Gespräche in der Dämmerung 00435

Parte de:

C. (AA.) Razón [C. (AA.) Vernunft] / V: Certeza y verdad de la razón [V. Gewißheit und Wahrheit der Vernunft] / C. La individualidad que se es real en y para sí misma [C. Die Individualität, welche sich an und für sich selbst reell ist] / c. La razón comprobadora de leyes, o la razón que examina y comprueba leyes [c. Gesetzprüfende Vernunft]

 

[XXXXXX]

Gespräche in Jena

[435] Das geistige Wesen ist hiermit fürs erste für das Selbstbewußtsein als an sich seiendes Gesetz; die Allgemeinheit des Prüfens, welche die formale, nicht an sich seiende war, ist aufgehoben. Es ist ebenso ein ewiges Gesetz, welches nicht in dem Willen dieses Individuums seinen Grund hat, sondern es ist an und für sich, der absolute reine Willen Aller, der die Form des unmittelbaren Seins hat. Er ist auch nicht ein Gebot, das nur sein soll, sondern er ist und gilt; es ist das allgemeine Ich der Kategorie, das unmittelbar die Wirklichkeit ist, und die Welt ist nur diese Wirklichkeit. Indem aber dieses seiende Gesetz schlechthin gilt, so ist der Gehorsam des Selbstbewußtseins nicht der Dienst gegen einen Herrn, dessen Befehle eine Willkür wären und worin es sich nicht erkennte. Sondern die Gesetze sind Gedanken seines eigenen absoluten Bewußtseins, welche es selbst unmittelbar hat. Es glaubt auch nicht an sie, denn der Glaube schaut wohl auch das Wesen, aber ein fremdes an. Das sittliche Selbstbewußtsein ist durch die Allgemeinheit seines Selbsts unmittelbar mit dem Wesen eins; der Glaube hingegen fängt von dem einzelnen Bewußtsein an, er ist die Bewegung desselben, immer dieser Einheit zuzugehen, ohne die Gegenwart seines Wesens zu erreichen. – Jenes Bewußtsein hingegen hat sich als einzelnes aufgehoben, diese Vermittlung ist vollbracht, und nur dadurch, daß sie vollbracht ist, ist es unmittelbares Selbstbewußtsein der sittlichen Substanz.

Siguiente párrafo

Párrafo anterior

Ir al índice

Conversaciones en Valencia

[435] Para la autoconciencia, por tanto, el ser espiritual empieza siendo ante todo ley que es en sí [an sich] [empieza siendo un en-sí]; la universalidad a que se refería el examen y la comprobación de leyes, que era una universalidad formal, pero no una universalidad que sea en sí, ha quedado, pues, suprimida y superada. La sustancia espiritual o el ser espiritual es, asimismo, una ley eterna que no tiene su fundamento en la voluntad de este individuo, sino que es en y para sí la absoluta voluntad pura de todos que tiene la forma del ser inmediato o de un ser inmediato [es decir, de un estar o quedar inmediatamente ahí, sin más]. Esa voluntad no es tampoco un mandamiento o imperativo, que sólo deba ser, sino que esa vo- [534] /luntad es y esa voluntad vale [es válida, rige]; esa ley es, pues, el yo universal de la categoría, que inmediatamente es realidad, el mundo es sólo esa realidad. Pero en cuanto esta ley, en ese su estar siendo ahí, vale simpliciter, o es válida simpliciter [o también: en cuanto esa ley vale simpliciter precisamente en ese su estar ahí, o es simplemente lo válido] resulta que la obediencia de la autoconciencia a ella no es el servir a un señor, cuyas órdenes no respondiesen sino al arbitrio y capricho de éste, y en el que la autoconciencia no pudiera reconocerse. Sino que esas leyes son pensamientos [Gedanken] de su propia absoluta conciencia, que la autoconciencia ella misma inmediatamente tiene. Pero la autoconciencia tampoco cree en ella [pero tampoco se puede decir que la autoconciencia crea en la sustancia], porque la fe ve [vería], ciertamente, también ese ser o esencia o sustancia, pero como algo distinto de ella, como algo extraño. Mediante la universalidad de su self, la autoconciencia [Selbstbewusstsein] ética es inmediatamente una con el ser-ético o con la sustancia ética; la fe, en cambio, empieza por la conciencia particular [individual, einzeln], y es el movimiento de la conciencia individual en ese su perpetuo enderezarse a esa unidad [la de la autoconciencia con el ser ético], pero sin alcanzar nunca la presencia de su esencia [es decir, la actualidad de su ser, es decir, la presencia y actualidad de aquello que esa conciencia particular en el fondo es]. — Esa [absoluta] conciencia [de la que hemos hablado unas líneas más arriba], en cambio, se ha suprimido y superado a sí misma como conciencia particular [einzeln], esa mediación está ya realizada y sólo por eso, porque esa mediación está ya realizada, es esa conciencia autoconciencia inmediata de la sustancia ética.

Siguiente párrafo

Párrafo anterior

Ir al índice

Conversaciones en Madrid

[435] Por lo tanto, antes de nada, para la autoconciencia, la esencia espiritual es en cuanto ley que es en sí; la universalidad de examinar, que era la universalidad formal que no es en sí, ha quedado cancelada. Es, asimismo, una ley eterna que no tiene su fundamento en la voluntad de este individuo, sino que es en y para sí la absoluta voluntad pura de Todos, la cual tiene la forma del ser inmediato. Esta [517] voluntad no es tampoco un mandamiento que sólo deba ser, sino que es y tiene vigencia; es el yo universal de la categoría, el cual es inmediatamente la realidad efectiva, y el mundo es sólo esta realidad efectiva. Pero, en tanto que esta ley que es tiene vigencia así sin más, la obediencia de la autoconciencia no es el servicio a un amo cuyas órdenes fueran una arbitrariedad, y donde ella, la autoconciencia, no se reconociera. Sino que las leyes son pensamientos de su propia conciencia absoluta, pensamientos que ella misma tiene inmediatamente. No cree tampoco en ellos, pues la creencia, aunque, sin duda, también mira de frente a la esencia, mira a una esencia extraña. La autoconciencia ética, por la universalidad de su sí-mismo, es inmediatamente una con la esencia; la creencia, en cambio, empieza desde la conciencia singular, es el movimiento de ésta, que consiste en andar siempre hacia esta unidad sin llegar a la presencia de su esencia. — Aquélla, en cambio, la conciencia ética, se ha cancelado en cuanto singular, esta mediación se ha consumado plenamente y sólo por haberse consumado plenamente es autoconciencia inmediata de la substancia ética.

Siguiente párrafo

Párrafo anterior

Ir al índice

Conversations in Washington

[435] [435]1We kept the numeration given by the editor in the printed edition At first the spiritual essence thereby is for self-consciousness as a law existing in itself; the universality of testing laws, which was formal universality and not universality existing in itself, has been sublated. Likewise, it is an eternal law that does not have its ground in the will of this individual, but which is in and for itself and is the absolute pure will of all and has the form of immediate being. The law is also not a command which only ought to be; rather, it is and is validly in force; it is the universal I of the category which is immediately actuality, and the world is only this actuality. However, while this existing law is unreservedly valid and in force, the obedience given by self-consciousness is not that of service rendered to a master, whose orders would be only arbitrary and in which it would not recognize2erkennte itself. Rather, the laws are the thoughts of its own absolute consciousness, thoughts which it itself immediately has. It also does not have faith in them, for faith, to be sure, also sees the essence, but it sees it as an alien essence. Through the universality of its own self, ethical self-consciousness is immediately at one with the essence. In contrast, faith begins with a singular consciousness; it is a movement of this consciousness as forever approaching this unity without ever reaching the present moment of its essence. – On the contrary, that former consciousness has sublated itself as a singular individual, this mediation is completed, and only in its being completed is it the immediate self-consciousness of ethical substance.

Siguiente párrafo

Párrafo anterior

Ir al índice

Conversaciones en el Atrium

Siguiente párrafo

Párrafo anterior

Ir al índice

Sidebar



error: Content is protected !!