Gespräche in der Dämmerung 00379
Parte de:
C. (AA.) Razón [C. (AA.) Vernunft] / V: Certeza y verdad de la razón [V. Gewißheit und Wahrheit der Vernunft] / B. La realización de la autoconciencia racional mediante sí misma [B. Die Verwirklichung des vernünftigen Selbstbewußtseins durch sich selbst] / b. La ley del corazón y el desvarío de la vanidad, de la petulancia y de la arrogancia (o el desvarío del lado oscuro de uno) [b. Das Gesetz des Herzens und der Wahnsinn des Eigendünkels]
[Trastorno de lo universal y universal trastorno; poder público y mutua hostilidad general; el curso del mundo]
Tabla de contenidos
Gespräche in Jena
[379] Denn darin, daß sie das Gesetz aller Herzen ist, daß alle Individuen unmittelbar dieses Allgemeine sind, ist sie eine Wirklichkeit, welche nur die Wirklichkeit der für sich seienden Individualität oder des Herzens ist. Das Bewußtsein, welches das Gesetz seines Herzens aufstellt, erfährt also Widerstand von anderen, weil es den ebenso einzelnen Gesetzen ihres Herzens widerspricht, und diese tun in ihrem Widerstande nichts anderes, als ihr Gesetz aufstellen und geltend machen. Das Allgemeine, das vorhanden ist, ist daher nur ein allgemeiner Widerstand und Bekämpfung aller gegeneinander, worin jeder seine eigene Einzelheit geltend macht, aber zugleich nicht dazu kommt, weil sie denselben Widerstand erfährt und durch die anderen gegenseitig aufgelöst wird. Was öffentliche Ordnung scheint, ist also diese allgemeine Befehdung, worin jeder an sich reißt, was er kann, die Gerechtigkeit an der Einzelheit der anderen ausübt und die seinige festsetzt, die ebenso durch andere verschwindet. Sie ist der Weltlauf, der Schein eines bleibenden Ganges, der nur eine gemeinte Allgemeinheit und dessen Inhalt vielmehr das wesenlose Spiel der Festsetzung der Einzelheiten und ihrer Auflösung ist.
Conversaciones en Valencia
[379] Pues, precisamente, por ser ese orden la ley de todos los corazones, de manera que todos los individuos son inmediatamente este universal, ese orden es una realidad que sólo es la realidad de la individualidad que es para sí, o lo que es lo mismo: de la individualidad del corazón. La conciencia que establece la ley de su corazón, experimenta, por tanto, resistencia de los otros porque esa ley contradice a las leyes asimismo particulares [einzeln] de los corazones de ellos, y éstos en esa resistencia no hacen otra cosa que establecer su propia ley y hacerla valer. Lo universal que está-ahí-delante sólo es, por tanto, una universal resistencia y una universal lucha de todos contra todos, en la que cada uno trata de hacer valer su propia particularidad [su propia individualidad particular], cosa que a la vez no logra porque a la vez esa individualidad [Einzelnheit] experimenta igual resistencia, y todos se la disuelven y destrozan así mutuamente a todos. Lo que aparece como orden público es, pues, esta hostilidad general en la que cada cual tira de lo que puede y arrebata lo que puede, ejerce la justicia o la correspondiente justicia en la particularidad [Einzelnheit] de los otros y trata de de afianzar la particularidad suya que, sin embargo, desaparece asimismo mediante los otros [por obra de ellos]. Ese orden público es el curso del mundo, la apariencia de una marcha estable y permanente que, sin embargo, sólo es una universalidad supuesta [gemeynte], y cuyo contenido es más bien el vacuo juego en el que las individualidades o particularidades tratan de afianzarse las unas contra las otras, y el vacuo juego de su mutua disolución X231X.1Compárese esta descripción con la descripción del mismo fenómeno o de la misma estructura de conciencia en Martín Heidegger, Ser y tiempo, parágrafos 25 ss. y 35 ss. Por lo demás, ambas descripciones recuerdan El Criticón de Baltasar Gracián, donde pueden encontrarse a su vez las que quizá sean las mejores descripciones de dicha estructura.
Algunas aclaraciones
X231X = Compárese esta descripción con la descripción del mismo fenómeno o de la misma estructura de conciencia en Martín Heidegger, Ser y tiempo, parágrafos 25 ss. y 35 ss. Por lo demás, ambas descripciones recuerdan El Criticón de Baltasar Gracián, donde pueden encontrarse a su vez las que quizá sean las mejores descripciones de dicha estructura.
Conversaciones en Madrid
[379] Pues en el hecho de que este orden sea la ley de todos los corazones, de que todos los individuos sean inmediatamente esto universal, tal orden es una realidad efectiva que sólo es la realidad efectiva de la individualidad que es para sí, o del corazón. La conciencia que instaura la ley de su corazón experimenta, entonces, una resistencia por parte de las otras, porque contradice las leyes igualmente singulares de sus corazones, y éstos, en su resistencia, no hacen otra cosa que instaurar su ley y hacerla valer. Lo universal que hay no es, por tanto, más que una resistencia universal y una lucha de todos contra todos XX*X2Clara alusión a Hobbes, describiendo lo que, en la sección siguiente, va a ser «el curso del mundo». en el que cada uno hace valer su propia singularidad, pero, a la vez, sin llegar a conseguirlo, porque cada uno experimenta la misma resistencia, y son recíprocamente disueltos los unos por los otros. Lo que aparentemente es orden público es, entonces, esta pugna universal, en la que cada uno arranca para sí lo que puede, ejerce la justicia en la singularidad de los otros estableciendo firmemente la suya, la cual, a su vez, desaparece a manos de los otros. Es el curso del mundo, la apariencia de una marcha permanente, que no es más que una universalidad opinada, y cuyo contenido es, más bien, el juego sin esencia del establecimiento de las singularidades y de su disolución.
Algunas aclaraciones
XX*X = Clara alusión a Hobbes, describiendo lo que, en la sección siguiente, va a ser «el curso del mundo».
Conversations in Washington
[379] [379]3We kept the numeration given by the editor in the printed edition For it is in this order being the law of all hearts that all individuals immediately are this universal, that this order is an actuality which is only the actuality of individuality existing for itself, or the actuality of the heart. Consciousness, which proposes the law of its heart, experiences resistance from others because it contradicts the equally singular laws of their own hearts, and in their resistance the latter are doing nothing but establishing their own laws and putting them in force. Hence, the universal which is present here is only a universal resistance, a combat of all against all, within which each both asserts his own singular individuality but at the same time fails at it because each individuality experiences the same resistance and is reciprocally brought to dissolution by the others. What seems to be the public order is therefore this universal feud within which each in itself wrests for himself what he can, in which each executes justice upon the singular individuality of others, and where each establishes his own singular individuality which then likewise vanishes at the hands of others. We have here the way of the world, the semblance of an enduring course of events, a fancied universal,4gemeinte Allgemeinheit whose content is instead the essenceless game of setting up and then dissolving these singular individualities.
Conversaciones en el Atrium
EN CONSTRVCCION
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