Gespräche in der Dämmerung 00402

Parte de:

C. (AA.) Razón [C. (AA.) Vernunft] / V: Certeza y verdad de la razón [V. Gewißheit und Wahrheit der Vernunft] / C. La individualidad que se es real en y para sí misma [C. Die Individualität, welche sich an und für sich selbst reell ist] / a. El reino animal del espíritu y el engaño, o también: la cosa misma [a. Das geistige Tierreich und der Betrug oder die Sache selbst]

 

[La obra y la diferencia, sobre lo supuestamente bueno y malo]

Gespräche in Jena

[402] Mit dem Werke aber scheint der Unterschied der ursprünglichen Naturen einzutreten; das Werk ist wie die ursprüngliche Natur, welche es ausdrückt, ein Bestimmtes, denn vom Tun frei entlassen als seiende Wirklichkeit, ist die Negativität als Qualität an ihm. Das Bewußtsein aber bestimmt sich ihm gegenüber als dasjenige, welches die Bestimmtheit als Negativität überhaupt, als Tun, an ihm hat; es ist also das Allgemeine gegen jene Bestimmtheit des Werks, kann es also mit anderen vergleichen und hieraus die Individualitäten selbst als verschiedene fassen; das in seinem Werke weiter übergreifende Individuum entweder als stärkere Energie des Willens oder als reichere Natur, d.h. eine solche, deren ursprüngliche Bestimmtheit weniger beschränkt ist, – eine andere hingegen als eine schwächere und dürftigere Natur. Gegen diesen unwesentlichen Unterschied der Größe würde das Gute und Schlechte einen absoluten Unterschied ausdrücken; aber hier findet dieser nicht statt. Was auf die eine oder andere Weise genommen würde, ist auf gleiche Weise ein Tun und Treiben, ein sich Darstellen und Aussprechen einer Individualität, und darum alles gut; und es wäre eigentlich nicht zu sagen, was das Schlechte sein sollte. Was ein schlechtes Werk genannt würde, ist das individuelle Leben [298] einer bestimmten Natur, die sich darin verwirklicht; zu einem schlechten Werke würde es nur durch den vergleichenden Gedanken verdorben, der aber etwas Leeres ist, da er über das Wesen des Werks, ein Sich-Aussprechen der Individualität zu sein, hinausgeht und sonst, man weiß nicht was, daran sucht und fordert. – Er könnte nur den vorhin angeführten Unterschied betreffen; dieser ist aber an sich, als Größenunterschied, ein unwesentlicher, und hier bestimmt darum, weil es verschiedene Werke oder Individualitäten wären, die miteinander verglichen würden; aber diese gehen einander nichts an; jedes bezieht sich nur auf sich selbst. Die ursprüngliche Natur ist allein das Ansich oder das, was als Maßstab der Beurteilung des Werks und umgekehrt zugrunde gelegt werden könnte; beides aber entspricht sich einander, es ist nichts für die Individualität, was nicht durch sie, oder es gibt keine Wirklichkeit, die nicht ihre Natur und ihr Tun, und kein Tun noch Ansich derselben, das nicht wirklich ist, und nur diese Momente sind zu vergleichen.

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Conversaciones en Valencia

[La obra y la diferencia, sobre lo supuestamente bueno y malo]

[402]1Epígrafe: La obra y la diferencia, sobre lo supuestamente bueno y malo. Pero precisamente con la obra [es decir, precisamente con el resultado que queda ahí] parece introducirse la diferencia respecto de la naturaleza inicial o naturaleza original; [la frase que sigue es clara en su sentido, pero no en su gramática; la traducción, por tanto, sólo es conjetural] la obra, al igual que esa naturaleza inicial que la obra expresa, es una obra determinada, pues como [la obra] es lo que el hacer deja libre y suelto [lo que el hacer libera] como una realidad que queda ahí, [la obra] lleva la negatividad como cualidad en ella [en la obra] [es decir, la acción, al soltar la obra, al acabarla, la deja como algo delimitado y circunscrito, como algo que es cualitativamente esto y no aquello]. La conciencia, en cambio, se determina frente a la obra como aquello que tiene en sí la determinidad como negatividad en general, es decir, como hacer [es decir, como aquello cuya determinidad consiste precisamente en negatividad X251X];2Más arriba ha formulado lo mismo de modo distinto (se refiere al párrafo anterior 00401, expresado en los términos explicitados en 00399). la conciencia es, por tanto, lo universal respecto a aquella determinidad de la obra [es decir, es un quedar la conciencia más allá de esa particularidad de la obra], [la conciencia] puede, por tanto, compararla con otras obras, y basándose en eso entender a las individualidades mismas como distintas [es decir, puede entender a los autores como distintos, o puede tomar a las individualidades mismas en ese su ser distintas unas de otras]; al individuo que en su obra demuestra abarcar más, puede tomarlo como disponiendo de una mayor fuerza o energía o de una naturaleza más rica, y en cambio a otra individualidad tomarla por una naturaleza más floja o más pobre [es decir, a uno como una naturaleza más rica, esto es, como una naturaleza cuya determinidad inicial u original está menos limitada, y a otro, en cambio, como una naturaleza más floja o peor dotada]. Frente a esta diferencia de magnitud [o de cantidad, frente a esta diferencia cuantitativa] que sería inesencial, la diferencia entre lo bueno y lo malo expresaría una diferencia absoluta; pero aquí no ha lugar para esa diferencia [esa diferencia no tiene lugar en el «reino animal del espíritu»]. Pues lo que se tomase en uno u otro aspecto [en el aspecto de lo [503] bueno o en el aspecto de lo malo] seria de igual modo [es decir, tanto si se toma por bueno como por malo] un hacer y promover, un exponerse y declararse la individualidad [un sacarse la individualidad ella a sí misma la luz del día, en lo que consiste la esencia de la presente figura] y, por tanto, [sería] todo bueno, y, por ende, propiamente no podría decirse qué habría de ser lo malo. Lo que se llamase obra mala sería en todo caso la vida individual de una determinada naturaleza [de una naturaleza determinada] que se realiza [que cobra realidad] en esa obra; sólo el pensamiento comparativo [sólo la comparación] podría corromperla [echarla a perder] y convertirla en obra mala, pero ese pensamiento no sería sino algo vacío, pues ese pensamiento iría más allá de la esencia de la obra, que consiste en ser un expresarse de la individualidad y un declararse de la individualidad, [e iría más allá de la esencia de la obra] para buscar y exigir alguna otra cosa, no se sabe bien qué. — Ese pensamiento sólo podría concernir a la diferencia antes aludida [a la diferencia cuantitativa]; pero esa diferencia, en sí, por ser una diferencia cuantitativa, es una diferencia inesencial [es decir, que no afecta a la esencia, no que no sea importante], que aquí viene determinada porque [o que aquí consistiría en que] serían diversas obras las que se compararían entre sí; pero éstas no se importan las unas a las otras; sólo la naturaleza original es el en-sí, o aquello que podría tomarse por criterio para el enjuiciamiento de la obra, y a la inversa [es decir, el en-sí que pudiese tomarse por base para el enjuiciamiento de la obra no podría ser otro que la naturaleza inicial u original]; pero ambas cosas se corresponden la una con la otra y la otra con la una, pues no hay nada para la individualidad que no sea a través de ella [a través de la individualidad], o lo que es lo mismo: no hay ninguna realidad que no sea su naturaleza y su hacer [que no sea la naturaleza de la individualidad y el hacer de la individualidad], y no hay ningún hacer ni ningún en-sí de ella [de la individualidad] que no sea real [que no haya sido a través de la individualidad], y sólo estos momentos son los que hay que comparar.

Algunas aclaraciones

X251X = Más arriba ha formulado lo mismo de modo distinto (se refiere al párrafo anterior 00401, expresado en los términos explicitados en 00399).

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Conversaciones en Madrid

[402] Pero con la obra parece hacer entrada la diferencia de las naturalezas primigenias, la obra, como la naturaleza primigenia que ella expresa, es algo determinado, pues, una vez que la actividad la deja en libertad como realidad efectiva que es, es la negatividad en cuanto cualidad en ella. Pero la conciencia se determina frente a la obra como lo que tiene en ella la determinidad como negatividad en general, como actividad; es, entonces, lo universal frente a esa determinidad de la obra, con lo que puede compararla con otras y, a partir de ahí, captar las individualidades mismas como diversas; captar al individuo que sigue interviniendo dentro de su obra, ya sea como energía más fuerte de la voluntad, o como naturaleza más rica, esto es, una naturaleza tal que su determinidad primitiva esté menos restringida; — y a otra naturaleza, en cambio, captarla como más débil o más menesterosa. Frente a esta diferencia inesencial de la magnitud, el bien y el mal expresarían una diferencia absoluta; pero ésta última no tiene aquí lugar. Lo que se tomara de un modo o de otro es, de igual manera, un conjunto de actividades y afanes, un exponerse y enunciarse de una individualidad, y por eso todo está bien, y no se podría propiamente decir qué habría aquí de malo. Obra mala se llamaría a la vida individual de una naturaleza determinada que se realizara efectivamente en ello; se echaría a perder y se convertiría en una mala obra solamente por el pensamiento que compara, el cual, sin embargo, es algo vacío, ya que va más allá de la esencia de la obra, que consiste en ser un expresarse de la individualidad, y busca y reclama en ella más cosas, no se sabe qué. — Tal pensamiento comparativo podría concernir únicamente a la diferencia a la que hemos aludido más arriba; pero ésta es en sí, en cuanto diferencia de la magnitud, una diferencia inesencial; y aquí lo es, precisamente, porque lo que se compararía unas con otras son obras o individualidades diversas, pero que no tienen nada que ver entre ellas; cada una se [485] refiere sólo a sí misma. Sólo la naturaleza primigenia es lo en-sí, o bien, en otros términos, lo que podría ser puesto en el fondo como pauta para juzgar una obra, y a la inversa; pero ambas cosas se corresponden mutuamente, no hay nada para la individualidad que no sea por medio de ella, o bien, no hay ninguna realidad efectiva que no sea su naturaleza y su actividad, ni hay ninguna actividad ni ningún en-sí de esa realidad efectiva que no sea efectivamente real, y lo que hay que comparar es sólo estos momentos.

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Conversations in Washington

[402] [402]3We kept the numeration given by the editor in the printed edition However, in the case of a work the difference among the original natures seems to come on the scene. The work, like the original nature it expresses, is something determinate, for negativity, as an existing actuality freed from the doing, is as a quality in the work. However, consciousness determines itself over and against the work as what has in it determinateness as negativity, full stop, or as doing. Consciousness is thus the universal confronting the work’s determinateness; it can therefore compare one kind of work with another, and, from that, can grasp individuality itself as different individualities. It can grasp the individual who, in his work, is more comprehensive, either as being a stronger energy of will or as a richer nature, i.e., a nature whose original determinateness is less restricted – in contrast, it can grasp another individual as a weaker and more meager nature. In contrast to this purely inessential difference of quantity, good and bad would express an absolute difference, but this does not occur here. Whatever would be taken one way or another is in the same manner the goings-on, the self-presentation, and the self-expression of an individuality, and for that reason, all of it is good, and, in effect, one could not say would be bad here. What would be called a bad work is the individual life of a [232] determinate nature realizing itself in the work. It would only be debased into a bad work by a comparative thought, which is itself empty, for it goes beyond the essence of the work, which is to be a self-expression of an individuality seeking and demanding who knows what. – The comparative thought could only concern itself with the difference previously mentioned, but that difference, being one of magnitude, is in itself an inessential difference, especially so in this case, where it would be various works or individualities which would be compared with each other. However, these individualities have nothing to do with each other; each relates itself only to itself. The original nature is alone what is in-itself, or it is it alone which could be laid down as a standard for evaluating the work or vice versa. However, both correspond to each other; there is nothing for individuality that does not come about through individuality, or there is no actuality, not individuality’s nature and its activities, nor any activities nor an in-itself of individuality which is not actual, and it is only these moments which are to be compared.

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Conversaciones en el Atrium

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