Gespräche in der Dämmerung 00339
Parte de:
C. (AA.) Razón [C. (AA.) Vernunft] / V: Certeza y verdad de la razón [V. Gewißheit und Wahrheit der Vernunft] / A. La razón observadora [A. Beobachtende Vernunft] / c. Observación de la relación de la autoconciencia con su realidad inmediata; fisiognómica y teoría del cráneo [c. Beobachtung der Beziehung des Selbstbewußtseins auf seine unmittelbare Wirklichkeit; Physiognomik und Schädellehre]
[Que el ser como tal no es la esencia de la autoconciencia]
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Gespräche in Jena
[339] Was der Meinung selbst bei dieser Ausrede vorschwebt, ist der wahre, sie gerade vertilgende Gedanke, daß das Sein als solches überhaupt nicht die Wahrheit des Geistes ist. Wie schon die Anlage ein ursprüngliches Sein ist, das an der Tätigkeit des Geistes keinen Anteil hat, ein eben solches ist seinerseits auch der Knochen. Das Seiende ohne die geistige Tätigkeit ist ein Ding für das Bewußtsein und so wenig sein Wesen, daß es vielmehr das Gegenteil desselben und das Bewußtsein sich allein wirklich ist durch die Negation und Vertilgung eines solchen Seins. – Es ist von dieser Seite für völlige Verleugnung der Vernunft anzusehen, für das wirkliche Dasein des Bewußtseins einen Knochen auszugeben; und dafür wird er ausgegeben, indem er als das Äußere des Geistes betrachtet wird, denn das Äußere ist eben die seiende Wirklichkeit. Es hilft nichts zu sagen, daß von diesem Äußeren nur auf das Innere, das etwas anderes sei, geschlossen werde, das Äußere nicht das Innere selbst, sondern nur dessen Ausdruck sei. Denn in dem Verhältnisse beider zueinander fällt eben auf die Seite des Inneren die Bestimmung der sich denkenden und gedachten, auf die Seite des Äußeren aber die der seienden Wirklichkeit. – Wenn also einem Menschen gesagt wird: du (dein Inneres) bist dies, weil dein Knochen so beschaffen ist, so heißt es nichts anderes als: ich sehe einen Knochen für deine Wirklichkeit an. Die bei der Physiognomik erwähnte Erwiderung eines solchen Urteils durch die Ohrfeige bringt zunächst die weichen Teile aus Ihrem Ansehen und Lage und erweist nur, daß diese kein wahres Ansich, nicht die Wirklichkeit des Geistes sind; hier müßte die Erwiderung eigentlich so weit gehen, einem, der so urteilt, den Schädel einzuschlagen, um gerade so greiflich, [256] als seine Weisheit ist, zu erweisen, daß ein Knochen für den Menschen nichts an sich, viel weniger seine wahre Wirklichkeit ist.
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[Que el ser como tal no es la esencia de la autoconciencia]
[339]1Epígrafe: Que el ser como tal no es la esencia de la autoconciencia. Lo que tal suposición [o suponer, o Meynung] vislumbra al recurrir a tal escapatoria es un pensamiento verdadero [o idea verdadera], pero un pensamiento verdadero que precisamente acaba con tal suposición; se trata del pensamiento [de la idea] de que el ser [Seyn] como tal no es la verdad del espíritu. Y al igual que ya la disposición es un ser original [ursprüngliches Seyn] [algo con lo que uno se encuentra como perteneciéndole] que, sin embargo, no tiene parte en la actividad del espíritu, de la misma manera lo es también el hueso. El ser, el ente [Seyendes], excluida la actividad espiritual [es decir, lo que está ahí sin actividad espiritual], no es sino una cosa para la conciencia, pero está tan lejos de ser la esencia de la conciencia que más bien es lo contrario de ella, y la conciencia sólo se es real mediante la negación y aniquilación de tal ser [Seyn]. — Por este lado debe considerarse una completa negación de la razón el dar un hueso por existencia real de la conciencia; y por tal se lo da [y por tal cosa es dado el hueso] cuando se lo considera el exterior del espíritu, pues el exterior es precisamente la realidad en su ser, en su quedar ésta ahí [es seyende Wirklichkeit]. Y nada se arregla con decir que con ese exterior no se está haciendo otra cosa que hacer a partir de él inferencias acerca del interior, el cual sería distinto que el exterior, pues el exterior no es lo interior mismo, sino que es sólo la expresión de lo interior. [Nada se arregla con decir eso, nada se arregla con tal forma de restar dramatismo al asunto], pues resulta que, en la relación que exterior e interior guardan entre sí, caen precisamente del lado del interior la determinación de la realidad se-pensante y de la realidad pensada [es decir, cae del lado del interior la determinación o determinaciones que representan la realidad que se piensa a sí misma y la realidad pensada] y del lado del exterior, en cambio, [cae] la determinación de la realidad en su estar-ahí como realidad [seyende Wiklichkeit]; si, pues, a un hombre se le dice: tú (tu interior) eres de tal o cual manera porque tu hueso tiene tales o cuales características; ello difícilmente puede querer decir otra cosa que: considero ese hueso la realidad tuya. La réplica que consideramos en la fisiognómica, que consistía en responder a tal juicio con una bofetada, no empezaba siendo sino un remover a las partes blandas de su prestigio y posición, y sólo pretendía mostrar que dichas partes blandas no eran ningún verdadero en-sí, que no podían ser la realidad del espíritu; en este caso la réplica tendría propiamente que ir más lejos, debería consistir en que a aquel que así juzga, habría que partirle el cráneo, para demostrarle de forma tan gruesa como lo es su propia sabiduría que para el hombre un hueso no es nada en sí, y mucho menos [es] su verdadera realidad.
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[339] Lo que se le antoja a la opinión misma en esta excusa es el pensamiento verdadero, aniquilador precisamente para ella, de que el ser como tal no es en absoluto la verdad del espíritu. Al igual que ya la disposición es un ser primigenio que no tiene parte ninguna en la actividad del espíritu, también el hueso, por su parte, es precisamente un ser tal. Lo ente sin actividad espiritual es una cosa para la conciencia, y es tanto menos su esencia cuanto que es, más bien, lo contrario de ella, y la conciencia sólo se es a sí efectivamente real por la negación y la aniquilación de un ser tal. — Desde este lado, se ha de considerar como una completa denegación de la razón el hacer pasar un hueso por la existencia efectivamente real de la conciencia; y por tal se le hace pasar en cuanto es contemplado como lo externo del espíritu, pues lo externo es precisamente la realidad efectiva que es. En nada ayuda decir que tan sólo se deduce de esto externo lo interno, el cual sería otra cosa diferente, y que lo externo no es lo interno mismo, sino sólo su expresión. Pues en la relación mutua de ambos, lo que cae del lado de lo interno es justamente la determinación de la realidad efectiva que se piensa y se ha pensado, mientras que del lado de lo externo cae la determinación de la realidad efectiva que es. — Así, si se le dice a un hombre: «tú (tu interior) es esto, porque tu hueso tiene tal forma», ello únicamente significa que yo considero un hueso como tu realidad efectiva. La réplica de la bofetada, que ya mencionamos en el caso de la fisiognómica para un juicio como éste, descoloca, por de pronto, las partes blandas, sacándolas de su aspecto y situación, y se limita a demostrar que no son un verdadero en sí, no son la realidad efectiva del espíritu; en este caso, la réplica, propiamente, tendría que seguir hasta meterle un clavo en el cráneo a quien emita tal juicio, y mostrar así tan plásticamente como su sabiduría que, para el hombre, un hueso no es nada en sí, y mucho menos su verdadera realidad efectiva. —
Conversations in Washington
[339] [339]2We kept the numeration given by the editor in the printed edition As it indulges in this subterfuge, what this conjecturing3Meinung has in mind is the true thought that being as such is not the truth of spirit at all, and this thought straightaway demolishes such a subterfuge. As the disposition already is an original being that has no share in the activity of spirit, such an original being, for its part, is also the bone. The existent without spiritual activity is a thing for consciousness. It is so little the essence of consciousness that it is instead the opposite of it, and consciousness is only actual, to itself, through the negation and abolition of such a being. – Taken from this aspect, it is to be regarded as a complete denial of reason to offer a bone as the actual existence of consciousness, and that is what it is professed to be while it is regarded as the outer of spirit, for the outer is just the existing actuality. It is of no help to say that we only infer from the outer to the inner, which is supposed to be something other than the outer, and that the outer is supposed to be not the inner itself but only its expression. For in the relationship of both to each other, the determination of the actuality which thinks of itself and which has subjected itself to thinking falls within the bounds of the inner, and that of existing actuality falls within the bounds of the outer. – However much therefore a person is told, “You, your inner, are constituted in this way because your bones are so constituted,” still this means nothing but that I regard a bone as your actuality. The riposte to such a judgment, namely, a slap in the face as was mentioned in the case of physiognomy, initially brings the soft parts out of their high regard and lofty position, and it only proves both that neither of them is a true in-itself and that they are not the actuality of spirit. – The retort here would really have to go as far as smashing the skull of the person who makes a statement like that in order to demonstrate to him in a manner as palpable as his wisdom that for a person a bone is nothing in-itself and is even less his true actuality.
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