento de delito, de vulneración, de transgresión [Verbrechen], porque la acción ética no suprime y supera la distribución natural de las dos leyes en los dos distintos géneros [sexos], sino que más bien, en cuanto un indisociado orientarse por una de las leyes, la acción ética se queda dentro de la inmediatez natural, y [pero] en tanto que hacer, esa unilateralidad se convierte en la culpa o deuda de sólo optar por una parte del ser ético y de comportarse negativamente respecto a la otra, es decir, de transgredida o vulnerarla. En dónde caen [o adónde caen] en la vida ética general universal culpa y delito, hacer [Tun] y actuar [Handeln], es algo que habrá de expresarse o explicarse más determinadamente después; [empieza aquí un pasaje algo oscuro sobre el sujeto de la acción] pero, por de pronto, salta a la vista que no es este individuo [este individuo particular, el individuo este, este Einzelner] quien actúa y quien es culpable [o es él, pero en cuanto ocupando un rol, no en cuanto este individuo, y en su rol él actúa, su hacer es actuar, cumplir con su papel] X43X;1Vide infra Algunas aclaraciones X43X. pues este individuo particular [el individuo en cuanto éste], en cuanto este self, es solamente la sombra irreal, o lo que es lo mismo: sólo es como self universal X44X,2Vide infra Algunas aclaraciones X44X. y la individualidad [Individualität] no es [entonces] sino puramente el momento formal del hacer en general, y su contenido son las leyes y las costumbres, y, concretamente, para el individuo particular [Einzelner] el contenido son las leyes y costumbres de su estado o estamento; el individuo particular [der Einzelne] es la sustancia como género [Gattung] que mediante determinidad se convierte, ciertamente, en especie [Art], pero de manera que la especie sigue siendo a la vez lo universal del género [es decir, la especie no sigue siendo sino lo universal en que el género consiste] X45X.3Vide infra Algunas aclaraciones X45X. La autoconciencia desciende dentro del pueblo desde lo universal sólo hasta la particularidad [568] [Besonderheit] [o hasta el puesto particular o papel que le corresponde], pero no hasta la individualidad particular [einzelne Individualität], es decir, no hasta la individualidad suelta, es decir, no hasta la individualidad individual, la cual pone un self excluyente, [la cual pone] una realidad que se es negativa en su hacer [Tun] [en el hacer de ese self]; sino que a su actuación [es decir, a la acción o actuación de la autoconciencia] le subyace una segura confianza en el todo en la que no se mezcla nada extraño X46X,4No hay todavía individualidad excluyente, o la hay sólo como momento formal de la acción, pero no como principio. en la que no se mezcla ningún miedo ni hostilidad [sino que está donde le ha tocado, sin hacerse propiamente cuestión de ello, o sin distancia respecto a ello].

Algunas aclaraciones

X43X

Sino el individuo asentado en una inconmovible confianza en el todo. En el mundo ético el individuo suelto, la Individualidad individual [einzelne Individualität], el éste abstracto es sólo el difunto. En la consideración que pasa a hacer sobre el sujeto de la acción, el autor va a decir, pues, que el sujeto de la acción no es aquí el Einzelner, el individuo suelto, sino la sustancia como Art (especie); el sujeto de la acción es aquí la sustancia especificada en una de las dos leyes. El individuo suelto, el Einzelner o es el ido, o es pura forma. La autoconciencia desciende dentro del todo hasta lo especifico, pero no hasta la individualidad particular; es decir, ésta no es aquí todavía principio. Cuando la einzelne Individualität se convierte en principio, penetra en el mundo ético una abstracción que lo disocia.

X44X

Es este momento que aquí se está describiendo, es esta irreductible pero abstracta cada-cualidad de cada cual, relacionada con el Sein zum Tode, es decir, la esencial referencia de la existencia a un más-allá abstracto suyo, es ese momento, digo, el que en el cap. VI, A, c, irrumpe como un momento real en el mundo ético disociándolo. Pero eso no es todavía aquí (en el presente cap. VI, A, a, b) momento estructurador. Aquí el elemento estructuradar no es ese individuo abstracto, ese individuo sombra, sino que aquí el elemento estructurador es el individuo reducido a su papel, el elemento estructurador es el papel en el que al individuo le acontece estar, del que su individualidad es sólo el animador momento formal.

X45X

Tenemos, pues, la Individualität como momento formal de la acción, ocupando esa individualidad un determinado papel o rol (especie, Art, particularidad, Besonderheit). Lo determinante aquí es sólo ese papel o rol, pero no la individualidad particular, que aquí se queda en elemento formal o en la abstracción del individuo ido, pero que aún no es principio de la acción. Ese papel o rol representa una especificación del Todo. Pero sobre esa especificación manda en definitiva el movimiento del Todo. Esa especificación sigue siendo, por tanto, ese Todo (universalidad, Allgemeinheit, género, Gattung). Repare, pues, el lector en la triada conceptual Individualität, Besonderheit, Allgemeinheit. Es ésta una de las pocas veces que esa triada aparece en la Fenomenología del espíritu.

X46X

No hay todavía individualidad excluyente, o la hay sólo como momento formal de la acción, pero no como principio.

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Conversaciones en Madrid

[467] Pero la esencia ética se ha escindido ella misma en dos leyes, y sólo a una de ellas le está asignada la conciencia como comportamiento no dividido para con la ley. Igual que esta conciencia simple insiste en el derecho absoluto de que la esencia, tal como es en sí, se le ha aparecido a ella en cuanto conciencia ética, así también esta esencia insiste en el derecho de su realidad, o de ser algo doble. Mas, al mismo tiempo, este derecho de la esencia no se halla enfrentado a la autoconciencia de manera que estuviera situado en algún sitio distinto, sino que es la propia esencia de la autoconciencia; sólo en ella tiene su existencia y su poder, y su oposición es el acto de esta última. Pues ésta, precisamente al serse a sí en cuanto sí-misma y dar el paso hacia el acto, se levanta desde la inmediatez simple y pone ella misma la escisión. Por el acto, abandona la determinidad de la eticidad, que es ser la certeza simple de la verdad inmediata, y pone la separación de sí misma dentro de sí, como lo activo, y dentro de la realidad efectiva que tiene enfrente y es negativa para ella. Por el acto, entonces, la conciencia se convierte en culpa. Pues el acto es su obrar X124X,5Tun, que traduzco por «obrar» en todo el párrafo, desviándome de la traducción habitual, «actividad». y el obrar es su esencia más propia. Y la culpa adquiere también el significado del delito; pues, en cuanto conciencia ética simple, se ha vuelto hacia una de las leyes, pero ha negado la otra, la cual infringe por su acto. — La culpa no es la esencia indiferente con el doble sentido de que el acto, tal como está efectivamente a la luz del día, podría ser, o no, un obrar de su sí-mismo, como si con el obrar pudiera enlazarse algo exterior y contingente que no fuera parte del obrar, por cuyo lado, entonces, el obrar no fuera culpable. Sino que el obrar es él mismo esta escisión de ponerse para sí, y poner, frente a este sí, una realidad efectiva extraña y exterior; que haya tal realidad efectiva pertenece al obrar mismo, y es por medio de él. Inocente, por eso, no lo es más que la inacción, como el ser de la piedra, ni siquiera el del niño. — Conforme al contenido, sin embargo, la acción ética tiene en ella el momento del delito, porque no asume la distribución natural de las dos leyes en dos sexos, sino que, más bien, permanece como la orientación no escindida hacia la ley [555] dentro de la inmediatez natural, y en cuanto obrar, convierte esta unilateralidad en la culpa de asir solamente uno de los lados de la esencia y comportarse negativamente frente al otro, esto es, infringirlo. Hacia dónde caen, dentro de la vida ética universal, la culpa y el delito, el obrar y el actuar, es algo que se expresará después de modo más determinado; de manera inmediata, lo que es evidente es que no es este individuo singular quien actúa y es culpable; pues él, en cuanto este sí-mismo, es sólo la sombra irreal, o es sólo como sí-mismo universal, y la individualidad es, puramente, el momento formal del obrar en general y el contenido es las leyes y las costumbres, y de manera determinada, para el individuo singular, las de su estamento; él es la substancia en cuanto género que, por medio de su determinidad, se convierte, ciertamente, en especie, pero la especie sigue siendo, a la vez, lo universal del género. La autoconciencia desciende dentro del pueblo desde lo universal sólo hasta la particularidad, no hasta la individualidad singular, la cual pone en su obrar un sí-mismo excluyente, una realidad efectiva negativa a sí; por el contrario, en el fondo de la acción de esa autoconciencia está la confianza segura en el todo, donde no se inmiscuye nada extraño, ningún temor ni hostilidad ninguna.

Algunas aclaraciones

X124X = Tun, que traduzco por «obrar» en todo el párrafo, desviándome de la traducción habitual, «actividad».

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Conversations in Washington

[467] [467]6We kept the numeration given by the editor in the printed edition However, the ethical essence has split itself into two laws, and, as a non-estranged conduct towards the laws, consciousness is only assigned to one of them. Just as this simple consciousness insists on the absolute right that the essence shall have appeared to it as it is in itself, this essence insists on the right of its reality, or on the right to be a doubled essence. However, this right of essence does not at the same time stand over and against self-consciousness, as if it were to exist somewhere else, but rather, it is self-consciousness’ own essence, and only there does it have its existence and its power; its opposite is self-consciousness’ own deed. Just because it is, to itself, a self and sets itself to action, self-consciousness elevates itself out of simple immediacy and itself posits this estrangement. Through the deed, it abandons the determinateness of ethical life, of being the simple certainty of immediate truth, and it posits a separation of itself within itself as that between what is active and what is for it the negative actuality confronting it. Through the deed, it thus becomes guilt, since the deed is its own doing, and its own doing is its ownmost essence. Guilt also takes on the meaning of crime, for as simple ethical consciousness, it has addressed itself to one of the laws but has rejected the other, and, by its deed it thus violates that other law. – Guilt is not the indifferent, ambiguous essence; it is not as if the deed, as it actually lies open to the light of day, might or might not be the guilty self’s own doing, as if something external and accidental could be attached to the doing which did not belong to it and according to which the doing would therefore be innocent. Rather, the doing is itself this estrangement; it is this positing of itself for itself and this positing of an alien external actuality confronting itself. It belongs to the doing itself that such an actuality is, and it only is through the act. Hence, innocence [271] amounts to non-action, like the being of a stone, not even that of a child. – However, according to the content, ethical action has the moment of crime in itself because it does not sublate the natural distribution of the two laws to the two sexes. Rather, within natural immediacy, it remains instead as a non-estranged directedness to the law, and, as doing, it makes this one-sidedness into guilt, grapples with only one of essence’s aspects, and conducts itself negatively towards the other, i.e., violates it. Where exactly it is that guilt and crime, along with doing and acting, will belong in universal ethical life will be given more determinate expression later, but this much is immediately clear. It is not this singular individual who acts and is guilty, for as this self, he is just the non-actual shade, or he is only as the universal self. Individuality is purely the formal moment of doing anything at all, and the content of the laws and mores is determined by his station in life. He is the substance as genus which through its determinateness becomes a species, but the species remains at the same time the universal of the genus. In the life of a people, self-consciousness descends from the universal only down to the point of particularity; it does not get as far as the point of singular individuality, which in its doings posits an excluding self, an actuality negative to itself. Rather, self-consciousness’ action rests on a secure trust in the whole, where there is no admixture of anything alien, neither that of fear nor that of enmity.

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Conversaciones en el Atrium

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