Gespräche in der Dämmerung 00365

Parte de:

C. (AA.) Razón [C. (AA.) Vernunft] / V: Certeza y verdad de la razón [V. Gewißheit und Wahrheit der Vernunft] / B. La realización de la autoconciencia racional mediante sí misma [B. Die Verwirklichung des vernünftigen Selbstbewußtseins durch sich selbst] / a. El placer y la necesidad [a. Die Lust und die Notwendigkeit]

 

[La necesidad sin vida y necedad de aprehender la muerte en vez de la vida; no hacerse concepto de la necesidad abstracta en el sentimiento individual (placer): ser un enigma para sí]

Gespräche in Jena

[365] Dieser Übergang seines lebendigen Seins in die leblose Notwendigkeit erscheint ihm daher als eine Verkehrung, die durch nichts vermittelt ist. Das Vermittelnde müßte das sein, worin beide Seiten eins wären, das Bewußtsein also das eine Moment im anderen erkennte, seinen Zweck und Tun in dem Schicksale und sein Schicksal in seinem Zwecke und Tun, sein eigenes Wesen in dieser Notwendigkeit. Aber diese Einheit ist für dies Bewußtsein eben die Lust selbst oder das einfache einzelne Gefühl, und der Übergang von dem Momente dieses seines Zwecks in das Moment seines wahren Wesens [ist] für es ein reiner Sprung in das Entgegengesetzte; denn diese Momente sind nicht im Gefühle enthalten und verknüpft, sondern nur im reinen Selbst, das ein Allgemeines oder das Denken ist. Das Bewußtsein ist sich daher durch seine Erfahrung, worin ihm seine Wahrheit werden sollte, vielmehr ein Rätsel geworden, die Folgen seiner Taten sind ihm nicht seine Taten selbst; was ihm widerfährt, [ist] für es nicht die Erfahrung dessen, was es an sich ist; der Übergang nicht eine bloße Formänderung desselben Inhalts und Wesens, einmal vorgestellt als Inhalt und Wesen des Bewußtseins, das andere Mal als Gegenstand oder angeschautes Wesen seiner selbst. Die abstrakte Notwendigkeit gilt also für die nur negative unbegriffene Macht der Allgemeinheit, an welcher die Individualität zerschmettert wird.

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Conversaciones en Valencia

[365] Este tránsito de [o desde] su ser vivo [o de su ser viviente] a la necesidad carente de vida le aparece, por tanto, al individuo como una inversión que no viene mediada por nada. El elemento mediador habría de ser aquello en lo que ambos lados fueran una misma cosa, y la conciencia habría de reconocer cada uno de los momentos en el otro, es decir, su telos y su hacer habría de reconocerlos en el destino, y su destino habría de reconocerlo en su telos y en su hacer, su propia esencia [su propio ser, Wesen] habría de reconocerla en esa necesidad. Pero [como hemos visto] esta unidad no es para la conciencia sino precisamente el placer [es decir, para la conciencia esa unidad es precisamente el placer], o el simple sentimiento [o el sentimiento simple de sí], el sentimiento individual y singular, y, por tanto, el tránsito del momento de ese su telos [del momento de lo que para ella es fin] al momento de lo que es su verdadera esencia [al momento de lo que ella es de verdad, esto es, necesidad], no es para ella sino un puro salto a lo contrapuesto; pues estos momentos no están contenidos en el sentimiento ni puestos en relación y conexión en él, sino sólo en el puro self o self puro [en el puro sí-mismo, o sí-mismo puro] que es un universal, o lo que es lo mismo: que es el pensamiento. La conciencia, por tanto, mediante esta su experiencia en la que a ella habría de resultarle su verdad, se ha convertido más bien para sí misma en un enigma [Räthsel], las consecuencias de sus hechos no le son sus hechos mismos; y lo que a ella le ocurre [en definitiva la experiencia que ella hace] no es para ella la experiencia de aquello que ella en sí es; pues el tránsito no es un mero cambio de forma de un mismo contenido y esencia, representados en un caso como contenido y esencia de la conciencia, y en el otro como objeto, es decir, como esencia o ser de sí misma que la conciencia tuviese ahí delante y mirase ahí delante. Esa necesidad abstracta, la conciencia no puede, pues, considerarla sino como el poder de la universalidad, un poder negativo, un poder no entendido, un poder del que ella carece de concepto, en el que o contra el que la individualidad se quiebra.

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Conversaciones en Madrid

[365] Este paso de su estar viva a la necesidad sin vida se le aparece a la conciencia, por ello, como una inversión que no está mediada por nada. Lo que media tendría que ser aquello en lo que ambos lados fueran uno, donde la conciencia, entonces, reconociera un momento en el otro, reconociera su propósito y su actividad en el destino, y su destino en su propósito y su actividad, su propia esencia en esta necesidad. Pero esta unidad es, para esta conciencia, precisamente el placer mismo, o el sentimiento simple, singular, y el paso del momento de este propósito suyo al momento de su esencia verdadera para ella es un puro salto a lo contrapuesto; pues estos momentos no están contenidos y enlazados en el sentimiento, sino sólo en el sí-mismo puro, el cual es un universal, o el pensar. La conciencia, por tanto, con esta experiencia suya en que debería advenirle su verdad, más bien ha venido a serse un enigma a sí, las consecuencias de sus actos no son para ella sus actos mismos; lo que le ocurre no es para ella la experiencia de lo que ella es en sí; el paso no es una mera alteración de la forma de un contenido y una esencia que fueran los mismos, representados primero como contenido y esencia de la conciencia, y luego como objeto o como esencia contemplada de ella misma. La necesidad abstracta, entonces, vale como el poder sólo negativo, no comprendido conceptualmente, de la universalidad, donde la individualidad queda aplastada.

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Conversations in Washington

[365] [365]1We kept the numeration given by the editor in the printed edition This transition of its living being into lifeless necessity thus appears to it to be an inversion mediated by nothing. What would mediate it would have to be that in which both aspects would be one, in which consciousness would therefore recognize2erkennte one moment in the other, or recognize its purpose and its doing in its fate and its fate in its purpose and its doing, or recognize its own essence in this necessity. However, this unity is for consciousness just pleasure itself, or the simple singular feeling, and the transition from the moment of its purpose into the moment of its true essence is for it a pure leap into the opposite, since these moments are not contained and connected with each other in feeling but only in the pure self, which is a universal, or is thinking. To itself, consciousness is consequently through its experience, within which its truth was, to consciousness, supposed to have come to be, instead become a riddle to itself. To it, the consequences of its deeds are not its deeds themselves, and what befalls it is for it not the experience of what it is in itself. The transition is not a mere alteration in form of the same content and essence, which is represented at one time as the content and essence of consciousness, and at another time as object, or as the intuited essence of itself. Abstract necessity therefore counts as the only negative and uncomprehended power of universality in which individuality is shattered.

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Conversaciones en el Atrium

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