Gespräche in der Dämmerung 00452
Parte de:
C. (BB) El espíritu [C. (BB) Der Geist] / VI: El espíritu [VI. Der Geist] / A. El espíritu verdadero, la eticidad [A. Der wahre Geist. Die Sittlichkeit] / a. El mundo ético, la ley divina y la ley humana, el hombre y la mujer [ a. Die sittliche Welt. Das menschliche und göttliche Gesetz, der Mann und das Weib]
[El telos de la familia, la particularidad universal dentro de la familia, los difuntos]
Tabla de contenidos
Gespräche in Jena
[452] Diese letzte Pflicht macht also das vollkommene göttliche Gesetz oder die positive sittliche Handlung gegen den Einzelnen aus. Alles andere Verhältnis gegen ihn, das nicht in der Liebe stehenbleibt, sondern sittlich ist, gehört dem menschlichen Gesetze an und hat die negative Bedeutung, den Einzelnen über die Einschließung in das natürliche Gemeinwesen zu erheben, dem er als wirklicher angehört. Wenn nun aber schon das menschliche Recht zu seinem Inhalte und Macht die wirkliche ihrer bewußte sittliche Substanz, das ganze Volk, hat, das göttliche Recht und Gesetz aber den Einzelnen, der jenseits der Wirklichkeit ist, so ist er nicht ohne Macht; seine Macht ist das abstrakte rein Allgemeine, das elementarische Individuum, welches die Individualität, die sich von dem Elemente losreißt und die ihrer bewußte Wirklichkeit des Volks ausmacht, in die reine Abstraktion als in sein Wesen ebenso zurückreißt, als es ihr Grund ist. – Wie diese Macht am Volke selbst sich darstellt, wird sich noch weiter entwickeln.
Conversaciones en Valencia
[452] Este último deber constituye, por tanto, la perfecta ley divina [la ley divina en el extremo de su alcance], o la acción ética positiva acerca del individuo particular. Todo otro haberse acerca de él o toda otra relación [551] respecto a él que no se quede en la esfera del amor [o del afecto], sino que sea ética, pertenece a la ley humana, y tiene el significado negativo de elevar al individuo particular por encima de la inclusión en esa comunidad natural [la familia] a la que él pertenece en cuanto real. Ahora bien, aunque el derecho humano tenga ya por contenido y poder suyo a la sustancia ética consciente de sí misma, es decir, a todo el pueblo, y el derecho divino tenga por objeto y poder al individuo [Einzelner] que queda más allá de la realidad X27X,1Observe el lector que el individuo particular pertenece a la familia en cuanto real, pero la ley divina lo tiene por objeto en cuanto quedando ese individuo particular más allá de la realidad. Desde ese más-allá se convierte también en un poder sobre el Estado. Estas determinaciones son importantes para entender el contenido del cap. VI, A, c. no por eso este individuo carece de poder [no porque la ley humana tenga por contenido y poder al pueblo, no al individuo, y porque la ley divina tenga por contenido y poder sólo al individuo irreal, al muerto, no por eso el individuo muerto se vuelve una magnitud insignificante que carezca de poder]: su poder es lo Universal puro abstracto; [su poder es] el individuo elemental [la Tierra], el cual, a la individualidad que, arrancándose a sí misma del elemento [o de los elementos], constituye la realidad del pueblo consciente de sí mismo, la arranca él otra vez [de donde ella se ha puesto, es decir, el individuo elemental arranca otra vez a la individualidad consciente del pueblo del sitio en que ella se ha puesto] para devolverla ahora a la pura abstracción como a su esencia [Wesen], pues esa esencia es su fundamento [es decir, el fundamento de esa individualidad]. — Cómo este poder hace acto de presencia y se presenta en el pueblo mismo, será aún objeto de ulterior desarrollo [en este mismo apartado, pero también en el cap. VI, A, c, y en el cap. VI, B, III].
Algunas aclaraciones
X27X = Observe el lector que el individuo particular pertenece a la familia en cuanto real, pero la ley divina lo tiene por objeto en cuanto quedando ese individuo particular más allá de la realidad. Desde ese más-allá se convierte también en un poder sobre el Estado. Estas determinaciones son importantes para entender el contenido del cap. VI, A, c.
Conversaciones en Madrid
[452] Este deber último constituye, entonces, la ley divina perfecta o la acción ética positiva para con el individuo singular. Cualquier otra relación respecto a él que no se quede en el amor, sino que sea ética, pertenece a las leyes humanas y tiene el significado negativo de elevar al individuo singular por encima de la inclusión en la esencia común, la comunidad natural a la que él pertenece en cuanto efectivamente real. Ahora bien, sin embargo, si ya el derecho humano tiene por contenido y poder suyos a la substancia ética efectivamente real y consciente de sí, al pueblo entero, mientras que el derecho y ley divinas tienen al individuo singular, que está más allá de la realidad efectiva, entonces, éste [537] último no carece de poder; su poder es lo puramente universal abstracto; es el individuo elemental que, a la individualidad que se arranca del elemento y constituye la realidad efectiva consciente de sí del pueblo, la arranca igualmente a la inversa, en tanto que él es su fundamento, para insertarla igualmente en la abstracción pura como su esencia. — Cómo se presenta este poder en el pueblo mismo es algo que aún se desarrollará más.
Conversations in Washington
[452] [452]2We kept the numeration given by the editor in the printed edition This last duty thus constitutes the consummate divine law, or it constitutes the positive ethical action vis-à-vis the singular individual. All other relationships in regard to him, those which do not remain stalled in love [for him] but rather which are ethical, belong to human law, and their negative meaning is that of the elevation of the singular individual above his confinement within the natural polity to which he belongs as an actual individual. Now, however much human law3Recht has for its content and power the actual ethical substance conscious of itself, the whole people; and divine right and law have their content and power in the singular individual who is in the other-worldly realm beyond actuality, still the singular individual is not powerless. His power is that of the abstract pure universal, the elemental individual, which constitutes the individuality which tears itself loose from the elements and the self-conscious actuality of the people, withdraws back into the pure abstraction as into its essence as their ground. – How this power will exhibit itself in the people themselves is something which is still to be further developed.