Gespräche in der Dämmerung 00340

Parte de:

 C. (AA.) Razón [C. (AA.) Vernunft] / V: Certeza y verdad de la razón [V. Gewißheit und Wahrheit der Vernunft] / A. La razón observadora [A. Beobachtende Vernunft] / c. Observación de la relación de la autoconciencia con su realidad inmediata; fisiognómica y teoría del cráneo [c. Beobachtung der Beziehung des Selbstbewußtseins auf seine unmittelbare Wirklichkeit; Physiognomik und Schädellehre]

 

[El destino de la razón observadora: el dejarse pasar por encima en su propia cumbre; la cumbre de la razón observadora como desdichado vacío]

Gespräche in Jena

[340] Der rohe Instinkt der selbstbewußten Vernunft wird eine Schädelwissenschaft unbesehen verwerfen, – diesen anderen beobachtenden Instinkt derselben, der zur Ahnung des Erkennens gediehen, es auf die geistlose Weise, daß das Äußere Ausdruck des Inneren sei, erfaßt hat. Aber je schlechter der Gedanke ist, desto weniger fällt es zuweilen auf, worin bestimmt seine Schlechtigkeit liegt, und desto schwerer ist es, sie auseinanderzulegen. Denn der Gedanke heißt um so schlechter, je reiner und leerer die Abstraktion ist, welche ihm für das Wesen gilt. Der Gegensatz aber, auf den es hier ankommt, hat zu seinen Gliedern die ihrer bewußte Individualität und die Abstraktion der ganz zum Dinge gewordenen Äußerlichkeit, – jenes innere Sein des Geistes als festes geistloses Sein aufgefaßt, eben solchem Sein entgegengesetzt. – Damit scheint aber auch die beobachtende Vernunft in der Tat ihre Spitze erreicht zu haben, von welcher sie sich selbst verlassen und sich überschlagen muß; denn erst das ganz Schlechte hat die unmittelbare Notwendigkeit an sich, sich zu verkehren. – Wie von dem jüdischen Volke gesagt werden kann, daß es gerade darum, weil es unmittelbar vor der Pforte des Heils stehe, das verworfenste sei und gewesen sei; was es an und für sich sein sollte, diese Selbstwesenheit ist es sich nicht, sondern verlegt sie jenseits seiner; es macht sich durch diese Entäußerung ein höheres Dasein möglich, wenn es seinen Gegenstand wieder in sich zurücknehmen könnte, als wenn es innerhalb der Unmittelbarkeit des Seins stehengeblieben [wäre], weil der Geist um so größer ist, aus je größerem Gegensatze er in sich zurückkehrt; diesen Gegensatz aber macht er sich in dem Aufheben seiner unmittelbaren Einheit und in der Entäußerung seines Fürsichseins. Allein wenn ein solches Bewußtsein sich nicht reflektiert, ist die Mitte, worin es steht, die unselige Leere, indem dasjenige, was sie erfüllen sollte, zum festen Extreme [257] geworden ist. So ist diese letzte Stufe der beobachtenden Vernunft ihre schlechteste, aber darum ihre Umkehrung notwendig.

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Conversaciones en Valencia

[El destino de la razón observadora: el dejarse pasar por encima en su propia cumbre; la cumbre de la razón observadora como desdichado vacío]

[340]1Epígrafe: El destino de la razón observadora: el dejarse pasar por encima en su propia cumbre; la cumbre de la razón observadora como desdichado vacío. El instinto de la razón autoconsciente, por poco desbastado que aún esté [y por burdo que aún sea], rechazará (y ello sin el menor reparo, sin darle más importancia) esta supuesta ciencia del cráneo, es decir, rechazará sin reparos ese otro instinto observador de la razón, que se proponía atrapar conocimiento, pero que, de forma carente de espíritu, ha acabado reduciéndolo al formato de que lo exterior es expresión de lo interior. Pero cuanto peor es un pensamiento, tanto menos se ve a veces en qué radica propiamente y en concreto lo malo que es, y, por tanto, más difícil resulta desmenuzado en sus ingredientes. Pues vimos que una idea es tanto peor cuanto más pura y vacía es la abstracción que esa idea tiene por la esencia [es decir, que esa idea o ese pensamiento consideran la esencia]. Pues bien, la contraposición que aquí estamos tratando tiene como miembros suyos la individualidad [Individualität] consciente de sí [consciente de ella misma] y la abstracción de una exterioridad convertida totalmente en cosa, y ello en términos tales que a aquel ser interior del espíritu se lo concibe como un ser [Seyn] parado y fijo, como un ser carente de espíritu. Pero es precisamente con ello como la razón observadora cobra apariencia o aspecto de haber alcanzado su cumbre desde la cual ha de dejarse o abandonarse ella a sí misma y desde la que ella misma ha de dejarse pasar por encima; pues precisamente es lo rematadamente malo [o lo totalmente malo] lo que empieza encerrando en sí la necesidad de que se le dé la vuelta (o de que se pase por encima de ello). Así como del pueblo judío ha podido decirse que precisamente por ser el pueblo que está casi a las puertas de la salvación es y ha sido lo más arrastrado y perdido y tirado por ahí [verworfenstes]; él no se es aquello que él habría de ser en y para sí, él no se es eso en que él habría de consistir, sino que eso [en lo que él habría de consistir] él lo pone allende sí mismo; y por medio de esta enajenación, él se construye la posibilidad de una existencia más alta (con tal de que él fuese capaz de recuperar otra vez dentro de sí ese su objeto) que aquella que podría tener si permaneciese dentro de la inmediatez del ser; pues el espíritu es tanto más grande cuanto mayor es la contraposición a partir de la cual retorna a sí; y esta contraposición él se la crea al suprimir y superar su unidad inmediata y al enajenar su ser-para-sí. Sólo que cuando esa conciencia no se reflicte, el término medio en que [esa conciencia] se encuentra no es sino desdichado vacío, por cuanto que aquello que ese término medio tenía que llenar se ha convertido en extremo fijo y sólido X168X.2Vide infra Algunas aclaraciones X168X. Y así, esta última etapa o nivel de la razón observadora es la peor de todas, pero precisamente por eso es necesaria su inversión, es necesario darle la vuelta.

Algunas aclaraciones

X186X = El resultado es que la autoconciencia es un «hueso», es decir, la autoconciencia es cerebro reducible a su vez a su base físico-química, a cosa inerte, a cosa. Por tanto, la autoconciencia es lo más extraño de sí que ella pudiera imaginarse, es lo absolutamente otro de sí. Pero demos ahora la vuelta a este juicio en el que el predicado es «lo más extraño de sí que ella pudiera imaginarse». Ese predicado lo convertimos ahora en sujeto y decimos: el ser lo absolutamente ajeno a sí es lo que la conciencia es, en lo infinitamente otro de sí misma es en lo que la autoconciencia consiste. Pero esto es la figura de la «conciencia desgraciada», que, por tanto, coincide con la cumbre de la razón científica. Ya dije en una nota al final del cap. IV que la «conciencia desgraciada» era para Hegel el primer esquema completo del concepto absoluto. El resultado final de la razón observadora es el mismo, tomado por el otro cabo. En uno de los fragmentos recogidos en el Apéndice (el que lleva por titulo «La ciencia») esta cumbre de la razón observadora se convierte en el principal hito del proceso de anámnesis en que consiste el saber absoluto.

Pero se diría que la cumbre de la razón observadora es una «conciencia desgraciada» que se afianza y se ata en su carácter de tal, que expulsa al mediador, y, por tanto, que también expulsa y excluye a todo Mediador religioso, pues ¿quién podría convertir un «hueso» en algo que se mueve él mismo? Es decir, no hay vuelta a sí desde el fuera-de-sí al que se ha ido, porque en dicho salir fuera, aquello a donde había de volverse llenándolo, ha quedado declarado algo fijo y sólido y ha quedado convertido en algo fijo y sólido, y, por tanto, no hay sitio para el retorno.

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Conversaciones en Madrid

[340] El crudo instinto de razón autoconsciente desechará sin mirarla siquiera semejante frenología: desechará este otro instinto observante de la misma razón, el cual ha medrado hasta el barrunto del conocimiento, captándolo de ese modo carente de espíritu por el que lo externo es expresión de lo interno. Pero, a veces, ocurre que cuanto peor es un pensamiento, tanto menos se deja ver en dónde está precisamente aquello que lo hace malo, y tanto más difícil se hace explicitarlo. Pues se dice que el pensamiento es tanto más malo cuanto más pura y vacía es la abstracción a la que él le da el valor de la esencia. Pero la oposición de que aquí se trata tiene como extremos a la individualidad consciente de ella misma y la abstracción de la exterioridad que ha devenido completamente cosa: aquel ser interno del espíritu queda aprehendido como ser sólido carente de espíritu, contrapuesto precisamente a tal ser. Con esto, empero, la razón que observa parece haber alcanzado de hecho su punto culminante, a partir del cual tiene que abandonarse y caer dando vuelcos; pues sólo lo que es totalmente malo tiene en sí la inmediata necesidad de invertirse y pervertirse. — Igual que del pueblo judío puede decirse que precisamente por estar a las puertas de la salvación es y ha sido el más reprobado de todos; no se es lo que debiera ser en y para sí, esa esencialidad autónoma, sino que pone ésta más allá de sí mismo; y por esta enajenación y exteriorización se hace posible una existencia más alta, si pudiera volver a llevar su objeto dentro de sí, que si hubiera permanecido estancado dentro de la inmediatez del ser; porque el espíritu es tanto más grande cuanto más grandes sean las oposiciones de las que retorna hacia dentro de sí; pero esta oposición él se la construye al cancelar su unidad inmediata y exteriorizar su ser para si. Sólo que si una conciencia tal no se reflexiona, el término medio en el que ella está es el vacío desdichado, mientras que aquello que supuestamente debiera colmarlo se ha convertido en un extremo fijo y firme. Así, este último nivel de la razón que observa es el peor de todos los suyos, pero precisamente por eso es necesario que la razón se de la vuelta.

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Conversations in Washington

[340] [340]3We kept the numeration given by the editor in the printed edition Without hesitation, the raw instinct of self-conscious reason will reject such a science of phrenology – as well as reject this other observing instinct of self-conscious reason, which, once it has blossomed into a foreshadowing of cognition, has spiritlessly grasped cognition as, “The outer is supposed to be an expression of the inner.” However, the worse the thought is, the less easy it sometimes is to say exactly where its badness lies, and it becomes even more difficult to explicate it. This is so because the thought can be said to be even worse when the abstraction which counts, to itself, as the essence becomes itself all the more pure and all the more empty. However, the opposition which is at issue here has for its elements the individuality which is conscious of itself and the abstraction of an externality that has become entirely a thing – that inner being of spirit grasped as a fixed, spiritless being standing in opposition to that kind of being. – However, it also seems that observing reason has thereby in fact reached its pinnacle, the point where it must abandon itself and upend itself, for only what is entirely bad in itself has the immediate necessity to reverse itself. – As it can be said of the Jewish people that precisely because they immediately stand before the gates of salvation, they are both supposed to be and actually have been the most corrupted of all peoples. What this people should be in and for themselves, this being-themselves,4Selbstwesenheit is what to themselves they are not; instead, they shift it off into an other-worldly beyond of themselves. Through this self-relinquishing,5Entäußerung they make a higher existence possible for themselves which they could achieve if only they could again take their object back into themselves rather than if they had remained within the immediacy of being. This is so because spirit is all the greater, the greater the opposition out of which it returns into itself. Spirit itself produces this opposition in the sublation of its immediate unity and in the self-relinquishing of its being-for-itself. Yet if such a consciousness does not reflect itself, the mediating middle where it stands is the unsanctified void, while what is supposed to bring that mediating middle to its fulfillment has become an unyielding extreme. In that way, this last stage of observing reason is its very worst, and for that reason its complete reversal is necessary.

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Conversaciones en el Atrium

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