Gespräche in der Dämmerung 00291
Parte de:
C. (AA.) Razón [C. (AA.) Vernunft] / V: Certeza y verdad de la razón [V. Gewißheit und Wahrheit der Vernunft] / A. La razón observadora [A. Beobachtende Vernunft] / a. Observación de la naturaleza [a. Beobachtung der Natur]
[c.3.2. Lo orgánico conforme a este lado externo; su género, su especie, su individualidad]
[c.3.2.a. Libertad del género y libertad del peso específico, la diferencia entre lo inorgánico y lo orgánico, la esencia de la vitalidad]
Tabla de contenidos
Gespräche in Jena
[291] Es wurde vorhin die Beziehung des Äußeren und Inneren an der Gestalt, welche der Beobachtung sich darstellen soll, sogleich zu der Sphäre des Unorganischen herübergenommen;1Vide supra 00287. die Bestimmung, welche sie hierherzieht, kann jetzt näher angegeben werden, und es ergibt sich von da noch eine andere Form und Beziehung dieses Verhältnisses. Bei dem Organischen nämlich fällt überhaupt das hinweg, was bei dem Unorganischen die Möglichkeit einer solchen Vergleichung des Inneren und Äußeren darzubieten scheint. Das unorganische Innere ist ein einfaches Inneres, das für die Wahrnehmung als seiende Eigenschaft sich darbietet; seine Bestimmtheit ist daher wesentlich die Größe, und es erscheint als seiende Eigenschaft gleichgültig gegen das Äußere oder die vielen anderen sinnlichen Eigenschaften. Das Fürsichsein des Organisch-Lebendigen aber tritt nicht so auf die Seite gegen sein Äußeres, sondern hat das Prinzip des Andersseins an ihm selbst. Bestimmen wir das Fürsichsein als einfache sich erhaltende Beziehung auf sich selbst, so ist sein Anderssein die einfädle Negativität, und die organische Einheit ist die Einheit des sichselbstgleichen Sichaufsichbeziehens und der reinen Negativität. Diese Einheit ist als Einheit das Innere des Organischen; dies ist hierdurch an sich allgemein, oder es ist Gattung. Die Freiheit der Gattung gegen ihre Wirklichkeit aber ist eine andere als die Freiheit der spezifischen Schwere gegen die Gestalt. Die der letzteren ist eine seiende Freiheit, oder daß sie als besondere Eigenschaft auf die Seite tritt. Aber weil sie seiende Freiheit ist, ist sie auch nur eine Bestimmtheit, welche dieser Gestalt wesentlich angehört [221] oder wodurch diese als Wesen ein Bestimmtes ist. Die Freiheit der Gattung aber ist eine allgemeine und gleichgültig gegen diese Gestalt oder gegen ihre Wirklichkeit. Die Bestimmtheit, welche dem Fürsichsein des Unorganischen als solchem zukommt, tritt daher an dem Organischen unter sein Fürsichsein, wie sie an dem Unorganischen nur unter das Sein desselben tritt; ob sie daher schon an diesem zugleich nur als Eigenschaft ist, so fällt ihr doch die Würde des Wesens zu, weil sie als das einfache Negative dem Dasein als dem Sein für Anderes gegenübersteht; und dies einfache Negative ist in seiner letzten einzelnen Bestimmtheit eine Zahl. Das Organische aber ist eine Einzelheit, welche selbst reine Negativität [ist] und daher die fixe Bestimmtheit der Zahl, welche dem gleichgültigen Sein zukommt, in sich vertilgt. Insofern es das Moment des gleichgültigen Seins und darin der Zahl an ihm hat, kann sie daher nur als ein Spiel an ihm, nicht aber als das Wesen seiner Lebendigkeit genommen werden.
Conversaciones en Valencia
[c.3.2. Lo orgánico conforme a este lado externo; su género, su especie, su individualidad]
[c.3.2.a. Libertad del género y libertad del peso específico, la diferencia entre lo inorgánico y lo orgánico, la esencia de la vitalidad]
[291]2Epígrafe de Hegel: c.3.2. Lo orgánico conforme a este lado externo; su género, su especie, su individualidad. X110X3Nota al epígrafe del autor, vide infra Algunas aclaraciones X110X. XX*X4Otro epígrafe: c.3.2.a. Libertad del género y libertad del peso específico, la diferencia entre lo inorgánico y lo orgánico, la esencia de la vitalidad. X111X5Nota al epígrafe: vide infra Algunas aclaraciones X111X. Antes la relación [que se da] entre el exterior y el interior en lo que respecta a la forma [Gestalt] con que esa relación habría de ofrecerse a la observación quedó enseguida desplazada [o nos ha quedado enseguida desplazada] a la esfera de lo inorgánico [a la relación entre peso específico y conjunto entero de notas externas, o entre densidad específica y cohesión];6Cf. supra, 00287. y la determinación que dicha relación arrastra aquí consigo [que dicha determinación introduce en lo inorgánico al experimentar tal traslado o tal transferencia] vamos a estudiarla ahora con más detalle, y a partir de ello nos resultará además otra forma y relación distinta en ese mutuo haberse de ambos lados. Pues resulta que en lo orgánico desaparece aquello que, precisamente, en lo inorgánico parece ofrecer la posibilidad de tal comparación entre el exterior y el interior. El interior inorgánico es un interior simple, que se ofrece a la percepción como una propiedad existente [como una propiedad que estuviese ahí]; su determinidad es, por tanto, esencialmente la magnitud [la cantidad], y ese interior inorgánico aparece, en cuanto propiedad existente [en cuanto propiedad que está ahí], aparece, digo, indiferente frente a lo externo, frente a las otras múltiples propiedades sensibles. Pues bien, [a diferencia de lo que ocurre con lo interior inorgánico] el ser-para-sí de lo vivo orgánico, no aparece puesto en tales términos al lado de su exterior, sino que ese ser-para-sí tiene en él mismo el principio del ser-otro X112X.7Él es otro de sí en su coincidir consigo, o es igual a sí mismo en su estar difiriendo de sí, o es un diferir de sí en el estar coincidiendo consigo, es decir, es autorreferencia, por tanto, algo que no es sino estando a la vez más allá de sí, más allá desde el que vuelve sobre sí y coincide consigo. Si [398] definimos el ser-para-sí como relación consigo mismo que se conserva y mantiene a sí misma, resulta que su ser-otro [en que él se consiste] es la negatividad simple, y la unidad orgánica es entonces la unidad del referirse-a-sí-mismo igual-a-sí-mismo y la pura negatividad X113X.8Es la unidad que forman la igualdad del referirse a sí mismo y la no coincidencia consigo (el ser otro de sí mismo) que posibilita a ese referirse y a aquella igualdad. Esta unidad es, en cuanto unidad, el interior de lo orgánico; y lo orgánico, por medio de ello, es en sí universal X114X,9Vide infra Algunas aclaraciones X114X. o es género [Gattung]. Y esta libertad del género respecto a su propia realidad es una libertad distinta que la libertad de la densidad específica respecto a la forma o Gestalt [es decir, respecto al conjunto de propiedades externas, resumibles en la de cohesión]. La libertad del peso específico es una libertad que está ahí existiendo y que, en cuanto siendo y existiendo, aparece como una propiedad particular aliado de las demás propiedades. Pero porque es una libertad que es, es decir, porque es una libertad que queda ahí como propiedad, resulta también que no es sino una determinidad que pertenece esencialmente a esa forma o Gestalt [es decir, que no pertenece en definitiva sino a ese exterior], y por medio de la cual esa forma o Gestalt, en cuanto ser [Wesen], es un determinado ser. La libertad del género, en cambio, es una libertad universal X115X,10Es un quedar más allá de toda realidad o de todo momento particular que pueda ser parte integrante de eso orgánico, y no al lado de ello; esto es lo que aquí se quiere decir con «universalidad». e indiferente frente a esa forma o Gestalt y, por tanto, indiferente frente a su propia realidad [es decir indiferente frente a la propia forma o Gestalt, como siendo esa forma o Gestalt la existencia externa del género]. En lo orgánico, por tanto, la determinidad que conviene al ser-para-sí de lo inorgánico como tal pasa a quedar bajo su ser-para-sí [es decir, pasa a quedar bajo el ser-para-sí de lo orgánico]; mientras que en lo inorgánico esa determinidad no queda sino bajo el ser [Seyn] de lo inorgánico X116X;11En el caso de lo orgánico, pues, la cosa es ya en sí universal, es decir, ella queda más allá de su propia existencia como particularidad, ella es el quedar por encina de su propia existencia como particularidad, o la particularidad en que la cosa consiste es ya en sí universal en el sentido indicado. Tenga presente el lector esta idea de que lo orgánico queda más allá de su particularidad o singularidad (de su Einzelnheit), para entender la noción de género. y aunque en éste esa determinidad no sea a la vez sino como siendo una propiedad más, a esa determinidad le compete, sin embargo, la dignidad de la esencia [es decir, es ella la que constituye la esencia], ya que esa determinidad, en cuanto lo Negativo simple [peso especifico], se contrapone a la existencia en cuanto ser-para-otro [cohesión]; y esto negativo simple, en su determinidad última individual [einzeln], es un número. Lo orgánico, en cambio, es una individualidad [Einzelnheit] que es ella misma pura negatividad y que, por tanto, elimina en sí la fija determinidad del número que conviene al ser [Seyn] en la indiferencia de éste [en la indiferencia que caracteriza al Seyn] [esa fija determinidad del número en que se expresa el peso específico, en cambio, es la que decide sobre la esencia en el caso de lo inorgánico]. Y [por tanto] en cuanto lo orgánico contiene también en él [399] el momento de ese ser indiferente, o de ese ser en su indiferencia [en la indiferencia que caracteriza a ese ser] y, por tanto, tiene en él el momento del número, tal determinidad sólo puede tenerla [o habrá de ser considerada] como un juego en él o como un jugar él consigo, pero esa determinidad no podrá tomarse por la esencia de la vitalidad de lo orgánico [es decir, como aquello en que lo orgánico consiste como vivo].
Algunas aclaraciones
X110X
En su elusión del concepto en que lo orgánico consiste, la razón observadora se ve llevada a considerar la relación entre los fragmentos del concepto como una relación entre un interior y un exterior. El autor pasa a considerar una tercera forma de ver la relación entre el interior y el exterior, a la que la razón observadora de lo orgánico se ve llevada. La primera forma de observación de lo orgánico que el autor consideró fue aquella en que se trataba de la relación del interior con el «exterior de ese interior». La segunda forma de observación que el autor examinó, fue aquella conforme a la que a lo orgánico se lo veía transitar a lo inerte. En la tercera forma de consideración de lo orgánico que el autor va a pasar a examinar ahora vuelve a trasparecer casi por entero la naturaleza del concepto, y el autor, por tanto, si no la hace suya, sí acaba convirtiéndola o transformándola en una consideración del autor. Se diría que la autoconciencia ve ahora ella delante de sí su propia estructura de concepto, a ella misma, y así pasamos al cap. V, A, b, aunque propiamente en él la autoconciencia otra vez se yerre.
X111X
Lo que sigue es quizá la parte más «dura» del presente cap. V, A, a. Hegel pasa a explicar la diferencia entre género, especie e individuo. Y la explica en la perspectiva de la diferencia entre la vida orgánica y la conciencia, entre la vida y la vida autoconsciente. Por tanto, lo hace suministrando un sorprendente esbozo de la diferencia entre naturaleza, naturaleza viva e historia.
X112X
Él es otro de sí en su coincidir consigo, o es igual a sí mismo en su estar difiriendo de sí, o es un diferir de sí en el estar coincidiendo consigo, es decir, es autorreferencia, por tanto, algo que no es sino estando a la vez más allá de sí, más allá desde el que vuelve sobre sí y coincide consigo.
X113X
Es la unidad que forman la igualdad del referirse a sí mismo y la no coincidencia consigo (el ser otro de sí mismo) que posibilita a ese referirse y a aquella igualdad.
X114X
Como hemos indicado más arriba, para el autor la esencia de lo orgánico es la estructura de negatividad que convierte en momento evanescente cualquier particularidad que sea ingrediente de ella; es, por tanto, un quedar en sí más allá de toda particularidad suya y de su propia particularidad en conjunto; es, por tanto, en sí universalidad. Es esto a lo que Hegel llama género [Gattung]. Así lo ha llamado ya a principios del cap. IV. Ahora, en lo que sigue, va a definir la relación entre género (Gattung), especie (Art), e individuo (Einzelnes).
X115X
Es un quedar más allá de toda realidad o de todo momento particular que pueda ser parte integrante de eso orgánico, y no al lado de ello; esto es lo que aquí se quiere decir con «universalidad».
X116X
En el caso de lo orgánico, pues, la cosa es ya en sí universal, es decir, ella queda más allá de su propia existencia como particularidad, ella es el quedar por encina de su propia existencia como particularidad, o la particularidad en que la cosa consiste es ya en sí universal en el sentido indicado. Tenga presente el lector esta idea de que lo orgánico queda más allá de su particularidad o singularidad (de su Einzelnheit), para entender la noción de género.
Conversaciones en Madrid
[291] Anteriormente XX*X,12Vide supra 00287. la referencia de lo externo y de lo interno fue transferida directamente, en la figura que debe presentarse a la observación, a la esfera de lo inorgánico; la determinación que la trae hasta aquí puede indicarse ahora más de cerca, y a partir de ello resulta todavía otra forma y otra referencia de esta relación. En lo orgánico, en efecto, no tiene ya lugar lo que en lo inorgánico parecía ofrecer la posibilidad de una comparación semejante de lo interno y lo externo. Lo interno inorgánico es algo interno simple, que se ofrece para la percepción como propiedad que es; de ahí que su determinación sea esencialmente la magnitud, y, en cuanto propiedad que es, aparece de manera indiferente frente a lo externo, o frente a las muchas otras propiedades sensibles. Pero el ser-para-sí de lo vivo-orgánico no se pone así a un lado frente a lo externo suyo, sino que tiene en él mismo el principio del ser-otro. Si determinamos el ser-para-sí como referencia simple a sí mismo que se conserva, su ser-otro será la negatividad simple, y la unidad orgánica es la unidad del referirse a sí igual-a-sí-mismo y de la negatividad pura. Esta unidad es, en cuanto unidad, lo interno de lo orgánico; por lo que éste es en sí universal, o bien, en otros términos, es un género. Pero la libertad del género frente a su realidad efectiva es otra que la libertad del peso específico frente a la figura. La de este último es una libertad que es, o dicho en otros términos, que se pone de un lado en cuanto propiedad particular. Pero, por ser libertad que es, es también sólo una única determinidad que pertenece esencialmente a esta figura o por la que ésta, en cuanto esencia, es algo determinado. Mientras que la libertad de género es una libertad universal, y es indiferente frente a esta figura, o frente a su realidad efectiva. Por eso, la determinidad que corresponde al ser-para-sí de lo inorgánico en cuanto tal, en lo orgánico, entra bajo su ser-para-sí; del mismo modo que, en lo inorgánico, entra sólo bajo el ser del mismo; por eso, aunque, a la vez, esté ya en éste sólo como propiedad, le corresponde, sin embargo, la dignidad de la esencia, porque ella, la determinidad, en cuanto lo negativo simple, se enfrenta a lo que está ahí en cuanto ser para otro; y esto negativo simple, en su determinidad singular última, es un número. Pero lo orgánico es una singularidad que es ello mismo negatividad pura, y por eso, aniquila dentro de sí la determinidad fija del número, que corresponde al ser indiferente. En la medida en que lo orgánico tiene en ello el momento del ser indiferente, y con ello, el del número, éste puede ser tomado, entonces, sólo como como un juego en ello, en lo orgánico, pero no como la esencia de su vitalidad.
Algunas aclaraciones
XX*X = Vide supra 00287.
Conversations in Washington
[291] [291]13We kept the numeration given by the editor in the printed edition Previously, the relation between the inner and outer in the shape which was supposed to be exhibited for observation was directly taken over to the sphere of the inorganic.14Vide supra 00287. The determination that it brought with it can now be stated more precisely, and it yields yet another form and relation among these relationships. What in the organic completely breaks down is what seems to offer the possibility of such a comparison of inner and outer in the domain of the inorganic. The inorganic inner is a simple inner, which offers itself up to perception as an existing property. Thus, its determinateness is essentially that of magnitude, and it appears as an existing property which is indifferent towards the outer or towards the plurality of other sensuous properties. However, the being-for-itself of the organically-living does not stand off to one side as opposed to what is its outer; rather, it has the principle of otherness in its own self. If we determine being-for-itself as simple self-preserving relation to itself, then its otherness is simple negativity, and organic unity is the unity of the self-equal self-relating-to-itself and pure negativity. This unity is, as unity, the inner of the organic. The organic is thereby in itself universal, or it is the genus. However, the freedom of the genus with regard to its actuality is something other than the freedom of specific gravity with regard to the shape. The freedom of the latter is an existing freedom, or it takes its stand on one side as a particular property. However, because it is an existing freedom, it is also only One Determinateness, which essentially belongs to this shape, or it is that through which this shape as essence is a determinate essence. However, the freedom of the genus is a universal freedom and is indifferent to this shape, or indifferent to its actuality. The determinateness which corresponds to the being-for-itself of the inorganic as such therefore comes on the scene in the realm of the organic as being subsumed under the organic’s being-for-itself, just as in the inorganic it is subsumed under the being of the inorganic. Hence, whether that determinateness is in that being at the same time only as a property, it nonetheless falls to its lot to have the dignity of being the essence because, as the simple negative, it confronts existence as being for an other. This simple negative, in its final singular determinateness, is number. However, the organic is a singularity, which is itself pure negativity, and it thus abolishes within itself the fixed determinateness of number which is appropriate for indifferent being. Insofar as the organic has in it the moment of indifferent being and thereby that of number, number itself can thus only be taken as a kind of play in the organic but not as the essence of its vitality.
Conversaciones en el Atrium
EN CONSTRVCCION
EN CONSTRVCCION