Gespräche in der Dämmerung 00349
Parte de:
C. (AA.) Razón [C. (AA.) Vernunft] / V: Certeza y verdad de la razón [V. Gewißheit und Wahrheit der Vernunft] / B. La realización de la autoconciencia racional mediante sí misma [B. Die Verwirklichung des vernünftigen Selbstbewußtseins durch sich selbst]
[De cómo hay que entender lo precedente de este cap. V y lo que va a seguir: de que así como el cap. V, A ha sido una repetición de los caps. I, II y III, el cap. V, B es una repetición del cap. IV; la eticidad]
Tabla de contenidos
Gespräche in Jena
[349] Nehmen wir dieses Ziel, das der Begriff ist, der uns schon entstanden – nämlich das anerkannte Selbstbewußtsein, das in dem anderen freien Selbstbewußtsein die Gewißheit seiner selbst und eben darin seine Wahrheit hat –, in seiner Realität auf oder heben wir diesen noch inneren Geist als die schon zu ihrem Dasein gediehene Substanz heraus, so schließt sich in diesem Begriffe das Reich der Sittlichkeit auf. Denn diese ist nichts anderes als in der selbständigen Wirklichkeit der Individuen die absolute geistige Einheit ihres Wesens; ein an sich allgemeines Selbstbewußtsein, das sich in einem anderen Bewußtsein so wirklich ist, daß dieses vollkommene Selbständigkeit hat oder ein Ding für es, und daß es eben darin der Einheit mit ihm sich bewußt ist und in dieser Einheit mit diesem gegenständlichen Wesen erst Selbstbewußtsein ist. Diese sittliche Substanz in der Abstraktion der Allgemeinheit ist nur das gedachte Gesetz; aber sie ist ebensosehr unmittelbar wirkliches Selbstbewußtsein, oder sie ist Sitte. Das einzelne Bewußtsein ist umgekehrt nur dieses seiende Eins, indem es des allgemeinen Bewußtseins in seiner Einzelheit als seines Seins sich bewußt, indem sein Tun und Dasein die allgemeine Sitte ist.
Conversaciones en Valencia
[349] Si este telos que es el concepto que ya nos ha surgido [que ya nos ha surgido a nosotros, no a la autoconciencia], a saber: la autoconciencia reconocida que tiene en la otra autoconciencia libre la certeza de sí misma [cap. IV] y precisamente en ello tiene su verdad [es en el otro, en lo más-allá de sí misma donde ella se tiene ahí de verdad a sí misma], si ese fin que es el concepto que ya nos ha surgido, digo, lo tomamos en su realidad, o lo que es lo mismo: si este espíritu aún interno lo sacamos fuera a la luz [es decir, lo ponemos ahí-delante sacándolo a la luz] como la sustancia que hubiese ya madurado o prosperado hasta hacerse existente, resulta que lo que en ese concepto se nos abre es el reino de la eticidad. Pues esta eticidad no es sino (en la realidad autónoma de los individuos) la absoluta unidad espiritual de su esencia [es decir, de la esencia o ser de los individuos, o de la esencia o ser de esa realidad]; [esta eticidad no es sino] una autoconciencia en sí universal, que es tan real en otra conciencia que esta otra conciencia [como digo] posee plena autonomía, o lo que es lo mismo: es una cosa para la primera conciencia, y de manera que esa primera conciencia es consciente de su unidad con la segunda [con esa cosa] y en esta unidad con ese ser objetivo es como esa [primera] conciencia empieza siendo autoconciencia [y sólo en la unidad con ese ser objetivo es como la conciencia es autoconciencia, es como ella se tiene a sí por objeto]. Esta sustancia ética, cuando se la considera en la abstracción de la universalidad [cuando se la considera en universalidad abstracta o como universalidad abstracta], no es sino la ley en cuanto pensada; pero esa sustancia ética, de forma asimismo inmediata, es autoconciencia real, o lo que es lo mismo: esa sustancia ética es ethos [costumbre, mores, Sitte]. Y a la inversa, la conciencia individual [einzelnes] es sólo ese uno que ella es, es decir, es sólo ese uno existente, que está ahí, en cuanto en esa su individualidad [Einzelnheit] es consciente de la conciencia universal como ser suyo [es decir, como ser de esa conciencia individual], es decir, en cuanto su hacer y su existencia es la costumbre universal [o también la educación general, la allgemeine Sitte, es decir, las mores, la costumbre, el ethos que se comparte].
Conversaciones en Madrid
[349] Si registramos en su realidad esta meta que es el concepto que ya se nos ha originado, a saber, la autoconciencia reconocida que tiene en otra autoconciencia libre la certeza de sí misma, y que tiene su verdad precisamente en ello, o bien, en otros términos, si ponemos de relieve este espíritu, que es todavía interno, como la substancia que ya ha madurado hasta su existencia, lo que se abre entonces en este concepto es el reino de la eticidad. Pues ésta no es, en efecto, otra cosa que la absoluta unidad espiritual de la esencia de los individuos en el seno de la realidad efectiva autónoma de estos; una autoconciencia universal X105X1En todo este párrafo podría entenderse igualmente allgemein como «general»: se trata de la autoconciencia general o «colectiva» de la comunidad de la eticidad. en sí, que se es a sí tan efectivamente rel en otra conciencia que ésta última tiene plena autonomía, o es una cosa para ella, y que precisamente en eso es consciente de la unidad con ella, y sólo en esta unidad con esa esencia objetual es, por primera vez, autoconciencia. En la abstracción de la universalidad, esta substancia ética es sólo la ley pensada; pero, en la misma medida, es autoconciencia inmediatamente efectiva, o bien: es ethos. La conciencia singular, a la inversa, sólo es este Uno que es en tanto que ella es consciente de la conciencia universal en su singularidad, en tanto que su actividad y existencia son el ethos universal.
Algunas aclaraciones
X105X = En todo este párrafo podría entenderse igualmente allgemein como «general»: se trata de la autoconciencia general o «colectiva» de la comunidad de la eticidad.
Conversations in Washington
[349] [349]2We kept the numeration given by the editor in the printed edition If we start with this aim, which is the concept that has already emerged for us in its reality – namely, the recognized self-consciousness which has the certainty of itself in another free self-consciousness and which likewise finds its truth in that free self-consciousness – or, if we single out this still inner spirit as the substance which has already vigorously grown into its existence, then within this concept, the realm of ethical life opens itself up. For ethical life is nothing but the absolute spiritual unity of the essence of those individuals in their self-sufficient actuality. It is in itself a universal self-consciousness, which, to itself, is actual in another consciousness in such a way that this other consciousness has complete self-sufficiency, or is a thing for it, and it is just therein conscious of the unity with the other self-consciousness, and it is in this unity with this objective essence that it is first self-consciousness. In the abstraction of universality, this ethical substance is only the law as it has been thought; however, it is equally as much immediate actual self-consciousness, or it is an ethos.3Sitte Conversely, the singular consciousness is only this existing One, while it is conscious of the universal consciousness in its own singularity as its being, and while its doing and existence is the universal ethos.
Conversaciones en el Atrium
EN CONSTRVCCION
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