Gespräche in der Dämmerung 00289

Parte de:

 C. (AA.) Razón [C. (AA.) Vernunft] / V: Certeza y verdad de la razón [V. Gewißheit und Wahrheit der Vernunft] / A. La razón observadora [A. Beobachtende Vernunft] / a. Observación de la naturaleza [a. Beobachtung der Natur]

 

[c.3.1. El interior del exterior: el peso específico y el exterior del exterior: la pluralidad de notas físicas; el peso específico y la cohesión convertidos en propiedades indiferentes; la idea de ley como de una relación cuantitativa entre esas propiedades; de cómo a la conciencia observadora se le vuelve a escapar otra vez aquí, en esta forma de considerar la relación entre interior y exterior, su objeto que era lo orgánico]

Gespräche in Jena

[289] Weil nun die Negativität hier nicht als Bewegung des Prozesses, sondern als beruhigte Einheit oder einfaches Fürsichsein aufgefaßt ist, so erscheint sie vielmehr als dasjenige, wodurch das Ding sich dem Prozesse widersetzt und sich in sich und als gleichgültig gegen ihn erhält. Dadurch aber, daß dies einfache Fürsichsein eine ruhige Gleichgültigkeit gegen Anderes ist, tritt die spezifische Schwere als eine Eigenschaft neben andere; und damit hört alle notwendige Beziehung ihrer auf diese Vielheit oder alle Gesetzmäßigkeit auf. – Die spezifische Schwere als dies einfädle Innere hat nicht den Unterschied an ihr selbst, oder sie hat nur den unwesentlichen; denn eben ihre reine Einfachheit hebt alle wesentliche Unterscheidung auf. Dieser unwesentliche Unterschied, die Größe, müßte also an der anderen Seite, welche die Vielheit der Eigenschaften ist, sein Gegenbild oder das Andere haben, indem er dadurch überhaupt erst Unterschied ist. Wenn diese Vielheit selbst in die Einfachheit des Gegensatzes zusammengefaßt und etwa als Kohäsion bestimmt wird, so daß diese das Fürsichsein im Anderssein wie die spezifische Schwere das reine Fürsichsein ist, so ist diese Kohäsion zuerst diese reine im Begriffe gesetzte Bestimmtheit gegen jene Bestimmtheit, und die Manier des Gesetzgebens wäre die, welche oben bei der Beziehung der Sensibilität auf die Irritabilität betrachtet worden. – Alsdann ist sie ferner als Begriff des Fürsichseins im Anderssein nur die Abstraktion der Seite, die der spezifischen Schwere gegenübersteht, und hat als solche keine Existenz. Denn das Fürsichsein im Anderssein ist der Prozeß, worin das Unorganische sein Fürsichsein als eine Selbsterhaltung auszudrücken hätte, welche es dagegen [218] bewahrte, aus dem Prozesse als Moment eines Produkts herauszutreten. Allein dies eben ist gegen seine Natur, welche nicht den Zweck oder Allgemeinheit an ihr selbst hat. Sein Prozeß ist vielmehr nur das bestimmte Verhalten, wie sein Fürsichsein, seine spezifische Schwere sich aufhebt. Dies bestimmte Verhalten, worin seine Kohäsion in ihrem wahren Begriffe bestehen würde, aber selbst und die bestimmte Große seiner spezifischen Schwere sind ganz gleichgültige Begriffe gegeneinander. Wenn die Art des Verhaltens ganz außer acht gelassen und auf die Vorstellung der Größe eingeschränkt würde, so könnte etwa diese Bestimmung gedacht werden, daß das größere spezifische Gewicht, als ein höheres Insichsein, dem Eingehen in den Prozeß mehr widerstände als das geringere. Allein umgekehrt bewährt die Freiheit des Fürsichseins sich nur in der Leichtigkeit, mit allem sich einzulassen und sich in dieser Mannigfaltigkeit zu erhalten. Jene Intensität ohne Extension der Beziehungen ist eine gehaltlose Abstraktion, denn die Extension macht das Dasein der Intensität aus. Die Selbsterhaltung aber des Unorganischen in seiner Beziehung fällt, wie erinnert, außer der Natur derselben, da es das Prinzip der Bewegung nicht an ihm selbst hat oder da sein Sein nicht die absolute Negativität und Begriff ist.

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Conversaciones en Valencia

[289] Ahora bien, como aquí [a diferencia de lo que, como vimos más arriba, sucedía en el interior de la primera cara o lado, es decir, a diferencia de lo que sucedía en el interior del lado interior] la negatividad [que representa el peso específico] no se entiende como movimiento del proceso [como el movimiento en que consiste el proceso], sino que se concibe como unidad quiescente o como ser-para-sí simple, resulta que esa negatividad aparece más bien como aquello por medio de lo cual la cosa se resiste al proceso y se mantiene en sí misma y [se mantiene] como indiferente respecto a él. Pero, precisamente, porque este simple o sencillo ser-para-sí es una quieta indiferencia respecto a lo otro, el peso específico [o la densidad específica] no aparece sino como una propiedad junto a otras. Y con ello cesa toda relación necesaria del peso específico con esa pluralidad [de propiedades], o cesa toda legiformidad. — El peso específico, en cuanto este simple interior [o interior simple], no tiene la diferencia en él mismo [no es portador en sí mismo de diferencia], o sólo porta en él mismo diferencia inesencíal; pues precisamente esa su simplicidad pura supera o suprime toda distinción esencial. Esta diferencia inesencial, que es la que el peso especifico tiene, la de la magnitud, debería tener en el otro lado X100X,1Hemos quedado en que la densidad específica es el «interior del exterior». Por tanto, el «otro lado» habrá de ser «el exterior del exterior». el cual otro lado es la pluralidad de propiedades, debería tener en el otro lado, digo, su contraimagen o imagen simétrica o lo otro, pues sólo mediante eso otro y respecto a eso otro podría empezar o empieza siendo la diferencia que es. Y si esta pluralidad misma se la resume o recoge en la simplicidad de la contraposición, es decir, se la reduce a la simplicidad de una sola contraposición, y, por ejemplo, se la determina o define como cohesión X101X,2Aquí Hegel se estaría refiriendo directamente a la posición de H. Steffen en la página 161 del libro indicado (vide nota X99X en párrafo anterior), que Bonsiepen y Heede reproducen en la página 502 de la edición alemana de la Fenomenología del espíritu, que estamos empleando. de suerte que esa cohesión fuese el ser-para-sí en el ser-otro X102X,3Vide infra Algunas aclaraciones X102X. al igual que el peso específico es el puro ser-para-sí o el ser-para-sí puro, resulta que esa cohesión no sería por de pronto sino esa determinidad pura (la del peso específico) puesta en el concepto X103X4En el concepto en que consiste ese ser-para-sí en el ser-otro. frente a la determinidad del peso específico solo, y el procedimiento, a la hora de obtener leyes sobre ello, sería aquel que ya hemos considerado al hablar de la relación entre sensibilidad e irritabilidad [el procedimiento sería, pues, el de correlacionar ambos lados, en este caso el peso específico y la cohesión, con lo que sólo se obtendrían enunciados tautológicos] X104X.5Es lo que hace Heinrich Steffen en el mencionado lugar, y a ello se está refiriendo Hegel. — Pero, segundo, esa cohesión, en cuanto concepto del ser-para-sí en el ser-otro X105X,6Vide infra Algunas aclaraciones X105X. o en cuanto siendo el concepto del ser-para-sí en el ser-otro, es sólo la abstracción del lado [la abstracción que representa el lado] que se contrapone al peso específico, y que como tal abstracción no tiene ninguna existencia. Pues el para-sí en el ser-otro es el proceso en el que lo inorgánico habría de expresar su ser-para-sí como autoconservación, que lo habría de proteger de salir del proceso como momento de un producto [es decir, como momento que consistiese sólo en ser producto]. Pero precisamente esto [es decir, el comportarse en términos de tal autoconservación] es contra la naturaleza de lo inorgánico, la cual naturaleza no tiene en sí misma [no comporta ella en sí misma] el fin o la universalidad X106X.7Vide infra Algunas aclaraciones X106X. Más bien, su proceso [ese proceso de lo inorgánico] es sólo el determinado comportamiento de cómo su ser-para-sí, es decir, de cómo su peso específico, se suprime y supera [sin la conservación que define a lo orgánico, es decir, se cancela a sí mismo como interior]. Pero este determinado comportamiento en que consistiría su cohesión en el verdadero concepto de ésta, este determinado comportamiento, digo, y la determinada magnitud de su peso específico son conceptos completamente indiferentes el uno respecto del otro. Si dejásemos completamente de lado el tipo de comportamiento y nos restringiésemos a la noción de magnitud, esta determinación podría pensarse diciendo, por ejemplo, que un peso específico mayor, o una densidad específica mayor, en cuanto un ser-cabe-sí [Insichseyn] superior, ofrecería más resistencia a entrar en [el] proceso que uno inferior. Sólo que sucede a la inversa: la libertad X107X8Vide infra Algunas aclaraciones X107X. del ser-para-sí muéstrase sólo en la facilidad de entablar relaciones con todos y de conservarse en esta diversidad. Esa intensidad o intensión [la de la densidad específica], sin la extensión de las relaciones [o sin la extensión que representan las relaciones], es una abstracción carente de contenido, pues la extensión constituye la existencia de la intensión. Ahora bien, la conservación de lo inorgánico en las relaciones que lo inorgánico entabla, cae, como hemos dicho, fuera de la naturaleza de esa relación [o de esas relaciones], pues lo inorgánico no tiene en sí mismo el principio del movimiento, o lo que es lo mismo: su ser no es la absoluta negatividad y concepto.

Algunas aclaraciones

X100X

Hemos quedado en que la densidad específica es el «interior del exterior». Por tanto, el «otro lado» habrá de ser «el exterior del exterior».

X101X

Aquí Hegel se estaría refiriendo directamente a la posición de H. Steffen en la página 161 del libro indicado (vide nota X99X en párrafo anterior), que Bonsiepen y Heede reproducen en la página 502 de la edición alemana de la Fenomenología del espíritu, que estamos empleando.

X102X

En el estar ahí lo orgánico puesto como exterior, o puesto en su ser para otro. Estamos hablando del lado interno de lo simplemente inorgánico o de lo orgánico desplazado hacia lo inorgánico, a eso es a lo que se refiere la expresión «interior del exterior» o «densidad específica» como lado interno de la «cohesión» que eso exterior ofrece; se trata de nociones bien toscas y de una correlación bien tosca entre ellas. En todo caso se nos hace difícil entender eso de «densidad especifica» como el interior de un exterior (interpretado como «cohesión» del cuerpo), a todo lo cual queda desplazado el concepto que es lo orgánico, en ese su carácter de quedar-ahí como concepto, es decir, en su existencia como concepto. Esta trama de nociones no es fácil de entender (quizá por lo inverosímil que resulta), pero una vez entendida, tampoco resulta demasiado difícil. Cuando el lector no se desespera y logra enterarse de lo que esta diciendo Hegel, le llama ciertamente la atención la desenvoltura con la que Hegel se apropia la discusión de la «filosofía natural» organicista de fines del siglo XVIII y principios del XIX. Pero, como ya he dicho, al apropiársela lo hace críticamente, pues hay para Hegel una idea sobre la que vuelve una y otra vez, a saber: sobre el carácter de concepto del organismo, sobre el carácter de «sistema autopoiético» que el organismo tiene. El organismo consiste en estar siendo su propio producto, el cual producto no es otro que ese mismo estarse haciendo. El organismo sólo es lo que es por ser autorreferencia, por no ser lo que es sino quedando a la vez más allá de sí mismo y refiriéndose a sí desde ese más allá en que consiste, por ser autoigualdad desde el ser él mismo otro de sí mismo. Es ello lo que define lo vivo como tal y lo que constituye la discontinuidad de lo vivo con lo inorgánico. Ahora bien, precisamente ese su ser producto que ahí está, precisamente ese su constar de ingredientes que ahí están, y que pueden considerarse abstractamente en su estar ahí como cosas, eso es lo que funda la continuidad del organismo con lo inorgánico, es el lado por el que el organismo guarda continuidad con lo inerte; este lado lo mismo en lo orgánico que en lo inorgánico tiene una doble cara, la interna que es la densidad específica y la externa que es la cohesión, y a la vez, al final del presente cap. V, A, a, lo inorgánico volverá a quedar puesto en conexión con el proceso de la vida universal.

X103X

En el concepto en que consiste ese ser-para-sí en el ser-otro.

X104X

Es lo que hace Heinrich Steffen en el mencionado lugar, y a ello se está refiriendo Hegel.

X105X

Es decir, ser-para-sí, ser fin en sí, y sólo mediante ello ser para otro, es la autorreferencia que rompe la continuidad del ser-para-otro, que rompe la continuidad de lo inorgánico. La determinidad (por ejemplo) de lo blanco, que sólo lo es no siendo la de otro color y, por tanto, como otra de la de los otros colores, es, si se quiere un para-sí, pero sin aquella autorreferencia, y, por tanto, no rompe la continuidad (no se suelta de lo inorgánico). Lo mismo sucedería con la cohesión.

X106X

Es decir, lo inorgánico no es un fin en sí mismo y lo orgánico si lo es. Esto último comporta, como hemos visto, que lo orgánico consiste en automovimiento que convierte en evanescente todo ingrediente particular del que consta, por tanto, que queda más allá de él, que queda más allá de toda particularidad suya, y este quedar más allá de la particular es lo que entendemos por universalidad. Por tanto, lo orgánico, por tener la estructura del concepto, de ser un fin en sí, comporta en sí o lleva en sí o tiene en sí la universalidad.

X107X

Libertad debe entenderse aquí en el significado explicado más arriba, en el de negatividad referida a sí misma (vide notas a 00259). Libre lo es la existencia autoconsciente como negatividad referida a sí misma que está ahí como tal para sí misma. Lo orgánico es negatividad referida a sí misma, pero que no está ahí para sí misma como tal. El organismo es negatividad referida a sí misma. Es independiente (libre) de cualquier momento suyo, pero no lo es respecto a su ser entero y en conjunto. Eso sólo lo es la negatividad referida a sí misma que está ahí para sí misma como tal, es decir, la vida autoconsciente. Por tanto, una cosa es la libertad del organismo —como en 00259— y otra cosa completamente distinta la libertad de la existencia autoconsciente —como en 00177—, pero ambas cosas están radicalmente emparentadas.

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Conversaciones en Madrid

[289] Ahora bien, como la negatividad no está aquí aprehendida en cuanto movimiento del proceso, sino en cuanto unidad calmada o ser para sí simple, aparece, más bien, como aquello por medio de lo cual la cosa se opone al proceso, y se conserva dentro de sí y como indiferente frente a él. Mas, por el hecho de que este ser-para-sí simple es una indiferencia tranquila frente a lo otro, el peso específico entra como una propiedad junto a otras; y con ello cesa toda referencia necesaria del peso hacia esta pluralidad. o bien, cesa toda adecuación a una ley. — El peso específico, en cuanto esto interno simple, no tiene la diferencia en él mismo, o bien, sólo tiene la diferencia inesencial; pues, precisamente, su simplicidad pura pone en suspenso toda diferenciación esencial. Esta diferencia inesencial, la magnitud, tendría, entonces, que tener en el otro lado, que es la pluralidad de las propiedades, su contraimagen o lo otro, en tanto que sólo por él, y no antes, llega ella a ser diferencia en general. Si se resume esta pluralidad misma en la simplicidad de la oposición, y se determina como cohesión, por ejemplo, de manera que ésta sea el para sí en el ser-otro, igual que el peso específico es el ser-para-sí puro, tal cohesión es entonces, primeramente, esta determinidad pura puesta en el concepto frente a aquella determinidad, y la manera de atribuir leyes sería la que hemos considerado arriba con la referencia de la sensibilidad a la irritabilidad XX*X.9Vide infra Algunas aclaraciones XX*X. — Por consiguiente, además, en cuanto concepto del ser para sí en el ser-otro, es sólo la abstracción del lado que está frente al peso específico, y no tiene, como tal, existencia alguna. Pues el ser-para-sí en el ser-otro es el proceso en el que lo inorgánico tendría que expresar su ser-para-sí como una autoconservación que le guardara, en cambio, de salir del proceso como momento de un producto. Sólo que esto va justamente en contra de su naturaleza, la cual no tiene en ella misma el fin o la universalidad. Su proceso es, más bien, solamente el comportamiento determinado, igual que su ser-para-sí cancela y asume su peso específico. Pero este comportamiento determinado mismo, donde su cohesión consistiría en el concepto verdadero de ese peso específico, y la magnitud determinada de su peso específico son uno para otro, recíprocamente, conceptos completamente indiferentes. Si se deja de atender completamente al modo de comportamiento, y nos restringimos a la representación de la magnitud, entonces, esta determinación podría pensarse, por ejemplo, como que el peso específico mayor, en cuanto que fuera en mayor medida un ser-dentro-de-sí, se resistiera a entrar y fundirse en el proceso más que el peso específico menor. Pero, mirado a la inversa, la libertad del ser-para-sí sólo se acredita en la liviandad, la facilidad para dejarse arrastrar en todo y conservarse en medio de esa multiplicidad. Aquella intensidad sin extensión de las referencias es una abstracción sin enjundia, pues es la extensión lo que constituye el estar ahí de la intensidad. Pero la autoconservación de lo inorgánico en su referencia cae, como ya hemos recordado, fuera de la naturaleza de ésta, ya que no tiene en él mismo el principio del movimiento, o dicho en otros términos, ya que su ser no es la negatividad absoluta y ni es concepto.

Algunas aclaraciones

XX*X = Hegel piensa en la definición que da Steffens de la proporción entre cohesión y densidad específica. Steffens distinguía entre una serie de metales coherentes y otros menos coherentes, de manera que en cada uno la coherencia y la densidad específica se hallan en proporción inversa. Cf. Steffens, H.: Beyträge zur innern Naturgeschichte der Erde, Friburgo, 1801, p. 129. Schelling había seguido, en principio, esta concepción. Cf. Schelling. F. W. J.: Darstellung meines Systems der Philosophie, en SW I/4, 154 y sigs. Más adelante Steffens modificará su propia teoría: cf. Steffens, H.: Grundzüge der philosophischen Naturwissenschaft. Zum Behuf seiner Vorlesungen, Berlín, 1806, p. 88. En lo que concierne a la terminología, especialmente en el uso que hace del término Cohäsion, Hegel sigue de cerca a Schelling. Véase, por ejemplo, la afirmación de Schelling en su Der Ferneren Darstellungen aus dem System der Philosophie Andrer Theil: «Die Cohäsion (…) ist die Impression der Selbst — oder lchheit in der Materie». En SW I/4, 452: también p. 454.

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Conversations in Washington

[289] [289]10We kept the numeration given by the editor in the printed edition Now because negativity is here taken not as a movement of the process, but as unity brought to rest, or as simple being-for-itself, it appears instead as that through which the thing resists the process and through which it maintains itself within itself as indifferent with regard to the process. However, as a result of this simple being-for-itself being a motionless indifference with regard to an other, specific gravity appears as one property alongside others, and all necessary relation on its part to this plurality, or all conformity to law, thereby ceases. – The specific gravity as this simple inner does not have difference in its own self, or it only has non-essential difference in itself since its pure simplicity itself sublates every essential difference. This non-essential difference, magnitude, thus had to have its counterpart, or its other, in the other aspect, or the plurality of properties, as it is only as a result that it is difference at all. However much this plurality itself is gathered up into the simplicity of opposition, and is determined, say, as cohesion, such that this cohesion is being-for-itself in otherness in the way that specific gravity is pure being-for-itself, still this cohesion is, first of all, this pure determinateness posited in the concept in contrast to that previous determinateness, and the mode of legislation would be what has been considered above in the discussion of the relation of sensibility to irritability. – Furthermore, cohesion, as the concept of being-for-itself in otherness, is only the abstraction of that aspect opposed to specific gravity and as such has no existence. This is so because being-for-itself in otherness is the process within which the inorganic would have to express its being-for-itself as a self-conservation, which, on the other hand, would keep it from moving out of the process as a moment of a product. Yet this goes exactly against its nature, which in its own self has no purpose or universality. Rather, its process is only the determinate conduct by which its specific gravity, just like its being-for-itself, sublates itself. This determinate conduct in which its cohesion would consist in its true concept and the determinate magnitude of its specific gravity are concepts entirely indifferent to each other. However much that kind of conduct were to be entirely ignored, and however much attention was confined to the representation of magnitude, still this determination could perhaps be thought of in this way: The greater specific weight, as a higher inwardly-turned-being, would resist entering into the process more than would a less specific weight. Yet conversely, the freedom of being-for-itself preserves itself only in the ease with which it lets itself get involved with everything and maintains itself within this diversity. That intensity without the extension of relations is a vacuous abstraction, for extension constitutes the existence of intensity. However, the self-conservation of the inorganic in its relation falls, as noted, outside the bounds of its nature, since it does not contain the principle of movement in its own self, or since its being is not absolute negativity and the concept.

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Conversaciones en el Atrium

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