Gespräche in der Dämmerung 00323

Parte de:

 C. (AA.) Razón [C. (AA.) Vernunft] / V: Certeza y verdad de la razón [V. Gewißheit und Wahrheit der Vernunft] / A. La razón observadora [A. Beobachtende Vernunft] / c. Observación de la relación de la autoconciencia con su realidad inmediata; fisiognómica y teoría del cráneo [c. Beobachtung der Beziehung des Selbstbewußtseins auf seine unmittelbare Wirklichkeit; Physiognomik und Schädellehre]

 

[Otra relación entre interior y exterior aparte de la psicología y la fisiognómica. — Espíritu, cerebro y cráneo]

Gespräche in Jena

[323] Sehen wir nun auf den Umfang der Verhältnisse überhaupt, in welchen die selbstbewußte Individualität zu ihrem Äußeren stehend beobachtet werden kann, so wird eines zurück sein, welches die Beobachtung sich noch zu ihrem Gegenstande machen muß. In der Psychologie ist es die äußere Wirklichkeit der Dinge, welche an dem Geiste ihr sich bewußtes Gegenbild haben und ihn begreiflich machen soll. In der Physiognomik dagegen soll er in seinem eigenen Äußeren als in einem Sein, welches die Sprache – die sichtbare Unsichtbarkeit – seines Wesens sei, erkannt werden. Noch ist die Bestimmung der Seite der Wirklichkeit übrig, daß die Individualität an ihrer unmittelbaren, festen, rein daseienden Wirklichkeit ihr Wesen ausspreche. – Diese letzte Beziehung unterscheidet sich also von der physiognomischen dadurch, daß diese die sprechende Gegenwart des Individuums ist, das in seiner handelnden Äußerung zugleich die sich in sich reflektierende und betrachtende darstellt, eine Äußerung, welche selbst Bewegung ist, ruhende Züge, welche selbst wesentlich ein vermitteltes Sein sind. In der noch zu betrachtenden Bestimmung aber ist endlich das Äußere eine ganz ruhende Wirklichkeit, welche nicht an ihr selbst redendes Zeichen [ist], sondern getrennt von der selbstbewußten Bewegung sich für sich darstellt und als bloßes Ding ist.

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Conversaciones en Valencia

[Otra relación entre interior y exterior aparte de la psicología y la fisiognómica. — Espíritu, cerebro y cráneo X159X]

[323] X159X1Nota al epígrafe: Vide infra Algunas aclaraciones X159X. Si nos fijamos ahora en cuál es el ámbito de las relaciones en las que la individualidad autoconsciente puede ser observada como estando en relación con su exterior, resulta que queda todavía una relación que la observación tendrá que convertir en objeto. En la psicología es la realidad externa de las cosas la que habría de producir en el espíritu [actuando sobre él] una imagen [o réplica] suya consciente de sí misma y [de rechazo] habría de volver comprensible el espíritu. Para la fisiognómica, en cambio, el espíritu habría de ser conocido en su propio exterior, en cuanto siendo ese exterior su propio ser [el propio ser del espíritu], el cual ser [Seyn] sería lenguaje [Sprache], y, por tanto, sería la visible invisibilidad de su ser [Wesen], de aquello en que el espíritu consiste. [Y ahora viene la nueva relación que la observación ha de convertir en objeto]. Y queda todavía la determinación del lado de la realidad o del lado de realidad, conforme al que la individualidad no expresaría su ser [Wesen] sino en esa su realidad inmediata y puramente existente [en la realidad inmediata y puramente existente de la individualidad] [es decir, en la realidad de la individualidad, que simplemente ahí está, sin ser propiamente lenguaje]. Y, por tanto, esta última relación [la relación que vamos a pasar a considerar que no es ni la psicológica ni la fisiognómica] se distingue de la fisiognómica en que ésta [la fisiognómica] se refiere a la hablante actualidad o dicente presencia del individuo, el cual, en la exteriorización que consiste en su hacer [en su exteriorización agente], ofrece a la vez una exteriorización que consiste en reflexn en sí y en contemplación de sí [esto es, una exteriorización que acompaña su hacer, que consiste en reflexión en sí del agente, en contemplarse o verse éste haciendo], una exteriorización o manifestación, por tanto, que ella misma es movimiento, rasgos quiescentes o quietos que [sin embargo] son esencialmente ellos mismos un ser mediado. En cambio, en la relación que vamos aún a considerar, lo externo es realidad enteramente quiescente, que no es en ella misma un signo que diga y hable, sino que se presenta por sí misma, separada del movimiento autoconsciente.

Algunas aclaraciones

X159X = Hegel pasa a considerar ahora las teorías de Franz Joseph Gall y de su discípulo Johann Kaspar Spurzheim sobre la localización cerebral de las facultades mentales. Gall y Spurzheim inician el debate contemporáneo sobre ello. En el espíritu se darían facultades separadas, como son la memoria, la inteligencia, la percepción, el lenguaje, etc. Esas facultades tendrían localizaciones precisas en el cerebro. Cada una de esas regiones ejercería presión sobre la correspondiente zona del cráneo, dando lugar a específicas prominencias óseas. Bastaría determinar el sistema de prominencias y concavidades del cráneo de una persona para hacer un inventario psicológico de sus facultades. La mayor parte de la obra de Gall y Spurzheim está escrita en francés. Y casi toda ella está disponible en los correspondientes sitios de Internet. El lector haría muy bien en recurrir a los artículos «Cerveau» y «Cràne» firmados por Gall y Spurzheim en el Dictionaire des sciences médicales, vol. 7, París, 1813, págs. 447-449 y págs. 260-266 respectivamente. Aunque ambos artículos son muy posteriores a la Fenomenología del espíritu, recogen de forma clara, sucinta y muy bien articulada las posiciones a las que Hegel se refiere en lo que sigue. Como verá el lector, Hegel no ve nada claro el asunto de la correspondencia entre cerebro y cráneo, pero acepta la dirección de las investigaciones de Gall y Spurzheim en el sentido de que (1) en ellas el espíritu queda reducido a su base neurofisiológica y de que (2) ésta se reduce a su vez a aquello en que lo orgánico recobra la continuidad con lo inorgánico. Es decir, Hegel se está tomando correctamente las investigaciones de Gall y Spurzheim en el sentido en que se las suele tomar hoy en historia de la neurofisiología.

La teoría acerca de la relación entre cerebro y cráneo, debida sobre todo a Spurzheim, dio lugar a toda una caza de calaveras de difuntos ilustres, a la que no escapó la calavera de Kant, de la que todos los científicos del momento admiraron su admirable tersura. Goethe se trajo de su viaje a Italia un vaciado de la calavera de Rafael. A ello se refiere Unamuno en un artículo «La calavera de Rafael», recogido en M. de Unamuno, En torno a las artes, Espasa-Calpe, Madrid, 1975, págs 105 ss.

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Conversaciones en Madrid

[323] Si ahora dirigimos nuestra mirada hacia toda la extensión de las relaciones en general en las que puede observarse a la individualidad autoconsciente frente su exterior, veremos que vuelve una cosa que la observación ha de hacer todavía objeto suyo. En psicología, es la realidad efectiva externa de las cosas la que debe tener en el espíritu su contraimagen consciente, haciéndola concebible. En la fisiognómica, en cambio, el espíritu debe ser reconocido en su propio exterior como en un ser que es, se dice, el habla —la invisibilidad visible de su esencia—. Queda todavía la determinación del lado de la realidad efectiva, por la que la individualidad enunciaría su esencia en su realidad efectiva inmediata, firme, que está limpiamente ahí. — Esta última referencia se diferencia, entonces, de la referencia fisiognómica en que ésta última es la presencia elocuente del individuo, el cual, en su externalización agente presenta a la vez la externalización que se refleja y considera dentro de sí, una externalización que es ella misma movimiento, rasgos en calma que son ellos mismos, esencialmente, un ser mediado. Pero, en la determinación que aun se ha de examinar, lo externo es, finalmente, una realidad efectiva completamente en reposo, que no es signo que hable en ella misma, sino que, separada del movimiento autoconsciente, se presenta para sí, y es como mera cosa.

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Conversations in Washington

[323] [323]2We kept the numeration given by the editor in the printed edition If we look now at the range of the relationships themselves in which self-conscious individuality can be observed to be standing with regard to its outer, there will still be one relationship left over which observation has as yet to make its object. In psychology it is the external actuality of things which is supposed to have its self-aware counterpart within spirit and which is supposed to make spirit comprehensible. In physiognomy, on the other hand, spirit is supposed to be cognized in its own outer as in a being, which is language – the visible invisibility of its essence. What remains still open is the determination of the aspect of actuality which concerns individuality expressing its essence in its immediate, fixed, purely existing actuality. – This latter relation is therefore to be distinguished from the physiognomic as a result of its being the speaking presence of the individual, who in his expressive speech-act3handelnden Äußerung exhibits at the same time the outward expression reflecting itself into itself and studying itself, an expression which is itself movement, and motionless physical traits which are themselves essentially a mediated being. However, in the determination still up for examination, the outer is finally an entire motionless actuality which is not in its own self a speaking sign but which, separated from self-conscious movement, presents itself for itself and is as a mere thing.

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