Gespräche in der Dämmerung 00372
Parte de:
C. (AA.) Razón [C. (AA.) Vernunft] / V: Certeza y verdad de la razón [V. Gewißheit und Wahrheit der Vernunft] / B. La realización de la autoconciencia racional mediante sí misma [B. Die Verwirklichung des vernünftigen Selbstbewußtseins durch sich selbst] / b. La ley del corazón y el desvarío de la vanidad, de la petulancia y de la arrogancia (o el desvarío del lado oscuro de uno) [b. Das Gesetz des Herzens und der Wahnsinn des Eigendünkels]
[De cómo la ley del corazón hecha valer es la otra ley]
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Gespräche in Jena
[372] Das Individuum vollbringt also das Gesetz seines Herzens; es wird allgemeine Ordnung, und die Lust zu einer an und für sich gesetzmäßigen Wirklichkeit. Aber in dieser Verwirklichung ist es ihm in der Tat entflohen; es wird unmittelbar nur das Verhältnis, welches aufgehoben werden sollte. Das Gesetz des Herzens hört eben durch seine Verwirklichung auf, Gesetz des Herzens zu sein. Denn es erhält darin die Form des Seins und ist nun allgemeine Macht, für welche dieses Herz gleichgültig ist, so daß das Individuum seine eigene Ordnung dadurch, daß es sie aufstellt, nicht mehr als die seinige findet. Durch die Verwirklichung seines Gesetzes bringt es daher nicht sein Gesetz, sondern, indem sie an sich die seinige, für es aber eine fremde ist, nur dies hervor, in die wirkliche Ordnung sich zu verwickeln, und zwar in sie als eine ihm nicht nur fremde, sondern feindliche Übermacht. – Durch seine Tat setzt es sich in oder vielmehr als das allgemeine Element der seienden Wirklichkeit, und seine Tat soll selbst nach seinem Sinne den Wert einer allgemeinen Ordnung haben. Aber damit hat es sich von sich selbst freigelassen, es wächst als Allgemeinheit für sich fort und reinigt sich von der Einzelheit; das Individuum, welches die Allgemeinheit nur in der Form seines unmittelbaren Fürsichseins erkennen will, erkennt sich also nicht in dieser freien Allgemeinheit, während es ihr zugleich angehört, denn sie ist sein [277] Tun. Dies Tun hat daher die verkehrte Bedeutung, der allgemeinen Ordnung zu widersprechen, denn seine Tat soll Tat seines einzelnen Herzens, nicht freie allgemeine Wirklichkeit sein; und zugleich hat es sie in der Tat anerkannt, denn das Tun hat den Sinn, sein Wesen als freie Wirklichkeit zu setzen, d.h. die Wirklichkeit als sein Wesen anzuerkennen.
Conversaciones en Valencia
[De cómo la ley del corazón hecha valer es la otra ley]
[372]1Epígrafe: De cómo la ley del corazón hecha valer es la otra ley. El individuo ejecuta, pues,la ley de su corazón; ella se convierte en orden universal, y ella se trueca en el placer producido por una realidad que es en sí y para sí conforme a ley. Pero en esa realización esa ley se le escapa [o se le ha escapado] en realidad al individuo; esa ley no hace sino trocarse inmediatamente en la misma situación o en el mismo tipo de relaciones que debían quedar suprimidas y superadas. La ley del corazón, precisamente mediante esa su realización, deja de ser ley del corazón. Pues en tal realización la ley del corazón cobra la forma del ser [Seyn], y, por tanto, se convierte en el poder universal al que este corazón le es indiferente, de suerte que el individuo deja de encontrar como suyo su propio orden por el solo hecho de ponerlo y establecerlo. Por medio de la realización de esa ley no está, pues, llevando a efecto su ley, sino que, en cuanto ese orden es en sí el suyo [el del individuo], pero para él es un orden extraño, lo único que el individuo está produciendo es liarse y enredarse aún más en ese orden real; y, por cierto, en él en cuanto ese orden no solamente le es algo extraño, sino que le es una superpotencia hostil. Mediante su acción [mediante lo que hace] el individuo se pone en (o más bien se pone como) el elemento universal de la realidad que está ahí, y su acción [o su acto, o lo que él hace] habría de tener ello mismo, conforme a su propio sentido, el valor de un orden general o universal. Pero con ello el individuo se ha soltado de sí mismo [o se ha licenciado a sí mismo], crece se desenvuelve como una universalidad que es ella de por sí [que, por tanto, se le escapa o se le ha escapado], y se purifica o limpia de su particularidad individual [Einzelnheit] [se ha convertido en esa universalidad que a él, sin embargo, se le ha ido]; el individuo [Individuum], que sólo quiere reconocer la universalidad en la forma de su inmediato ser-para-sí [es decir, del ser-para-sí de él, de la ley de su corazón], no se reconoce, por tanto, a sí mismo en esta universalidad libre y suelta, y, sin embargo, pertenece a la vez a ella, pues esa universalidad libre no es sino el hacer suyo [no es sino el resultado de su hacer]. Ese hacer tiene, por ende, el significado inverso al de contradecir al orden universal, pues la acción, acto, o hazaña, del individuo había de ser hazaña de su particular corazón [del particular o singular corazón del individuo] y no la realidad libre universal; pero a la vez ha tenido que reconocer, efectivamente, esa realidad, pues su hacer tiene el sentido de poner su esencia [la esencia del individuo, lo que él es] como realidad libre y suelta [como realidad libre ella de por sí], es decir, el reconocer la realidad como su ser [Wesen] [esto es, como esencia del individuo].
Conversaciones en Madrid
[372] El individuo, entonces, lleva a su cumplimiento la ley del corazón: ésta se convierte en orden universal, y el placer, en una realidad efectiva que es, en y para sí, conforme a la ley. Pero, de hecho, en esta realización efectiva, la ley se le ha escapado al individuo; de manera inmediata, se ha convertido sólo en la relación que supuestamente se debía cancelar. La ley del corazón, justo por realizarse efectivamente, deja de ser ley del corazón. Pues al realizarse adquiere la forma del ser, y es, entonces, poder universal para el cual este corazón resulta indiferente, de tal manera que el individuo, a su propio orden, por el hecho mismo de instaurarlo él, ya no lo encuentra como suyo. Por eso, al darle realidad efectiva a su ley, no produce su ley, sino que, siendo ese orden en sí el suyo, pero un orden extraño para él, lo único que consigue es implicarse en el orden realmente efectivo; y en un orden que, por cierto, como poder superior no sólo le es extraño, sino incluso hostil. — Por su acto, el individuo se pone en, o mejor dicho, se pone como el elemento universal de la realidad efectiva que es, y su acción misma debe tener, según su intención, el valor de un orden universal. Pero, al hacerlo, se ha liberado de sí mismo, continúa creciendo como universalidad para sí y se purga de la singularidad; el individuo, que quiere conocer la universalidad sólo en la forma de su inmediato ser para sí, no se conoce, entonces, en esta universalidad libre, aun cuando, a la vez, pertenece a ella, pues es su actividad. Por eso, esta actividad tiene el significado inverso de contradecir el orden universal, pues su acto debe supuestamente ser acto de su corazón singular, no realidad efectiva universal y libre; y a la vez, de hecho, la ha reconocido en tal acto, pues la actividad tiene el sentido de poner su esencia como realidad efectiva libre, es decir, de reconocer la realidad efectiva como su esencia.
Conversations in Washington
[372] [372]2We kept the numeration given by the editor in the printed edition The individual thus accomplishes the law of his heart. The law becomes a universal order, and pleasure becomes an actuality which is in and for itself lawful. However, in this actualization, the law has in fact escaped the individual, and it immediately becomes only the relationship which was supposed to be sublated. Through its actualization, the law of the heart just ceases to be a law of the heart, for it thereby receives the form of being and is now the universal power for which this heart is a matter of indifference, so that as a result, the individual in establishing his own order no longer finds it to be his own. Hence, through the actualization of his law, he does not produce3bringt… hervor his law. However, while both in itself the order is his own but is, for him, alien, what he authors is only that of his own entanglement in the actual order, indeed, he is entangled in an order which is not only alien to him but which is also a hostile dominance. – Through his deed the individual posits himself as being in, or instead, as, the universal element of existent actuality, and his deed itself is by his own lights supposed to have the value of a universal order. However, he has thereby set himself free from himself. As universality, the individual continues for itself to grow and purify itself of singularity. The individual who wishes only to cognize4erkennen universality in the form of his immediate being-for-itself does not therefore cognize himself in this free-standing universality, but at the same time he belongs to it, for it is his own doing. This doing thus has the inverted significance of contradicting the universal order, for his deed is supposed to be the deed of his singular heart, not some free-standing universal actuality. At the same time, he has in fact recognized this universal actuality, for his doing means that he posits his essence as free-standing actuality, which is to say, bestowing recognition on actuality as his essence.
Conversaciones en el Atrium
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