Gespräche in der Dämmerung 00275
Parte de:
C. (AA.) Razón [C. (AA.) Vernunft] / V: Certeza y verdad de la razón [V. Gewißheit und Wahrheit der Vernunft] / A. La razón observadora [A. Beobachtende Vernunft] / a. Observación de la naturaleza [a. Beobachtung der Natur]
[c.1.2. El interior y su exterior]
Tabla de contenidos
Gespräche in Jena
[275] Aber den Gegensatz der Momente so aufgefaßt, wie er an dem Dasein ist, so sinken Sensibilität, Irritabilität, Reproduktion zu gemeinen Eigenschaften herunter, die gegeneinander ebenso gleichgültige Allgemeinheiten sind als spezifische Schwere, Farbe, Härte usf. In diesem Sinne kann wohl beobachtet werden, daß ein Organisches sensibler oder irritabler oder von größerer Reproduktionskraft sei als ein anderes, – sowie daß die Sensibilität usf. des einen der Art nach von der eines anderen verschieden sei, eins sich gegen bestimmte Reize anders verhalte als ein anderes, wie das Pferd anders gegen Hafer als gegen Heu und der Hund wieder anders gegen beide usf., sosehr als beobachtet werden kann, daß ein Körper härter ist als ein anderer usf. – Allein diese sinnlichen Eigenschaften, Härte, Farbe usf., sowie die Erscheinungen der Reizempfänglichkeit für Hafer, der Irritabilität für Lasten oder der Anzahl und Art, Junge zu gebären, aufeinander bezogen und miteinander verglichen, widerstreiten wesentlich einer Gesetzmäßigkeit. Denn die Bestimmtheit ihres sinnlichen Seins besteht eben darin, vollkommen gleichgültig gegeneinander zu existieren und die des Begriffs entbundene Freiheit der Natur viel mehr darzustellen als die Einheit einer Beziehung, viel mehr ihr unvernünftiges Hin- und Herspielen auf der Leiter der zufälligen [209] Größe zwischen den Momenten des Begriffs als diese selbst.
Conversaciones en Valencia
[275] Pues bien, cuando la contraposición de los momentos [sensibilidad, irritabilidad, reproducción] se la entiende tal como ella es en la existencia [es decir, en la configuración o forma que esos momentos cobran], resulta entonces que la sensibilidad, la irritabilidad y la reproducción se rebajan y convierten, por decirlo así, en propiedades comunes [pasan a funcionar como si sólo fuesen propiedades comunes] que representan las unas respecto a las otras universalidades [esto es, universales, o propiedades universales] tan indiferentes como el peso específico, el color, la dureza, etc. En este sentido puede, ciertamente, observarse que un organismo [que algo orgánico en general] tiene mayor sensibilidad o irritabilidad, o tiene mayor fuerza reproductiva que otro, así como puede observarse que la sensibilidad, etc., de uno es, conforme a su especie [Art] distinta de la del otro, que uno se comporta frente a determinados estímulos de forma distinta que otro, como el caballo se comporta de modo distinto ante la avena que ante la paja, y el perro, a su vez, se comporta de forma distinta respecto a ambas, etc. — Sólo que estas propiedades sensibles, como son la dureza, el color, etc., así como los fenómenos de receptividad estimúlica para la paja, de la irritabilidad para las cargas [en lo que respecta a soportar o no las cargas], o del número de crías que se paren (y del modo de parirlas), referidas esas propiedades las unas a las otras y comparadas entre sí, repugnan esencialmente al intento de someterlas a legiformidad. Pues la determinidad del ser sensible de esos fenómenos consiste precisamente en existir de forma perfectamente indiferente los unos respecto a los otros, y en exponer [ellos] [o en ser ellos exposición de] la libertad de la naturaleza desligada del concepto [la libertad de la naturaleza en cuanto desligada del concepto], más bien que la unidad de una relación, en exponer el irracional juego del ir y venir esas propiedades por la escala de una magnitud contingente y de una proporcionalidad contingente entre los momentos del concepto más bien que esos momentos mismos.
Conversaciones en Madrid
[275] Pero cuando se aprehende la oposición de los momentos tal como ella es en la existencia, la sensibilidad, la irritabilidad y la reproducción descienden hasta ser propiedades comunes, generalidades tan mutuamente indiferentes como lo son el peso específico, el color, la dureza, etcétera. En este sentido, puede observarse muy bien que un ser orgánico es más sensible, o más irritable, o tiene más fuerza de reproducción que otro; —y también que la sensibilidad, etc. del uno es, por su especie, diversa de la del otro, que uno se comporta frente a un estímulo determinado de modo distinto que otro, como el caballo se comporta de modo distinto frente a la avena que frente al heno, y el perro frente a ambos, etc.; puede observarse eso tanto como puede observarse que un cuerpo es más duro que otro, y así sucesivamente. — Sólo que estas propiedades sensibles, la dureza, el color y demás, así como los fenómenos de la receptividad a los estímulos de la avena, de la irritabilidad frente a las cargas, o la cantidad y tipo de crías que se pueden parir, cuando se las refiere unas a otras y se las compara entre sí, se resisten esencialmente a cualquier conformidad con una ley. Pues la determinidad de su ser sensible consiste precisamente en existir en perfecta indiferencia recíproca, y en presentar, más bien, la libertad de la naturaleza desligada del concepto como la unidad de una referencia, presentar más bien su jugar irracionalmente, subiendo y bajando por la escalera de las magnitudes contingentes que haya entre los momentos del concepto, que estos momentos mismos.
Conversations in Washington
[275] [275]1We kept the numeration given by the editor in the printed edition However, if the opposition of the moments is grasped as it is in existence itself, then sensibility, irritability, and reproduction subside into being ordinary properties, which are universals that are just as indifferent towards one another as are specific weight, color, hardness, and so on. In this sense, it can indeed be observed that one organic being could be said to be more sensitive or more irritable, or to have a greater reproductive power than another – in the way that it can be observed that the sensibility, etc., of one organic being may according to its species be said to be different from that of another, or that one may be said to behave differently from another with regard to a given stimulus in the way that a horse behaves differently towards oats than it does towards hay, and the way a dog behaves differently towards both, and so on. These differences can as easily be observed as it can be observed that one body is harder than another, and so on. – If consideration is taken of such sensuous properties such as hardness, color, etc., as well as the phenomena of responsiveness to the stimulus of oats, of irritability for burdens, or of the number and kind of young that can be born, then when they are related to and compared with each other, they essentially stand in conflict with any kind of lawfulness. For the determinateness of their sensuous being consists just in their existing in complete indifference to each other and in exhibiting the freedom of nature unbound from the concept instead of exhibiting the unity of a relation. It exhibits not so much these moments themselves as it does nature’s irrational playing up and down the scale of contingent magnitudes which lie between the moments of the concept.
Conversaciones en el Atrium
EN CONSTRVCCION
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