Gespräche in der Dämmerung 00330

Parte de:

 C. (AA.) Razón [C. (AA.) Vernunft] / V: Certeza y verdad de la razón [V. Gewißheit und Wahrheit der Vernunft] / A. La razón observadora [A. Beobachtende Vernunft] / c. Observación de la relación de la autoconciencia con su realidad inmediata; fisiognómica y teoría del cráneo [c. Beobachtung der Beziehung des Selbstbewußtseins auf seine unmittelbare Wirklichkeit; Physiognomik und Schädellehre]

 

[Otra relación entre interior y exterior aparte de la psicología y la fisiognómica. — Espíritu, cerebro y cráneo]

Gespräche in Jena

[330] In Ansehung der Bestimmung aber, in welcher das Organ des Selbstbewußtseins auf die gegenüberstehende Seite tätige Ursache wäre, kann auf mancherlei Weise hin und her geredet werden; denn es ist von der Beschaffenheit einer Ursache die Rede, die nach ihrem gleichgültigen Dasein, ihrer Gestalt und Größe betrachtet wird, einer Ursache, deren Inneres und Fürsichsein gerade ein solches sein soll, welches das unmittelbare Dasein nichts angeht. Die organische Selbstbildung des Schädels ist zuerst gleichgültig gegen die mechanische Einwirkung, und das Verhältnis dieser beiden Verhältnisse ist, da jenes das Sich-auf-sich-selbst-Beziehen ist, eben diese Unbestimmtheit und Grenzenlosigkeit selbst. Alsdann, wenn auch das Gehirn die Unterschiede des Geistes zu seienden Unterschieden in sich aufnähme und eine Vielheit innerer, einen verschiedenen Raum einnehmender Organe wäre – was der Natur widerspricht, welche den Momenten des Begriffs ein eigenes Dasein gibt, und daher die flüssige Einfachheit des organischen Lebens rein auf eine Seite und die Artikulation und Einteilung desselben ebenso in seinen Unterschieden auf die andere Seite stellt, so daß sie, wie sie hier gefaßt werden sollen, als besondere anatomische Dinge sich zeigen –, so würde es unbestimmt sein, ob ein geistiges Moment, je nachdem es ursprünglich stärker oder schwächer wäre, entweder in jenem Falle ein expandierteres, in diesem ein kontrahierteres Gehirnorgan besitzen müßte, oder auch gerade umgekehrt. – Ebenso ob [249] seine Ausbildung das Organ vergrößerte oder verkleinerte, ob es dasselbe plumper und dicker oder feiner machte. Dadurch, daß es unbestimmt bleibe, wie die Ursache beschaffen ist, ist es ebenso unbestimmt gelassen, wie die Einwirkung auf den Schädel geschieht, ob sie ein Erweitern oder Verengern und Zusammenfallenlassen ist. Wird diese Einwirkung etwa vornehmer als ein Erregen bestimmt, so ist es unbestimmt, ob es nach der Weise eines Kantharidenpflasters auftreibend oder eines Essigs einschrumpfend geschieht. – Für alle dergleichen Ansichten lassen sich plausible Gründe vorbringen, denn die organische Beziehung, welche ebensosehr eingreift, läßt den einen so gut passieren als den anderen und ist gleichgültig gegen allen diesen Verstand.

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Conversaciones en Valencia

[330] Pues bien, en lo que respecta a la determinación conforme a la que el órgano de la autoconciencia [el cerebro] sería una causa que ejercería su actividad sobre la parte que se le opone [el cráneo], a esto, digo, pueden dársele muchas vueltas de múltiples modos; pues se está hablando de la índole de una causa a la que se está considerando en su existencia indiferente (esto es, de una causa que se está considerando conforme a su figura y magnitud), de una causa cuyo interior y cuyo ser-para-sí ha de ser tal que en nada concierna a la existencia inmediata. La autoformación orgánica del cráneo es por de pronto indiferente respecto al influjo y causación mecánicos, y la relación entre estas dos relaciones [la que define el ser para sí del cerebro, indiferente a su existencia externa, y la que define la autoformación del cráneo, indiferente a la causación mecánica], y la relación entre estas dos relaciones, digo, (puesto que la primera es un referirse-a-sí-misma), es, precisamente, esta misma indeterminidad y carencia de límites. Y entonces, aun cuando el cerebro recogiese en sí las diferencias del espíritu convirtiéndolas en diferencias que quedasen ahí delante, y fuese [y consistiese en] una pluralidad de órganos internos que ocupasen diverso espacio (lo cual contradice a la naturaleza, pues ésta da a los momentos del concepto una existencia propia y, por tanto, pone puramente de un lado la fluida sencillez de la vida orgánica, y en el otro lado pone la articulación y división de esa vida asimismo en las diferencias que exhibe, de suerte que esas diferencias se muestren como cosas o entidades anatómicas particulares, siendo así como entonces habría que entenderlas X165X),1Vide infra Algunas aclaraciones X165X. aun cuando el cerebro, digo, recogiese en sí diferencias del espíritu convirtiéndolas en diferencias que quedan-ahí-delante y constituyese una pluralidad de órganos internos que ocupasen espacios diversos [lo cual no es sin más así, piensa el autor], aun así, digo, sería difícil decidir si un determinado momento espiritual, según fuese originalmente más fuerte o más débil, habría de poseer (en el caso de ser más fuerte) un órgano cerebral más amplio o dilatado, o (en el caso de ser más débil) un órgano cerebral más contraído, o precisamente también lo contrario. — Y también seria difícil decidir si su formación [es decir, si su cultivo, es decir, si la ejercitación de ese momento espiritual] debería haber hecho al órgano más grande o debería haberlo hecho más pequeño, o si lo tenía que hacer más tosco y macizo, o más fino. Y, precisamente, porque queda indeterminado cuál es propiamente la índole de la causa [el cerebro], por eso queda indeterminado también cuál es su efecto sobre el cráneo y cómo se produce ese efecto, y si tiene por resultado un aumento, o un estrechamiento, o simplemente un llegar a coincidir [un llegar a solaparse]. Y si el operar [del cerebro sobre el cráneo] queda definido en términos algo más nobles que los de pura excitación, queda indeterminado si [tal operar] se produce a la manera de un emplaste de cantáridas, o actúa arrugando y encogiendo a la manera del vinagre. — Cualquiera sea el punto de vista que a este respecto se adopte, en su favor podrán aducirse razones plausibles, pues la relación orgánica que en cualquier caso interviene o se supone que interviene, permite que ocurra lo uno tan bien como lo otro, y es indiferente respecto a todo este entendimiento [Verstand] [o respecto a todo este modo de entender las cosas y de entenderse].

Algunas aclaraciones

X165X = No entiendo entonces muy bien el sentido de la critica que el autor está haciendo. Diríase que quiere radicalizar a Gall. Pero la teoría de las localizaciones cerebrales de Gall es en definitiva una concepción modular del cortex cerebral que viene a significar que esos módulos cerebrales son «cosas o entidades anatómicas particulares», y así es como hay que entenderlos. O puede que también el autor esté diciendo que no ve mucho sentido a eso de las localizaciones cerebrales, pues del lado del para-sí cerebral sólo debe ponerse la «fluida sencillez de la vida orgánica», cuyo ser-para-otro consistiría en el cráneo. Me inclino a interpretar en el primer sentido (en el sentido de una radicalización de la teoría de Gall) las explicaciones del autor.

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Conversaciones en Madrid

[330] Por lo que respecta, sin embargo, a la determinación en la que el órgano de la autoconciencia fuera causa activa del lado opuesto, se puede discutir y darle vueltas de varias maneras XX*X;2Todo el párrafo reproduce las teorías de Gall sobre las relaciones causales entre la forma del cerebro y la del cráneo. Cf. Gall, F. J.: Des Herrn Dr. F. J. Gall Schreiben über seinen bereits geedigten Prodromus über die Verrichtungen des Gehirns der Menschen und der Thiere, an Herrn Jos. Fr. Von Retzer, op. cit., págs. 318-323. pues de lo que se habla es de la hechura de una causa considerada según su indiferente estar ahí, su figura y su tamaño, de una causa cuyo interior y ser-para-sí deben ser precisamente tales que no atañan en nada a su inmediato estar ahí. La autoformación orgánica del cráneo es, en primer lugar, indiferente frente a la influencia mecánica, y la relación de estas dos relaciones, toda vez que aquélla es el referirse así mismo, es justamente esta indeterminidad y ausencia de límites misma. Por consiguiente, aunque el cerebro registrara dentro de sí las diferencias del espíritu como diferencias que son, y fuera una pluralidad de órganos internos que ocuparan un espacio diverso —cosa que contradice a la naturaleza, la cual le da a los momentos del concepto una existencia propia, y por eso pone puramente de un lado la simplicidad fluida de la vida orgánica, y del otro lado, la articulación y clasificación de esa vida, igualmente en sus diferencias, de tal manera que éstas, tal como deben captarse aquí, se muestren como cosas anatómicas particulares—, quedaría indeterminado si un momento espiritual, según fuera originariamente más fuerte o más débil, tendría que poseer, en el primer caso, un órgano cerebral más expandido, en el segundo, uno más contraído, o bien justamente lo contrario. — Asimismo, queda indeterminado si su formación aumenta o disminuye al órgano, si lo hace más basto y más espeso, o bien más fino. Y al quedar indeterminado cómo está constituida la causa, se deja igualmente indeterminado cómo acontece la influencia sobre el cráneo, si es una expansión, o una reducción o un encogimiento completo. Si, de una manera más elegante, se determina esta influencia como una excitación, queda entonces intedeterminado si ello ocurre inflamándose, al modo de un parche de cantáridas, o disminuyendo, al modo del vinagre. — Para cualquier visión de este género es posible aducir motivos plausibles, pues la referencia orgánica, que interviene en la misma medida, deja pasar al uno tanto como al otro, y es indiferente a todo este entendimiento.

Algunas aclaraciones

XX*X = Todo el párrafo reproduce las teorías de Gall sobre las relaciones causales entre la forma del cerebro y la del cráneo. Cf. Gall, F. J.: Des Herrn Dr. F. J. Gall Schreiben über seinen bereits geedigten Prodromus über die Verrichtungen des Gehirns der Menschen und der Thiere, an Herrn Jos. Fr. Von Retzer, op. cit., págs. 318-323.

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Conversations in Washington

[330] [330]3We kept the numeration given by the editor in the printed edition However, in light of the determination according to which the organ of self-consciousness would be the active cause working on the aspect confronting it, there is much which could be said from this or that angle about it since the issue concerns the makeup of a cause that is studied according to its indifferent existence, its shape and magnitude, of a cause whose inner and whose being-for-itself are what is precisely supposed to have nothing to do with immediate existence. The organic self-formation of the skull is initially indifferent to mechanical influence, and the relation between these two relations, since the former is a relating itself to itself, is this very indeterminateness and boundlessness itself. Furthermore, even if the brain were to incorporate into itself the differences of spirit as existing differences, and if it were to be a plurality of inner organs that each occupied various spaces – this would contradict nature, which gives to each of the moments of the concept their own existence. Nature places the fluid simplicity of organic life purely off to one side, and it likewise places the articulation and division of organic life within its differences off to the other side, so that in the way that they are supposed to be taken here, they would prove themselves to be particular anatomical things – and thus it would be left undetermined whether a spiritual moment, depending on whether it was originally stronger or weaker, would in the former case either have to possess a more expanded brain-organ, or in the latter case a more contracted brain-organ, or else just the other way around. – The same would apply to whether the brain’s training enlarges or reduces the organ, or whether it makes it thicker or finer. Since it remains undetermined how the cause is constituted, it is as a result likewise left undetermined how the influence exerted on the skull is to come about, or whether it is a widening or a narrowing and collapsing of it. Or, to put the matter in somewhat genteel terms, if this influence is determined as a stimulating influence, then it is left undetermined whether this takes place in the manner of a swelling, like that brought about by a cantharides-plaster, or by a shriveling like that brought about by vinegar. – Plausible grounds can be put forward for all those kinds of views since the organic relation, which plays a just as important part, allows one of those views to fit as well as the other, and it is indifferent to all these intellects.4Verstand.

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Conversaciones en el Atrium

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