Gespräche in der Dämmerung 00334
Parte de:
C. (AA.) Razón [C. (AA.) Vernunft] / V: Certeza y verdad de la razón [V. Gewißheit und Wahrheit der Vernunft] / A. La razón observadora [A. Beobachtende Vernunft] / c. Observación de la relación de la autoconciencia con su realidad inmediata; fisiognómica y teoría del cráneo [c. Beobachtung der Beziehung des Selbstbewußtseins auf seine unmittelbare Wirklichkeit; Physiognomik und Schädellehre]
[Otra relación entre interior y exterior aparte de la psicología y la fisiognómica. — Espíritu, cerebro y cráneo]
Tabla de contenidos
Gespräche in Jena
[334] Da er ferner auch nicht selbst fühlt, so scheint sich eine bestimmtere Bedeutung für ihn etwa noch so ergeben zu können, daß bestimmte Empfindungen durch die Nachbarschaft erkennen ließen, was mit ihm gemeint sei; und indem eine bewußte Weise des Geistes bei einer bestimmten Stelle desselben ihr Gefühl hat, wird etwa dieser Ort in seiner Gestalt sie und ihre Besonderheit andeuten. Wie z.B. manche bei dem angestrengten Denken oder auch schon beim Denken [251] überhaupt eine schmerzliche Spannung irgendwo im Kopfe zu fühlen klagen, könnte auch das Stehlen, das Morden, das Dichten usf. jedes mit einer eigenen Empfindung begleitet sein, die außerdem noch ihre besondere Stelle haben müßte. Diese Stelle des Gehirns, die auf diese Art mehr bewegt und betätigt wäre, würde wahrscheinlich auch die benachbarte Stelle des Knochens mehr ausbilden; oder diese würde aus Sympathie oder Konsensus auch nicht träge sein, sondern sich vergrößern oder verkleinern oder, auf welche Weise es sei, sich formieren, – Was jedoch diese Hypothese unwahrscheinlich macht, ist dies, daß das Gefühl überhaupt etwas Unbestimmtes ist und das Gefühl im Kopfe als dem Zentrum das allgemeine Mitgefühl alles Leidens sein möchte, so daß sich mit dem Diebs-Mörders-Dichters-Kopf-Kitzel oder Schmerz andere vermischen und sich voneinander sowie von denen, die man bloß körperlich nennen kann, so wenig unterscheiden lassen würden, als aus dem Symptome des Kopfwehs, wenn wir seine Bedeutung nur auf das Körperliche einschränken, sich die Krankheit bestimmen läßt.
Conversaciones en Valencia
[334] Pero como [el cráneo] tampoco siente él mismo, parece que un significado más determinado y concreto para él sólo podría quizá obtenerse aún por la vía de que determinadas sensaciones nos permitiesen conocer (por su vecindad con él) qué es lo que con él se quiere decir [o qué es lo que con él se está indicando o se está denotando], y así si un modo consciente del espíritu [una forma consciente del espíritu] tuviese su sentimiento [su tenerse a sí misma, tuviese su autosentirse] en la vecindad de un determinado sitio del cráneo, resultaría que ese determinado lugar del cráneo, con la forma que tiene, vendría a significar esa forma o modo del espíritu y su particularidad [es decir, la particularidad de esa forma]. Por ejemplo, no falta quien, cuando se esfuerza en pensar, o simplemente cuando se pone a pensar, se queja de sentir cierta tensión dolorosa en algún sitio de la cabeza, y así también el robar, el asesinar, el escribir una novela o el quedarle inspirado a uno un poema, etc., podrían también venir acompañados de una sensación especifica, que, además, habría de tener su lugar particular. Y ese sitio del cerebro, que de esta forma se vería más movido y estaría más en acción, ejercería probablemente su influencia también en la conformación del sitio vecino del hueso, es decir, del sitio vecino del cráneo; o lo que es lo mismo: ese sitio vecino, por simpatía o «consenso» [co-sentimiento],1aus Sympathie oder Konsensus no resultaría inerte, sino que se dilataría, o se encogería, o, del modo que fuere, vería modificada su conformación. — Pero lo que hace improbable esta hipótesis es que el sentimiento en general es algo indeterminado, y, por tanto, ese sentimiento en la cabeza, por cuanto la cabeza es centro, ese sentimiento en la cabeza, digo, tendría que ser, querría ser y acabaría siendo un co-sentimiento universal concerniente a todo padecer y a todo verse-afectado [es decir, un sentimiento general que acompañase a todo padecer], de manera que con el cosquilleo en la cabeza o con el dolor de cabeza que hubiesen de acompañar al robo, al asesinato o a la inspiración novelística o poética se mezclarían otros sentimientos que serían tan difíciles de distinguir entre sí y que serían tan difíciles de distinguir de otros sentimientos que podemos llamar meramente corporales, como es difícil a partir del síntoma del dolor de cabeza, cuando su significado se restringe a lo puramente corporal, determinar de qué enfermedad podría ser síntoma o puede ser síntoma ese dolor.
Conversaciones en Madrid
[334] Como el cráneo mismo, además, no siente, parece que un significado más determinado todavía podría resultar para él de que, por ejemplo, determinadas sensaciones permitieran conocer, por la vecindad, qué es lo que se quiere decir con él; y en tanto que un modo consciente del espíritu tiene su sentimiento en una zona determinada suya, ese lugar, por caso, indicará por su figura las sensaciones y la particularidad de éstas. Igual que, por ejemplo, hay quienes se quejan de una dolorosa tensión en algún sitio de la cabeza cuando se esfuerzan en pensar, o simplemente cuando piensan, también robar, asesinar, hacer poesías, etc. podrían ir acompañados cada uno de una sensación propia que, además, tendría que tener su localización particular. Esa zona del cerebro que fuera más movida y activada de esa manera daría forma también, probablemente, a la zona vecina del hueso; o bien, este último, por simpatía o por consensus X104X,2Consensus. Mantengo la palabra latina que utiliza Hegel, y evito la traducción como «consenso», que en español tendría ya otro significado. tampoco permanecería inerte, sino que se haría más grande o más pequeño, o se formaría del modo que fuese. — Lo que hace improbable esta hipótesis, sin embargo, es que el sentimiento como tal es algo indeterminado, y el sentimiento que hay en la cabeza, en cuanto que ésta es el centro, quisiera ser la simpatía universal de todo padecer, de manera que con el prurito, o el dolor en la cabeza del ladrón, el asesino o el poeta se mezclan otros, y no se dejan diferenciar entre sí, ni de los que pueden llamarse simplemente corporales, igual que a partir del síntoma del dolor de cabeza, si restringimos su significado sólo a lo corporal, no se puede determinar cuál es la enfermedad.
Algunas aclaraciones
X101X = Consensus. Mantengo la palabra latina que utiliza Hegel, y evito la traducción como «consenso», que en español tendría ya otro significado.
Conversations in Washington
[334] [334]3We kept the numeration given by the editor in the printed edition Furthermore, since the skull does not itself feel, it seems that perhaps a more determinate significance could be given to it. Through their proximity to the skull, certain determinate sensations would allow us to recognize4erkennen what the skull is supposed to mean, and as a conscious mode of spirit has its feeling in a determinate place on the skull, then perhaps this place on the skull will indicate by its shape that mode of spirit and its particularity. For example, when engaged in strenuous thinking, some people complain of feeling a painful tension somewhere in the head, or sometimes they even complain when they are thinking at all; likewise, stealing, committing murder, writing poetry, and so forth, might each be accompanied by its own proper feeling, which moreover would have to have its own particular location as well. This location of the brain, which in this manner would be more in motion and be more activated, would most likely also even further develop the neighboring location of the bone. Or this latter location would, out of sympathy or consensus, not be inert but would enlarge or diminish or in whatever way it might compile itself. – What makes such a hypothesis nonetheless improbable is the following. Feeling as such is something indeterminate, and feeling in the head as the center might well be the universal sympathy in all suffering, so that blended in with the thief’s, the murderer’s, or the poet’s tickling or pain in the head, there would be other feelings, and these would be no more easily distinguished from each other than they could be from those which one can call mere bodily feelings. Distinguishing these feelings from each other would be no easier than determining an illness by the symptom of a headache, if we were indeed to restrict its meaning only to bodily matters.
Conversaciones en el Atrium
EN CONSTRVCCION
EN CONSTRVCCION