Gespräche in der Dämmerung 00451

Parte de:

C. (BB) El espíritu [C. (BB) Der Geist] / VI: El espíritu [VI. Der Geist] / A. El espíritu verdadero, la eticidad [A. Der wahre Geist. Die Sittlichkeit] / a. El mundo ético, la ley divina y la ley humana, el hombre y la mujer [ a. Die sittliche Welt. Das menschliche und göttliche Gesetz, der Mann und das Weib]

 

[El telos de la familia, la particularidad universal dentro de la familia, los difuntos]

Gespräche in Jena

[451] Diese Allgemeinheit, zu der der Einzelne als solcher gelangt, ist das reine Sein, der Tod; es ist das unmittelbare natürliche Gewordensein, nicht das Tun eines Bewußtseins. Die Pflicht des Familiengliedes ist deswegen, diese Seite hinzuzufügen, damit auch sein letztes Sein, dies allgemeine Sein, nicht allein der Natur angehöre und etwas Unvernünftiges bleibe, sondern daß es ein Getanes und das Recht des Bewußtseins in ihm behauptet sei. Oder der Sinn der Handlung ist vielmehr, daß, weil in Wahrheit die Ruhe und Allgemeinheit des seiner selbst bewußten Wesens nicht der Natur angehört, der Schein eines solchen Tuns hinwegfalle, den sich die Natur angemaßt, und die Wahrheit hergestellt werde. – Was die Natur an ihm tat, ist die Seite, von welcher sein Werden zum Allgemeinen sich als die Bewegung eines Seienden darstellt. Sie fällt zwar selbst innerhalb des sittlichen Gemeinwesens und hat dieses zum Zwecke; der Tod ist die Vollendung und höchste Arbeit, welche das Individuum als solches für es übernimmt. Aber insofern es wesentlich einzelnes ist, ist es zufällig, daß sein Tod unmittelbar mit seiner Arbeit [332] fürs Allgemeine zusammenhing und Resultat derselben war; teils wenn er’s war, ist er die natürliche Negativität und die Bewegung des Einzelnen als Seienden, worin das Bewußtsein nicht in sich zurückkehrt und Selbstbewußtsein wird; oder indem die Bewegung des Seienden diese ist, daß es aufgehoben wird und zum Fürsichsein gelangt, ist der Tod die Seite der Entzweiung, worin das Fürsichsein, das erlangt wird, ein Anderes ist als das Seiende, welches in die Bewegung eintrat. – Weil die Sittlichkeit der Geist in seiner unmittelbaren Wahrheit ist, so fallen die Seiten, in die sein Bewußtsein auseinandertritt, auch in diese Form der Unmittelbarkeit, und die Einzelheit tritt in diese abstrakte Negativität herüber, welche, ohne Trost und Versöhnung an sich selbst, sie wesentlich durch eine wirkliche und äußerliche Handlung empfangen muß. – Die Blutsverwandtschaft ergänzt also die abstrakte natürliche Bewegung dadurch, daß sie die Bewegung des Bewußtseins hinzufügt, das Werk der Natur unterbricht und den Blutsverwandten der Zerstörung entreißt, oder besser, weil die Zerstörung, sein Werden zum reinen Sein, notwendig ist, selbst die Tat der Zerstörung über sich nimmt. – Es kommt hierdurch zustande, daß auch das tote, das allgemeine Sein ein in sich Zurückgekehrtes, ein Fürsichsein oder die kraftlose reine einzelne Einzelheit zur allgemeinen Individualität erhoben wird. Der Tote, da er sein Sein von seinem Tun oder negativen Eins freigelassen, ist die leere Einzelheit, nur ein passives Sein für Anderes, aller niedrigen vernunftlosen Individualität und den Kräften abstrakter Stoffe preisgegeben, wovon jene um des Lebens willen, das sie hat, diese um ihrer negativen Naturwillen jetzt mächtiger sind als er. Dies ihn entehrende Tun bewußtloser Begierde und abstrakter Wesen hält die Familie von ihm ab, setzt das ihrige an die Stelle und vermählt den Verwandten dem Schöße der Erde, der elementarischen unvergänglichen Individualität; sie macht ihn hierdurch zum Genossen eines Gemeinwesens, welches vielmehr die Kräfte der einzelnen Stoffe und die niedrigen Lebendigkeiten, die gegen [333] ihn frei werden und ihn zerstören wollten, überwältigt und gebunden hält.

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Conversaciones en Valencia

[451] Esta universalidad a la que el individuo como tal [el Einzelne como tal, el particular como tal] llega es el puro ser [Seyn], la muerte; ese ser consiste en un Geworden-seyn, es decir, en un quedar devenido, en un quedar consumado y hecho, que es natural e inmediato, que no es el hacer [549] de una conciencia. El deber del miembro de la familia es por eso añadir este lado [el lado de conciencia] [tomar en consideración este lado], a fin de que su último ser [este último ser del individuo difunto], es decir, este ser universal, no pertenezca sólo a la naturaleza ni se quede en algo irracional, sino que sea algo efectuado, hecho [gethanes, es decir, permanezca en ese su carácter de efectuado y permanezca en ese su carácter de ser resultado de la acción, de ser resultado de un hacer] y el derecho de la conciencia quede así afirmado en él [en ese último ser]. O lo que es lo mismo: el sentido de la acción es más bien que, ya que en verdad la quiescencia y universalidad del ser [Wesen] consciente de sí mismo no pertenece a la naturaleza, se quiebre y desaparezca la apariencia de tal hacer que [en el caso del muerto] la naturaleza se arroga, y se establezca la verdad. — Lo que la naturaleza hizo en él es el lado por el que el trocarse de ese ser [Wesen] en universal, se presenta como el movimiento de algo que es [de un Seyendes, de algo que está ahí no más, de algo que simplemente estuviese ahí, de algo que se reduce a estar ahí]. Ciertamente, este lado cae dentro de la comunidad ética y tiene esa comunidad ética por objeto; pues la muerte es la consumación [Vollendung, el acabar la obra] y el trabajo supremo que el individuo como tal se toma por la comunidad; pero en cuanto el individuo es esencialmente un particular [einzelner], resulta contingente o resultaría contingente que su muerte coincidiese completamente con el trabajo por lo universal [que su muerte fuese un morir por la comunidad], y que la muerte fuese resultado de ese trabajo, y en parte incluso cuando la muerte sea resultado de ese trabajo, la muerte es la negatividad natural y es el movimiento del individuo particular como algo que es [que se reduce a no más que quedar ahí delante siendo, que se vuelve naturaleza, que revierte en naturaleza], es el movimiento en el que la conciencia no retorna a sí ni se convierte en autoconciencia; o también: en cuanto el movimiento de lo que es, es decir, de lo que está ahí, consiste en quedar suprimido y superado y llegar al ser-para-sí, la muerte es [o representa, o consiste en] el lado de una disociación o escisión, en el que el ser-para-sí a que se llega es otro distinto que aquéllo que, estando ahí, se puso o entró en dicho movimiento [el en-sí, en su carácter desapareciente, no transita a un para-sí de ese en-sí]. — Porque la eticidad es el espíritu en su verdad inmediata, resulta que los lados en los que la conciencia se disocia caen también en la forma de esta inmediatez [pues el espíritu es aquí en su verdad inmediata] y la in- [550] /dividualidad particular pasa o transita a esta negatividad abstracta [a una especie de para-sí vacuo, vacío] que siendo sin reconciliación y sin consuelo en sí misma, ha de recibirlo esencialmente mediante una acción real y externa X25X.1Vide infra Algunas aclaraciones X25X. — Los parientes cercanos, los consanguíneos, complementan; pues, este movimiento natural o abstracto, y lo hacen añadiendo el movimiento de la conciencia, la cual conciencia interrumpe la obra de la naturaleza y arranca al consanguíneo de la destrucción, o mejor, porque la destrucción, es decir, la conversión de él en ser [Seyn], es algo necesario, dicha conciencia asume sobre sí, toma a su cargo, el acto mismo de la destrucción [convirtiéndose en el para-sí del en-sí desapareciente]. — Y así resulta que también el ser muerto, el ser universal, se convierte en un ser retornado a sí, en un ser-para-sí, o la pura individualidad particular [la pura individualidad individual, o la pura individualidad singular, la simple individualidad suelta y contingente] carente ya de fuerza queda elevada a individualidad universal [es decir, la pura einzelne Einzelnheit, queda elevada a allgemeine Individualität]. El muerto, dado que su ser [Seyn] queda liberado de su hacer [del hacer de quien ha muerto], o lo que es lo mismo: queda liberado del uno negativo [del ser él y no otro, que se hace efectivo en la acción], el muerto, digo, es la individualidad [Einzelnheit] vacía, es sólo un pasivo ser-para-otro, abandonado a toda particularidad [Einzelnheit] irracional inferior [o sea, a los animales] y a las fuerzas de la materia abstracta, de las cuales, la primera, es decir, aquella individualidad [la de los animales, por ejemplo, los cuervos] a causa de la vida que esa individualidad [animal] tiene, y ésta, es decir, la segunda [la materia abstracta] a causa de [o en virtud de] su naturaleza negativa, son ahora más poderosas que él [o sea, que el muerto]. De ese hacer [es decir, de la actuación] de instintos y deseos inconscientes [los de los animales] y de fuerzas o entidades abstractas que lo deshonran, es de lo que la familia pone a resguardo al muerto, y desposan al pariente con el seno de la Tierra, con la individualidad [Individualität] X26X2Recuerde el lector lo dicho sobre la Tierra como «individuo universal» en el cap. V, A, a (vide 00292). elemental imperecedera [la de la Tierra]; la familia lo convierte con ello en socio de una comunidad o en miembro de una comunidad [es decir, la familia] que subyuga así y mantiene así atadas las fuerzas de las materias sueltas y de los seres vivos inferiores, los cuales, si no, quedarían libres contra él y querrían destruirlo.

Algunas aclaraciones

X25X

«¡Vaya consuelo!». cabría replicar, pero repárese en que las cosas están vistas desde la existencia consciente, naturalmente no desde quien murió, pero en todo caso ¡vaya consuelo! En definitiva, a veces no parece quedar tomada en serio la conciencia en la soledad y completa individuación que a ésta le impone su fundamental referencia al fin y a la desaparición, pese al importante papel que en otros pasajes del presente cap. VI ello desempeña en las consideraciones de Hegel. Ésta era la queja de Kierkegaard, que Hegel dejaba de mirar enseguida al Einzelnen, al individuo, desde la propia cara interna de éste. Pero el caso es que desde esa cara lo está mirando Hegel, o al menos lo está mirando por lo general Hegel, con su radical concepto de subjetividad.

X26X

Recuerde el lector lo dicho sobre la Tierra como «individuo universal» en el cap. V, A, a (vide 00292).

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Conversaciones en Madrid

[451] Esta universalidad a la que llega el individuo singular en cuanto tal es el ser puro, la muerte; es el pasivo-haber-llegado-a-ser, inmediato y natural, no la actividad de una conciencia. Por eso, el deber del miembro de la familia es añadir este lado, a fin de que también su ser último, este ser universal, no pertenezca únicamente a la naturaleza y se quede en algo irracional, sino que sea algo hecho, producto de una actividad y esté afirmado en él el derecho de la conciencia. O bien, el sentido de la acción consiste más bien en que, dado que la quietud y universalidad de la esencia consciente de sí no pertenecen en verdad a la naturaleza, quedaría eliminada la apariencia de tal actividad, apariencia que la naturaleza se había arrogado, y se produciría la verdad. — Lo que la naturaleza hacía en esa esencia autoconsciente es el lado desde el que se presenta su llegar a ser universal como movimiento de un ente. Ciertamente, ese lado cae dentro de la cosa pública ética y tiene a ésta como objetivo; la muerte es la consumación y el trabajo supremo que el individuo como tal asume por la cosa pública. Pero en la medida en que el individuo es esencialmente singular, es contingente que su muerte esté en conexión inmediata con su trabajo en favor de lo universal, y que fuera resultado de ese trabajo; por una parte, si lo ha sido, entonces, la muerte es la negatividad natural y el movimiento de lo singular en cuanto ente, movimiento en el que [535] la conciencia no retorna hacia dentro de sí para devenir autoconciencia; o bien, en tanto que el movimiento de lo ente consiste en que éste queda cancelado y alcanza el ser-para-sí, la muerte es el lado de la escisión en la que el ser-para-sí que se alcanza es otro que lo ente que había entrado en el movimiento. — Puesto que la eticidad es el espíritu en su verdad inmediata, los lados en los que su conciencia se disocia caen también en esta forma de inmediatez, y la singularidad pasa a esta negatividad abstracta que ella, sin consuelo ni reconciliación en sí misma, tiene que acoger esencialmente por una acción efectiva y externa. — La consanguinidad, entonces, complementa el movimiento natural abstracto añadiendo el movimiento de la conciencia, interrumpiendo la obra de la naturaleza y arrancando al pariente consanguíneo de la destrucción, o mejor dicho, dado que la destrucción, su devenir puro ser, es necesaria, tomando sobre sí misma el acto de la destrucción. — Lo que a través de esto se produce es que el ser muerto, el ser universal, se convierte en un ser que ha retornado dentro de sí, un ser-para-sí, o que la pura singularidad singular, carente de fuerza, es elevada a individualidad universal. El muerto, puesto que ha liberado su ser de su actividad o de su Uno negativo, es la singularidad vacía, es sólo un ser pasivo para otro, abandonado a todas las individualidades abyectas, carentes de razón, y a las fuerzas de materias abstractas que son más fuertes que él: aquéllas, en virtud de la vida que ellas tienen, y éstas, en virtud de su naturaleza negativa. Esta actividad de un apetito sin conciencia y de esencias abstractas, tan ultrajante para el muerto, es lo que la familia aparta de él, sustituyéndola por lo suyo, y desposa al pariente muerto con las entrañas de la tierra, con la individualidad elemental e imperecedera; lo convierte así en compañero de una comunidad X118X3Gemeinwesen: aquí sería excesivo traducir como «cosa pública», puesto que la comunidad de que se trata es, precisamente, la política, sino la opuesta a ella. que más bien domina y mantiene atadas las fuerzas de las materias singulares y las formas de vida abyectas que, liberadas contra él, querían destruirlo.

Algunas aclaraciones

X118X = Gemeinwesen: aquí sería excesivo traducir como «cosa pública», puesto que la comunidad de que se trata es, precisamente, la política, sino la opuesta a ella.

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Conversations in Washington

[451] [451]4We kept the numeration given by the editor in the printed edition [260] This universality to which the singular individual as such a singular individual has arrived is pure being, death; it is what has naturally and immediately come about5das unmittelbare natürliche Gewordensein and is not something a consciousness does. The duty of the family member is thus to augment this aspect so that his final being, this universal being, will also not belong solely to nature and remain something non-rational. It is to make it so that it too may be something done, and that the right of consciousness would be asserted within that being. Or, the sense of the action is instead that because the motionlessness and universality of a self-aware essence does not in truth belong to nature, the semblance that this is the kind of act which can be ascribed to nature falls by the wayside, and the truth is established. – What nature did in him is the aspect by which his coming to be the universal itself appears as the movement of an existent. To be sure, the movement itself falls within the ethical polity, and it has this polity as its purpose. Death is the consummation and the highest work that the individual as such undertakes for the polity. However, insofar as he is essentially singularly individual, it is contingent as to whether his death was both immediately connected with and was the result of his work for the universal. This is so in part because if it was, then it would be the natural negativity and movement of the individual as an existent, within which consciousness does not return into itself and become self-consciousness. Or, while the movement of the existent consists in its having been sublated and in its having arrived at being-for-itself, death is the aspect of estrangement in which the being-for-itself at which it arrived is something other than the existent which entered into the movement. – Because ethical life is spirit in its immediate truth, the aspects into which its consciousness was dispersed also fall into this form of immediacy, and singular individuality crosses over into this abstract negativity, which, without consolation or reconciliation in itself, must receive it essentially through an actual and external action. – The blood-relationship therefore supplements the abstract natural movement by adding to it the movement of consciousness, by interrupting nature’s work, and by wresting the blood-relation away from destruction; or, better, because destruction, the individual’s becoming pure being, is necessary, the blood-relationship takes upon itself the deed of destruction. – It thereby comes to pass that the dead, universal being, is elevated into a being returned into itself, a being-for-itself, or the powerless pure singular singularity is elevated to universal individuality. He who is dead, by having his being set free from his doing, or his negative oneness, is empty singular individuality, only a passive being for [261] others, and is left to the mercy of every lower individuality devoid of reason and to the forces of abstract matter, both of which are now more powerful than he, or the former lower creatures on account of the life that they have and the latter forces of matter on account of their negative nature. The family keeps the dead away from those dishonoring acts of unconscious desire and abstract creatures,6Wesen and in place of them, it puts their own acts; it weds their kin to the womb of the earth, to the elemental, imperishable individuality. The family thereby makes the dead into a member of a polity which instead overwhelms and keeps in check the powers of the particular elements of matter and the lower living creatures which come to be free from him and which sought to destroy him.

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Conversaciones en el Atrium

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