Gespräche in der Dämmerung 00378

Parte de:

C. (AA.) Razón [C. (AA.) Vernunft] / V: Certeza y verdad de la razón [V. Gewißheit und Wahrheit der Vernunft] / B. La realización de la autoconciencia racional mediante sí misma [B. Die Verwirklichung des vernünftigen Selbstbewußtseins durch sich selbst] / b. La ley del corazón y el desvarío de la vanidad, de la petulancia y de la arrogancia (o el desvarío del lado oscuro de uno) [b. Das Gesetz des Herzens und der Wahnsinn des Eigendünkels]

 

[Trastorno de lo universal y universal trastorno; poder público y mutua hostilidad general; el curso del mundo]

Gespräche in Jena

[378] Indem aber die unmittelbar allgemeine Individualität das Verkehrte und Verkehrende ist, ist nicht weniger diese allgemeine Ordnung, da sie das Gesetz aller Herzen, d.h. des Verkehrten ist, selbst an sich das Verkehrte, wie die tobende Verrücktheit es aussprach. Einmal erweist sie sich in dem Widerstande, welchen das Gesetz eines Herzens an den anderen Einzelnen findet, Gesetz aller Herzen zu sein. Die bestehenden Gesetze werden gegen das Gesetz eines Individuums verteidigt, weil sie nicht bewußtlose leere und tote [281] Notwendigkeit, sondern geistige Allgemeinheit und Substanz sind, worin diejenigen, an denen sie ihre Wirklichkeit hat, als Individuen leben und ihrer selbst bewußt sind; so daß, wenn sie auch über diese Ordnung, als ob sie dem inneren Gesetze zuwiderlaufe, klagen und die Meinungen des Herzens gegen sie halten, [sie] in der Tat mit ihrem Herzen an ihr als ihrem Wesen hängen und, wenn diese Ordnung ihnen genommen wird oder sie selbst sich daraus setzen, sie alles verlieren. Indem hierin eben die Wirklichkeit und Macht der öffentlichen Ordnung besteht, erscheint also diese als das sich selbst gleiche allgemein belebte Wesen und die Individualität als die Form derselben, – Aber diese Ordnung ist ebenso das Verkehrte.

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Conversaciones en Valencia

[Trastorno de lo universal y universal trastorno; poder público y mutua hostilidad general; el curso del mundo]

[378]1Epígrafe: Trastorno de lo universal y universal trastorno; poder público y mutua hostilidad general; el curso del mundo. Pero en todo caso en cuanto la individualidad inmediatamente universal es lo trastornado y lo trastornante, resulta que ese orden universal [479] (por ser la ley de todos los corazones, es decir, por ser la ley de lo trastornado) [pues todo corazón lo está] no está menos trastornado en sí mismo, tal como en su furia lo declaraba el desvarío. Pues precisamente ese orden universal, donde se revela y se acredita es en la resistencia que la ley de un corazón encuentra en los demás individuos, al querer convertirse en ley de todos los corazones. Las leyes vigentes son defendidas contra la ley de un individuo porque ellas no son necesidad inconsciente vacía y muerta, sino universalidad y sustancia espiritual en la que aquellos en quienes esas leyes tienen su realidad viven como individuos y son conscientes de sí mismos [y cobran conciencia de sí y quedan a la altura de sí mismos, a la altura a la que cada cual se considera]; de suerte que, aun cuando se quejen de ese orden, como si ese orden contraviniese a la ley íntima de cada uno, o mantengan las opiniones de su corazón en contra de él [y abriguen en su corazón posiciones en contra de él], resulta que en realidad con sus corazones son afectos a ese orden como a su esencia; y si ese orden se les quitara, o ellos mismos se pusieran fuera de él, ellos perderían todo. Por tanto, en cuanto la realidad y el poder del orden público persisten y siguen en pie [sostenidos por todos], ese orden aparece como la esencia igual a sí misma, animada por todos, animada con carácter general, animada en común, y la individualidad aparece como la forma de ese orden. Pero este orden es asimismo lo trastocado, lo trastornado, lo puesto del revés.

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Conversaciones en Madrid

[378] [459] Pero, en tanto que la individualidad inmediatamente universal es lo trastornado y lo que trastorna, este orden universal mismo en sí, puesto que es la ley de todos los corazones, es decir, de lo invertido, no está menos trastornado, tal como lo enunciaba la furiosa locura. Por un lado, en la resistencia que la ley de un corazón encuentra en los otros individuos singulares, tal orden demuestra ser ley de todos los corazones. Las leyes existentes son defendidas contra la ley de un individuo porque no son una necesidad carente de conciencia, vacía y muerta, sino sustancia y universalidad espiritual, en la que aquellos en los que tiene su realidad efectiva viven como individuos, y son conscientes de ellos mismos; de modo que cuando se quejan de este orden como si él fuera contra la ley interior, y sostienen contra él las opiniones del corazón, de hecho siguen en sus corazones dependiendo de él como de su esencia, y si se les priva de este orden, o ellos mismos se ponen fuera de él, lo pierden todo. En tanto que aquí persiste justamente la realidad efectiva y el poder del orden público, éste aparece, entonces, como la esencia que se vivifica a sí misma, y la individualidad como la forma del mismo. — Pero este orden es igualmente lo invertido y trastornado.

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Conversations in Washington

[378] [378]2We kept the numeration given by the editor in the printed edition However, while the immediately universal individuality is both the inverted and the inverting, this universal order, since it is the law of all hearts, which is to say, the law of the inverted, is in itself the inverted, just as the blustering madness declared it to be. At one time, this order proves to be a law for all hearts in the resistance which the law of one heart encounters in other singular individuals.3Einzelnen The stably existing laws are defended against the law of an individual, and they are defended because they are not unconscious, empty, dead necessity, but rather because they are spiritual universality and substance, within which those in which spiritual universality and substance have their actuality, live as individuals and are aware of themselves, so that when they also complain about this order and when they affirm the opinions of the heart against the laws of that order (as if this substance were indeed running contrary to their own inner law), they are in their hearts in fact clinging to that substance as their essence. If this order is taken from them, or if they set themselves outside of it, then they lose everything. While the public order’s actuality and power consists just in that, the public order appears as the universal essence which is animated and self-equal, and individuality appears as its form. – However, this order is just as much the inverted itself.

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Conversaciones en el Atrium

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